El Salón de Belleza está regentado por el hijo de Jean G. − fundador de la Orden de Los Nadadores Nocturnos (CLICK)-, que es el niño con el que concluía la función de Los nadadores en Matadero y que sobrevivió al ataque final e incendio de la Orden. Así pues, en este Salón de Belleza nos encontraremos, por un lado, con la intrahistoria de ese niño, es decir, con el intento de concepción real de un hijo biológico y natural − con múltiples y surrealistas avatares médico-logísticos propios de una «screwball comedy» – por parte del autor de la pieza y su traductora al alemán; y, por otro lado, con la vida de todos los personajes que acuden a este decimonónico Salón de Belleza en busca de la liberación de viejos dolores y, al mismo tiempo, prepararse – y ponerse monísimos – para cruzar el umbral. CARLOTA FERRER, directora de la obra En esta ocasión la acción transcurre en un Salón de Belleza, que en palabras de Carlota Ferrer, directora la obra,
se le ocurre al autor José Manuel Mora, el cual cada obra que escribe piensa en una trilogía. Hay veces que se llega a ese término, y hay veces que no. Cuando digo lo de la Trilogía, es porque José Manuel cuando acaba una pieza, ya está en lo siguiente, porque vitalmente ya está en lo siguiente y no hay una diferencia. José Manuel escribe siempre desde su autobiografía y de las que le rodean. A la vez que evoluciona como ser humano van evolucionando sus textos y, además, tienen un peso importante de lo que le pasa a él o de lo que le inquieta y concierne. Si ya ha acabado Los nadadores nocturnos (CLICK), está en otro tema y dice esto tiene que ser lo siguiente, pero es porque hay un «permanente», pero ya no sería Trilogía. Sería que todas las que tiene si las leemos en secuencia desde La última cigarra solitaria, vemos que hay unos temas que siempre están y que se van desarrollando, porque no es lo mismo cuando tenía 20 años que 20 años después. De hecho en Preguntando alUniverso, que es el último texto de José Manuel que hemos trabajado juntos para el Festival de Otoño edición 38, ya tenía un pasado como de Los nadadores diurnos. Nos recordaba la estructura. Entonces empezamos a retomar esa idea de una segunda parte y José Manuel se puso a escribir con esa libertad que tenemos juntos de escribir. UN PUZZLE, RETRATO DE LA SOCIEDAD Carlota es consciente de que hablar de la obra así como de los personajes no es fácil , pues hay el peligro de destriparla.
No hay una definición de los personajes psicológica de fábula convencional, sino que son rapsodas de su propia historia. En esa acumulación de historias, en ese puzzle que tejen entre todos se va haciendo un retrato de una sociedad que tiene que ver con la de ahora, pero también es una ficción que les lleva a derivar esta vez a una zona más espiritual. Partimos de Los nadadores nocturnos (CLICK), en que hay una sed de violencia para cambiar el mundo, digamos de ese personaje Jean G. que funda esa secta que se llama Los nadadores nocturnos. De hecho acaba con un atentado terrorista y somos los hijos que han quedado después, como en España que hemos vivido varios atentados, y en el mundo ni te cuento. Ahora la situación es de cómo aceptar la oscuridad para llegar a la luz y ver desde un lugar no violento, desde un lugar donde jugamos con unas reglas de comunidad, pero sobre todo de aceptación. No obstante en una sociedad como la de hoy, llena de etiquetas de libertades, sin embargo nos forramos de pastillas para soportar el estrés, pues todos tenemos prisa y hay que relajarse. En ese deseo de «relajación», Carlota ha intentado crear un ritmo relajante He intentado construir una pieza con muchos cambios de dinámica, pero que te mete en un ritmo relajante de estar en el sitio, y no estar necesitando otras cosas sino estar en la contemplación y en la interpelación en cuanto que los personajes hablan al espectador. La cuarta pared no existe. La acción transcurre en un Salón de Belleza, en un umbral, pero realmente transcurre en el Matadero o en el teatro en que se interprete la función, como ya ocurrido en Los nadadores nocturnos (CLICK). Carlota advierte que al salir de la función, no hay una reacción inmediata, ya que se sale cargado de preguntas. Tanto los textos de José Manuel como mis puestas en escena, no hay una reacción plana definitiva hacia un lado o hacia otro. De lo que estamos lejos es de aleccionar, sino plantear incógnitas e incertidumbres sobre las que se comente después en la cafetería.
