Lucy Kirkwood, dramaturga y guionista muy reconocida con multitud de premios, ha escrito Los hijos: una historia que se desarrolla en un futuro cercano, y aborda las consecuencias de una catástrofe en una central nuclear, ahondando en la responsabilidad que tenemos hacia las generaciones futuras. La obra se desarrolla en una “pequeña cabaña de la costa este” en la que viven, desde el desastre ocurrido en la central nuclear local en la que trabajaban, Hazel y Robin, dos científicos nucleares retirados. A pesar de que la electricidad está racionada y que poseen un contador Geiger para medir cualquier signo de radiación, intentan mantener una apariencia de normalidad. Ahora Robin cultiva, mientras que Hazel practica yoga y se mantienen en contacto con Lauren, su hija mayor. Pero cuando de pronto se presenta Rose, una colega física nuclear que no han visto en 38 años, su vida aparentemente ordenada se ve interrumpida, y se ven obligados a reflexionar sobre el impacto de sus vidas en las generaciones venideras. EL MUNDO EN QUE VIVIMOS
David Serrano se encarga de la versión y la dirección y describe Los hijos como un texto muy rico que habla de un «montón» de cosas, pero sobre todo del mundo en el que vivimos hoy en día, y de cómo hemos llegado a vivir en este mundo. La autora inglesa Lucy Kirkwood es insultantemente joven, si vemos el talento que tiene, y su capacidad que tiene para hablar de personajes que casi le doblan la edad. Parece que los entiende mejor que a los de su generación, porque el retrato que hace de los tres personajes de la función es realmente impresionante. Son muy reales y creíbles. Otro valor es la verdad que tiene la función y las cosas que hacen y dicen estos ingenieros nucleares. La obra llegó a David Serrano a través de PTC. Se la mandó Olvido Rubio que la había visto en Broadway y le encantó. La primera impresión al leerla David fue positiva y no se lo pensó más. Yo me guío por la primera impresión. Si me gusta no vuelvo a una segunda lectura. Lo que siento en esa primera lectura, pienso que es lo que sentirá el espectador. Si me atrapa desde el principio decido hacer la función, de lo contrario no la hago. Tiene un comienzo muy peculiar, es como un comienzo de Harold Pinter. Tiene como algo raro y a mitad de la función cuando se descubre todo ves que es un pedazo de texto, una maravilla.
Lucy Kirkwood (Inglaterra, 1983) Su obra Chimerica se estrenó en el Almeida Theatre de Londres en 2013, en una coproducción con la Compañía de Teatro Headlong. Más tarde se trasladó al Harold Pinter Theatre en el West End de Londres y ganó los Premios Critics’ Circle, Evening Standard y Olivier a la Mejor Obra Revelación y el Premio Susan Smith Blackburn a la mejor obra en inglés de una mujer. Entre sus otros trabajos están: NSFW (Royal Court, 2012); Small hours (co-escrito con Ed Hime; Hampstead Theatre, 2011); La bella y la bestia (con Katie Mitchell, Teatro Nacional, 2010); Bloody Wimmin, como parte de Women, Power and Politics (Tricycle Theatre, 2010); Clean Break en el Teatro Arcola, 2009; ganadora del Premio John Whiting); Hedda (Gate Theatre, 2008) y Tinderbox (Bush Theatre, 2008). Entre sus trabajos para televisión está la serie Skins de la cadena británica E4 (2007-13) y su serie original The Smoke (Kudos / Sky One, 2014). También fue la co-ganadora del premio Lee Berwin en su primera edición, diseñado para promover el arte de la dramaturgia en el Reino Unido y los Estados Unidos. En 2016 estrena Los hijos, y en el 2017, en el Teatro Nacional de Londres, Mosquitoes, cuyo montaje en el 2018 en el Staatstheater alemán Kassel duraba tres horas. DEL CAMBIO CLIMÁTICO A UNA CENTRAL NUCLEAR Originariamente Lucy quería hablar del cambio climático y no conseguía encontrar el conflicto en el que centrar la historia. El desastre de Fukushima le dio una pista. La noticia era que ingenieros nucleares que habían construido la central volvieron para
lidiar con el desastre. En un acto casi suicida había entrado a trabajar en la parte más peligrosa y destroza para paliar lo que había pasado en las semanas anteriores. Esa noticia le dejó tocada y vio que era la situación perfecta para hablar del cambio climático y de cómo es el mundo en la actualidad. Centró la obra en pequeña cabaña aislada del mundo en la que vive un matrimonio (Susi Sánchez, Joaquín Climent) que habían participado en la construcción de una central nuclear que, por un terremoto, sufrió una situación similar al de Fukishima. Esta pareja recibe la visita de una antigua compañera de trabajo (Adriana Ozores), con la que trabajaron en la construcción de esa central nuclear. Les viene a proponer que vuelvan a aquella central. HAY QUE HACERLA MUY DESNUDA David ve la Central como una metáfora de muchas cosas y en ella hay multitud de capas
Es uno de los textos más interesantes con los que me he encontrado desde que leo teatro. El periódico The Garden hizo una lista con las 50 mejores obras del año y la situó la tercera. Creo que se lo merece, pues es un texto muy rico y muy interesante, al mismo tiempo que es complicado para los actores y para el director, porque no es nada fácil. Hay que hacerla con muchísima verdad, hacerla muy desnuda para entrar a la esencia real del texto. Sólo lo puedes conseguir si tienes actores tan brillantes y talentosos como los he tenido. Nos hemos ido dejando llevar por lo que nos iba provocando el texto, así como investigando, pero de una manera tranquila, pausada y abriendo esas capas que tiene la función como las de una cebolla. El trabajo de los tres es sublime y ha sido un gustazo trabajar con ellos. Es de las funciones más difícil que hecho y de las más interesantes. La considera difícil porque no hay nada a lo que te puedas agarrar.
