![]() |
TARTUFO UN FALSO DEVOTO EN UNA SOCIEDAD MODERNISTA |
Viene avalada esta versión por la firma de Mauro Armiño |
TARTUFO UN FALSO DEVOTO EN UNA SOCIEDAD MODERNISTA
Viene avalada esta versión de Tartufo por la firma de Mauro Armiño, uno de los mejores traductores del teatro francés a nuestro idioma. No defrauda en esta parcela de su trabajo, en la que, como siempre, encuentra la palabra justa, pero no reconocemos su mano en Hernan Gené la dirige y protagoniza. Ha trasladado la acción a los felices años veinte del pasado siglo. En un escenario modernista diseñado por Pepe Uría, con luces de candilejas en el proscenio, mueve a los personajes a ritmo de jazz y los hace gesticular parodiando los gestos extremados propios de los actores cómicos del cine mudo. Impone una línea interpretativa próxima a la del clown, técnica en la que es un consumado maestro. En sus manos, la representación discurre entre los fluidos diálogos molierescos y las pantomimas, en alguna de las cuales los actores se convierten en sombras chinescas. El resultado es una función amable y bien interpretada por un elenco en el que aparecen rostros conocidos por sus intervenciones en populares series televisivas. Gené compone un Tartufo taimado y sobrio. Natalia Seseña es una deliciosa Dorina, cuya presencia llena el inmenso escenario del Fernán Gómez. Paco Hidalgo, un Orgón extrovertido que busca y encuentra la sonrisa del público. Cristina Castaño tiene la elegancia que reclaman los dos personajes que interpreta, Mariana y Elvira, e introduce en su trabajo algunos pequeños matices que los diferencian. Roberto San Martín, en fin, asume el papel de Valerio, el menos agradecido, aunque encuentra su oportunidad de lucimiento en la escena del enfado y desenfado que protagoniza junto a Mariana.
|