JOSE MANUEL MORA, autor y dramaturgo José Manuel Mora tuvo una primera sorpresa al encontrarse con el grupo de actores que le recuerda un grupo de rock o una banda musical, donde le sorprendía el talento de todos ellos. Una impresión compartida por Carlota y Juan Codina.
Quiero agradecer a Natalia Menéndez, a Luis Luque y al equipo del Teatro Español, la confianza en este proyecto. Es un proyecto que necesitaba de un tempo y un espacio de investigación que es fundamental, y que si no los cuidamos en esos contextos, es muy difícil repensarnos en el arte. Los nadadores diurnos tiene una ligazón con Los nadadores nocturnos (CLICK), y José Manuel fija su atención el discurso final El final de Los nadadores nocturnos (CLICK) terminaba con un discurso feroz, radical, de un niño sobre el funcionamiento del sistema político social. Ese final generó una controversia muy interesante, y en discusión con los espectadores siempre había una parte que lo consideraba optimista y luminoso, y otra parte que consideraba que era terriblemente pesimista. En esa tensión de luz y oscuridad yo me preguntaba y me pregunto todavía si debía hacerme cargo como autor de todas las opiniones y de todas las ideas de los personajes. Hasta qué punto el autor, la directora o el creador tiene que hacerse cargo de la moral de los personajes. Esto nos coloca en un sitio de arte y de ideología. Eso desde la escritura se nos quedó pendiente. Esta también Enrico, ese niño que se hace presente en esta pieza. Cerró la pieza anterior, y en ésta pieza está como Joven Performer. Eso me hace pensar que las piezas no comienzan ni terminan, sino que se construyen lentamente en nuestro interior y en esa construcción interior, Preguntando al Universo fue una especie de entremés sobre el sentido de la creación, y de alguna manera todos estos temas colisionan y se encuentran en Los nadadores diurnos. LOS NADADORES DIURNOS La obra parte de un intento por reescribir el texto anterior para desvelar las razones ocultas del texto anterior.
Los nadadores nocturnos (CLICK) tenía mucho que ver con la paternidad, pero de nuevo volvemos a reunir a un grupo de personajes que, hasta cierto punto, son parias del progreso, pero en lugar de reunirlos en una piscina donde follan sin parar, se encuentran en un futuro y utópico Salón de Belleza donde se preparan para morir. En la escritura he colaborado con un poeta catalán hebraísta, Manuel Forcano, que hemos escrito juntos una parte. Lo he escrito porque me gusta, porque yo me he ido a Marruecos con este hombre, he dialogado con él, y el texto lo dejo. Ya llegará Carlota y el texto desaparecerá. Cuando vemos la duración digo: «Hay que quitar ese texto». Me asombro porque el texto no se quita. No se quita porque la dirección de escena, Carlota y todo el equipo, han conseguido encontrar el contexto donde ese texto tenga sentido. Eso me parece un hallazgo. UN TEXTO QUE INVITA A UN LUGAR DONDE Después de ver los ensayos José Manuel ha constatado lo que denomina «un ajuste de cuentas«. un ajuste de cuentas con mi padre. La pieza está recorrida del hijo del protagonista de la pieza anterior, del supuesto hijo del líder de la sectas de Los nadadores nocturnos. Es un texto que nos invita a la construcción de un lugar utópico, donde podamos cuidarnos los unos a los otros. José Manuel Moral insistió en la primera entrevista con Natalia Menéndez y Luis Luque, que se trataría de una comedia. No sé si me ha salido una comedia de todo. Creo que hay momentos de humor, pero públicamente digo que esto tiene más de género de terror, porque desde que me levanto y me acuesto vivo en una película de terror o de ciencia ficción. De comedia han quedado retazos. UN TEXTO QUE TAMBIÉN HABLA DE DIOS José Manuel está convencido que Carlota y todos los actores han tenido una intervención en la creación y han constituido lo que denomina una polifonía espiritual, una misa laica con momentos de terror y belleza, que nos ofrece un momento y ese es el momento de la representación, el momento del teatro, en el que poder sentirnos, quizás, un poco más a salvo, un poco o más acompañado a cierta aspiración absurda, quizás por mi parte, a poder sanarnos a través del amor y a través del sentido del arte. Parece que son palabras mayores y sonar prepotente por mi parte. En ese caso pido disculpas, porque no pretendo ponerme en ese lugar, pero es un texto que también habla de Dios, y eso me parece importantísimo, porque esta es la asignatura no