– Antonio y Cleopatra se estrenó en el Festival Internacional de Almagro el 1 de julio con cuatro representaciones. Al ser una coproducción de la CNTC (Compañía Nacional de Teatro Clásico) con el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, su segundo periplo fue Mérida. En total unos 2.000 espectadores lo vieron en Almagro y unos 9.000 en Mérida. Ahora llega a Madrid al Teatro de la Comedia, la sede de la CNTC, en medio de la polémica entre el INAEM y los trabajadores técnicos, ante las exigencias de un nuevo modo de acceder a los puestos de trabajo, en donde la experiencia de muchos años de trabajo parece no contar. El estreno se suspendió ante la huelga y los paros del equipo técnico.
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Antonio y Cleopatra (1606 ???) venía después de Otelo, Medida por medida, El rey Lear y Macbeth, obras maestras. Tal descompensación se ha visto como una de las causas de que tras la primera representación, la obra cayera en el olvido. A esta causa hay que añadir el que se trata de una tragicomedia, género no comprendido siempre. Fuere lo que fuere el hecho es que no volvió a representarse hasta 150 años después. En 1677 – setenta años después de su estreno y sesenta de la muerte de Shakespeare – el comediógrafo y poeta John Dryden escribe Todo por amor (All for Love), que según sus palabras la escribe «al estilo de Shakespeare», y la sube al escenario con gran éxito, superando al original shakesperiano. Es también la tragedia de Marco Antonio y Cleopatra. En 1759 dos actores británicos legendarios – David Garrick y Mary Ann Yates – recuperan el texto de Shakespeare, sin embargo en la posteridad este título no consigue entrar en el repertorio. En opinión de Vicente Molina Foix la razón de este abandono tras su estreno: «un texto en exceso atrevido para aquellos siglos que veían fluir la sangre con gran derrame en los escenarios, y donde abundaban en la representación de incestos y estupros, pero en los que la intimidad carnal sin freno de una ilustre pareja histórica podía escandalizar«. Tras ese largo silencio la obra reaparece como una obra compleja, interesante, cómica. Termina como una tragicomedia, pero hasta que llega a la tragedia la comedia es lo que se impone, y eso está muy bien dado en este montaje, que es un acercamiento ligero y a la vez profundo. ANTONIO Y CLEOPATRA, En 2021 se retoma por la CNTC este título olvidado, por obra del director José Carlos Plaza, quien desde el 2009, cuando dirigió La Venganza de Tamar, no había vuelto a trabajar en la CNTC. Luis Homar, director artístico de la CNTC, le sugirió la posibilidad de Antonio y Cleopatra. La sorpresa fue que era uno de los textos que más amaba.
Buscamos la Cleopatra ideal y nos llevaba a Ana Belén. Era la primera vez que Ana formaba parte de esta Compañía. Mostró su entusiasmo desde el minuto cero, algo que se multiplicó. Trabajar con Ana es algo, realmente, excepcional. Es un lujo, aparte de su talento que lo tiene. Vicente Molina Foix, ducho en las traducciones de Shakespeare, abría la posibilidad de añadir un título poco habitual en la obra shakesperiana. Luis Homar destaca de la obra el enfrentamiento entre esa Roma y ese Egipto. Entre la razón y lo que es el cuerpo, el instinto y los sentimientos. Roma es la razón y yo quiero pensar que Egipto es la cabeza más el cuerpo, que puede generar el alma con todas las contradicciones que eso puede conllevar. Quiero pensar que Shakespeare se moja y apuesta por ese amor maduro, ese encuentro en el más allá, porque en este mundo terrenal es difícil. Es obra de final feliz en la que Antonio y Cleopatra se encontrarán desarrollando esa alma. Es el enfrentamiento de dos mundos, el que produce que es el romano y otro mundo que se dedica al ser y que no tiene que ver con el tener. Esa lucha está en la obra y Shakespeare deja claro del lado de quién está. ANTONIO Y CLEOPATRA, UN REGALO Para José Carlos Plaza, Antonio y Cleopatra es un regalo por Shakespeare, y trabajar con Luis Homar y Ana Belén, y por dirigir un texto de Vicente Molina Foix, un «triple regalo». Antonio y Cleopatra, para mí es un texto ejemplar y sorprendente. Sorprendente por el diálogo, por las situaciones y porque se salta a la torera cualquier unidad de tiempo y de lugar; escenas cronológicas saltan de un lugar a otro, se pasa de Atenas a Alejandría. Es una complejidad maravillosa que hace que tus neuronas vayan a tope. Otro aspecto a resaltar el estar llena del sentido del humor
Es una tragedia optimista de final feliz y muy divertida. Está llena de humor, de ingenio. En tercer lugar es muy procaz. Habla del sexo con una libertad y con una tranquilidad y con un sentido del humor. La sexualidad está presente en el 90% de las escenas. Junto con estos ingredientes está el poder. Lluis halaba del corazón y la razón, y yo hablo del poder y el placer. Egipto representa la curva, el placer, lo ondulante, y Roma es la línea recta. Sobre eso hemos hecho el montaje. Diferenciamos la fuerza de Roma a través de la luz y la escenografía, y por el comportamiento de los actores, que son ejemplares. Hacen una Roma fría, seca, profunda si perder humanidad, pero basado en el poder. Luego está la otra parte de Egipto que es el grupo de actores. Marco Antonio une las dos partes. Encabezando ese «maremágnum» dos personajes excepcionales, dos dioses viajan en su órbita infinita ensombreciendo todo lo que está a su alrededor. Despiertan odio y amor, admiración y resentimiento. Pero ellos viajan por la vida hacia la muerte ajenos la mayoría de las veces a estos sentimientos. Como siempre en el teatro en la obra está el mundo de Oriente y Occidente. José Carlos subraya que el montaje se ha hecho lo más humanamente fiel al texto de Shakespeare. Se hace entera, otro problema es alcanzar la profundidad de Shakespeare y hemos hecho lo que hemos podido. VICENTE MOLINA FOIX, traducción y versión Vicente Molina Foix se ha encargado de la traducción y de la versión. Durante mucho tiempo se nutrió de las diversas traducciones shakesperianas pues no había aprendido inglés.
