Carlos, Laia y Manuel se reencuentran con la señorita Mercedes, la maestra de sus infancias. Quedan lejos esos tiempos en los que eran niños, percibidos como una hoja en blanco donde todo sueño o aspiración parecía posible. Han pasado más de veinticinco años y ahora son adultos que han superado los treinta y se van acercando a la cuarentena. La vida de cada uno de ellos ha ido por caminos diferentes. El reencuentro, aparentemente casual, con la señorita Mercedes, abrirá interrogantes y también viejas heridas. Nadie tiene escapatoria en este reencuentro con el pasado, tampoco la que fue su maestra, o ninguno de ellos. LAUTARO PEROTTI, actor y director
Lautaro Perotti, director de La habitación blanca de Josep María Miró, es buen conocedor de la obra de Josep María, bien por haberlos visto representados o leídos. Siempre la encantado su obra y le parecía algo increíble que este texto cayese en su manos, pues los textos de Josep tienen mucho de teatro en cuanto al valor de la palabra, el uso del lenguaje. Por otro lado propone la construcción de cuatro personajes con muchísimas aristas y contradicciones, y algo que, como director, siempre me excita en el trabajo con los intérpretes que tiene que ver con los secretos, con lo oculto, con lo que las personas no mostramos, no queremos que se sepa de nosotros, no queremos que nos vean de esta manera, pero sin embargo determinan nuestras conductas día a día. El trabajo sobre todas las cosas tuvo que ver con los actores para poder ir descubriendo qué cosas movilizan a estos cuatro personajes sin la necesidad de representarlo, de exhibirlo, sino que sea un motor interno que les obliga a hacer u ocultar las cosas por las que transitan en la obra. El texto aborda muchos temas, pero lago primordial que le llama la atención a Lautaro es el reencontrarnos con momentos de la educación, de la formación sobre todo de los años iniciales tan determinante en la construcción de cada uno de nosotros en un momento, la niñez, en que las personas están en plena formación y donde hay cosas que sucedieron y determinaron a estos chicos. Hoy en día hay nombres, protocolos y se sabe lo que puede pasar en un patio de colegio, y se sabe cómo actuar, cómo proceder, pero sobre todo se sabe que no es responsable el niño, sino que los adultos son los adultos los que tienen que estar atentos a estas cosas. Cuando digo adultos me refiero a la parte educativa, los padres… Esto no existía tiempo atrás, y obligaba a que cada uno se fuese formando y haciendo con su vida lo que podía. Entre otros temas, esto tiene que ver con lo central de la obra. La pregunta clave sería: ¿Qué pasa con aquellos momentos por los que todos transitamos y ver cómo se pueden gestionar hoy en día? ¿Cómo estos cuatro personajes pueden vivir y sobrevivir a los problemas de la primera edad en la formación? JOSEP MARÍA MIRÓ, autor
Josep Maria Miró es autor prolífico. En 2020 nace La habitación blanca como proyecto en la Sala Flyhard de Barcelona. Es una de las salas más chiquitas de la ciudad con un compromiso, sobre todo catalana contemporánea. Todos los textos que estrena son siempre de dramaturgia contemporánea. Llevan 10 años haciendo una tarea importante y generando un público importante. Sergio y Clara, de la Flyhard, me propusieron escribir un texto. Yo venía de un superformato de la Sala Gran del Teatro Nacional de Cataluña, Tiempo salvaje. Era pasar de una sala enorme a una sala más pequeña. El proyecto nacía con Lautaro Pierotti, al cual lo había conocido primero como actor como La omisión de la familia Coleman (CLICK) que fue un éxito en el mundo, y también en nuestra ciudad fue un fenómeno importante. Luego yo había trabajado en Timbre 4 donde es socio Lautaro, donde se presentó mi obra Nerium Park hace unos años. Posteriormente se vieron varias veces, y cuando le comunicaron el nombre de Lautaro «me hizo mucha ilusión». Es una obra pensada para actores, yendo a una cosa de continuidad, casi cinematográfica: Primerísimo primer plano, una cosa que aquí, en la Sala Margarita Xirgu del Español, mantenemos. Es un espacio muy minimalista. La habitación blanca tiene algo de metafórico: paredes blancas, suelo blanco, en la que todo está por construir, por hacer; por pintar las paredes; por poner una semilla y que salga una planta…Es un espacio casi simbólico. UNA PROFESORA SE REENCUENTRA El punto de partida es una profesora que se reencuentra con tres de sus antiguos alumnos, después de 30 años.
