Manu (Francesco Carril), angustiado, narra a su amigo Tino (Fernando Delgado-Hierro) el episodio de su ruptura con Pamela (Ángela Boix). La ruptura es modélica hasta que irrumpe un mendigo orinando en la acera de enfrente. Lo que atormenta a Manu no es la ruptura en sí, sino la aparición de algo que se escapa al marco de su relato, que lo vuelve vulgar, algo que deshace la imagen perfecta de una ruptura que estaba saliendo de una redondez novelesca. Lo que perturba a Manu es que el mendigo haya podido quedar en la retina de Pamela. Lo mismo ocurre con los relatos de los demás personajes: la obsesión de Pamela con que su exnovio no soportara su nombre; la narración de Tino de una relación fallida en la que tuvo que ocultar su ausencia total de deseo; o la agresividad de Ramo (Luis Sorolla) hacia aquellos a los que considera una amenaza: los otros, los pobres. Los cuatro personajes de El mal de la montaña desean profundamente tener el control de la realidad a través de sus propios relatos. DIRECCIÓN A CUATRO MANOS Francesco Carril interpreta a Manu, al mismo tiempo que codirige esta obra con Fernando Delgado-Hierro. El haber sido programada la obra en el Teatro Español lo considera un «acto de fe» por parte de su directora artística Natalia Menéndez, lo cual le lleva a un enorme agradecimiento. A ello se une la total libertad y tranquilidad: «Estamos muy a gusto». Otro agradecimiento es para con Buxman Producciones, por «la confianza y el cariño». FRANCESCO CARRIL, Manu
Francesco vio en Madrid He nacido para verte sonreír (CLICK), dirigida por Pablo Messiez, en el Teatro de la Abadía en el 2017, y le impresionó de forma especial, ya que le dijo muchas cosas. Era la primera vez que el autor argentino Santiago Loza estrenaba en España. A raíz de este impactó leyó mucho de ese autor y lo que le conmovió fue El mal de la montaña (2015). Se sentía muy cercano a las palabras de Santiago, y de todos los personajes. Había una lucidez y precisión para retratar ciertas imágenes. Las palabras de Santi te hacen algo en el cuerpo y no solamente en la cabeza. Fernando Delgado era un amigo de antes, y pensé que era con quien lo quería hacer. Hablamos de codirección e interpretarlo. Me quedé muy tranquilo porque es una persona que admiro mucho y quiero mucho. Luego entraron Luis Sorolla y Ángela Boix para interpretarlo. La labor de Luis y Ángela no se reduciría a la interpretación, sino también era la mirad desde fuera, ya que Francisco y Fernando también actuaban. Una mirada proveniente de unos actores que tenía una sensibilidad muy especial, una inteligencia muy especial y autonomía. Luis y Ángela son actores con los que estamos acostumbrados a trabajar en equipo y estamos encantados de que nos acompañen. A partir de la lectura de El mal de la montaña, comenzamos a trabajar Fernando y yo. FERNANDO DELGADO – HIERRO, Toni
Fernando destaca como valor el haber tenido bastante tiempo para poder pensar la obra. Empezaron en el 2018 y casi inmediatamente entregaron el texto a Luis y Ángela. Durante los años siguientes buscamos el momento para que se pudiera estrenar, hasta dar con el Teatro Español y Buxman Producciones. Haberlo hecho poco a poco, hemos podido hablar, imaginar y esto ha facilitado mucho el proceso. Por otro lado sabíamos lo que queríamos y habíamos soñado muy bien la obra. Una ayuda de la Comunidad de Madrid para la Creación nos sirvió también para investigar y explorar sobre el texto de Santiago Loza sobre cosas que nos interesaban, que no sólo eran textuales sino del mundo en derredor. Lo que tenía que ver con nuestra sensibilidad en torno a la escena. Ese trabajo ha sido muy rico y queda en el espectáculo. Esto que dice Fernando es muy importante, porque el texto de Santiago no tiene ninguna acotación o indicación. Es solamente el texto – aclara Francisco. Lo bonito del trabajo ha sido construir toda una dramaturgia que acompañara las palabras de Santiago y que fueran a la par de lo que queríamos contar. En cierto sentido nos hemos sentido también autores. Un elemento sobre el que se ha trabajado en la dramaturgia es lo que califican de «fisicidad«.
