París 1730, la Compañía de Michonnet prepara una función para la Comédie-Française, lo cual llevará a un enfrentamiento de dos célebres actrices: Adriana Lecouvreur y mademoiselle Duclos. Allí se encuentran también el príncipe de Bouillon y el abate de Chazeuil, quienes buscan a Duclos, la amante del príncipe. Este se entera de que Duclos está escribiendo una carta cuyo destinatario le es desconocido, y pide a Chazeuil que intercepte la misiva para resolver el misterio… El libreto de la ópera es de Arturo Colautti, el cual parte de la obra de teatro homónima de Eugène Scribe y Ernest Legouvé.En ella se recorre la vida real de la actriz Adriana Lecouvreur, que nos ha llegado con un envoltorio legendario. A nivel interpretativo, Adriana sobresale por su capacidad de transmitir naturalidad y verdad. A nivel personal su vida está llena de amoríos – verdaderos y legendarios -, y el enigma de su muerte a los 38 años, ya que no se sabe si murió asesinada. En una de las funciones se sintió mal y se mantuvo algún tiempo, pero, de repente, falleció. Esta muerte repentina ha sido muy apetecible dramáticamente para diversas actrices dramáticas como Sarah Bernhadrt, la Duse …, que en la escena procuraban ofrecer todos los detalles de una muerte real. Fue una gran ídolo en su época, pero al no permitírsele, como actriz, el ser enterrada en cristiano, llevó a Voltaire, amigo y amante, a escribir un poema lamentándose de no saber dónde está esparcido el cuerpo de Adriana. Podría estar en un estercolero. NICOLA LUISOTTI, director musical
La versión operística de Adriana Lecouvreur se ha asociado al movimiento verista, triunfante en Italia a principios del siglo XX, y a compositores como Pietro Mascagni, Ruggero Leoncavallo, Umberto Giordano o Giacomo Puccini. Nicola Luisotti, director musical de esta producción y habitual en el Teatro Real, respecto a tal clasificación es contundente. Todas las obras veristas, no son veristas, porque nadie en la vida real canta. En la vida real se habla. Por ejemplo en Cavalleria Rusticana no se habla, ni se canta en siciliano. Cantan en un italiano poético, maravilloso. Entonces ¿dónde está el verismo? No hay verismo, no hay realismo. Al final del siglo XIX hemos tenido esta corriente literaria teatral y se le llamaba verismo, porque la gente actuaba y hablaba como en la realidad. En la ópera, esto, desgraciadamente, no se puede hacer. En Pagliacci, en el prólogo se dicen cosas maravillosas, poéticas, increíbles. ¿Cómo puede un chico como Tonio, decir cosas así. En Adriana, lo mismo. Hay un momento en Adriana Lecouvreur que se puede hablar de verismo, como es cuando Adriana va a interpretar un fragmento de Fedra, pero son 30 segundos. Además hay un violín que acompaña este canto. No tenemos verismo, tenemos más verdad que verismo. El teatro siempre expresa la verdad de los hechos, pero no hay realidad. La realidad es la que tenemos ahora en esta rueda de prensa. Somos nosotros que estamos aquí. UNA ÓPERA RETICENTE Adriana Lecouvreur ha sido una ópera reticente para subir a los escenarios, en general, y no solamente en Madrid. En opinión de Nicola Luisotti la razón la encuentra en cierta complicación de la propia ópera.