El reencuentro es de forma accidental o no. Hay tres encuentros: la señorita Mercedes con Carlos; luego con Laia; luego con Santi, y luego hay un encuentro entre los tres chicos. Estos tres planos van funcionando en paralelo durante toda la obra. El planteamiento es: ¿Qué pasaría si nos encontrásemos con esa maestra que nos enseñó a leer y a escribir? Que nos formula una preguntas tan básicas como: ¿Qué hemos hecho de nuestra vida? ¿Qué hemos dejado atrás? Hay una última pregunta que puede ser de una simplicidad enorme o de una complejidad enorme: ¿Eres feliz? Por tanto es una obra que habla de este diálogo con nuestra infancia. Hay una frase maravillosa de Jean Paul Sartre: La infancia decide, y por tanto este espacio que es la infancia ¿de qué forma ha decidido? ¿cómo hemos construido nuestra identidad? ¿Qué cosas hemos dejado en el camino? También una cosa importante: Un niño puede vivir un momento maravilloso, pero puede hacer daño y recibir daño. Por tanto es importante cómo esto nos construye como adultos. Es una obra que Josep define «de cámara» con un tratamiento, por parte de Lautaro, muy de actor, muy minimalista, muy yendo al detalle. A veces dicen que mi dramaturgia no lo cierra todo, Yo creo que sí, pero, en todo caso, es importante que lo cierre el espectador. Cuando estrenamos en Barcelona, había espectadores que, como esta figura de la señorita Mercedes tenía algo de Cuento de Navidad de Dickens, decían «mi señorita se llamaba Montsertat, señorita Pilar…», y todos hacían un viaje a ese maestro que hemos tenido todos y no ha configurado como individuos. La señorita Mercedes y los otros personajes no están construidos como protagonista y antagonistas. En sus textos Josep no gusta de diseñar personajes de perfiles blanco-negro. Son muchas cosas. En todo caso no es una visión nostálgica, sino que es una obra de ordenar el pasado, y cuando tenemos que ordenar el pasado, tenemos que ordenar equilibrando las cosas que han sido satisfactorias, que han sido buenísimas y que nos han aportado cosas muy buenas, y también las cosas que son negativas que también están, pero cuando decimos las «negativas», es desde el punto de que un niño puede recibir un daño y también hacerlo. De pronto ese adulto puede haber hecho un viaje maravilloso en ese sentido. Hay adultos que seguramente hicieron coas de niños, como han hecho tantos niños, que se han reformulado, se han construido, se han deconstruido y por tanto aparecen muchas cosas que se están poniendo en la balanza para que estos ordenen su presente mirando a su pasado. Los recuerdos forzosamente están siempre fuera de contexto social e histórico. Tal problema aquí se resuelve en cuanto que estos personajes tienen tres historias independientes y a medida que avanza la obra hay un punto de conexión en los tres que es el que se va hilando hasta el final.No puedo decir más porque haría»spoiler»
JON ARIAS, actor
Jon Arias, que interpreta a Carlos, define el trabajo de ensayo como algo muy minucioso, pues Lautaro ha indicado un guía de pensamientos y cómo movernos, y cómo transitar estos personajes. Luego está el maravilloso texto de Josep. Son muchos ingredientes para poder disfrutar como actores y como compañía. Para mí es la primera vez que siento que cuando estoy haciendo una obra de teatro, si no estoy realmente dentro, se nota. Aquí es imposible salirte del personaje cuando sales del escenario hasta que vuelvas a entrar. Cuando en los ensayos hemos alcanzado esa experiencia de profundidad, para nosotros es una experiencia muy envolvente, y en una sala como ésta tan recogida y la gente tan cerca va a ser bastante interesante. Tenemos ganas de ver cómo el público entra en esta habitación blanca, la ocupa, la habita con nosotros, y ver cómo salen a la calle, porque el teatro tiene que modificarte y salir de manera diferente a la que has entrado. Esperemos que se confronte con cosas del pasado. La generación de Jon no conoció los móviles y las fotografías eran caseros y para la familia Te mandan al colegio que era como el salvaje oeste. Todo era desconocido, donde tus padres o cuidadores no estaban. Tenías que sobrevivir, y muchos de esos momentos dolorosos difíciles, los hemos olvidado, los hemos enterrado, porque no hay nada que nos recuerde a ellos más que nuestro propio recuerdo. Ahora las generaciones es diferente. Antes sufrías una agresión en el colegio, te ibas a casa y hacías como que no pasaba nada. Ahora te bombardean con mensajes, queda un recuerdo grabado, lo cual es un reflejo y un retrato de una generación donde lo que pasaba en el colegio se quedaba, muchas veces, en el colegio, y «son mochilas que hemos ido colocando» y que, a veces hemos podido sanar, pero muchas veces se han quedado como un gran quiste y no nos atrevemos a abrirlo. El personaje de Lola Casamayor – la señorita Mercedes – justamente viene a ponernos ese espejo. Va a ser interesante hablar con el público y cuente qué cosas han pasado en su «habitación blanca«.
FUNCIÓN
Título: La Habitación blanca
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