resuelta. Nuestra parte sagrada, nuestra parta más íntima, más de dignidad humana que tiene que ver con nuestra parte de Dios. Eso es lo que los personajes se están preguntando constantemente. ¿ADICCIÓN A LAS TRILOGÍAS? Primero fue Los nadadores nocturnos (CLICK). Después de 10 años ha venido Los nadadores diurnos, y si tenemos en cuenta lo que ha desvelado Carlota que José Manuel es «adicto a las Trilogía«, no es descabellado esperar una tercera entrega. José Manuel prefiere matizar tal proceso, aunque reconoce humorísticamente que, como escritor, a lo mejor ha querido ser escritor de series. Sea lo que fuere confiesa que en eso de la Trilogía que anuncia Carlota es en parte sí, y en parte no. En parte es cierto porque, en realidad, es un «cotinuum» permanente. No termina ni acaba. Donde acaba una comienza otra. Aquí había una segunda parte en el sentido de contar los motivos ocultos que me llevaron a la escritura de ese texto. Eso está como prefacio del texto. Sería ese pequeño entremésPreguntando al Universo. No hay una tercera parte. Yo tengo cierto recelo a eso de«hay una pieza, funciona bien, vamos a hacer una segunda parte, vamos a hacer la tercera y exprimimos hasta que tenemos Los nadadores uno, Los nadadores dos, La vida secreta de los nadadores, La vida oculta del…» Me da un poco de pudor. En este caso creo que era importante hacer ese ajuste de cuentas con la paternidad, que en la primera parte estaba de forma subrepticia: una mujer que sufría un aborto, otra que era violada. Había un emplazamiento tangencial de paternidad que recorría toda la pieza. Aquí se aborda ese tema de una manera radical, de una manera cristiana en el sentido original del término, pero, no sé, lo mismo hay que hacer una tercera parte. El otro día pensamos una tercera parte, pero era ya sin texto. Queríamos hablar con Fernando Boneri para pedirle una Sala y que en ese espacio aconteciera la tercera parte, pero no nos atrevimos. Ni siquiera hicimos la consulta. De haber una tercera parte no habría palabras. ¿UN AUTO SACRAMENTAL Entre los temas que parece quedar sólo apuntado en esta segunda parte es el de Dios. No obstante José Manuel precisa que de Dios se está hablando constantemente. Es un tema que no sabemos qué pasa hasta dos minutos antes de irnos, de morirnos. Dios está en toda la pieza permanentemente. En todos los huecos, en todos los cuerpos, en todo lo que dicen, pero Dios está aquí, ahora mismo y no lo vemos. Tras un impasse de silencio, José Manuel reacciona pensándolo ahora, esa tercera parte sería un Auto sacramental o sería una pieza sobre la conversión. EL ESPACIO SONORO Del espacio sonoro y la composición musical original se encarga Tagore González, músico y compositor.
Desde que leí el guión por primera vez salieron aspectos muy interesantes que permitían viajar desde la oscuridad más absoluta y desde la violencia hasta lugares muy luminosos. Ese era un primer punto de partida bastante apetecible, desde el lugar de creación sonora. A partir de ahí hemos empezado a trabajar con muchas capas. Una muy importante es aprovechar el talento que tiene el elenco a nivel de tocar instrumentos: Julia toca el violín, Carlos Beluga toca la guitarra, Enrico toca el Chelo, Yo toco el clarinete y el clarinete bajo. Aprovechamos todo ese talento para generar momentos desde más individuales con el instrumento hasta momentos de música de cámara, llegando casi al concepto de concierto. Ese viaje está impreso a lo largo de toda la obra. Además de la parte orquestal se añade la parte canora Todo el elenco participa cantando, desde manera individual, porque hay momentos en que varios personajes se expresan desde el cantar, hasta el momento donde todos también trabajamos el canto colectivo. La voz desde lo musical cobra mucha importancia. Otro aspecto es el trabajo de música electrónica de la pieza. Se trata de música electrónica ecléctica que va desde la música popular, como puede ser el fado, el bolero, el tecno hasta otros lugares más electrónicos como son clarinetes procesados en directo, que es algo raro de ver. Todo con un halo muy místico que tiene la propia obra, y conectando desde lugares más violentos y más sucios hasta momentos de música de cámara donde conseguimos mucha más luminosidad, mucha más conexión con lo espiritual, y con lugares más volátiles, melódicos
FUNCIÓN PRECIO Descuento del 20% Entrada gratuita
Título: Los nadadores diurnos (Salón de Belleza)
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