Benamor,zarzuela desconocida para una gran parte del público actual, yo tuve referencia por mi padre. Nunca supe si la llegó a ver, pero la mencionaba e incluso tatareaba lo que después supe que era la romanza País del Sol, popularizada por Emilio Sagi Barba. Más adelante tuve otras referencias y sobretodo de La Danza del fuego. BENAMOR, ¿UNA OPERETA?
Las referencias de la época la calificaban de opereta, tema que ha vuelto a suscitarse en estos tiempos en que lo que priva para la gente joven es el Teatro Musical a lo Broadway. De hecho Benamor se produce en ese contexto, pues su título está ligado al nombre de la tiple mexicana Esperanza Iris, reina de las operetas, la cual estrenó Benamor en el Teatro de la Zarzuela el 12 de mayo de 1923. Por otra parte a Pablo Luna, el compositor, se le ha adjudicado su devoción por la opereta y ritmos del momento. Esta reflexión ya surgió con motivo de la versión en concierto de Las Calatravas (CLICK), en el Teatro de la Zarzuela. En 1910 estrenaba Molinos de Viento y en los «códices» se califica como «zarzuela, más bien opereta». A este respecto en la película Teatro Apolo (Rafael Gil,1950) – protagonizada por Jorge Negrete (Miguel Velasco, tenor), María de los Ángeles Morales (Celia, tiple) y Maruja Asquerino (Elena Ramos, tiple) – en la que se narra la historia de este teatro y del género chico, Miguel engaña a Celia, su mujer, con Elena, una tiple arribista. Sus retrasos en llegar a casa los justifica porque la nueva obra Molinos de viento de Pablo Luna, es algo más que «cuatro chulaperías» del género chico. El retraso se llamaba Elena y no Molinos de viento. De hecho los carteles de la película mostraban como imagen preferente a Jorge Negrete en el personaje del capitán Príncipe Alberto de Molinos de Viento. Lo interesante es que la película recoge el testimonio de la época: se iniciaba una nueva forma de zarzuela en la línea del llamado Teatro Musical. En Europa triunfaba la opereta, y ésta forma musical atraía al público. Luna no era ajeno a estos aires, aunque Enrique Viana, que se encarga de la puesta en escena, no cree que Luna fuese muy consciente de lo que hoy llamamos Teatro musical a lo Broadway. Los músicos de entonces escribían las obras primero para que tuvieran éxito, y toda la gente que venía al teatro, que era mucha porque era el mayor entretenimiento, tuviera lo que quería. Por eso esta función tiene números cómicos, números líricos como el gran dúo del último acto, números bailables, números más o menos románticos con un punto de dramatismo…Para mí Benamor es absolutamente una zarzuela. El que se le categorizara, en algún momento, de opereta sería pues que les pareció más exótico entonces. En la partitura se nombra como opereta, pero es por el tema exótico-oriental. Benamor es una gran zarzuela y no creo que el maestro Luna fuera precursor del musical. Era una persona con muchas ideas dentro de la melodía de nuestra música. BENAMOR ABANDONADA EN EL ESCENARIO
Benamor se estrenó hace 98 años, y nunca se volvió a reponer en el Teatro de la Zarzuela. Daniel Bianco, director artístico del Teatro de la Zarzuela, muestra su entusiasmo por la recuperación de este título, y porque se completa la trilogía oriental de Pablo Luna: El asombro de Damasco, El niño judío (CLICK) y Benamor. Al recuperar Las calatravas (CLICK) en versión de concierto se puede decir que el Teatro de la Zarzuela rinde homenaje a Pablo Luna. Según las crónicas el estreno fue todo un acontecimiento. Los números musicales se repitieron dos y tres veces con lo cual todo terminó a las 3 de la madrugada. Aunque durante 30 años se representó en España e Hispanoamérica, cayó en el olvido en los años cincuenta. En esos años Ataulfo Argenta y otros directores dieron un gran impulso al mundo de la zarzuela con sus grabaciones discográficas. De Benamor se olvidaron. No así de El asombro de Damasco (director Enrique Navarro, Zafiro / Ataulfo Argenta, Alhambra) o El niño judío (CLICK)(director Ataulfo Argenta, Columbia). Son muchas las teorías según los musicólogos y los historiadores. Una de ellas es que en ese año se estrenó Doña Francisquita – apodada comedia musical – y se tragó a Benamor. No parece muy plausible que esa sea la única causa. Benamor transcurre en Isfahan, la antigua capital de Persia (actual Irán) en el siglo XVI. Por ley el primer hijo debía ser un hombre y el segundo una mujer, lo cual no ocurre en Benamor. Los recién nacidos deberían morir, pero