La Gran Cenobiade Calderón es un montaje de la Joven Compañía, en su nueva modalidad del último año. No se trata de crear un nueva temporada con nuevos actores jóvenes, sino una «repesca» de una serie de actores que han intervenido en las cinco temporadas, para dos espectáculos por temporada. Lluis Homar, director artístico de la CNTC (Compañía Nacional de Teatro Clásico) precisa:
Este año se ha añadido, con respecto al año pasado, que en estas promociones había algunos actores que habían dado el paso a la dirección y aquí tenemos un ejemplo: David Boceta, actor de la primera generación de la Joven, pero ha desarrollado su faceta como director. David y su equipo artístico ya hicieron otro título, El otro Reino extraño, sobre la poesía de Lope de Vega, que no se pudo ver en Madrid. Es una pena. Fue en la época de la Pandemia y se lo encargamos para emitirlo vía virtual. Cuando luego se decidió, de un día para otro, que se hacía el Festival de Almagro llamamos a David y le dijimos: «Querríamos que esto se convirtiera en un espectáculo de teatro». Inauguró el Festival. Después esto nos llevó a La Gran Cenobia. Para Lluis Homar La Gran Cenobia es un texto maravilloso.Es la primera vez que lo aborda la CNTC , lo cual es un gran acontecimiento. Cuando hablamos con David, teníamos muy claro que el dirigiera algo, pero no teníamos el título, y fue propuesta de él. Es un texto que conocía y nos entusiasmó. Calderón es inconmensurable. Son pocas las obras de Calderón que tienen nombre femenino. Están La dama duende, La hija del aire y otro que tenga nombre propio es La gran Cenobia. Es significativo que lo haga con este nombre femenino al estilo de mujeres como Cleopatra o Semíramis. En esa época era algo muy excepcional. La primera obra que escribe con 21 años se llamaba Amor, honor y poder (1623), con lo cual son tres valores ya al inicio. El tratar esa ansia de poder atraviesa todas las épocas y pocas cosas han cambiado hasta ahora. Esta temporada tenemos cuatro obras de temática romana: Las bizarrías de Belisa (CLICK), Numancia (CLICK), La Gran Cenobia y Lo fingido verdadero. En ellas siempre hay esa confrontación de esos dos mundos. En este caso es Roma y Palmira; en Las bizarrías de Belisa (CLICK) era Egipto… En todas hay dos miradas de alguien que no está exento que es ese afán de poder, ese afán de reconocimiento, pero hay una mirada más humana y otra más radical y autoritaria de resonancia hasta ahora. Son temas que nos impactan. Hay también una modernidad enorme cómo es quién se adueña del relato. De esta forma importa no sólo lo que sucede sino cómo se cuenta lo que sucede. Algo que ahora se ha aumentado. En cuanto sucede una acontecimiento, los medios de comunicación o los grupos de poder intervienen y no llegamos a saber qué es lo que pasa. Qué es lo que alguien pretende que se cuente de lo que está pasando.
LUIS SOROLLA, versionador Luis Sorolla (Madrid) es creador teatral, dramaturgo, actor, director, productor y fundador y cabeza de la productora Esto Podría Ser, especializada en la puesta en pie y traducción de textos de dramaturgia contemporánea extranjera y en piezas de creación propia. Es miembro estable de la compañía Los Números Imaginarios (dirigida por Carlos Tuñón) en la que trabaja como actor y como dramaturgo y creador. Es licenciado en Interpretación Textual por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD) y apasionado de la dramaturgia contemporánea. Como dramaturgo ha creado varias piezas para la compañía de Los Números Imaginarios y ha escrito varias obras. Como actor ha trabajado en múltiples espectáculos teatrales y como director ha dirigido sus propios textos y otros. En febrero de 2022 estrenará El mal de la montaña de Santiago Loza, bajo la dirección de Francesco Carril y de Fernando Delgado-Hierro en el Teatro Español.Lleva 10 años dedicándose a la traducción de textos teatrales contemporáneos (británicos, alemanes y americanos); ha trabajado como dramaturgista tanto para centros de investigación y formación como en espectáculos teatrales, y se dedica a la enseñanza en centros como el Estudio Juan Codina y de manera independiente
