![]() |
LA CELESTINA por la COMPAÑÍA SECUENCIA 3
|
Gemma Cuervo es la Celestina y los dos amantes de la emblemática Tragedia de Calisto y Melibea Olalla Escribano, que es Melibea y Alejandro Arestegui, que es Calisto. El resto de los actores: Juan Calot, Natalia Sánchez, Alejandro Arestegui, Santiago Nogués, Rosa Merás, Jordi Soler, Natalia Erice, Irene Aguilar. Todos ellos se han unido y forman la Compañía Secuencia 3, dirigidos por Mariano de Paco Serrano. ·
Nuestra intención es la promoción del teatro clásico español – declara Mariano de Paco Serrano. Estamos convencidos de que la iniciativa privada puede y debe contribuir a la difusión de nuestros clásicos entre los espectadores españoles. Las líneas a seguir son: calidad, decir bien el verso e interpretar con modernidad a nuestros clásicos. Para ello hemos formado un equipo artístico básico, unido y compenetrado.
La versión se debe a Eduardo Galán que Mariano califica de:
· Brillante, ágil y respetuosa, con el anciano aroma de los buenos vinos. Ahora debemos decantar, escanciar y servir, presentándoles una degustación que deleite tanto al experto sumiller como al mayor de los neófitos.
Según Eduardo Galán con su versión:
· he buscado el dinamismo de la acción, el ritmo de los conflictos, la rapidez del paso del tiempo, para reflejar la idea central de la obra: el “carpe diem”, la brevedad de la vida, la necesidad – como dice Celestina a Melibea – de disfrutar de la juventud antes de que la vejez arruine la belleza. “¿Cómo no disfruté más del gozo?” se lamenta Melibea al ver morir a su amado Calisto. Celestina es una mujer llena de fuerza y vida, una mujer seductora con la palabra, “que a las piedras movería a la lujuria”, una mujer avara, además, y hechicera… Y, como dice Pármeno, “una puta vieja”.
La Celestina es un texto recurrente desde hace unos años y ha encontrado también su versión cinematográfica. Hubo una época en que se pensaba fuera irrepresentable y más bien se le juzgaba como novela dialogada. Eran otros tiempos en los que reinaba un concepto del teatro muy determinado, que hacía imposible la variedad de lugares. Rotas esas barreras han sido muchos los intentos de plantarla sobre el escenario, unos con mayor éxito que otros. Mariano de Paco es consciente de dicha dificultad ancestral:
· Me he propuesto no recurrir a las grandes preguntas (cada vez me siento más incapaz de contestarlas) ni a los axiomas universales a los que dar la vuelta. Quiero bucear en lo pequeño, en lo escondido en la luz. Si me lo permiten, en lo claro y transparente. En esta ocasión, no me siento capacitado para descubrir nada nuevo. Ya lo descubrió el jurista Fernando de Rojas allá por el siglo XV. Estamos trabajando con Literatura excelsa y quizá, eso sí, este sea un buen momento para volver a reivindicar la importancia de la buena literatura dramática, en cualquiera de sus manifestaciones, como elemento indisociable y necesario para el disfrute del espectáculo teatral.
Mariano se ha planteado la pregunta eterna ante el género de La Celestina:
· ¿Conseguiremos transmitir entre varios pero con una sola voz un texto escrito para ser leído por un solo ser? Lo hemos hablado, estamos dispuestos y lo vamos a intentar. Parece que dos autores alumbraron el prodigio de La Celestina. Unos cuantos de nosotros nos hemos propuesto la osadía de interpretarlo en el siglo XXI. Cuento para esta empresa con el texto de Fernando de Rojas, con Gemma Cuervo y con la música de Tomás Marco. Me siento un privilegiado y, con su permiso, me voy a aplicar la frase que ha escrito hace poco un gran poeta (refiriéndose al magnífico trabajo de un estupendo director de escena): con estos mimbres, para matarme si no lo hago bien. Todos mueren en La Celestina. También los que quedan, porque se acaban. Espero no correr la misma suerte. La palabra, la muerte, la magia y el erotismo son, como escribió el profesor Russell temas de La Celestina.
CAPTAR A LOS JÓVENES
La pretensión de Eduardo Galán va más allá de la simple representación:
· Con esta versión me gustaría acercar también la tragicomedia a públicos más jóvenes y rozar la piel del alma de quienes acudan a ver “nuestra” Celestina
|