Poco a poco me atreví a traducirlo, porque el inglés es muy difícil y el de Shakespeare aún más. Empecé a ver las obras, a leerlas y a una inmersión profunda en Shakespeare. Había una obra que nunca había llegado a ver. Pasé unos años en Inglaterra y no se había programado. Cuando ya me venía se programó en lo que fue la despedida de la Royal Shakespeare Company de Peter Brook, el cual se iba a Francia y allí haría a Shakespeare en francés. Se despidió en el West End haciendo Antonio y Cleopatra con Glenda Jackson de Cleopatra y como Antonio un actor muy conocido el Londres, Allan Howard. Lo que me ató a esta obra es que la vi como una tragicomedia contemporánea. En los momentos más ligeros era como una «sit com», una comedia de situación amorosa que le pasaba a las figuras más potentes de la antigüedad clásica, en los dos centros más potentes de la antigüedad que son Egipto y Roma. Estas dos personas poderosas, legendarias, temidas y amadas, estaban cumpliendo esa misión y, al mismo tiempo, echándose los trastos a la cabeza: discutiendo, estando celosos, amorosos… Todas las vicisitudes que gentes como nosotros en todo tiempo y lugar , y en toda clase social se le relacionan. Me vine a España y quedó ahí. En el tiempo posterior Vicente se enroló en traducir cuatro de las obras shakesperianas, algo que le resulto difícil pero retador. LA CREACIÓN DE UN MUNDO Vicente ve interesante que Shakespeare sitúe a estos dos personajes en la madurez, porque
no cometen los errores amorosos de la juventud. Tienen otro tipo de enfoque al amor y pasión que sienten. Han tenido y siguen teniendo alternativas amorosas, pero está claro que el espacio que ellos crean cuando se reúnen, cuando están solos, es un espacio diferente al espacio real. La realidad es la componenda de Estado; las bodas preparadas; las traiciones y estrategias. En cambio el mundo de ellos dos es un mundo distinto: una especie de cielo complejo, pero cielo, en el que cuando entran son otras dos personas. Hacen el amor, se divierten, llaman siempre a los que les rodean para que participen con ellos y sea, no los testigos sino los copartícipes de ese mundo de encanto, de fascinación, casi de magia que han creado ellos con su humor. Es la historia de la obra, de cómo esta pareja crea un mundo imaginario muy tangible y muy físico, y como lo pierden si es que lo pierden. Aunque la obra se titula Antonio y Cleopatra, según Vicente, hay muchos personajes con entidad propia: Lépido, Enobarbo, César… Como es propio en Shakespeare hay un cuidado notable de los personajes secundarios, con una dignidad y una altura verbal tan grande como la de los protagonistas. ANTONIO SE HARTA DEL PODER Cabe recordar, como nota interesante en la función, que se habla de una leyenda que es Cleopatra y de un hombre que por única vez en toda la obra de Shakespeare sale dos veces: Marco Antonio, el cual tiene un papel muy importante siete años antes de escribir esta obra, que es de 1606. En 1599, Shakespeare escribe Julio César, una de las tres obras romanas más destacadas. Ahí tenemos no sólo la juventud, sino la otra cara de Antonio. El que está aprendiendo su trabajo de Hombre de Estado, muy apegado a Julio César, el de las Galias. Ahí Marco Antonio se revela como uno de los portavoces de la verdad que hay entre las dos primeras obras de Shakespeare. Años después el Antonio que aparece, parece haberse hartado de los rigores del poder y el teje y maneje político, y conoce a una mujer de la que se enamora locamente y empiezan esa vida imaginaria, pero muy física. Por su parte Cleopatra ha tenido una larga vida, incluso amorosa Ella misma habla de esa vida. Es de los momentos más chispeantes de la obra. Es una leyenda. Aparece en los clásicos romanos antiguos como una figura destacadísima de la antigüedad. El poeta Horacio le dedica una Oda en la que dice, algo que me gusta muchísimo, que «era una mujer nada humilde». Una mujer con orgullo de serlo y de ejercerlo, tanto en la plasmación de su amor con Antonio, como mujer política al ser hija de reyes. Esos son los elementos fundamentales de la obra.