En La Gran Cenobia se ha encargado de la revisión y versión que, en comandita con David Boceta, ha consistido en en plantear qué nos interesaba de La gran Cenobia y en qué temas de la obra de Calderón queríamos centrarnos concretamente. Qué sentíamos, qué nos apelaba a nosotros como creadores y también al momento presente. La versión ha comenzado por reducir algunos de los personajes de la obra y podar algunas de las tramas (el personaje de Persio, por ejemplo) para tener una acción más directa y enfocada hacia estos aspectos, y también para ajustarnos a la duración deseada del espectáculo. En un segundo, construir (con textos ya existentes y con algún texto específicamente escrito para la ocasión) un marco que invite al espectador a observar la acción que propone Calderón desde un prisma concreto: cómo entiende el poder y la ambición. La vigencia actual de la obra Luis Sorolla la ve en la temática de qué es la verdad y cómo ésta se utiliza y manipula, especialmente dentro de un marco político que mucha gente siente que tiende cada vez más a la división, al desencuentro y a la crispación y la agresividad. Todo esto nos conecta con un pensamiento muy presente desde la posmodernidad y de gran vigencia ahora mismo: el hecho de entender que la historia está configurada como una colección de relatos y de narrativas, y que por lo tanto depende de quién ha tenido la capacidad, la autoridad y el privilegio de construir y contar sus relatos y de hacer prevalecer su verdad. Estas ideas enlazan con algunas de las preguntas principales que plantea La gran Cenobia: qué caracteriza un buen gobierno o a un buen o una buena líder, y cómo el amor y la empatía tienen (o no) cabida en el ejercicio del poder. La pugna entre una forma de entender el mundo más amable, justa y empática, y una visión del mundo basada en el enfrentamiento, el dominio y el sometimiento, y en la anulación de la otredad y de todo aquello que no soy yo. DAVID BOCETA, director de La Gran Cenobia David Boceta (actor, directory profesor de interpretación en la RESAD) inició su relación en la Compañía Nacional de Teatro Clásico precisamente como miembro de la primera promoción de La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, donde debutó con Las bizarrías de Belisa (CLICK) de Lope de Vega (Eduardo Vasco) y La noche de San Juan de Lope de Vega (Helena Pimenta). Posteriormente ha intervenido en varios montajes clásicos. Ha dirigido los montajes Nacho´s (Microteatro por dinero), Otelo, el extranjero (La chanza Teatro), De Madrid al cielo y un agujerito para verlo y ¡Qué arte más grande! (Perdición Teatro). Como actor, ha participado en los montajes de corte más contemporáneo o títulos clásicos del siglo XX de otras compañías. La gran Cenobia no es nueva para él, ya que participó en un montaje anterior dirigido por Carlos Alonso Cañero.
David Boceta perteneció a la primera generación de la Joven Compañía en el año 2006, siendo Eduardo Vasco, director de a CNTC, lo mismo que Isabel Rodes (Cenobia) y José Juan Rodríguez (Aureliano). Ello les llevó a entrar en la CNTC y entrar en la profesión de la mejor manera posible, ya que trabajaron con los mejores profesionales y los mejores autores. Formar parte de aquel 2006 y hoy presentar un espectáculo con un equipo que vienen de aquellos barros a estos lodos es una responsabilidad, un honor y está cargado de sentido, en cuanto que en vez de volver a hacer una nueva promoción de nuevos compañeros, era bueno pararnos un momento e intentar rescatar este patrimonio de actores, unos jóvenes y otros no tanto, y sumar el que algunos somos directores. Pero no solo eso, sino que La gran Cenobia es también una declaración de intenciones y soy muy consciente, por mi parte, que quise que el Asesor de verso (Alejandro Saá) también fuera parte de la Joven Compañía Nacional. Con esto intentamos dar un sentido práctico a todo aquel milagro que sucedió, que tuvo mucho de emocionante, de poético, de humano pero que tiene, también, muchas repercusiones artísticas y profesionales. LA GRAN CENOBIA David Boceta siente extrañeza el que no se haya representado nunca en la CNTC, ya que la obra tiene una profundidad, una poética, una estructura, una temática que hacen ella una obra compleja, interesante, pero no han tenido el «beneplácito de los creadores», de ahí que haya sido poco representada, salvo algunas experiencias Yo mismo, en el 2004, formé parte de un elenco en el Festival de Almagro, dirigida por Carlos Alonso Cañero, con la Fundación José Struch. Para este encargo me he querido rodear de un equipo de máxima confianza, pero, sin haberlo pretendido, tremendamente joven, en el que pongo el tope en los 44 años. Entonces todas estas parcelas creativas de este montaje son insultantemente jóvenes. DISTINTAS MANERAS DE ENTENDER Un interrogante que surge es cómo no ha interesado representarla. A este interrogante responde la misma obra.
