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EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO. UNA GRAN FANTASIA A PERFILAR
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El sueño de una noche de verano es de los títulos shakesperianos a los que se vuelve continuamente…Morboria, lo encara a partir de una fantasiosa ambientación… |
EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO
Todo este cotarro lo trajinan 10 actores, los cuales dan vida a 29 personajes. El asombro no está tanto en el número como en la rapidez de cambio y de incorporación de dichos personajes hasta el punto que no se distingue al actor original bajo todas esas caracterizaciones. Yo estaba situado en la fila número 2 y ni por esas. Morboria, en este aspecto, son artífices magistrales en el camuflaje, tanto a nivel de caracterización como de interpretación. Son auténticos magos cuya imaginación no tiene límites. Y puestos en esta magia de la multiplicidad de personajes en pocos actores, existe un tendón de Aquiles. Como el poder de bilocación no es posible, a no ser para el mundo televisivo que en la misma hora vemos al mismo personaje en dos canales distintos, en la adaptación se ven obligados a cambiar el Acto quinto en el que se reúnen comediantes, aristócratas y seres mitológicos. Los ingenuos comediantes representan la tragedia de Píramo y Pisbe ante duques y los seres del bosque. Aquí ya es imposible la trilocación y Morboria opta por sustituir a duques y reyes del bosque por nosotros, el público de la platea. Podemos imaginar que los seres de la ficción estén en algún palco. El espectador, al menos yo, puede experimentar una fractura narrativa y lo de los comediantes-artesanos termina por ser un pegote, cuando en el original no lo es, porque en el fondo la reunión de todos viene a ser lo que ahora se ha dado en llamar “happening” o lo que los Ballets Clásicos resolvían con los bailes en las llamadas Bodas de los amantes protagonistas. Con, sólo, 10 actores tiene difícil solución. En el original esta representación va más allá de un simple “happening”. Los comentarios de los nobles alternados con la representación es, por parte de Shakespeare, un pequeño tratado sobre el teatro e incluso sobre los propios sinsabores del amor en la pareja, así como una leve crítica paródica a las tragedias amorosas. Ello es lo que da unidad a los tres niveles de seres que pueblan el mundo, pero aquí palidece. Morboria opta por protagonizar la representación de los comediantes-artesanos y se decanta por la parodia circense de los payasos, a nivel interpretativo. Lo pasamos bien y el público es cuando más se ríe y disfruta. Si a nivel de caracterización e interpretación el grupo Morboria es magistral, tengo mis dudas sobre el registro interpretativo elegido. Me explico: durante toda la obra sobresale un cierto sentido farsesco – acentuada en los artesanos -, lo cual le da una pátina demasiado uniforme. Algo que el cine, a nivel interpretativo, ha rescatado en estos últimos tiempos es que cuando nos cuentan un cuento, los actores se creen su personajes e incluso acuden a una interpretación más naturalista en aquellas escenas de contenido dramático o de tipo amoroso. En este Sueño no siempre es así. La escena primera ya acusa cierto tono falso y lo mismo sucede con los personajes aristocráticos en el bosque. No resultan creíbles y su recitación – sirva de ejemplo el despertar de Demetrio, ahora, ya, enamorado de Elena – prefiere la parodia que el convencimiento de su amor. Es cierto que hay momentos cómicos entre ellos y que Morboria resuelve bien, pero no sobresalen ya que desde el principio arrancan con ese tratamiento. Dicho esto, también hay que constatar que al público le hace mucha gracia. Otro de los puntos flacos es el arranque de la obra en los lares de los Duques. Carece de originalidad y fantasía y se teme lo peor. Se salva porque no es demasiado largo y pronto llegamos a la fascinación del bosque. No obstante, creo que debería repensarse dicha escena, una vez que es la carta de presentación y el acicate para que el público permanezca en la sala. Personalmente no conseguí engancharme a este montaje hasta la llegada del bosque. El texto, en prosa, resulta inteligible y cercano al espectador. Ha sido depurado de metáforas ininteligibles para nuestra época por haber perdido el contacto con la mitología griega, lo cual le proporciona agilidad y una recitación más creíble. Asistí un Viernes. Más de media platea estaba llena, la cual reaccionaba positivamente ante la fantasía y humor de la representación. El sueño de una noche de verano de Morboria, es un buen espectáculo lleno de fantasía que convendría perfilar, en alunos momentos, por aquí y por allí.
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