La obra se desarrolla en un hospital cuyos pacientes se ven obligados a abandonar debido al colapso del sistema de sanidad pública. Felicia, la mujer de Ismael, podrá mantener a su marido en el hospital si aprende unas palabras que le propone la misteriosa Salinas. Parece, en principio, una tarea sencilla de cumplir: memorizar en orden unas cuantas palabras. Sin embargo, día a día, Felicia percibirá que, conforme haga suyas las palabras de ese texto, que no sabe quién escribió, algo dentro de ella – en sus sueños, en su memoria, en su imaginación; también en su cuerpo y en su voluntad – se irá transformando.
Alfredo Sanzol, director artístico del CDN (Centro Dramático Nacional), recibió un texto de Juan Mayorga: El Golem Desde el primer momento que leí el texto me impactó y me pasó algo muy especial. Cuando, por la tarde, fui a buscar al niño al Bus, me descubrí a mí mismo preocupado por cómo me dirigía a él y las palabras que usaba a la hora de hablar al niño, porque pensé «de cómo le hable, él va a ser de una manera o de otra». Este pensamiento no lo había tenido nunca y me tocó. En ese momento dije «Tengo que hacer El Golem, porque algo se me había revuelto dentro de mí». DE SORPRESA EN SORPRESA Juan Mayorga aclara que cuando le envió el texto lo que le importaba era su opinión crítica y en un futuro «quizá tenga un sitio en el CDN»
Admiro a Alfredo Sanzol como dramaturgo y director de escena. El reconocimiento mayor que puede hacer un creador a otro es el reconocer que es así, que está influido por él. Alfredo es más joven que yo, pero su escritura, su modo de hacer teatro me ha influido, me ha afectado, me ha condicionado a lo que luego yo he hecho. En ese compartir textos y acontecimientos de la vida, hay también la costumbre de compartir cuentos, que tienen importancia en el hecho teatral. Esto no es insignificante, porque no ha sido infrecuente que en las últimas décadas hay un gesto de desprecio hacia la narración. Eso es antiguo. Al contrario, Alfredo y yo pensamos que contar historias es fundamental y que necesitamos historias. Como decía un personaje de El chico de la última fila (CLICK)«la vida sin cuentos no vale nada». Quizá esa convicción se deba a que somos padres y queremos contar cuentos a nuestros hijos. Con El golem, o que había hecho fue mandarle un cuento. El cuento en cuestión Juan Mayorga lo narra en pocas palabras: «Una mujer enamorada acepta un trato a cambio de que su marido siga siendo atendido en el hospital donde recibe tratamiento. Ella debe memorizar un texto. Poco a poco esas palabras que empiezan a ocuparla afectan a sus sueños, a su cuerpo, a su vida». Así pues El Golem es un cuento sobre las palabras, sobre lo que hacemos con ellas y sobre lo que ellas hacen con nosotros. Un cuento que quizá tenga que ver con la realidad vivida o soñada, como lo puede tener el cuento de Caperucita o de Cenicienta o de La vida es Sueño… REESCRIBIR EL PRIMER CUENTO Este cuento escrito hace años se topó con el 2020 , y afectó a la escritura. Había que reescribirlo. Esa reescritura supuso un cambio en una escena entre Salinas y Felicia en la cafetería del hospital. En la primera versión Salinas se acerca a Felicia y le dice: «Usted está buscando una alternativa desde que su Seguro le advirtió que no seguiría cubriendo el tratamiento»
Esto es decisivo: un problema particular de una pareja ahora estaba vinculado a un problema de toda una comunidad o de gentes de una sociedad. Este cambio desencadenó otros en la reescritura. El por qué se debió a que en los años de la Pandemia sentí que, en la calle, había mucha angustia, ira, sentimiento de abandono o en peligro de serlo, muchos pensaban el «sálvese quien pueda», el escándalo de no atender a los ancianos, en un momento dado puedo quedar a la intemperie, … Sentí todo eso y que quienes fuesen capaces de dar palabra a esa angustia y a esa ira, y de encontrar discurso para ellas, tendría un enorme poder. Un poder de muy distintos signos, porque las palabras salvan o matan. La obra primigenia que ya tenía un carácter político, conectó con la actualización de esa «polis» dividida, subraya Mayorga. La pieza siempre fue política, porque El Golem es un mito político. A veces se vincula el mito de El Golem al mito de Frankenstein, pero conviene aclarar que el mito de Frankenstein, que es un muñeco, es sobre la arrogancia de la ciencia. Está movido por electricidad y es imparable. El Golem no se mueve por electricidad sino que son palabras las que le animan. El Golem descansa, y surge del sufrimiento del pueblo, del peligro del pueblo. Un maestro rabino lo construye para limpiar la sinagoga, pero, en un momento dado, para proteger al pueblo. El Golem es un mito político, y este es uno de los aspectos que me ha interesado. Es el ser fuerte que protege a la comunidad y la salva en un momento de peligro, aunque luego, él mismo se convertirá en peligroso para esa comunidad. Esto me hace pensar en muchas figuras históricas y en eso movimientos que acaban devorando a sus propios líderes. Otro elemento de El Golem es más allá de la política, es que es barro animado por palabras. Eso me hace pensar en cada uno de nosotros, porque yo soy un cuerpo ocupado por palabras. Me pregunto hasta qué cierto punto soy un actor. Hay un momento en que Felicia dice: «Soy una actriz, un cuerpo que tiene que decir palabras». Eso es algo que está en nuestra naturaleza. Naces y hay un gesto extraordinario de violencia, tus padres te dan un nombre. Alfredo no es José