La obra es muy generosa y nos responde muchas respuestas. Habla de muchos temas que tienen una línea directa con nosotros sin necesidad de hacer ningún puente estético ni discursivo. Interpela al creador y espectador de hoy de modo directo. Nos habla, principalmente, de distintas maneras entender el poder el gobierno y la política, representado en dos bandos extremos: uno con una gran carga ética, empática, noble, justa, entre comillas «democrática» representada por Cenobia, fiel reflejo de Palmira con un gobierno por y para el pueblo. Un gobierno consecuente con las necesidades y anhelos de su pueblo. Por otro lado una sociedad más europea, sorprendentemente, más rota, más crítica, la sociedad romana del emperador Aureliano. Es lo contrario: la ambición, el ansia de poder y la personalidad exacerbada de sus gobernantes. UN ESPECTÁCULO TRANS-HISTÓRICO Este panorama plantea una pregunta nada alejada de nuestra realidad, subraya David. Esto ocurre cuando los locos, los peligrosos, desean puestos de poder. Esto es algo que sucede en nuestra sociedad, y que por supuesto habla de nuestra sociedad, sino que habla de la sociedad de muchas épocas. Habla de muchos momentos históricos que algunos de ellos, como en La Gran Cenobia no sólo acaban en conflictos civiles sino también en conflictos militares. En guerra. Esto nos interesó mucho porque éramos capaces deconstruir un espectáculo trans-histórico. Es decir, un espectáculo que tuviera anclajes sin comprometernos con ninguna de ellas. Que tuviera un anclaje fuerte en el siglo III d. de Cristo, que es cuando lo sitúa Calderón; que tuviera un fuerte anclaje en el s. XVII, por supuesto, por Calderón, por el verso, por la poética, por la estructura, por la narrativa, por la dramaturgia, por el poder evocador del verso y de la palabra; que tuviera un anclaje fuerte a principios del s. XX en el período de entre guerras, el fascismo europeo, la guerra civil española; que tuviera un anclaje potente y fuerte en nuestros días para que nunca olvidemos que somos nosotros los que lo estamos contando a nuestro espectador de hoy y que, incluso, tuviera otro anclaje en un futuro más o menos cercano. Esta visión abría la posibilidad de crear un espectáculo en que signos de la Roma Imperial pudieran funcionar de la forma más coherente posible con el verso de Calderón y con la música rock en directo con batería, guitarra y bajo eléctrico interpretada por los mismos actores. Este concepto trans-histórico sumado a otro de los grandes temas de Calderón en la función como es que no sólo el gobierno y el poder en el terreno militar, político y personal sino, sobre todo, en el recuerdo histórico de los hechos, el control y manipulación del relato de los hechos, nos hace que estemos hablando de una obra que puede relacionarse directamente con el mundo político, con el mundo social y con el mundo de hoy. A nivel de simple argumento Cenobia escribe una Historia de Oriente. Por ser mujer y por saber que está frente a una nación poderosa como es el mayor Imperio del mundo, y que va ser sucumbido, tiene el afán de dejar por escrito el testimonio «para que nadie pueda contar la historia» sino que su palabra, su recuerdo, su memoria sea la que quede para las futuras generaciones. Eso no puede ser más contemporáneo. Es decir no es importante lo que ocurrió, sino aquello que queda en la Historia según la capacidad y el poder de contarlo. Por eso el personaje histórico de Cenobia es profusamente confuso para nosotros, pero fue un aliciente como es : ¿Quién fue Cenobia? Lo que los romanos dijeron que fue Cenobia. Las muchas visiones de Cenobia que hace la Historia. ¿Es la Cenobia que contó Calderón? ¿Es la Cenobia que estamos contando nosotros? Realmente Cenobia es un personaje histórico que empezó a ser ficticio en el mismo momento en que fue importante su leyenda. Según David, no parece que Calderón escriba la obra como denuncia del Rey de su época o de algún otro personaje. Le interesa la tríada Amor, Honor y Poder, y la preeminencia de la mujer, algo muy del gusto de la época en cuanto que Cenobia se enfrenta al mismísimo César de Roma y lo echa. Es más no es fiel al controvertido personaje histórico de Cenobia. Toma aquellos rasgos históricos que le interesan para su temática. De todos modos lo que interesa es crear un espectáculo mucho más sugerente que ilustrativo. No vamos a ver, como diría Joaquín Sabina, «una de romanos», sino que estéticamente puede estar ambientada en distintas épocas, incluso en el futuro. Es lo más contemporáneo posible y con un discurso lo más actual posible.
David Boceta agradece, en nombre de todo el equipo, la confianza y libertad que Lluis Homar ha depositado en un grupo de creadores, relativamente joven, Es una época difícil llegar al estreno porque cuando no cae uno, cae otro por el COVID y me siento tan respaldado por el equipo directivo y artístico, por el grupo de actores, que es emocionante. Haciendo nuestras las palabras de Cenobia en la función: «Quien supo tener sobre el bien tantas dichas, sabrá tener paciencia en las desdichas». FUNCIÓN PRECIO
Título: La Gran Cenobia
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