No puedes hacer trucos teatrales, y yo, como director, nunca me pongo por encima de los textos ni de los actores, pero sobre todo de los textos. Si hago una función como fue Port Arthur (CLIKEARque tienes que sentar a tres actores a una mesa, pues los siento. Esas son las obras más complicadas de dirigir. Cuando hice Lluvia constante (CLIKEAR), te permite tantísimo juego teatral que es la función más fácil de dirigir. la difícil es ésta que son los tres hablando alrededor de una mesa. Primero depende del talento de los actores que era mucho, de lo contario no la hago. Segundo no puedes hacer nada que no sea verdad. Ahí está la complicación. LA CENTRAL ES UNA METÁFORA DEL PLANETA, Si se quiere resumir la función, puede decirse que es hasta qué punto nuestra generación es responsable del mundo en que vivimos. La central es una metáfora del planeta, el cual está para sufrir un gran colapso. Así como en la función se dice que «el agua que está a punto de entrar en la Central provocará un gran colapso», así el mundo es algo similar. El personaje de Adriana Ozores, Rose, que moviliza al matrimonio para que vuelvan a la Central y arreglar el desastre, de alguna manera, viene a decir «hay que pelear, hicimos algunas cosas mal y todavía hay capacidad para intentar arreglar las cosas». De ahí el título Los hijos, porque es el mudo que van a dejar a sus hijos y a los hijos de otra gente de su generación. Por otro lado la hija del matrimonio, que no aparece en escena y es en realidad la autora, tiene una visión crítica de su propia generación
Esa generación tiene entre 30 y 35 años, y le da un par de palos diciendo que «se han quedado un poco en la infantilización permanente y no han dado el paso de asumir ellos tampoco u rol más maduro y protagónico en el mundo», pero Rose arguye que «más allá de lo que hagan nuestros hijos, nosotros tenemos que asumir nuestra responsabilidad con el pasado, con el presente, pero sobre todo con el futuro«. EL LENGUAJE QUE SUENE A CASTELLANO REAL David Serrano se ha encargado también de la adaptación. Uno de los puntos ha sido el lenguaje, ya que para David es siempre una obsesión. Pretendo que las adaptaciones y traducciones no suene a una obra escrita en otro idioma. Es importante que suene a castellano real. Esto es lo más importante. Segundo, en esta función he cortado cosas pues era un poco más larga. Lo que se ha caído, creo que no es nada interesante. Me he centrado en contar el conflicto de la función. Tercero, en este caso no la he traído a España. Transcurre probablemente en Inglaterra, pero no se dice. Lo importante fue cortarle un poquito y que suene bien.
UN HOMENAJE A LA MADRE DE LUCY KIRKWOOD Al tratar el mundo de los sesenta años, David desvela que esta función, por parte de Lucy, es un homenaje a su madre y a su generación. Es el personaje de Susi, que se ha encargado de criar a cuatro hijos, seguir trabajando, mantener una casa, pelear por esa casa, y como le dice Adriana en la función «hacer un trabajo que nadie se ha dado cuenta que ha hecho, Cuántas veces has hecho esto sin que nadie se diera cuenta». Yo, el otro día, tuve que hacer la comida en mi casa, creo que por primera vez, pues mi madre y mi abuela no la hicieron, y fui consciente de que muchas cosas durante 44 años he estado a la sopa boba, porque nunca me había cansado tanto. El esfuerzo que hice ese sábado llevan ellas haciéndolo cuarenta y tantos años y mi abuela ochenta y tantos. Supongo que por el hecho de hacer esta función fui consciente de todas las veces que ellas la han hecho, y seguramente les hemos regañado porque la sopa llegaba fría. En mi caso, además la sopa llegó fría y no me gritaron. Es pues un homenaje a esas mujeres, como mi madre también, que ha sido capaz de estudiar una carrera cuando yo ya había nacido, sacar adelante la casa, seguir trabajando y sin que nadie les diera las gracias. Con esta obra se les da las gracias.
FUNCIÓN Encuentro con el público PRECIO
Título: Los Hijos
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