CICLO: NADIE SABE TODAVÍA DE LO QUE UN CUERPO ES CAPAZ
El artista griego Euripides Laskaridis junto a la artista filipina Eisa Jocson entran en la órbita de lo que se ha definido Nadie sabe todavía de lo que un cuerpo es capaz, un ciclo en su segundo año en el que se pone de manifiesto el cuerpo entendido como una construcción permanente y, por lo tanto, en permanente conflicto. Las transformaciones que sufre ese cuerpo son inimaginables. Ambos artistas, procedentes de áreas y trayectorias muy distintas comparten propuestas artísticas que desdibujan las fronteras de las disciplinas en lo escénico, y cuyo eje es el cuerpo. Eisa Jocson trabaja sobre género y cuerpo como construcción cultural en Macho Dancer, pero también pone el foco en cómo nuestros cuerpos han aprendido el lenguaje corporal de las películas de Disney, o cómo se construyen lenguajes corporales en colectivos como las geishas o las bailarinas de pole dance en su conferencia performativa Corponomy. Euripides Laskaridis, a través de un personaje cuyo género es inidentificable, juega con atributos femeninos en un cuerpo que no es humano, que se transforma y se deforma, a través del trabajo que realiza con objetos. Esta pieza, de tintes expresionistas y sabores de cabaret, nos transporta a un mundo, el de Titans, onírico, oscuro y grotesco. EURIPIDES LASKARIDIS, un transformista peculiar
Hace 10 años conocemos el efecto Laskaridis, una especie de estado de hipnosis provocado por el ejercicio grotesco que despliega el creador griego en cada uno de sus trabajos desde que debutó con Osmosis en 2009, en plena crisis griega. Precisamente Osmosis pasó a ser el nombre de la compañía que comanda este transformista bizarro nacido en Atenas en 1975. Pronto mandó a paseo su carrera de actor convencional y el método Stanislavsky para meter cizaña con sus personajes en las calles de la capital griega, hasta profanar la mismísima Acrópolis. Euripides Laskaridis estudió arte dramático en Atenas y dirección en Nueva York. Desde 1995 ha trabajado a las órdenes de directores como Dimitris Papaioannou o Robert Wilson, comenzando a dirigir sus propias creaciones en el año 2000. Fundó la compañía Osmosis en 2009. La primera pieza itinerante de la compañía, Relic (2015), ha sido programada en más de veinte festivales y espacios de todo el mundo, como la Bienal de la Danse de Lyon, el Palais de Tokio y el Public Theater de Nueva York. Asimismo, Titans se ha llevado a escena en el Théâtre de la Ville, el Festival TransAmériques y el Hong Kong Arts Festival. A finales de 2019 estrenó Elenit.
En 2016 recibió la primera beca Pina Bausch para la investigación de nuevas formas de expresión. Titans es sin duda la confirmación de que no le dieron esa beca en vano. Cargado de prótesis que deforman su aspecto hasta revelar a una especie de madame con barriga (¿está preñada? ¿tiene gases?) y nariz de Cyrano, emite sonidos prelingüísticos mientras va destrozando el espacio. Verme a mí mismo no me inspira nada, así que me voy poniendo cosas hasta tener a una criatura distinta a mí enfrente y poder dirigirla – declara. TITANES Los Titanes, según la mitología griega, eran poderosas deidades que gobernaron hasta que los dioses olímpicos, con Zeus a la cabeza, los derrocaron. Todos ellos se unifican en un solo personaje en la pieza de Laskaridis como presos de un presente lleno de problemas cotidianos y un poco con los cables cruzados. Los titanes fueron reemplazados por otros con más poder, y estos fueron derrotados a su vez por otros, y así ha sido siempre. Yo creo que todos somos titanes. Nos esforzamos al máximo cada día para superarnos y mejorar, y fracasamos, claro. La realidad nos da en toda la cara y pronto todos seremos reemplazados – concluye Laskaridis, que pese a esta visión tan pesimista, es un tipo bastante divertido. Como un ecosistema con entidad propia, el escenario está lleno de materia en diferentes estados: hielo, papel arrugado, oscuridad y sonido. El universo de Titans es en sí mismo un cuerpo con terminaciones nerviosas, con capilares que se extienden y crean una subjetividad múltiple llena de canales de transmisión de energía. Uno de los activadores de este dispositivo es un personaje de género y anatomía indeterminada, cambiante. Euripides Laskaridis no se refleja en el espejo cóncavo de Valle- Inclán, sino que la deformación la contiene en sí misma, como una muñeca de Hans Bellmer o un avatar de Cindy Sherman.
Titans se puede definir como una pieza de tintes expresionistas y sabores de cabaret, que nos transporta a un mundo onírico, oscuro y grotesco. FUNCIÓN PRECIO
Título: Titans
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