CALDERÓN EN MANOS DE XAVIER ALBERTÍ De los autos sacramentales de Calderón el más conocido es El Gran teatro del mundo, no lo es El Gran mercado del mundo fechado entre 1635 y 1640. Éste último es el que llega a Madrid, procedente del Teatre National de Catalunya, dirigido por Xavier Alberti. Los autos sacramentales eran obras de teatro religioso, cuyo tema preferente era el eucarístico su estructura la alegoría. Se representaban una sola vez: el día del Corpus Christi. Con gran aparataje escénico abordaban episodios bíblicos, temas religiosos o de carácter moral y teológico. Floreció entre los siglos XVI y XVII. Venían a consolidar el ideario de la Contrareforma.
Los autos sacramentales dejaron de escenificarse. En el siglo XX esporádicamente se volvió a ellos, pero en el s. XXI se olvidaron. El que aparezca El gran mercado del mundo sobre el escenario, Xavier Alberti lo aclara: A lo largo del siglo XVII una ciudad como Madrid tenía tres estructuras: el teatro de Palacio, el teatro de Corral de Comedias y esta singularidad que eran los autos Sacramentales que se representaban solamente un día al año: el día del Corpus Christi, vinculado con muchos ecos a la gran transformación europea que supone el Concilio de Trento, concilio ecuménico auspiciado por el emperador Carlos I/V con el fin de encontrar los caminos de reconciliación entre Europa que ha roto con la subordinación teológica con el papado. El Concilio de Trento terminó en las antípodas de lo que le había llevado a ser. Terminó radicalizando las posiciones de la Iglesia católica, apostólica y romana y dejando a su libre circulación la Iglesia reformista. Xavier recuerda que en los textos académicos sobre los Autos sacramentales se ha dicho que los Autos sacramentales eran elementos de propaganda de Trento: la subordinación del ciudadano a los elementos sacramentales. Eso es cierto, pero en manos de Calderón lo es menos, porque Calderón es un teólogo mucho más sublime, mucho más sutil y heterogéneo de lo que la historiografía nos ha permitido hacer creer. Cuando te acercas a sus palabras te das cuenta de la complejidad teológica, antropológica, metafísica, filosófica que hay detrás de sus palabras. Durante mucho tiempo se ha identificado teólogo con filósofo, por la unificación entre elementos de pensamiento vinculados a la jerarquía católica. En cambio en nuestra contemporaneidad a nadie se le ocurre asimilar la figura de un teólogo con un filósofo.
Xavier junto al dramaturgista Albert Arribas ha buceado en este Calderón. Comienza por diferenciar el término dramaturgista de dramaturgo o versionador: el dramaturgista es alguien que permite al director tener el armazón de lectura del contexto, para poder desarrollar el camino que ha decidido emprender como lector de ese texto. Entonces la maleta con la que intentamos acompañar las claves de lectura profundas de Calderón, han estado mucho más cerca de la antropología y filosofía que no estrictamente de la teología o de los estudios clásicos vinculados a la semiótica y hermenéutica de la palabra del siglo XVII. Todo eso lo hemos respetado porque creo que era imprescindible hacerlo, pero, al mismo tiempo, nos hemos acompañado de preguntas que quizá en nuestro tiempo no nos hacemos habitualmente. Emprendido este viaje calderoniano, Xavier destaca que lo que le ha fascinado es lo que califica como algo evidente en Calderón. Calderón es producto de su tiempo, donde los preceptos del Renacimiento han vuelto a colocar al hombre en el centro de la reflexión teológica, filosófica y antropológica, pero ha pasado mucho tiempo de ese Renacimiento. Estamos en la eclosión plena del barroco, y ya ha perdido algunos de los prejuicios que no había podido perder el Renacimiento en la relación con la mistificación de muchos elementos simbólicos de la cultura occidental judeo-cristiana con la mistificación en eso elementos de la tradición greco-latina. En Calderón la figura de Cristo acabará siendo consciente de que no deja de ser una transformación cultural de algunas de las figuras que el teatro griego clásico había generado. No en vano podemos encontrar en El gran mercado del mundo algunos pasajes que son casi citas generales de Las Bacantes de Eurípides, por tanto nos dan la garantía de que Calderón conocía el teatro griego, pero, al mismo tiempo, sabía cómo reinterpretar teológicamente, cristianamente, esas fuentes culturales. CULTURA CLÁSICA GRIEGA Y
