Después de un año en Barcelona – se estrenó el 2 de marzo de 2012 – y una amplia gira – Zaragoza, El Ejido, Córdoba, Málaga, Sevilla, Pamplona. Donostia, Torelavega, Gijón y Bilbao – llega a Madrid Campanadas de Boda, título connotativo, ya que refleja la melodía material del sonido, así como la metáfora «dar la campanada», porque «dar la campanada», suele ser lo propio de esto que llamamos «boda». Estas «Campanadas» provienen de La Cubana, compañía con un sello inconfundible nacida en 1980, que ha visitado Madrid con casi todos sus espectáculos. Uno de los más impactantes en 1989 fue Cómeme el Coco Negro, repuesto en 2007, con la misma frescura y sorpresa para los espectadores como en 1989. VIAJE SURREALISTA A TRAVÉS DE MADRID
Las puestas en escena de La Cubana, siempre son sorpresivas y de imaginación desbordada, pero igual lo son sus ruedas de prensa, al menos éstas Campanadas. La misma rueda de prensa ha terminado por ser también un atractivo espectáculo, con ribetes surrealistas en varias ocasiones. Les cuento. No es habitual asistir a las pruebas del vestido de novia, salvo el «reality» americano que no ofrece uno de los canales de televisión, para elegir el adecuado. Aquí sí asistimos. Uno de los escaparates de la tienda Rosa Clará – firma especializada en tal vestuario y la que suministra todos los trajes de novia para la función -, han servido como gran ventana par que desde la calle veamos lo sucesivos trajes en un quita y pon. Tal exhibición viene a cuento porque en la calle Margarita (Alexandra González) – soltera de profesión – y su hermana Hortensia ( Annabel Totusaus)- casada, divorciada y madre de la futura esposa – nos piden opinión y así elegir el vestido más apropiado para la «moza». Tía y Madre son las anfitrionas en la calle, y las controladoras del cotarro a base de una imparable cascada de frases, saludos y opiniones propias. Hay que trasladarse al lugar de la boda: el Teatro Nuevo Alcalá. Comienza, entonces un viaje no menos alucinante y con ribetes de surrealismo dentro de un autobús ribeteada de generosas flores en ventanas y asientos. La elección del autobús como medio de transporte resulta más original que utilizar la «demodèe» limusina. A lo largo del trayecto por las calles de Madrid el surrealismo va en aumento. Por las aceras transitan novia, muchas novias cada tramo, en las más dispersas actividades: pasear el perrito, sacar dinero de un cajero, montar en bicicleta, pasearse con una maletita etc… Lo chocante de estas novias es que visten sus trajes y velos de novia.
El viaje continúa porque hay que recoger al resto de la familia: hijos, cuñada, ex-marido, Tía Consuelo (Meritxell Duró) y la Doña Manolita (María Garrido) de toda la vida en casa. No falta el cura, amigo y confidente de la abuela. En el autobús conocemos a esta estrambótica familia, que no queda muy lejos de la familia en la realidad. Los tres hijos han recibido, ¡cómo no!, nombres de flores: Narciso (Toni Torres), Violeta (Montse Amat) y Jacinto (Bernat Cot). Narciso, se ha casado con una exuberante brasileña, Regina (Babeth Ripoll), que nos espera en una de las paradas con un enorme cesto de flores. «Mira que le he dicho que no venga con ese traje…» se lamenta Hortensia. Jacinto es el más joven y permanece soltero. Verlo casado es la obsesión de Hortensia. Los tres retoños son fruto del matrimonio de Hortensia con Paco Zamora (Xavi Tena), un policía Nacional de Valladolid, del que Hortensia se ha divorciado, y por el contexto entendemos que «ha sido una liberación», pero que también sube al autobús. No falta la Tía Consuelo que hubiera preferido un matrimonio por la Iglesia. La recogemos en el momento que se despide de su confesor. En la precipitación no puede evitar una caída en la calle. Y más adelante sube Doña Manolita, el alma servidora de la familia.
Embarcado todo el personal, Regina y el resto de la familia se dedican a repartir ramos de flores, pues hay que elegir el ramo adecuado. Llegados al lugar – el Nuevo Teatro Alcalá – donde nos espera una gran tarta nupcial – una Tuna nos recibe entre cantos y bandurrias.
DE SITGES A LA INDIA PASANDO POR MADRID La historia va de dos hermanas Margarita y Hortensia.
MUCHO HUMOR Y COLOR
Con respecto a la poética utilizada…
Desde que comenzó La Cubana en 1980 – Dels Vicis Capitals (1980), Agua al siete (1982), Cubana’s Delikatessen (1983), La Tempestat (1986), Cubanades a la Carta (1986), Cómeme el coco, Negro (1989), Per Cap d’Any TV3 no fares (TV3) (1990), Els Grau (TV3 (1990), Cubana Marathon Dancing (1992), Teresina S.A. (TV3) (1992), Cegada de Amor (1993), Telecena (TVE) (1995), Me lo dijo Pérez (Telecinco) (1999), Equipatge per al 2000 (2000), Una Nit d’Òpera (2001), Mamá quiero ser famoso (2003), Nuts Coco Nuts (2005), La Cubana 25 anys (2006), Cómeme el coco, Negro (2007), Homenaje al Paralelo y al maestro Juan de la Prada (2008), Pilli & Willy (abortado antes de estrenar)(2009), Campanadas de boda (2012) – han transitado por ella muchas generaciones de actores. Babeth Ripoll es una de las actrices que se ha incorporado hace unos tres años, aunque ya había pateado el teatro.
BERTA RIPOLL: UNA BRASILEÑA EN LA FAMILIA
Babeth Ripoll es Regina la brasilera despampanante y nuera de Hortensia, pero también Tita, Fotógrafa, empleada de Flores Gutiérrez y Sunita. Esto de que un mismo actor se multiplique en diversos personajes es marca de la casa.
Una de las características de La Cubana es la capacidad camaleónica de los actores, que les permite pasar de un personaje a otro, hasta el punto de hacerlos irreconocibles entre sí. Tanto a nivel físico como psicológico, los personajes evocan, más que reproducen, los diversos caracteres que se dan en la vida real. Cuando nos topamos con los personajes, vienen a nuestra memoria personas que han aparecido en uno u otro momento de nuestra vida.
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