la madre del Sultán para no sacrificarlos, los cambia: a la niña la llama Darío y al niño Benamor. Todo va bien durante años hasta que la supuesta princesa tiene que casarse. Según Daniel Bianco, director artístico del Teatro de la Zarzuela, la confusión de géneros provoca una comicidad transgresora, donde el humor es importante junto a una partitura de temas musicales pegadizos que llegan directamente al alma. Para poder hacer esta función me he rodeado de lo mejor que hay, y para esta transgresión y comicidad he acudido a Enrique Viana como director de escena. Además le pedí que hiciera el «rol» de Abedul, pero me propuso una cosa maravillosa: dos personajes que introducen el primero y segundo acto, que son el Pastelero y la Confitera. Son dos momentos de gran humor. JOSÉ MIGUEL PÉREZ-SIERRA, director musical
José Miguel Pérez-Sierra, habitual en el Teatro de la Zarzuela, se encarga de la dirección musical. Con El Barberillo de Lavapiés (CLICK) cumplió sus 100 funciones y se festejó, y ahora llegarán a 125 funciones, que debido a la Pandemia se festejará por «whatsApp». José Miguel se muestra encantado por volver al Teatro de la Zarzuela y por la recuperación de Benamor, cuyas noticias críticas de la época en el día de su estreno son «fabulosas» por su excelente acogida de público. Luego durante, prácticamente, 100 años desaparece hasta hoy. Solamente ha sobrevivido La Danza del fuego, y probablemente la romanza de Juan de León, País de Sol. Todo lo demás quedó, inexplicablemente, en el olvido. Es algo que a lo largo de la historia ha sucedido. Yo pongo siempre el ejemplo de Rossini. Desaparece prácticamente 100 años desde su muerte en 1868, hasta que el maestro Alberto Zeta hizo la primera edición crítica de El Barbero de Sevilla en 1969, y a partir de ahí empezó toda la recuperación rossiniana. De repente cuando el mundo había pensado que era un señor con cuatro óperas bufas, nos encontramos con un coloso con 39 óperas y con una gran producción dramática y de ópera seria que el mundo no conocía. Si le pasó a Rossini, qué no nos va a pasar a los demás. Una de las razones de estos olvidos José Miguel la ve en el hecho de que la producción teatral era tan enorme, había tantos estrenos, tantos compositores que, creo , tenían una mentalidad de «prêt-a-porter». Componían con la idea de que fuese un éxito, de que gustase, se tuviera el mayor número de funciones posibles, se fuera al mayor número de teatros posibles, y pasada esa ola de éxito, pensaban en componer la obra siguiente. Entonces las obras eran víctimas de lo prolífico de sus autores. Alguien como Pablo Luna, capaz de componer dos o tres zarzuelas al año, para él, no era extraño que Benamor después de unos meses de éxito pasara al cajón, para luego dar lugar a la siguiente. RECUPERAR BENAMOR, UN PLACER
Aparte de las elucubraciones históricas, José Miguel alaba el trabajo de recuperación, y el ser él uno de los que se benefician con Benamor ,es un «placer». Para Pérez-Sierra, Benamor, a nivel musical es el cénit de la Trilogía Después el estilo de Luna va progresando y se va adaptando un poco a la época en que va viviendo, pero Benamor es una partitura extensísima, una hora y cuarto de música. Es de las zarzuelas con más música que te puedes encontrar. Además música de calidad. Yo destacaría de esta partitura el eclecticismo, algo que tiene Luna en toda su producción, y el interrogante si es zarzuela u opereta, se puede decir que aquí está todo. Tenemos cosas muy españolas, muy de zarzuelas como La danza del Fuego o País del Sol de Juan de León. Es zarzuela pura. Luego tenemos el maravilloso dueto final entre Darío y Juan de León que es más de opereta. Es un dueto romántico, pero a tiempo de vals. Esto es prácticamente opereta vienesa. Tenemos también, entre comillas, mucha música golfa de la época. Tenemos música de baile, el foxtrot,… Lo que me gusta es que en vez de amalgamar todo, cada cosa sea lo que debe ser. Cuando es opereta suena a opereta; cuando es zarzuela suena a zarzuela; cuando tiene que ser música de baile de los años veinte, que suene a música de los años veinte. Junto a ese gusto por los nuevos ritmos musicales estaba también el elemento exótico y oriental en Luna, pero tal pedilección no era exclusivo de él. Hasta bien entrado el siglo XX casi todos los autores tienen esa predilección, porque es una manera de viajar con el público en una época en que no se viajaba. En cambio hoy en día es raro