Esta producción de la Staatsoper de Berlín sobre Don Givonani es actualmente un icono. No fue así desde el principio. Se estrenó en el Festival de Salzburgo y suscito una controvertida lucha entre quienes la aplaudieron y quienes la abuchearon. Al final fue aceptada como «la mejor puesta en escena de Don Giovanni de las últimas décadas de las puestas en escena del Festival de Salzburgo», en opinión de Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real.
LA DRAMATURGIA
La dirección escénica corre cargo de Claus Guth, y manifiesta su gran alegría el poder dirigir «esta obra maestra» en Salzburgo, donde dirigió todas las óperas con libretos de Lorenzo Da Ponte. Una pregunta fundamental que Claus se ha planteado desde siempre es: «¿Por qué en esta ópera, Don Giovanni sufre tanta presión para conseguir el amor y por qué fracasa tanto en lograrlo, porque todas sus aventuras parecen acabar mal?» Respondiendo a este interrogante se le ocurrió extraer a la vida y el amor lo más posible en poco tiempo porque sabe que va a morir. Sabe que el tiempo que tiene es limitado. Se me ocurrió que el Comendador, el padre de Doña Anna, hiere de muerte a Don Giovanni en el duelo que mantienen, de modo que Don Giovanni está mortalmente herido y sabe que las dos horas que transcurren son las dos últimas. Entonces trata de inhalar lo máximo posible de la belleza y la vida que le queda. Esta perspectiva tiene consecuencias importantes y cambia nuestra comprensión del personaje. Al ser consciente de que va a morir y lo mismo que nosotros cuando nos damos cuenta de nuestra finitud abordamos la vida de otra manera. UN BOSQUE PARA DON GIOVANNI
La escenografía es un tanto particular: un romántico bosque de abetos, de naturaleza exuberante pero hostil y maléfica. En palabras de Joan Matabosch viene a ser un espacio simbólico de «cruising» sórdido sobre un escenario giratorio que nos permite constatar, como «voyeurs», el peligro y la fascinación morbosa de cada episodio; un lugar plausible, además, para que se escondan un asesino herido y su amigo «junkie», y acaso el único rincón donde pueden compartir su amistad tierna y sólida, íntima y cómplice hasta lo emocionante; protegidos por una selva escarpada que es también una alegoría del subconsciente. La inspiración, según Claus, parte de considerar a Don Giovanni como un animal moribundo que buscaría lo más profundo del bosque para morir. Otra fuente inspiradora es la palabra alemana Om him lit, que se refiere a un bosque nocturno, en el que el hombre no se siente cómodo, ya que está en una situación extraña. Alrededor de esa idea de extrañeza en que los hombres se sienten en ese bosque como animales, la situación social jerárquica normal no se aplica. Pero no solamente Don Giovanni sino también los otros personajes. Todos están alejados de su situación normal y racional, y sí dentro de un túnel de emociones muy profundas que hacen que no se reconozcan los personajes. por ejemplo tenemos a Doña Elvira con una fijación continua por Don Giovanni, pero luego está Doña Anna que también es igual de adicta a Don Giovanni, aunque afirme continuamente lo contrario. Es un absoluto caos de emociones ajenas a la conciencia. Aparte del elemento de inseguridad apuntado el Bosque para Claus es un lugar donde nos proyectamos en muchos sentidos: nos podemos sentir realmente vivos, un lugar donde esconderse, donde amara salvajemente, donde sentir el cuerpo, aparte de sentir la naturaleza como es un bosque con los pájaros. Es un lugar donde las sensaciones son muy vívidas, muy fuertes. En el ensayo yo estaba explicando a Doña Anna y Doña Elvira cómo moverse en el Bosque. Para Elvira el Bosque es su enemigo. Sabe que está en un proceso de volverse loca e intenta siempre mantener el control, pero le resulta difícil: le pican las arañas, tiene una piedra en el zapato…Eso se debe a que el Bosque es un lugar de no control. Doña Anna, en cambio, mantiene una relación muy aburrida con su prometido. Es una mujer rica, mimada y descubre en este Bosque nuevas pasiones. Parece que este Bosque encaja bien con lo más profundo de su vida interior. PERSONAJES REALES El Don Juan literario tiene que luchar con su época que le controla la sexualidad y está imbuido de normas religiosas. Muchos de los jóvenes actuales ha desmitificado sexualidad y religiosidad. Por eso Claus subraya que hemos intentado que los personajes fueran reales. Don Giovanni está en un contexto en el que sabe que su tiempo es limitado y ahí es donde entra el papel de la religión o de las normas morales. Estamos en un Bosque en el que todos los personajes están solos y se sienten inseguros. Las normas morales y la religión está ahí y pueden ser una base bajo nuestros pies, pero, por otro lado, pueden cuestionarse. Es lo que hace Don Giovanni en esta ópera. El Don Juan literario deambula entre la villanía fanfarrona y la admiración de mujeres y hombres. Ellas lo adoran y ellos desean imitarlo. Nuestro Don Giovanni oscilaentre momentos depresivos de debilidad y momentos de euforia en que siente que el poder físico y mental tiene explosiones de energía. Este contrasteviene expresado en la música para él que un tanto excepcional, pues sólo tiene un aria muy breve y se canta a tal velocidad que es casi imposible de interpretar. Refleja directamente la presión que sufre el personaje. Está en una situación de tiempo limitado, incluso en la música que es una de las arias más cortas del mundo de la ópera. ¿LA PANDEMIA INTERVIENE? Una de las dimensiones de la figura de Don Juan es su actividad vital frente a la no conciencia de la muerte, algo