A PROPÓSITO DE DAVID MAMET
YO ME ENFADÉ CON MAMET Trigo sucio es la primera obra Mamet que Fernando Ramallo interpreta
Yo me enfadé con Mamet porque cuando estaba muy metido en interpretación con Corazza, leí un libro que era Verdadero y falso: Herejía y sentido común para el actor de David Mamet. Tira por tierra todo lo que yo había pensado. Prácticamente te decía que tenías que ir a la marca, decir bien el texto, ser dúctil y poco más. Me enfrenté a todas mis creencias como actor. Yo pensaba que ser actor es ser James Dean, el método o ser John Malcovich o Daniel Day-Lewis. Mamet parecía estar un poco en contra de eso, y yo lo tenía atravesado, pero luego es verdad que los textos que escribe son muy rápidos, diálogos cortos y muy eficaces. Al final, Mamet creo que es comercial y que es muy eficaz lo que hace y es muy directo. Fernando está habituado al trabajo televisivo y cinematográfico donde las marcas espaciales son fundamentales y encima hay que aportar un alto nivel interpretativo La televisión es algo más técnico. Tienes que ir a dos, tres marcas, esperar al de sonido, estar desenfocado y esperar a que te enfoquen, mantener la emoción, cortar la toma cuando hay que cortar y retomar cuando hay que retomar. Yo soy más feliz en el teatro, pero el problema de este país o haces televisión o no existes. Entonces hay que hacer televisión. Ahora me gusta más la televisión que el cine, porque la calidad ahora va a las plataformas digitales y claramente mucha gente de cine está haciendo series, y hay muy buenas series españolas, pero, al final, en el teatro es cuando se ve si eres actor, porque no hay truco, no le puedes montar, cortar. Es el momento, el presente y eso es lo que yo creo que destaca de un actor. Creo que un buen actor es el actor que hace teatro. Actualmente, por regla general, los actores en teatro mantienen los mismos movimientos, situaciones espaciales e incluso el raccord Para eso ayuda la televisión. En esta obra todos los que estamos hemos hecho mucho audiovisual. Nancho ha hecho mucho teatro, pero tanto Eva, Candela como yo hemos hecho audiovisuales, por lo tanto es algo innato. Además comenzamos muy jovencitos en el audiovisual. OLVIDARNOS DEL EGO Y PENSAR QUE
FOTO:La carrera interpretativa de Fernando no es nada despreciable, incluidos premios. No obstante lo que destaca de su curriculum produce cierto desconcierto. Lo que yo destaco es cuando peor me ha ido, porque tenía cosas que hacer para poder comer y vivir de actor y dejar de lado otros trabajos. He tenido que hacer mucho teatro: teatro infantil o familiar porque es para todo el público. Ahí entendí lo que era la energía, porque con los niños es el público más difícil, ya que como no estés al mismo nivel de energía, no captas su atención. Es algo que me decían en el teatro, y no sabía cómo sacarla. Yo gritaba, proyectaba, me movía más, pero no sabía qué era eso. Lo pude aprender ahí. Entonces por la necesidad de hacer distintos tipos de proyectos para poder comer, incluso he hecho monólogos, ahora puedo hacer cualquier cosa. He hecho teatro de calle…Todo eso cuando pasé mi momento de cine de no parar de hacer películas, a posteriori, que es más complicado. Aprendí, sobre todo, a saber que un actor cuenta una historia. Tenemos que olvidarnos del Ego y pensar que el actor está al servicio de lo que el director quiere contar y punto. Somos muñecos. Nos guste o no, somos muñecos. Fernando Chinarro, batallador en diversas lides teatrales y formado en múltiples cursos y cursillos advierte a la profesión: Quiero decir a todos los actores y actrices que no nos pongamos pesados, que somos muñecos al servicio de una historia. Cuanto mejor manejemos el instrumento de nuestro cuerpo, de nuestra dicción, pues mejor estaremos y que ¡ojo! a los cursillistas. Hay muchos actores y actrices que no podemos interpretar y acabamos haciendo cursos. Hay cursos muy buenos y otros que no valen para nada.
|