Alfonso XIII, rey de España, ha producido una serie de películas pornográficas y las exhibe con orgullo en su sala la de proyecciones a sus amigos. Las críticas son inmisericordes pues las mujeres que aparecen son carentes de encanto y fondonas. Alfonso se obsesiona por tener como actrices porno a la clase alta y la nobleza. El ideales que una condesa o marquesa ruede porno. Paralelamente los políticos y militares le piden que se ocupe de las cuestiones de estado, a la vez que no de importancia a lo que circula por el «populacho»: las ansias de una República. Alfonso hace oído sordos y, obsesionado por sus películas, pide a sus consejeros que se centren en lo que le quita el sueño: encontrar a la estrella que mejore sus producciones, cuesto lo que cueste, aunque sea perder la corona. Esta es la historia que los autores de Alfonso el Africano nos cuentan.
Alfredo Sanzol, director artístico del CDN (Centro Dramático Nacional), presenta al Club Caníbal responsable de Alfonso el Africano como un grupo autor de espectáculos en que la crítica social, el humor y las interpretaciones al extremo forman parte de su estilo y son especialmente atractivas. ALFONSO EL AFRICANO, UNA OPORTUNIDAD La autoría del texto la comparten Chiqui Carabante, Font García, Vito Sanz y Juan Vinuesa. La dramaturgia y dirección es de Chiqui Carabante, quien aclara que
Club Caníbal suele trabajar sobre noticias reales y anécdotas que nos resultan atractivas. Algunos den nosotros sabíamos que Alfonso XIII había sido uno de los primeros productores del cine prono de España. Esa anécdota nos resultó muy graciosa y carnaza para unos cómicos como nosotros, y cuando nos metimos en el tema fuimos descubriendo que el principio del siglo XX en España tenía mucho que ver con el principio del siglo XXI. Era, también, una oportunidad para hablar de la actualidad. De alguna forma era como un espejo, y la lejanía nos facilitaba hablar con más libertad. Saltó la liebre de esta anécdota a principios de los años 90 cuando un particular entregó a la Filmoteca de Valencia tres películas mudas en blanco y negro de contenido pornográfico muy explícito: El confesor, El Ministro y Consultorio de señoras. Parece ser que Alfonso XIII las encargó a los hermanos Ricardo y Ramón Baños a través de la intermediación del conde de Romanones. Parece ser que se rodaron en prostíbulos valencianos. Restauradas y digitalizadas se incorporaron a la Filmoteca, según Inmaculada Trull, jefa de recuperación de la Filmoteca, la cual no es la propietaria sino la custode. El propietario es José Luis Rado, antiguo director de la Filmoteca y productor, encontró las tres cintas hace años en un convento valenciano. Las tres películas están pasadas a DVD y sólo se pueden visionar en el Centro de Documentación de la filmoteca para estudios o investigación. Según Club Caníbal:
Los hermanos Baño se ocuparon de esta tarea y en un periodo que abarca del año 1915, a 1925, realizaron más de cuarenta largometrajes para el monarca. Ellos se hicieron cargo de toda la producción y realización, pero los argumentos los proporcionó el propio regente: un cura que se beneficia a las feligresas, un doctor que se lo hace con las pacientes, una mujer que visita a un ministro para mediar por su marido y aquel le solicita sexo a cambio del favor…Las actrices que salen en estas películas suelen ser prostitutas del Barrio Chino de Barcelona y borrachos que andan por la misma zona. UN LENGUAJE HACIA LO ESPERPÉTICO La estética y lenguaje del espectáculo, según Chiqui Carbante entronca mucho con la estética de la primera mitad del siglo XX con revistas como La Codorniz, Pim Pam Pum…, que son una serie de viñetas, a veces más trágicas, a veces más cómicas, con las que vamos haciendo un retablo. Al estar la anécdota de las películas porno, creo que hemos hecho el retrato de un monarca, ya que todo gira en torno a Alfonso, y de ahí hemos tratado de conectar la realidad de su tiempo con él, y la realidad de su tiempo con nosotros. El espectáculo es muy loco, pues nosotros no tenemos filtro para las chorradas y bebe de muchas fuentes.