que la Pandemia ha trastocado y que podría haber influido en el montaje original. Claus declara: No hay cambios en la puesta en escena, pero hablando con el escenógrafo y figurinista Christian Schmidt, que ya estaba en el montaje que se creó hace 20 años, hemos pensado en esto. Vivimos en un contexto en el que tenemos una absoluta inseguridad con respecto a nuestras vidas y esto sí que puede cambiar por parte de la visión del público. Tenemos más motivos para reflexionar sobre la caducidad de la vida o sobre la posibilidad de la muerte que cuando se creó este montaje. Cambio en la dramaturgia no hay, pero quien lo vio en Salzburgo hace 20 años la producción ha ido cambiando, y no coincide exactamente. Sí coincide a nivel conceptual. LA VERSIÓN DE VIENA Ivor Bolton se encarga de la dirección musical. Una de las dificultades de este Don Giovanni son las diversas versiones que existen, lo cual provoca ciertos caos. Ivor Bolton aclara:
Existen dos versiones la de Praga de 1787 y la de Viena 1778 que es básicamente la que nosotros vamos a hacer, aunque la situación es más complicada de lo que pueda parecer. Mozart escribía para los cantantes. Tenía esa famosa Elvira y por eso está el aria para piano destinada a esa cantante. Tenía un tenor muy lírico para Octavio y, probablemente, el aria Il mio tesoro en Viena está escrita para él en lugar de Il mio tesoro de Praga. El tenor que tenía en Praga era muy hábil con notas muy largas seguidas de mucha coloratura. De hecho el papel de La Clemenza di Tito fue creado para él. Es decir escribe para los cantantes. Ocurre lo mismo con la escena última del libreto, el sexteto. A veces se interpreta y otras veces no. Nosotros hemos optado por la Versión de Viena sin esa escena última. Los dos corte que hay son el dúo de Leporello y Zerlina, y el aria para el virtuosista tenor de Praga. Lo que hemos hecho es que esos dos fragmentos los interpretamos en los Enfoques del Viernes 11 (CLICK). Hay que destacar que esta ópera, desde el principio, es la única que ha permanecido en el repertorio junto con Las bodas de Fígaro. Las otras se incorporaron más tardíamente. Eso hace que haya sufrido la influencia de muchas cosas, incluyendo arias y conjuntos de fuentes distintas. Quiere decir que hay múltiples interpretaciones de cómo debe ser esta ópera. No obstante es la obra de mayor influencia en su tiempo antes de Wagner, y con un gran atractivo. Esta versión de Viena es la más ajustada dado su evocación romántica. Según Ivor Bolton a Don Giovanni pertenece a las obras maestras de todos los tiempos.
Es la mejor de las cuatro óperas de Mozart. Todos sabemos que sus «ensembles» (conjuntos) son característicos y por ellos se distinguen las óperas de Mozart-Da Ponte. Hay varias arias muy concretas, el cuarteto del primer acto, el sexteto del segundo acto y los dos finales. Es la ópera que tiene la mayor orquestación y hay un momento concreto en que hay dos o tres orquestas interpretando simultáneamente a ritmos distintos. En Francia se decía que las orquesta francesas eran incapaces de conseguir armonizar tres orquestas en tres tempos distintos. Esto les producía problemas. Luego tenemos el famoso «finale» del segundo acto, donde se introducen los trombones para expresar el reconocimiento de Don Giovanni de su destino, al aparecer el fantasma del Comendador, algo que se evocaba ya en la Obertura. Es una partitura de una inmensa riqueza que evoca esta sensibilidad dramática que explica que haya sido tan popular a lo largo del tiempo. Un momento musical a destacar es la Obertura. Ivor la califica de muy interesante, porque evoca directamente lo que viene detrás. Es como una herencia de Gluck que le transmite a Mozart. Eso ya está en Ifigenia in Tauride (CLICK), y es la primera vez que en Mozart la obertura conduce a esa escena de Leporello y después a la escena del duelo. Es muy innovador. Dado que Gluck muere poco después del estreno del Don Giovanni de Praga, es como si le hubiera transmitido su herencia. Esto lo vuelve a hacer en Cosí fan tutte,(CLICK) INTÉRPRETES El reparto está compuesto por «voces mozartianas«: los barítonos Christopher Maltman y Adrian Eröd (Don Giovanni), los bajo-barítonos Erwin Schrott y Marko Mimica (Leporello), las sopranos Anett Fritsch y Federica Lombardi (Donna Elvira), los tenores Mauro Peter y Airam Hernández (Don Ottavio), las sopranos Brenda Rae, Adela Zaharia y María José Moreno (Donna Anna), y también Louise Alder y Marina Monzó (Zerlina), así como los bajos Krzysztof Baczyk y Cody Quattlebaum (Masetto), y Tobias Kehrer y Goran Juric (El comendador). Joan Matabosch recuerda a las intérpretes españolas: María José Moreno (Donna Anna), que ha tenido una relación muy estrecha con el Teatro Real; Marina Monzó (CLICK), cantante joven que hizo una maravillosa interpretación en La Favorita (CLICK) hace unos años, y Airam Hernández (Don Ottavio) que es un tenor que ha estado durante muchísimos años en el Coro del Liceo y que, en un momento dado, hizo el despliegue internacional. En el Teatro Real ya había cantado. Hizo uno de los hombres armados, un papel pequeño, en La Flauta Mágica, pero en estos momentos su carrera es espectacular. Se ha convertido en uno de los miembros del «Ensemble» de la Ópera de Zurich y va a ser un placer enorme en tenerlo en este papel de Don Ottavio, que es ya es un papel de un compromiso enorme y esperamos que sea un paso importante en su carrera.
FUNCIÓN PRECIO
Título: Don Giovanni Producción de la Staatsoper de Berlín, procedente del Salzburger Festpiele
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