En ese viaje que ha emprendido Xavier ha sido identificar esos elementos de mistificación entre la cultura clásica griega y la cultura cristiana. Como ejemplo alude al inicio de la obra. La obra la abre la Fama la cual está descrita como un pajarote. Es algo que viene desde una estructura híbrida, entre lo animal y lo humano, muy similar a esa estructura híbrida que la iconografía cristiana presenta con la figura angélica y viene a revelar, a través de la palabra, el camino de salvación. El camino de coherencia del ser humano. Eso ya nos lo hemos encontrado en la mitología clásica en la figura de Danae, que es la joven bella que Dios se ha enamorado de ella y la quiere poseer. En la mitología clásica los padres de Danae la quieren proteger encerrándola en una torre, y Zeus, Dios, lo que hace es convertirse en un luz dorada para poseerla. Si uno mira las Anunciaciones del Renacimiento verá que iconográficamente responden al mismo estilema (los rasgos característicos de un autor o de una misma obra) (1). Este es un elemento de mistificación que se encuentra claramente en El gran mercado del mundo. Además al personaje de la Fe le hemos atribuido elementos de naturaleza cristológica: la herida que la imprime la lanza del soldado romano, en las manos los estigmas de ser clavado en la cruz, pero, al mismo tiempo, lleva un vendaje ensangrentado propio de la iconografía de Edipo en la tragedia clásica. El por qué de tal mistificación se debe a que Xavier piensa que una de las preguntas latentes en El gran mercado del mundo es «¿Cuál es la verdadera dimensión del pecado original?» ¿Porqué no s ha castigado Dios como seres humanos? ¿Por la desobediencia a no comer a aquello que nos había prohibido? o, como nos contará el trágico griego a través de Edipo, ¿haber asesinado al padre y haber tenido sexo con la madre? ¿Cuál es la verdadera dimensión del pecado original que nos permite aceptar que hemos venido a este mundo ¿a qué? ¿a purgar un pecado? EL NACIMIENTO DE LA RELIGIÓN
Todas estas disquisiciones les llevo a Xavier y a Albert a peguntarse por el sentido de la religión en nuestro tiempo. La respuesta la han ido a buscar a los antropólogos que han analizado este tema. Una de las respuestas es que el ser humano al inicio de su recorrido evolutivo como especie en la tierra, necesita la religión para detener la espiral de la violencia, que es lo que podía haber aniquilado la especie humana en la tierra, porque se hubiesen matado unos a otros, la humanidad necesitó un concepto llamado religión. Es concepto funcionaba, porque si toda unan comunidad se sentía cómplice en un asesinato colectivo, eso le hacía tener un sentimiento de pertenencia claro y diáfano. Por eso la humanidad necesitó el rito del sacrificio de la joven o joven adolescente. Eso implicaba una idea de unión en la culpa. Se repetía años tras año y llega un momento en que la civilización más avanzada dice: «No hace falta que cada año matemos a una joven o a un joven. Matamos uno y lo celebramos cada año» Xavier advierte que todas esas disquisiciones pueden parecer peligrosas desde el punto de vista de los dogmas la fe, pero la propia Iglesia las ha ido aceptando desde la forma que ha creído conveniente hacerlo. Si estamos frente a unos actos de cohesión social en el s. XVII esa cohesión se necesita igual. Igual que hace 40.000.000 ó 20.000.000 de años, en los años de la tragedia clásica o en el futuro si es que somos capaces de sobrevivir a nuestras propia intemperanzas como especie humana. MÁS ALLÁ DE UNA GLORIFICACIÓN DE LA EUCARISTÍA
Xavier recuerda que Calderón era alguien que la Iglesia le paga para hacer una obra un solo día fuera de los espacios convencionales del teatro y que pide una presencia de público absolutamente enorme y se hacía en la Plaza Mayor de Madrid y congregaban a 20.000 personas creemos que se hizo hacia 1639 y hay que imaginar esas 20.000 personas con un teatro de Alta Teología y a la vez teatro popular, lo cual sabía Calderón. Entonces hace un partitura que llega a todos los extremos de Teología de enciclopedias de recepción: aquellos que pueden entenderlos signos más profundos teológicos y aquellos que necesitaban un teatro profundamente popular para entender de qué les está hablando. Al mismo tiempo sabía que tenía que complacer a sus encargadores del texto y por lo tanto termina con la glorificación del sacramento de la Eucaristía, pero, al mismo tiempo, Calderón que es mucho más heterogéneo y mucho más complejo y mucho más revolucionario… Para mí es uno de los grandes teólogos de la liberación (2) del s. XVII, si es que esa salvación es posible. Calderón nos entrega una partitura de una complejidad fascinante que aún hoy a todos nos permite capacidades de lecturas enormes. Por eso la mistificación de algunos elementos escénicos que hemos ido, desde la alta cita cultural hasta la cita de la cultura popular, para intentar con el público lo más heterogéneo posible. Tras este sesudo y erudito análisis de Calderón y la obra, Xavier ve conveniente narrar el argumento con el fin de aclarar toda esta disquisición.
