En el 2004 www.madridteatro.net publicaba un extenso reportaje y crítica sobre el mencionado estreno, El BNE. T. Real .El Loco. (CLICK). Tras esos 18 años Rubén Olmo, director artístico del BNE, recupera el ballet con una nueva revisión.
A través de El loco, Félix Fernández García, asistimos a un itinerario biográfico: su aprendizaje del flamenco en su entorno, viendo y observando; la enseñanza de algunos maestros como Molina, el Estampío; su actuación en los Cafés Cantantes y su encuentro con Diaghilev para asesorar la obra de Falla: El Sombrero de Tres Picos. Sobre esta base y con una historia mínima se pretende una parábola sobre la “creación” (el acto creativo) y lo que sucede cuando un creador sencillo se mete en esa baraunda de Los ballets Rusos… es una narración a partir de la mente de Félix en 1941, poco antes de morir. Por lo tanto la historia que cuenta su mente es una historia distorsionada, paranoica y seleccionada de lo que define al artista.
PACO LÓPEZ, libretista y director de escena Paco Lópezmanifiesta su gozo de poder retomar este Ballet, que aparece renovado. Define El loco como
un espectáculo Conmovedor. Cruza la trayectoria vital de Félix Fernández(Sevilla, 1893 – Sanatorio de Epson, 1941) con el reflejo totalmente álgido, brillante del arte español fuera de España, concretamente de la música, de la danza y de la pintura. De esta mezcla tan rica nace la idea de El loco. De Félix Fernández, El loco, sabíamos muy poco y, probablemente sabríamos mucho menos de no encontrarse con Los ballets rusos de Diaghilev y con el estreno de El sombrero de tres picos. Era uno de esos bailarines/ bailaores de principios del s. XX, que se ganaba la vida de una forma brillante, a penas con 20 años, en los Cafés Cantantes de Sevilla, Madrid, Málaga, Jerez, y un día Diahilev, que estaba en España en agradecimiento a Alfonso XIII , por su colaboración en que los ballets sobreviviesen durante la I Guerra Mundial, piensa crear un ballet de pátina española. Conecta con Falla y para ilustrar este ballet español se contrata a Félix Fernández. No se sabe si el contrato fue sólo de «maestro» o si también, como Félix pensó en su momento, que iba a ser el protagonista, el Molinero. El ballet se va a estrenar en el Teatro Alhambra de Londres y Félix sabe que no va a ser el protagonista. A partir de este momento entra en una crisis personal, desaparece y se le vuele a encontrar, días después, en la Iglesia de San Martín de Fields (Londres) bailando, se dice que desnudo, su obsesiva farruca, que repetidamente aparece como su «input» vital. A partir de ese momento, con algo más de 20 años, lo internan en el Sanatorio de Epson y desaparece de la escena y no sabemos nada hasta 1941, año en que muere. Le diagnostican esquizofrenia catatónica que puede tener que ver con la herencia familiar, pero sobre todo con la crisis emocional. Son esos demonios que siempre rodean a los artistas cuando identifica su ser personal con lo que trabaja. El arte suyo Félix no lo discrimina y entra en barrena con la crisis personal. Desaparece totalmente del panorama artístico y flamenco. Solamente tenemos noticias de su fallecimiento. LOS BALLETS RUSOS
Sobre esta historia, parte documentada y parte fabulada, se cruzan los Ballets Rusos y El Sombrero de Tres Picos, creado en el entreguerras Es un momento musicalmente exitoso para la creación española. No hay que olvidar la danza con La Argentina, Vicente Escudero y también Picasso. Esos dos mundos cruzados son los que conforman el libreto de El loco. Se cuenta desde una perspectiva retrospectiva. En el Prólogo empieza poco antes de morir Félix, y tras su trayectoria vital, termina con la muerte del protagonista. El loco es el apodo por el que se le conocía artísticamente, pero yo también me refiero al «elogio de la locura», como elemento creativo. Ese «input» que tenemos todos los seres humanos y que siempre pensamos que nuestro objetivo no es un elemento