He dirigido muchas óperas muy complicadas: Salomé…, y no solo el repertorio italiano. Adriana Lecouvrer la he estudiado durante dos años, aunque no todos los días. Es una ópera que no se queda en tu mente. Es muy difícil, no sólo para el director, sino para los cantantes. Difícil por cómo están elegidas las notas, dentro de la música. Es una ópera que parece fácil al escucharla, pero muy difícil de interpretar. Tiene muchas trampas y hay que estudiarla muchísimo. La historia es muy complicada, porque tiene una parte de verdad, la historia real de Adriana Lecouvreur y que nadie conoce. Tuvo dos hijas con dos hombres distintos cuando era muy joven y fue un personaje complejo. Cuando se escucha su aria, parece un personaje ligero, pero no lo es, y cuando se estudia la ópera hay que analizar todo lo que supone la ópera: va a recitar Fedra de Racine, por tanto hay que conocer la Fedra de Racine para interpretar esta ópera; ellos va a interpretar la tragedia Bajazet de Racine, por tanto hay que conocer Bajazet para entender a Adriana, porque ella tuvo muchos amantes y nunca los traicionó. Uno de los amantes fue Voltaire que escribió La mort de mademoiselle, un poema maravilloso. En la historia de la ópera, ella va a interpretar a Rossana y a Fedra, dos mujeres que traicionan. Rossana , en Bajazet, con el malo, y Fedra con Hipólito, el hijastro. Un lío tremendo, en cambio en vida real nunca traicionó a sus amantes. Adriana mantuvo su relación con Maurizio de Sajonia durante diez años, y lo corroboran cartas de ella que he leído. En ellas se descubre que tipo de chica es Adriana: una chica maravillosa, una mujer muy moderna que escribía cartas de gran calidad como si fuese una escritora. Por eso no es tan fácil hacer Adriana, pues se necesita un equipo que quiera representar Adriana, y no cantar simplemente lo lírico. Referente a la orquestación Nicola la circunscribe, principalmente a una orquestación del siglo XX, y solamente hay cinco momentos en que se recurre a una orquestación del siglo XVIII – época del personaje histórico -, pero es solamente para darle un color. El resto es propio de una orquestación y armonización muy moderna, pero nada tiene que ver con Puccini ni con la nueva escuela: Mascagni, Leoncavallo, Giordano… Francesco Cilea es un italiano que escribe con mano francesa. No hace mucho uso de los metales, sólo en algunos momentos. Cuida mucho las voces y tiene muchos colores, y sobre todo crea colores muy bonitos con la cuerda y el viento. Para interpretar Adriana, he hecho toda la música de Cilea, y así poderlo conocer. Fue un gran compositor y ha escrito sólo una ópera completa, que es Adriana. La Gilda, la Tilda, L’arlesiana, la Gloria, son óperas que tienen buenos momentos, pero no para justificar que entren en el repertorio. Esta es una opinión mía. En cambio Adriana ,sí, aunque durante toda su vida la estuvo cambiando. La versión que presentamos es la última, la del 1932. Hay muchísimas versiones. JUSTIN WAY, reposición de escena
La puesta en escena de esta producción de David McVicar se ha calificado de legendaria. Desde su estreno en el Covent Garden de Londres, en 2010, ha triunfado en los más importantes teatros de todo el mundo. Primero fueron los que la coprodujeron, y después otros teatros la han incorporado a su repertorio. El director de producción del Real es Justin Way, el cual fue asistente de David McVicar durante la creación del montaje de Adriana Lecouvreur en el Covent Garden, en su estreno. Desde entonces dirige sus reposiciones. Justin Way desvela que el trabajo de David McVicarestá basado en los seres humanos, en la humanidad de cada personaje. Lo que he visto en los últimos años haciendo las reposiciones de esta obra, es que cada vez que trabajamos con otro reparto empezamos a descubrir, desde cero, quién es esta persona y cuáles son las tres dimensiones que tienen.En cada lugar la obra ha sido un descubrimiento para los técnicos, los artistas, pero sobre todo para el público. Esta obra tiene algo para todos. Recordando mi juventud, hace 30 años, haciendo mis montajes teatrales en la Universidad, fui a ver una producción australiana de Adriana Lecouvreur, en Australia, y al salir, pensaba «¿Qué es eso????», y sin embargo ahora ves que es una obra tan llena de aciertos: ballet, recitaciones, duetos, arias, personajes fuertes… Es una caja de bombones, y una obra maestra. Tal disparidad de opinión se explica si se tiene en cuenta el itinerario de esta ópera: los cortes que ha sufrido, los cuales han producido un texto ininteligible. En opinión de Joan Matabosch – director artístico del Teatro Real – , Adriana Lecouvreur es «un homenaje al teatro», y eso queda patente en esta producción. CHARLES EDWARDS, escenógrafo