Vito Sanz, otro de los componente del grupo precisa: Nosotros venimos de un circuito más alternativo. Juan Vinuesa, Fon García, Chiqui Carabante, Pablo Peña, el músico, y yo somos el núcleo del grupo Club Caníbal. Llevamos 6 ó 7 años trabajando y sobreviviendo unos con otros. Nuestro modo de trabajar es imaginarnos como un entramado de escenas que se intercalan, donde van entrando y saliendo personajes con un trazo casi esperpéntico y grueso. Es como una especie de engranaje de reloj que van entrando y saliendo los personajes y la escenas. Este espectáculo se aleja un poquito del funcionamiento que llevábamos haciendo en que todos los cambios se hacían en el escenario. Aquí, por el espacio, Chiqui, el director, dio la opción de poder salir y hacer entradas y salidas, pero en general somos tres actores y Pablo, el músico, y lo hacemos todo nosotros. Aquí hemos intentado mantenerlo con ciertas diferencias. El lenguaje siempre tiene que ver con el lenguaje circense, en cuando a la rapidez de los cambios: llegar a pista y hacer el número – añade Chiqui. Algo importante es que somos cuatro autores: Chiqui Carabante, Font García, Vito Sanz y Juan Vinuesa con la colaboración de Pablo en la música en directo a la hora de escribir. Yo hago la dramaturgia. Siempre defendemos al actor creador en escena. Ahora se ha unido Juanfra Juárez como intérprete, el cual también ha aportado cosas. Para nosotros es muy importante aglutinar creadores. Para mí ha sido un regalo, porque yo era «hiperfan» de Club Caníbal – recuerda Juanfra. Tuve la suerte de trabajar con ellos en una sustitución en el primero y segundo espectáculo y fue un placer. Este es un espectáculo de variedades, muy loco con esa libertad del cabaret de principios de siglo con ese movimiento absurdo del «dalái», que son muy divertidos y tuvo toda esa libertad y convulsión de principios del siglo XX y que parece tener también el siglo XXI. Han sido supergenerosos conmigo, y ha sido un regalo y un placer. PABLO PEÑA: DEL PUNCK AL CUPLE, CHOTIS… Pablo Peña, creador e intérprete en directo de la parte musical precisa que Alfonso el Africano se ha planteado como un espectáculo de variedades de principios de siglo. En este caso la música da un pasito más y al haber más números musicales, esta como más integrada en el espectáculo. Hasta ahora no era así. Al estar ambientada en principios del siglo XX, hay mucho con el cuplé, chotis …Para mí ha sido un reto, porque yo suelo hacer «punck» – (simplificación del «rock», centrado en el ruido y usando poco medios y con compases y tempos rápidos) -.Meterme con todas estas cosas ha sido muy interesante y he descubierto cosas muy chulas. También los he puesto a cantar, todo un reto para los actores… Sí, y no ha sido muy agradable, pero, bueno, vamos a salir del paso como podamos – reafirma Vito Sanz -, pero entra dentro del trazo gordo de la propuesta música y voces. Juanfra es el que mejor canta y explotamos esa cualidad. EL ALFONSO XIII DE CLUB CANÍBAL A partir del pistoletazo anecdótico del interés de Alfonso XIII por la pornografía Club Caníbal crea un personaje cuya característica era
ser un indolente, pero no somos ni historiadores ni politólogos sino comediantes – advierte Chiqui Carabante. Pasaban muchas cosas en España y no le afectaban y no tomaba partido, o si tomaba partido lo tomaba en contra de la ciudadanía. Entonces la realidad le explotó en la cara. Las historias que propone Alfonso son todos relatos de abuso de poder que retratan una España en la que las clases sociales altas marcan el rumbo del país. Al Africano le gustaba mirar las historias que había fabulado en una sala de proyección privada que mandado construir en palacio. Mientras Alfonso compartía sus producciones pornográficas con sus compinches de correrías, en España se iba gestando un malestar social que finalmente conduciría a la proclamación de la II República y a la marcha forzada del país del Africano. Esta pequeña anécdota concentra buena parte de los elementos que han marcado la historia moderna de España. Retratando la indolencia de una clase poderosa ocupada en la consumación de sus caprichos más que en la situación del Estado.Encarnamos al personaje defendiéndolo, después cada espectador pensará lo que crea. Como dice Juan Vinuesa: «Procuramos formular preguntas, pero nunca dar respuestas». Intentamos acercarnos a los personajes más centrales – añade Vito Sanz, otro de los componentes del grupo. Son personajes que entran en conflicto con nosotros y por eso los intentamos querer, dando a entender cierto comportamiento. Al trabajar desde lo esperpéntico, es verdad que el trazo grueso que se le da a Alfonso es una herramienta para dar un salto imaginativo y poder entrar dentro de nuestro mundo. Es una interpretación de lo que entendimos sobre el carácter de Alfonso, pero, a nivel social, había algo que latía y no sólo Alfonso sino la sociedad institucional a nivel político y social, tampoco supo responder a lo que estaba pasando. Damos esa mirada sobre España porque somos españoles, nos interesa España y no queremos estar al margen. Nos gusta España con sus cosas positivas y negativas. Nos afecta y hay una realidad de espejo, pues pertenecemos a esta sociedad y nos gusta pertenecer a ella. Cuando vemos a Berlanga, nos hace gracias porque vemos que hay algo con lo que nos identificamos en lo que cuenta. Nunca lo perdemos de vista. Los personajes centrales encarna una situación cruda, pero después el carácter les rebasa y dan pena. Es todo muy caleidoscópico todo lo que se ve a través de ellos, por todo lo que les pasa alrededor. Se ve también una humanidad – precisa Juanfra Juárez. LA SALA PRINCESA CONVERTIDA Chiqui Carabante pone en valor al resto del equipo. Hay que destacar el vestuario ideado por Salvador Carabante. Los personajes van trajeados, pero con pantalones cortos que los convierten en una especie de niños o de adultos- gamberros; Pepito Jiménez hace las luces; el movimiento lo lleva María Cabeza de Vaca; Vanessa Espín es la ayudante de dirección; la escenografía es de Walter Arias y Víctor Longás es su ayudante de escenografía. La escenografía ha transformado el espacio de la Sala de la Princesa en una Sala de Fiestas. Nos atraía mucho lo que era un espectáculo de variedades contando una historia. Eso nos permitía hacer números, un contenido con un protagonista, con hilazón. También tiene mucho de bajar las butacas de Palacio a otra sala para ver un espectáculo. Es la parte de abajo del Palacio. Hemos quitado todo el patio de butacas y hemos puesto sillas con aroma viejo, unas más y otras menos. Una alfombra en medio. Se ha llenado todo de tiras doradas. Hay «Peep Show» (espectáculo sicalíptico de corte erótico-sexual) en la entrada, como en una sala de fiestas. Hay momentos en que parece un programa de los años setenta de televisión española. Nos encanta la caspa, porque navegamos muy bien en la «caspa».
FUNCIÓN PRECIO 25 €
Título: Alfonso el Africano
|