concreto, sino un elemento ideal, que nos impulsa ir continuamente hacia adelante en nuestras ideas, nuestros trabajos. Es elogio de la locura porque de ninguna manera estamos hablando de una locura física ,que sí se le diagnostica en un momento determinado, sino fundamentalmente de ese impulso por hacer de la creación su ser. Por identificar completamente lo que uno trabaja con lo que uno es que en muchos momentos provoca el «crack». AJUSTES EN LA NUEVAVERSIÓN Unos de los ajustes que se han llevado a cabo es ligar más íntimamente las diversas partes. De ahí que se le da la voz narrativa al propio Félix. Esa voz narrativa no es la misma cuando regresa a su juventud, cuando está en el café cantante y ni siquiera en los primeros ensayos de El sombrero de tres picos hasta que su cabeza hace crack ante la decisión tomada por Diaghilev y Massine, por la que no hace el Molinero. En el ámbito coreográfico y musical hemos pretendido ir pasando de una manera totalmente fluida y narrativa. El reto era pasar de la realidad a la transformación artística de la cabeza de Félix con la lógica del loco. UN ESPETÁCULO SOBRE LA DANZA Paco subraya que aparte de que es un espectáculo sobre la danza,agradece al BNE el que le hayan dado la oportunidad de reencontrarnos con este niño que ahora ya es un joven por haberlo trabajado de otra manera, sobre todo en los personajes individuales, y poder trabajar con Javier Latorre, una vez más. Ha hecho un trabajo excepcional, pues ha tenido que resolver una serie de escenas muy complicadas, desde el punto de vista coreográfico. Encantando también de trabajar con Jesús Ruiz que ha hecho una escenografía tremendamente sugerente y un vestuario precioso, el cual juega con el vestuario original de El sombrero de tres picos de Picasso. También felicitar Maurizio Soleto que ha escrito toda esa música de la locura, esa música interior de la cabeza de Félix, y a Cañizares que ha compuesto toda la música flamenca de los orígenes de Félix. Es un espectáculo que conmueve más allá de la danza. Habla del artista y sus demonios y esto siempre es dramático, pero, al mismo tiempo, embellecedor.
JAVIER LATORRE, bailarín y coreógrafo. Javier Latorre se ha encargado de coreografiar El Loco en 2004 y ahora retoma de nuevo este ballet.
Entré en el Teatro de la Zarzuela por primera vez en 1979 con 16 años en la Compañía Lírica con Alberto Lorca y con Martín Vargas y he ido volviendo periódicamente como bailarín muchísimas veces con el Ballet Nacional y luego como coreógrafo. Para mí es siempre como la primera vez. Por un lado es mi casa y por otro lado un templo sagrado. Me emociono cada vez que entro. Javier agradece a Rubénel poder retomar El Loco 18 años después. Recuerda que ya no hay Compañía Grandes de Ballet y para un coreógrafo que se quiere sentir completo es muy difícil hacer un montaje para una Compañía de estas características. El loco solamente se puede hacer en esta Compañía, y retomarla, para mí, es un sueño. En estos 18 años hemos cambiado los autores, porque toda esta experiencia adquirida tanto por Paco como por mí, nos ha hecho ver la obra de una manera diferente. La obra se ha reducido en duración porque había muchos momentos muy reiterativos que no ayudaban a la narrativa de la obra, la cual está mucho más ágil. Se han cambiado músicas. Cañizares ha hecho una composición nueva para la juventud de Félix, que en la obra original estaba contada por Mauricio Sotelo, lo cual no tenía mucho sentido, porque la música de Mauricio es la del interior de la cabeza de Félix, cuando se rompe. Entonces hemos ajustado muy bien toda esa primera parte. Ello ha supuesto que todos los movimientos coreográficos de conjunto han tenido que variar. BAILE SIN NINGÚN CONTROL PERO CREÍBLE Javier ha participado del BNE desde el 1979 hasta hoy, y sin menospreciar los anteriores, ha encontrado, tanto en el cuerpo de baile como en los primeros solistas, el nivel es muy alto.