Luis. Algo tan importante viene de fuera. Sucede además que está en un lenguaje, y ese lenguaje es al mismo tiempo jaula y alas. Por supuesto, te permite vincularte de un modo muy especial, especialmente intenso a la realidad pero al mismo tiempo desvía tu interés, tu atención de otras cosas. Yo soy cuerpo ocupado por palabras. Hoy no participo de ningún Credo, pero las palabras que escuchaba en la misa siguen dentro de mí. Las palabras de un Cristo, las palabras de Jesús, las palabras de Marx, y, por supuesto las palabras de mis padres, de mis amigos, también las palabras que quise decir y no me atreví a decir, … están dentro de mí. Hay algo de eso en esa extraordinaria figura de ese hombre de barro, pero también es verdad que las palabras afectan a la vida de la Polis. Hace dos días un Estado ha hecho que sus tropas atravesasen una frontera y se ha utilizado el adjetivo «humanitario» para apoyar con un discurso esa acción. Hace unos días había una trifulca entre dos seres humanos y sus partidarios vinculada también a palabras y a cómo esas palabras se utilizan y se interpretan, de forma que lo uno y lo otro están vinculados. Pinco Türkiye dünyasında heyecan dolu bir maceraya hazır mısınız? Son teknolojiyle donatılmış online casino platformumuzda en popüler slot oyunları, canlı Pinco casino deneyimi ve daha fazlası seni bekliyor. Şimdi katıl ve büyük kazançların kapısını arala! Juan ve en las palabras un doble valor: la de destruir y la de cuidar, y el ataque abunda últimamente en nuestra sociedad, De ahí que tendríamos que practicar la admiración, el lado más bello del otro. Los hechos actuales vividos con la Pandemia llevó a cambios importantes en la reescritura. Uno importante es que el personaje «eje» que está en todas las escenas, se llamaba Félix y ahora Felicia. Juan precisa que muchos de esos cambios surgieron en el momento de la dirección de Alfredo Sanzol, que sabe leer especialmente el texto y con los actores, los cuales supieron mostrar luces y heridas en los personajes que no «sabía que estaban escritas» Además de ser un cuento sobre las palabras, la obra incluye dos cuentos de amor. UN REPARTO FUNDAMENTAL Alfredo Sanzol subraya la labor de los tres actores porque «tienen la capacidad de tirar del director». Poseen una gran «voluntad de trabajo, de desafío, de perfeccionismo»
Durante toda la acción hay un esfuerzo de entender, que es el mismo que hace el espectador al verse ante el misterio. Al mismo tiempo se va produciendo en ella una transformación, que es la transformación de Golem. Todo este mundo está creado por el personaje de Salinas que hace Elena González. Es un tipo de personaje que crea mundos, que parecen controlar claves que luego descubrimos que le controlan a ellos y que crean realidades paralelas. Ismael, el personajes de Elías González, pareja de Felicia, es la razón por la que Felicia se mete en esta aventura. Es un personaje que está metido de lleno en otro plano de la realidad. Tiene una enfermedad que no sabemos exactamente cuál es, pero que le hace percibir la realidad de una manera que no es peor ni mejor, sino diferente. No es la estandar. El trabajo que ha hecho Elías es maravilloso porque tiene una dificultad grandísima. El texto encaja en los momentos de los que está viviendo nuestra sociedad – afirma Alfredo -, pero no quiere decir que sea efímero. Es un texto que trata conflictos que en este momento están especialmente en carne viva, pero que nos van a ocupar siempre, sobre todo a las sociedades que, después de la segunda guerra mundial, estamos intentando Estados sociales de Derecho. Aunque nuestra sociedad estuviese de éxito total, acerca del Estado Total de Derecho, el texto seguiría teniendo importancia porque siempre esa perfección correría el riesgo de desmantelarse, pues por su propia importancia está llena de fragilidad. Requiere tanto cuidado que si no se aplica todo ese cuidado, inmediatamente nos vamos a lo que es la otra cara que es la barbarie.
ESPACIO Y LUZ
El espectáculo cuenta con una escenografía de Alejandro Andújar , que es un personaje más de la acción. Es un hospital que está vivo. Es un lugar en el que se pierde Felicia; el lugar que habita Salinas; el lugar que está intentando salvar a Ismael. Es un hospital que es una metáfora de los hospitales que como dice el texto: «todos los hospitales levantan sospechas», y se convierte en un espacio que no es abarcable. Es un espacio de la desorientación. Es una paradoja interesante, porque es el lugar en el que te deben proteger, y al mismo tiempo que te protege, te crea una sensación de riesgo o de peligro. La escenografía y la iluminación de Pedro Yagüe, van muy de la mano que tienen que ver con el trhiller y con el misterio, para dar la idea de lo fantástico pegado a lo real al estilo de los cuentos de Kafka. Es un mundo fantástico en el que te resuena continuamente la realidad. Amaya Galeote se encarga de la coreografía y el movimiento de Vicky Luengo, y con Beatriz Jaén, las dos se han encargado del movimiento de los diversos elementos junto a cuatro figurantes que son Kevin de la Rosa, Leonor Alás, Andrés Bernal y Cecilia Galán. Su trabajo es superimportante para dar vida a esta gran marioneta que es la escenografía de Alejandro Andújar que es como un personaje vivo. MÚSICA Fernando Velázquez compone una música en la línea del suspense. Para ello ha sido esencial el diseño de sonido de Sandra Vicente.
FUNCIÓN PRECIO
Título: El Golem
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