La elección de este título, según el escenógrafo Charles Edwards, vino dictada porque en varios foros era una obra poco plausible, improbable. Incluso se hacían bromas al respecto. Parte de la historia que se añadió a la trama real de la protagonista, Adriana Lecouvreur, era también poco probable e irreal. David McVicar y yo hemos enfocado el montaje desde el punto de vista de la vida real de esta actriz a partir de su vida personal y su vida como actriz. Su vida personal es más fantástica que su vida como primera actriz de la Comédie-Française. Sus representaciones eran tan verdaderas que formaban parte de su vida. Otra cuestión que justifica la elección de este título es la obsesión de David McVicar por el siglo XVIII y sus aspectos morales y políticos. Aquí podemos hacer una comparación alguna otra ópera al considerar cuál es el papel de los sirvientes y de la aristocracia, y vemos que esos dos mundos nunca se mezclan. Hay un momento en que el director de la obra que representan dice a Adriana: «Ten cuidado, no te mezcles con esta gente, porque nosotros somos pobres sirvientes y no pertenecemos a ese mundo. Nuestro mundo es otro«. De hecho cuando Adriana se mezcla con el mundo de la aristocracia e intenta formar parte de él, las cosas empiezan a desmoronarse. La realidad de Adriana es muy distinta. Esta producción ha tratado de separar esos dos aspectos: el mundo real de Adriana y la fantasía de la vida privada a la que ella aspira. La puesta en escena a nivel escenográfico presenta un escenario de volumen y telones pintados , que en opinión de Joan Matabosch para nada es una escenografía realista, aunque sea figurativa.
Es un espacio escénico conceptual, muy del estilo de David McVicar, para nada realista. Es un espacio escénico metafórico, lo que sí pasa es que el vestuario es rigurosamente de época del siglo XVIII, y ello puede llevar a una confusión al público pensando que es una puesta en escena tradicional y no moderna. No basta ponerse unos tejanos para pensar que es un montaje moderno. Lo importante es si hay dirección de actores, caracterización de los personajes, si hay un trabajo teatral de verdad. David McVicar es especialista en demostrar que se puede hacer teatro de verdad con vestidos de época y éste montaje es un ejemplo. Charles Edwards confiesa estar totalmente de acuerdo con esta teoría. Nuestra forma de comprender los montajes se ha internacionalizado, al poderlos ver en todo el mundo en DVD. Si situamos la obra en el período para el que fue concebida estamos siendo retrógrados. Es un malentendido. Para su verosimilitud política, esta obra debe situarse en el momento para el que fue concebida, y hay obras muy conocidas con las que, tal vez, podemos jugar un poco, pero no con obras tan delicadas como ésta. Lo importante es que el montaje sea verdadero, auténtico, de lo contrario no tendría ningún sentido. LOS ACTORES Esta versión cuenta con dos repartos que se publicitan como estelares: Ermonela Jaho y Maria Agresta, junto a Elīna Garanča, Brian Jagde y Nicola Alaimo, en el primer elenco; y Ksenia Dudnikova, Matthew Polenzani y Manel Esteve, en el segundo. ACTIVIDADES CULTURALES (CLICK) En torno a Adriana Lecouvreur se han organizado un gran número de actividades en el Teatro Real, Real Teatro de Retiro, Casa Asia, Círculo de Bellas Artes, Institut Français, Museo del Romanticismo, Museo del Traje y Real Jardín Botánico.
FUNCIÓN PRECIO
Título: Adriana Lecouvreur (Commedia-dramma en cuatro actos) MINISTERIO DE CULTURA GOBIERNO DE ESPAÑA Escenografía: Charles Edwards Edición musical: Intérpretes: Cantantes: Dirección del coro: José Luis Basso
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