ver obras teatrales ambientadas en otros lugares, porque ya los conocemos, pues tenemos la suerte de viajar con gran facilidad. En aquella época era lo común. Tenemos a George Bizet con sus grandes éxitos como Carmen y Pescadores de Perlas. Carmen la ambienta en España, que para un francés era exótica, porque le apetece ofrecer ese exotismo. En Pescadores de Perlas, que terminó ambientándose en Ceylán, actual Shri Lanka, en un principio la puso en Cancún: Después creo que porque hubo un estreno en Francia que tuvo mucho éxito con una temática del lejano Oriente, dijo: «Si lo que se lleva ahora es del lejano Oriente, vámonos a Ceylán». A Luna le fascina viajar teatral y musicalmente por lugares por donde no ha estado y al público también. CALIDAD Y DIVERTEIMENTO ROSSSINIANO EN BENAMOR Pérez -Sierra especialista en Rossini ve en Luna un aire rossiniano en cuanto que la música es de gran calidad y profundamente divertida. Esta zarzuela es un fruto claro de esos locos años veinte en los que se compone, igual que esos años locos son un fruto claro de una reacción a una Pandemia, a la española. Creo que es el título perfecto para que, aunque todavía estamos dentro de ésta, ¡ojala! signifique la salida musical de la Pandemia, porque realmente esta zarzuela desternillante, alocada de los años veinte tan eclética, tan divertida, tan directa, creo que fruto y reacción a eso. Quiero agradecer la interpretación de los dos repartos y el trabajo de Enrique Viana, ya que no había nadie mejor para entender la comicidad y teatralidad de esta zarzuela. El Coro, en versión reducida, debido las normas de seguridad, hace una labor extraordinaria, y lo mismo la orquesta, que es menos numerosa, pero todos juntos llevamos adelante un gran trabajo para que esta recuperación de Benamor sea lo que debe. Me gustaría dedicarle La Danza del fuego de esta producción a Miguel Roa que fue la última persona que la dirigió en este foso. ENRIQUE VIANA, director de escena
Enrique Viana vuelve a la temática del olvido de Benamor. Ha buscado si ha estado en el Teatro de Apolo, pero no lo ha encontrado, con lo cual parece que no ha estado en el Teatro de la Zarzuela ni en ningún otro en aquella época. Puede uno pensar que Pablo Luna había tenido un gran éxito con El niño judío (CLICK) y se esperaba de él un gran éxito. La música de El niño judío (CLICK) es maravillosa. Bastante más fácil que la de Benamor, la cual de las tres es la que exige más vocalmente. Es la más larga y puede que sea la más costosa. Esa puede ser una de las razones que hiciera que Benamor no se repusiera. Otra razón es que vinieron a cantarla dos cantantes muy de moda en la época que ninguna estaba catalogada como ni como soprano, ni como mezzosoprano, y creo que el maestro Luna escribió la partitura para ellas, Esperanza Iris(Benamor) y Mimí Derba(Darío). Eran dos mexicanas ,muy guapas y muy célebres en aquel momento, pero luego se marcharon y creo que Benamor se quedó ahí, un poco por esto. Hasta ahí las conjeturas que yo puedo hacer. EL PASTELERO Y LA CONFITERA,
Hay dos personajes nuevos anunciados por Daniel Bianco, que son propuesta de Enrique Viana: el Pastelero y la Confitera. Todo nace en la infancia de Enrique Vine por primera vez al Teatro de la Zarzuela con 6 años. Me causó tal impresión lo que vi, que fue Madama Buterflye, que mis padres buscaron la manera de traerme, y luego a través de una amiga que trabajaba en este teatro. Una gran actriz y que había estrenado muchas zarzuelas durante mucho tiempo. Venía todos los jueves y me sentaba en «aquel» palco. Siempre cuando veníamos de su casa aquí, parábamos en una pastelería. Se llamaba La Mahonesa en la calle Peligros (Virgen de los Peligros). Allí me compraban una trufa y me sentaban en el palco todas las funciones del jueves por la tarde. Vi todas las zarzuelas. En La Mahonesa vi muchas escenas muy curiosas que se te quedan grabadas de cuando eres niños. Como homenaje a aquella pastelería y a aquella ruta que había que hacer sin más remedio para venir a ver la zarzuela que tocaba, que duraban mucho tiempo – algunas me las sé de memoria con todos los cantables y bailables y todos los «hablables» -, pues como homenaje a eso están este Pastelero y esta Pastelera (Confitera) y algunas de las escenas que yo presencié…
MÚSICA MARAVILLOSA LLENA DE MELODÍAS