Hay tendencia a pensar que el teatro empieza cuando empieza el texto– advierte Fernando.Para nosotros no es así. El teatro es algo más. El texto sirve para despertar y de combustible para un trabajo de lo físico y de los psicofísico, con la experiencia del esfuerzo puesto ahí. Con una serie de cosas de dentro del actor que no son definidas por el texto, sino que surgen, a veces, gracias al texto. Otras veces ni siquiera tiene que haber texto para que surjan. Eso es muy importante para nosotros. DUELO, OBSESIÓN Y ANSIEDAD El texto parece tener algo de generacional, añade Francisco. Los personajes atraviesan un momento de duelo, cada uno diferente, y también paralelamente una obsesión. Eso es algo muy de nuestra época. Recuerdo que hablaba con mis abuelos, y ellos no saben muy bien qué es esto de la «ansiedad«. La «ansiedad» es una cosa muy generacional nuestra. Ellos entiende un «cierto nerviosismo», pero el texto tiene que ver con lo obsesivo, que, en parte, sí es generacional. Inevitablemente, cuando vemos a 4 personas obsesionadas con algo atravesando el duelo, una de las cosas que más me llamó la atención de Santiago me despertaba humor. El lado humorístico, el lado patético atravesando un duelo también existe. Me acuerdo que en esa época yo estaba viviendo el proceso del duelo, y me chocó mucho el lado divertido, el lado humorístico, el lado patético del duelo. LO QUE NO QUEREMOS VER NOS LLEVA Otro elemento subrayado por Santiago es todo lo que no queremos ver, lo cual nos lleva a irnos encerrando cada vez más, según Fernando. Es lo que en facebook se llama la «cámara de eco«, en la que sólo tú tienes respuesta de la gente que tienes alrededor y de que piensa como tú, con lo cual se generan cada vez más burbujas de pensamiento y de realidad que protegen que nos protegen de los demás y de los que no se parecen a nosotros. Esa falta de contacto con los demás nos ensimisma. Nos hace creer que lo que pensamos es la realidad. No existen otras formas de pensar y no hay posibilidad de confrontación desde un lugar sano. Eso lleva a la frustración, a la decepción, al odio, al rechazo. Ese rechazo y esa falta de entendimiento del otro están muy presente, de alguna forma, en la función. ÁNGELA BOIX, Pamela
Ángela Boix interpreta aPamela, que acaba de romper con Manu (Francesco Carril), y corrobora que todo lo que se encuentra en el texto nace de una realidad descarnada. El texto de Santiago tiene por un lado una dimensión de este desamor, de este «desvínculo» privado que tienen los personajes con alguien que han perdido, y luego una desconexión con lo público. La desconexión consigo mismos les lleva a una desconexión en el plano de lo social. Es muy interesante esto porque una cosa significa la otra. Algo que para mí es importante es que el viaje de los personajes lleva a la necesidad del encuentro del otro, de lo diferente, e inconscientemente, consciente o inconscientemente, los personajes buscan una reconciliación. LUIS SOROLLA, Ramo Luis Sorolla interpreta a Ramo, el cual desarrolla dosis de agresividad contra los que considera una amenaza para él. Los personajes experimentan estados que tienden al egocentrismo, al estar, consciente o inconscientemente, muy en contacto con tu realidad. De ahí que el otro/a, sea cercano o lejano, se diluye. Estos personajes están en la verdad, pero la verdad que ellos consideran. Su verdad, la cual deja poco espacio para las verdades ajenas. Ahí van apareciendo grietas y en ellas se vislumbra esa apertura al prójimo. DOS DIRECTORES Y EL EQUIPO ARTÍSTICO Fernando recuerda que la creación del espectáculo ha tenido mucho que ver con el equipo artístico – Paola de Diego (espacio escénico) Guillermo Felipe (ayudante de escenografía y vestuario), Paloma Parra (iluminación), Sandra Vicente (sonido), Beni Moreno (ayudante de sonido), y Raquel Alarcón (ayudante de dirección) – con continuas sugerencias y propuestas que los dos directores recogieron y le dieron valor. Una de las personas importantes es el regidor que están al tanto de toda la obra. Toda esta colaboración nos produce una sensación de vértigo y adrenalina, que es muy bonito. Hay algo ahí que está creciendo como si fuera la levadura del espectáculo. En el texto hay un espacio misterioso en torno a algo teatral por resolver, que es un personaje más y está resuelto por todo este equipo creativo.
La propuesta no tiene unidad de tiempo – precisa Francesco –, y en cuanto al espacio mencionado, es un espacio seguro, no público, en el cual los tres personajes – Manu, Toni y Pamela – se reúnen para poder hablar con seguridad y tranquilidad de sus obsesiones y al trabajo que están haciendo con su duelo y con su pérdida. Teníamos claro que no era un espacio al aire libre. Tenía que ser cerrado, pero con una presencia muy gran de lo de fuera. Hay alusiones constantes al clima y a todo el espacio exterior. El espacio interior debería plantear preguntas al espectador sobre lo que pudo ser, ¿para qué se utiliza?, ¿por qué están aquí?… Es un personaje más. EL MAL DE LA MONTAÑA El mal de la montaña es una expresión con un significado muy preciso. Mal de montaña es el mal de altura cuando se sube a una montaña, y viene descrito como el producido «por una falta de oxígeno a grandes altitudes. Los síntomas comprenden dolor de cabeza, cansancio, náuseas o pérdida de apetito, irritabilidad y, en casos más graves, dificultad respiratoria, confusión e incluso coma«. En la obra alude a un estado del cuerpo de los personajes en el que tiene que ver con la falta de aire, falta de respiración, promovido por la obsesión, la ansiedad… La metáfora es tan bonita que no merece la pena estropearla al definirla, pero está abierto a un estado del alma, casi. Es una forma del cuerpo y del alma
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Título: El mal de la montaña
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