Estamos en una capital de provincias donde un grupo de jóvenes, miembros del “Guasa Club”, tienen poco que hacer y el sentido de sus vidas lo encuentran en divertirse gastando bromas de mal gusto, destrozando la vida de los demás. En este caso la broma la dirigen a la mujer menos agradecida de la ciudad, le hacen creer que un forastero está enamorado de ella. Esta inocentada provoca una serie de catástrofes que denuncian una sociedad cuyo fin es hacer daño a los demás, y contemplar ese daño como si fuera un espectáculo. Para Ignacio García May, autor de esta versión, La señorita de Trevélez (1916) es una obra cumbre de la dramaturgia española del siglo XX. Pertenece a esa tradición, axiomáticamente española, que Arniches bautiza como “tragedia grotesca” y Valle Inclán como “esperpento”, que empieza en Cervantes y en el Lazarillo y que luego se perpetúa a través de Don Ramón de la Cruz, de Goya, de Berlanga, Azcona, y tantos otros, y que se construye en torno a la combinación extravagante de un humor cruel y negrísimo, y una infinita compasión por la desgracia de los seres humanos. UN TEXTO FUNDAMENTAL PARA ENTENDER
Juan Carlos Pérez de la fuente dirige este texto de Carlos Arniches, y es su primera producción en el Teatro Fernán Gómez, desde que lo nombraron director artístico. Elegir La señorita de Trévelezviene motivado por la línea que inició siendo director del Centro Dramático Nacional y el reducido tiempo que fue director del Teatro Español. Seguir en la línea del autor español vivo y repertorio. Posiblemente ello me llevó en los años noventa a dos escenificaciones en el teatro de La Latina: Es mi hombre y La Locura de don Juan. Estamos ante un texto fundamental para entender todo lo que sucederá a lo largo del siglo XX. La obra se estrenó el 14 de diciembre de 1916 en el teatro Lara de Madrid. Estaban todos, los Lorcas, los Valles…Tengo clarísimo de que de esta obra surgió la inspiración de Doña Rosita la soltera (García Lorca); faltan cuatro años para que Valle escriba Luces de Bohemia. Esta obra es inquietante y había que traerla al siglo XXI, para que encontremos su verdadero significado. Es el pórtico al que nos va a llevar al teatro expresionista español, que es el esperpento. No podemos entrar en el esperpento si antes pasar por esta obra. Se han hecho muchas escenificaciones en el siglo XX. A Carlos Arniches se le identificó con el sainete y entre sus declaraciones, en los años treinta, está su evolución teatral. Él mismo dice: “Del sainete pasé a la tragedia grotesca porque creo que es necesario renovarse”. En Europa hay movimientos teatrales muy importantes: El misterio bufo de Mayakowski en 1917, El que se lleva las bofetadas (1917) de Andreyeiv, Cada cual a su juego (1918) de Pirandello y en 19299/19 está Chaplin con la Vida de perro. IGNACIO GARCÍA MAY, dramaturgo y adaptador Ignacio García May califica La señorita de Trévelezcomo una obra atroz.