Para Enrique Viena, Benamor posee una música absolutamente sorprendente, maravillosa y llena de melodías. A ello se une el que este señor – José Miguel Pérez-Sierra – está lleno de ideas y siempre a favor de la obra, siempre a favor de los cantantes, siempre tiene una sonrisa, siempre está disponible. Se ha visto todos los ensayos de escena, y siempre empujando para que Benamor vaya hacia arriba. A ello se une una maravillosa escenografía de Daniel Bianco y unos figurines de Gabriela Salaverri que son un sueño, una coreografía de Nuria Castejón que es más que maravillosa, y las luces de Albert Faura que son fastuosas. Dicho esto, cantantes-actrices como Amelia Font, que es una persona que me emociona mucho compartir con ella dos parlamentos que tengo porque es un andar codo con codo. Ella no lo sabe, pero cada tarde hago un homenaje a la persona que yo vi tantas veces en este escenario. Agradecer a todos y a estos cantantes que tienen facultades para hacer esta obra cuatro veces al día durante 40 años, UNA ZARZUELA MUY BLANCA EN CUANTO AL LIBRETO. Dada la sensibilidad de estos últimos tiempos, en varias ocasiones ha habido que censurar o cambiar algunos términos para no ofender. En Benamor nos topamos con el mundo islámico, como en El niño judío (CLICK). En aquel montaje hubo que perfilar ciertos términos. En esta ocasión parece ser que no, según testifica Enrique Viana No ha habido ocasión porque no había ninguna palabra, ni ninguna frase. Nada que aludiera a algo que comprometiese a la religión islámica. Todo es de muy cuento oriental. No hay nada de veraz. En ningún momento se alude a Alá, ni a nadie. Es una zarzuela muy blanca en cuanto al libreto. No he tenido que tocar nada. LA ZARZUELA, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD. Aterrizando en el Benamor de hoy a Enrique le produce una gran ilusión porque para mí el Teatro de la Zarzuela es el Teatro de mi vida, el de mi ciudad, y soy muy admirador de las música española. Aprovecho para decir que espero que este Teatro sea alguna vez Patrimonio de la Humanidad, porque ya le toca y porque no sólo es parte de nuestra historia, sino que es un parte muy importante de la Historia y de la Historia de Madrid. No sé de qué manera podríamos empujar entre todos el carro de la burocracia para que fuera, finalmente, Patrimonio de la Humanidad.
Daniel Bianco agradece y subraya el modo de trabajar de todo el equipo. trabajar con Enrique Viana es muy divertido y en los tiempos que corren es mucho mejor, porque te levantas por la mañana, ves el Telediario, te quieres morir. en concreto yo todos los días pienso que tengo que ponerme la astrazeneka y me llaman que tengo que ir, no quiero ir, no sé qué hacer y vienes con Enrique y te cuenta una historia de Benamor y te ríes mucho, con lo cual quiero agradecerte tu generosidad, porque de verdad es fácil trabajar contigo y los mismo con el maestro Pérez-Sierra con el que trabajé en muchas óperas. Compartimos mucho en Chile. Así que a todos y todas muchas gracias. Gracias al Coro, a Antonio Fauró, al personal del teatro
Benamor cuenta con doble reparto _________ (1) Sélica Pérez Carpio (Jarafuel, España 1900 – Madrid (España)1984) fue autodidacta y sin estudios musicales, aunque fue una primera figura de la lírica española. De tesitura base mezzosoprano, cantó también como tiple (soprano) y como contralto. Sus hermanas eran coristas de opereta y zarzuela en el Teatro Ruzafa de Valencia. Ella las acompañaba entre bastidores y se aprendía de memoria las canciones. En la representación de aficionados de Maruxa (Amadeo Vives) el 2 de septiembre de 1914, en la que participaba, la tiple de turno enfermó y ella se ofreció a sustituirla. Fue un éxito y continuó en el mundo de la lírica. En Manises tuvo su primer contrato profesional con Molinos de Viento. De ahí subió al Teatro Ruzafa. En su carrera llegó a estrenar cerca de 80 zarzuelas. Poseía un amplio repertorio. Fue la Aurora la Beltrana de Doña Francisquita en el Liceo de Barcelona, junto a Miguel Fleta como Fernando. En 1942, en la cima de su carrera lírica, la abandona y forma una compañía de Comedias. Su discografía en discos de 78 rev/minuto es abundante, parte son versiones completas y otras fragmentos. En 1934 interpretó a la Seña Rita en la espléndida versión cinematográfica de La Verbena de la Paloma con dirección de Benito Perojo. FUNCIÓN PRECIO
Título: Benamor (opereta en tres actos) Orquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro de la Zarzuela) Director del Coro: Antonio Fauró
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