La Fama (Lara Grube) llega y anuncia a la Humanidad presentada por el Padre de Familias (Jorge Merino), que es el emblema de la Humanidad y tiene dos hijos el Buen Genio (Alejandro Bordanove) y el Mal Genio (David Soto Giganto), que no deja de ser la vicaria de la misma moneda del ser humano, todos tenemos dentro lo bueno y lo malo, y la Fama invita a esta Humanidad a ir hoy que es Jueves, el día en que se celebraba la fiesta del Corpus Christi, a un gran mercado franco, es decir no hay que pagas impuestos ese día. No hace falta ni ser rico, ni ser pobre. Todo el mundo puede ir para ver a los vendedores que van a ofrecer sus mercancías. Esas mercancías van a tener una naturaleza claramente teológica, filosófica, o sea de naturaleza muy simbólicas, pero el Padre de familias, advierte a sus dos hijos que tienen que tomar dos decisiones. Los dos hijos han vivido libremente sin sentido de culpa, haciendo lo que le da la gana, haciendo, entre otras cosas, sexo con la Culpa (Silvia Marsó), ahora se han enamorado de una joven que ha aparecido en ese barrio. Una joven desconocida que se llama Gracia (Aina Sánchez), la cual es una viuda que se ha quedado aquí después de haber llegado alguien que se vistió de sayal vir, de hombre. Ese alguien era Jesucristo, el cual murió en ese sitio y dejó una herencia: la Gracia. ¿Qué es la Gracia? La Gracia, según Calderón, el simple hecho que nosotros demos Gracias. ¿A qué? A lo que creemos que tenemos que agradecer como seres humanos. El Padre de Familias dirá: el que de los dos vaya al mercado y vuelva gastando mejor una moneda retórica, el talento, que es una moneda griega y la propia Biblia la menciona en diferentes parábolas, aunque ahora para nosotros indica nuestras potencialidades. Le da un talento a cada uno de los hijos. Compren y él evaluará y juzgará quien lo ha gastado bien o mal, y al que lo haya gastado bien le dará la mano de Gracia y el mayorazgo, un concepto económicamente muy complejo que implica, en la España del s. XVII y aún hoy, fundaciones de la articulación de los grandes latifundios españoles. Por lo tanto hay un análisis profundo de la economía de la España del XVII y cómo se desarrolla hasta la España de hoy, que merecería 7 tesis doctorales. Los hijos van al mercado y se van a encontrar a dos figuras fascinantes: la Lujuria (Roberto G. Alonso) y la Gula (Oriol Genís). A partir de aquí vamos a ver cómo la Lujuria y la Gula van a ir funcionando, cuyo significado conocemos actualmente por la cultura de los pecados capitales, pero Calderón apela a un estadio previo, imaginado, simbólico, donde esos pecados capitales aún la Culpa no los ha establecido o el juicio no los ha establecido. Los dos Genios compran lo que creen conveniente y vuelven a casa del Padre, quien hace un juicio final. PROHIBIDO HACER EL JUICIO FINAL El gran mercado del mundo se escribe aproximadamente en 1639 – recuerda Xavier – y 20 años después, en Francia, Molière estrenará Don Juan. Don Juan al minuto uno después de ser estrenado es prohibido, y no se estrenará en su versión íntegra hasta 1895, porque la Iglesia francesa, el poder francés, le dijo a Molière: «¿Cómo te atreves a parodiar un juicio celeste? ¿Cómo tú puedes decir que usurpa la función de Dios haciendo un juicio a quién salvas y a quién condenas? Calderón ya lo había hecho. Lo que pasa es que la Iglesia Católica, apostólica y romana se dio cuenta un poco más tarde. Prohibirá los Autos Sacramentales unos 50 años después. A partir del siglo XVIII, los Autos Sacramentales están estigmatizados por la prohibición de ser representados. PARADOJAS EN EL GRAN MERCADO DEL MUNDO.