DEL ESPACIO ABIERTO DE MÉRIDA Pasar de un espacio amplio como es Mérida a otro más reducido como es el Teatro de la Comedia, no supone, para Ana Belén un cambio, ya que
el trabajo de personajes está ahí, pero obviamente no puedes trabajar de la misma manera ante un escenario con dos mil o tres mil personas. De repente tu cuerpo te sorprende porque estás ante una dimensión enorme. Cuando vienes a un lugar más pequeño tienes que volver a recoger todo lo que hemos hecho de trabajo de mesa: las intenciones de los personajes, y eso es lo que hemos estado haciendo estas semanas, pero es lo mismo. Lo que es verdad, y pasa en todas las obras, cuando tienes la posibilidad de unos días de no representación y retomas, te das cuenta de cosas que en una primera fase no te dabas cuenta, porque, al principio, hay una ansiedad por llegar inmediatamente a eso que el director quiere. Al menos eso me pasa a mí y creo que a muchos actores. En cambio cuando tienes la posibilidad de pensar, de reflexionar te vienen cosas que en un primer momento se te habían pasado. En este escenario con la cercanía del público estás como si estuvieras trabajando en primer plano. Es lo que José Carlos nos ha dicho mucho: «Fijaos que es un primer plano». Eso es muy interesante para un actor. Lo importante es adecuarte al espacio y hemos tenido esa posibilidad. Para José Carlos Plaza la diferencia espacial está en que «Mérida es Mérida»y no te hace falta ni decorado. Mérida te da el 90 % de lo que es la relación con el público. Aunque es un espacio enorme, realmente no abrimos tanto, sino que mantenemos la relación del actor con el espectador. En Mérida yo digo siempre: «Mirar hacia arriba y hacer la función para él» No me hacen caso (risas). A nivel de la estupenda escenografía de Ricardo ha sido muy sencillo. Era algo pensado: abrimos en Mérida y cerramos en el Teatro de la Comedia. La única diferencia es el túmulo final. En Mérida es un transporte y aquí lo descendemos. El teatro nace de una esencia pequeñita y se va encontrando con el personaje poco a poco. Eso permanece siempre y no cambia nada en Mérida ni aquí. UN ANTONIO Y CLEOPATRA Este Antonio y Cleopatra, en opinión de José Carlos Plaza es muy entendible por la juventud, ya que tiene un lenguaje de la elipsis constante, como el mundo de la imagen. Las escenas son muy cortas y te dan una información a toda pastilla en dos minutos y tiene diálogos cortos. En general – apunta Lluis –Shakepeare escribía para el público y aparece esa línea popular que la gente joven recoge bien. He hecho mucho Shakespeare y lo he constatado. Te hacen como redescubrir la propia obra que estás haciendo. Tiene muchas capas y hay una capa que, a veces, quien la recoge y la pone en valor es la gente más joven. Shakespeare es uno de los más grandes poetas lírico y dramático – recuerda Vicente –, pero su teatro se caracteriza, y en eso ha dejado una estela posterior en el teatro de lengua inglesa, como gran narrador. Lo más difícil al traducirlo es mantener el estilo poético y no olvidar que Shakespeare narra, y el reto es que la novela de la obrase ha de seguir como una novela que se sube al escenario y en la que los actores están encarnado a esos personajes. En las traducciones de Shakespeare es importante dar la dimensión narrativa, sin perder las imágenes bellísimas que abundan tanto en la obra, y engarzar unas con otras. *********
FUNCIÓN PRECIO
Título: Antonio y Cleopatra Intérpretes: Ana Belén (Cleopatra), Ernesto Arias (Enobarbo), Javier Bermejo (Octavio César), Rafa Castejón (Mensajero), José Cobertera (Eros), Elvira Cuadrupani (Octavia), Israel Frías (Pompeyo), Lluís Homar (Antonio), Carlos Martínez Abarca (Dolabela), Luis Rallo (Mardián / Seleuco), Olga Rodríguez (Carmia), Fernando Sansegundo (Lépido) Estreno en Madrid: Teatro de la Comedia (Sala Principal), 23 – IX – 2021
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