Esto facilita mucho las cosas para un coreógrafo, porque esta obra ha sido un reto, el más complicado de mi carrera y llevo más de 60 obras montadas. Técnica y estilísticamente El loco abarca estilos de campos, de matices, donde uno puede echar todo lo que ha aprendido en estos 55 años que llevo bailando. Tenemos desde el flamenco más rancio de los años veinte, en el Café Cantante y en la juventud de Félix, clásico español en El sombrero de tres picos de los Ballets Rusos, y luego esa locura de Félix y del manicomio de San Antonio de Epson, donde está ese gran reto de que un bailarín que vive obsesionado con el control de su cuerpo, se descontrole. Baile sin ningún control y sea creíble, porque la línea entre lo creíble y lo patético es muy fina. En este último aspectoJavier destaca el nivel de interiorizar el personaje que han tenido los tres locos del reparto, así como los 8 locos del manicomio. Como ha dicho Rubén, también es para mí, poner en valor el protagonista masculino dentro del BNE. Los tres intérpretes han construido un personaje absolutamente diferentes, pero absolutamente creíbles. Esto no pasó en la primera versión donde sólo teníamos un «loco» muy potente que era Christian Lozano, del que siempre tuve mucho miedo cuando lo afronté por segunda vez en este montaje, de que se me fuera la cabeza a Christian, de que ese personaje redondo que había construido él, no se viera reflejado en esta ocasión, pero no solamente tengo uno sino tres, con lo que vivo muy feliz y muy tranquilo cuando entro en los ensayos y en los preestrenos en Pozuelo. Javier deja claro que el título El loco, no es peyorativo en ningún sentido. Es al contrario. En estos días en que la cultura en lo político es la última prioridad y la danza lo último en lo cultural, hay que estar «muy loco» para dedicarse a esto. Creo que el escenario se va a llenar de locos maravillosos el próximo día 9.
FUNCIÓN PRECIO
Título: El Loco Intérpretes: AIRES DEL SUR: Ana Agraz, Cristina Aguilera, Ana Almagro, Sara Arévalo, Irene Correa (Excepto 14 y 21), Patricia Fernández, Sara Nieto, Noelia Ruiz, Irene Tena, Laura Vargas, Vanesa Vento, Sou Jung Youn, María Martín (Días 14, 21), Cristian García, Manuel del Río, Álvaro Gordillo, Sergio Valverde, Matías López, Adrián Maqueda, Víctor Martín, Alfredo Mérida, Diego Aguilar, Javier Polonio, Pedro Ramírez, Axel Galán. CAFÉ CANTANTE: Publico: Cristina Aguilera, Sara Arévalo, Irene Correa (Excepto 14 y 21), María Martín (Días 14, 21), Sara Nieto, Noelia Ruiz, Sou Jung Youn, Vanesa Vento, Álvaro Gordillo, Matías López, Alfredo Mérida Adrián Maqueda, Diego Aguilar, Manuel del Río, Sergio Valverde. LES BALLETS RUSSES: Estela Alonso, Ana Agraz, Cristina Aguilera, Pilar Arteseros, Ana Almagro, Sara Arévalo, Irene Correa, Patricia Fernández, Sara Nieto, Noelia Ruiz, Irene Tena, Laura Vargas, Vanesa Vento, Sou Jung Youn, María Martín, Marina Bravo, Cristian García, Manuel del Río, Álvaro Gordillo, Sergio Valverde, Matías López, Adrián Maqueda, Víctor Martín, Alfredo Mérida, Diego Aguilar, Javier Polonio, Pedro Ramírez, Axel Galán. EL SOMBRERO DE TRES PICOS. 22 DE JULIO DE 1919: Estela Alonso, Ana Agraz, Cristina Aguilera, Pilar Arteseros, Ana Almagro, Sara Arévalo, Irene Correa, Patricia Fernández, Sara Nieto, Noelia Ruiz, Irene Tena, Laura Vargas, Vanesa Vento, Sou Jung Youn, María Martín, Marina Bravo, Juan Berlanga, Cristian García, Manuel del Río, Álvaro Gordillo, Sergio Valverde, Matías López, Adrián Maqueda, Víctor Martín, Alfredo Mérida, Diego Aguilar, Javier Polonio, Pedro Ramírez, Axel Galán. Orquesta de la Comunidad de Madrid (ORCAM) Director Musical: Manuel Coves MÚSICOS FLAMENCOS: Gabriel de la Tomasa (Cantaor), Juan José Amador “El Perre” (Cantaor / invitado), Diego Losada (Guitarra), Víctor Márquez (Guitarra), Enrique Bermúdez (Guitarra), Jonathan Bermúdez (Guitarra), Roberto Vozmediano (Percusión) Dirección Musical: Manuel Coves
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