Xavier descubre diversas paradojas en El Gran mercado del mundo que define como «fascinantes». Lo ve ya en el mismo título. El propio título lleva a la Europa del siglo XVI a la Reforma Protestante. La denuncia de un monje cristiano que se llama Lutero, le lleva a decir: «El gran mercado de las Bulas papales, corrompe la religión». Por tanto, lo que incita la Reforma es que no se puede pagar dinero para adquirir la salvación eterna. No se puede pagar con el gran merado que suponían las reliquias. Durante mucho tiempo una Iglesia no podía ser consagrada si no tenía una reliquia autentificada por el Papa, y por tanto las grandes transaciones comerciales de huesos de las catacumbas romanas habían generado un enorme mercado. Todo el turismo de la época eran las peregrinaciones, por tanto los grandes caminos de la Europa del siglo X, XI, XII, XIV, XV etc. están conectadas a una concepción de mercado vinculada a la salvación. Eso Calderón lo sabe y aunque le pagan por hacer una apología de la Eucaristía, denuncia muchos de los preceptos que, a día de hoy, nos pueden parecer que Calderón estaba más cercano a las teorías del protestantismo que alas de la Iglesia apostólica y romana, como nos pasa igual si uno hace una visita profunda a la Capilla Sixtina de Michel Angelo. Pinta cosas que uno dice «Cómo el Papa, en su momento, se lo permitió». Están más cercanas a determinadas formas de acercar la cultura cristiana a las bases teológicas griegas que a las del cristianismo dogmático de su tiempo. CALDERÓN, EL DIVULGADOR TEOLÓGICO Todo esto, según Xavier, Calderón lo sabe entregar a ese gran público heterogéneo, mediante el teatro popular italiano, que se había divulgado en el s.XVI en España. Alguna de esas figuras simbólicas estaban estructuradas como los de los criados de la Comedia del Arte. Culpa es un Arlequino; la Avaricia y la Inocencia son figuras claramente calcadas de los modelos de los criados italianos, gentes que conectan con las cosas más esenciales de la supervivencia del ser humano: comer, sexo etc. y ahí están realmente entregadas.
Calderón acaba la oba con un juicio del Padre de Familias que condena al Mal Genio y salva al Buen Genio. Yo, como director escénico, tenía que optar cómo desarrollar esto. Calderón se lo ventila con cuatro versos finales. Tu aquí y tú allí y ¡Viva la música! Acaba la obra con una gran orgía musical. Te da cuenta de la poca necesidad que tenía Calderón de salvar o condenar a nadie, en cambio era profundamente consentidor de entregar a sus ciudadanos y a nosotros, una brújula de navegación por nuestra peripecia humana. Eso es lo que más fascina de este espectáculo: cómo entregar a nuestros espectadores un ámbito de lectura. Quitar el polvo de una falsa teología del x. XVII. Ver la modernidad que había y la entrega a un ciudadano de hoy que aún se siente profundamente interpelado por el qué es la naturaleza de ese viaje hacia el mercado. Cuando Nietzsche (1844 -1900) vaticinó la muerte de un cierto concepto de Dios, fueron muchos los que dijeron:»Ese espacio que queda vacío lo va a ocupar la Ciencia»: otros «lo va a ocupar el Socialismo»; Otros, «No, lo va a ocupar el Comunismo». Ahora sabemos, perfectamente, que ese espacio que dejó libre la muerte de un cierto concepto de Dios lo ocupa hoy el Mercado. Nada en nuestro mundo se mueve sin la conciencia del poder económico. Sabemos, perfectamente, que la Gran Pantomima de nuestros Parlamentos no deja de responder a los criterios profundos de quien articula, realmente, el poder, que es el Mercado. Calderón el x. XVII ya lo sabe.