Es la sensación más espantosa, más atroz y más miserable. Refleja la sociedad en la que estamos viviendo que muestra situaciones desastrosas, como sucede en los programas de corazón, una vez que ves que la obra no es una colección de chistes graciosos, sino que es una historia espantosa de principio a fin. La versión ha ido por el lado de la emoción y profundidad psicológica. Vemos ¿qué le pasa a esta mujer (Florita Trévelez)? ¿qué le pasa a este hombre (Numeriano Galán)? ¿Qué es está pasando a todos? Más allá de los chistes. Todo parte de una broma y a partir de ahí ¿qué pasa? Arniches solo lo apunta, pero nosotros lo hemos querido solucionar. El tema casi único de esta escuela, o de este estilo, o este género o subgénero, llámenlo ustedes como prefieran, es la propia España; o más bien la turbación ante el hecho de que pudiendo ser éste el mejor país del mundo se comporta a menudo, por molicie intelectual y pereza moral, como el más mezquino. Y de esto va la obra: un grupo de gamberros de provincias decide un día, porque sí, por hacerse los graciosos. Ignacio García May retoma la pregunta de Arniches: ¿Quién es peor? ¿El que puso en marcha la broma o el que participó en ella y no tuvo el valor de pararla? Con mimbres parecidos a estos, otros dramaturgos europeos de la época hicieron dramas sesudos. Pero Arniches elige contárnoslo a través de la risa, y es, por esto mismo, más eficaz y contundente: las carcajadas nos permiten acceder a la crudeza extrema del relato y sobrevivir a él. Y por eso, esta obra maestra, escrita hace más de cien años, resuena hoy con toda su fuerza intacta. SITUAR A CARLOS ARNICHES Juan Carlos quiere dejar claro sobre Carlos Arniches:
Si alguien ha dicho que Carlos Arniches era un señor que simplemente hacía reír, se equivocó. Gentes como Pepe Mauleón, Lauro Olmo, Antonio Buero Vallejo, y mucha gente más han dicho “No estáis leyendo bien a Carlos Arniches”. La señorita de Trévelez denuncia en 1916, clarísimamente, el machismo, denuncia que esta broma se le gaste a una mujer. Hay elementos rotundos en la obra que sé perfectamente lo que estoy haciendo. Hay notas en que se preguntan “¿Cómo era ideológicamente?” Como quiera, pero su teatro sigue denunciandoy para la gente joven. Cuando en el periódico salen esas notas de los Consejos de Ministros en que se dice “España es el país en el que más abandona los estudios la gente joven”, es un problema muy serio, y de eso se está hablando aquí. Hay un regeneracionismo en la obra, Arnicheses un hombre que busca la rectitud. Hemos pasado tantas penurias y cosas en nuestro país que la palabra de Arniches con la versión de Ignacio García May y la energía del siglo XX, va a resonar de una forma que no ha resonado nunca. Digo esto porque claro que hay que hablar de ideología y esta obra es necesaria. La primera mesa de trabajo que va a ver es “De la señorita de Trevelez a la Naranja Mecánica”, sin miedo, sin pudor. VALLE INCLÁN, MAX AUB Y CARLOS ARNICHES En ese ponderar la figura de Carlos Arniches, Juan Carlos trae a primer plano la relación entre Valle Inclán y Carlos Arniches. Tal consideración no es un si sentido, ya que, a nivel divulgativo los elogios de gran autor son para Valle y los de autor de sainetes y madrileñismo son para Arniches. Valle y Arnichesse llevaban muy bien. Tal es la cosa, que en 1898 Valle le pide a Don Carlos Arniches una de sus pequeñas obras de teatro para pasarla a novela. De Max Aub he encontrado un carta que la guardo como oro en paño, que alguien le dice “¡Qué maravilla que este personaje cómo se parece a Doña Rosita la soltera” (García Lorca). Max Aub responde desde el exilio: ”¡Hombre! Podrías decir que se parece al original, a la gran señorita de Trevelez”. Este es nuestro pasado y no podemos dejar nuestro teatro. Esto no es una recuperación museística. El teatro se escribe siempre en presente. LOS PREJUICIOS SOBRE UN ESCENARIO El escenario del Teatro Fernán Gómez es un tanto atípico por no tener telar y donde la longitud del proscenio es muy generosa. Ello echa para atrás a algunos directores y trae de cabeza a los escenógrafos. Juan Carlos vence tales reticencias porque Tengo un equipo maravilloso. Hay gente que tiene miedo a enfrentarse con el escenario del Fernán Gómez, pero el trabajo había que llevarlo a cabo pactando con este escenario. También se actúa sin micros. Hay un refuerzo a lo largo del proscenio, 23 metros y casi 55 metros hacia el fondo. Maravilloso trabajo el de Ana Garay para encajar esta escenografía, operístico trabajo; hermosísimo vestuario es de Almudena R. Huertas con el que nos acercamos al expresionismo. Rotunda y contundente es la afirmación de Juan Carlos a este respecto. El realismo no es hermano de Carlos Arniches. Así de claro. Las luces de José Manuel Guerra, genial, y la música de otro grande, Nacho García, una barbaridad de música.
FUNCIÓN PRECIO Carné joven, mayores de 65, familia numerosa, discapacidad y acompañante,
Título: La señortia de Trevélez
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La señorita de Trevélez. Arniches. de la Fuente. TFG