CONTACTO CON LA CONTEMPORANEIDAD Xavier no ha perdido de vista el enlace con la contemporaneidad y por ello he puesto muchos signos para obligar al espectador, desde la descontextualización del signo, a tomar decisiones. Muy especialmente en los últimos 10 minutos del espectáculo. No voy a desvelarlo. Lo cierto es que el espectador de al lado tuyo en la butaca tiene un viaje distinto al tuyo. Es lo fascinante del teatro. Un teatro que no quiere ser moralizador, sino musculador ética e ideológicamente. EL ESPACIO ESCÉNICO: UN CARRUSEL
El espacio escénico se centra en una especie de giratorio que es carrusel, que aparecen, según Xavier, en nuestro imaginario en la Exposición Universal de Chicago en 1887, donde la electricidad cambia completamente los sistemas de articulación. Hasta que no aparecen los ascensores la arquitectura americana no puede ir hacia arriba. En la Exposición de Chicago aparece la primera noria, que la llamaban la rueda de la fortuna, y tenía que ver con un espacio giratorio donde las fortunas de todos los personajes podían estar buscando su destino. Hemos optado por un carrusel en vez de una serie de tenderetes. Nos parecía poco posibilitador de la dimensión metafórico y metafísica que hay dentro. Por lo tanto estamos en un espacio y tiempo absolutamente abstracto. El vestuario va desde una americana negra a algo que representa una gorguera pero que está hecho de churros, porque la Gula se arranca fragmentos de la gorguera, los churros, para írselos comiendo con chocolate, una pulsión extraordinaria de la comida.
EL PÚBLICO Tras este sesudo y razonado estudio que se esconde tras este clásico, el interrogante es si el público puede captar tantos matices. Ya la han visto, en Barcelona, 19.000 espectadores y la experiencia, según Xavier es que llega clara y diáfana. Hemos respetado el verso de Calderón de una forma escrupulosa. Yo firmo la versión y lo que he hecho es recortar cuatro versos en una zona, 17 versos en otra y poca cosa más. Lo que n o he hecho es reescribirla. A diferencia de otros textos de Calderón donde se dirigía a un público de Alta Cultura, aquí se dirige a un público muy heterogéneo, por tanto él sabe, también, llegar a ese público. Lo hace a través de cosas muy simples, al mismo tiempo que pueden parecer casi obscenas, porque el tratamiento de la Lujuria es muy arduo para determinadas costumbres morales y más en el XVII, imagino. Hay muchas capas de lectura. Alguien que no haya oído hablar de Dánae, vera una lluvia dorada y dirá «¿Qué bonito!» o «¡Qué feo!» Alguien que lo conozca tendrá otra lectura. El espectáculo funciona lo mismo de bien en todas sus pluralidades polisémicas. Lo que hemos recibido es que todos los espectadores que venían no sentían que habían venido a ver un espectáculo museístico, sino que atribuyen a Calderón la modernidad de interpelarnos. También es verdad que hay espectadores que han salido y han dicho «No he entendido nada». Hay quien ha refrendado ese «no he entendido nada, pero me ha gustado».
Lluis Homar, recién nombrado director artístico de la CNTC, inaugura su mandato con este montaje. Lo ha visto en Barcelona y oyendo la exposición de Xavier comenta que la relación entre lo popular y lo excelso está resuelto de una manera ejemplar. Las canciones del Paralelo y la dicotomía entre el Bien y el mal está en un equilibrio ejemplar. La obra dura 1 hora y 12 minutos, que es lo que dura el original de Calderón. Xavier recuerda que los Autos Sacramentales tenían una ampulosidad escenográfica, y si el texto no se oía oo importaba, era una excusa. Nosotros hemos vuelto a la palabra. Es un viaje teológico, filosófico, ético, profundísimo y fascinante en primer plano. Aquí en este maravilloso Teatro de la Comedia que tiene la mejor acústica de los teatros europeos de hoy en día, es un placer trabajar.
(1) Xavier lo ejemplifica con la pintura de Jan Gossaert Mabusse sobre Dánae (1527) en Munich (Pinacoteca). «No sabes si es una anunciación o es una Dánae. Tienes que ir a ver el cartelito. Es la misma iconografía del interior de un palacio gótico, la misma vestimenta en la que la pintura del renacimiento pintará a la Virgen María, y es el mismo tema: una joven de una enorme belleza que recibe una luz, y esa luz acostumbra a estar incorporada de una figura alada en la que se revela lo que va a ser el germen de la llegada al mundo del elemento de transformación del mundo desde una perspectiva teológica». (2) La teología de la liberación nace en América Latina a raíz de las Comunidades de Base, el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín (1968). Pone el centro del Evangelio en su poción por los pobres y por ver cómo humana y socialmente se puede realizar. FUNCIÓN PRECIO
Título: El gran mercado del mundo (Auto scramental) Espectáculo patrocinado por Loterías y Apuestas del Estado.
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