SWANLIGHTS
Como cierre total de temporada del Teatro Real de Madrid, llega Antony and the Jonsons. Entra dentro del ciclo Las Noches del Real. Antony, peculiar cantante de Pop, crea un espectáculo total en el que las canciones se aúnan con los sorprendentes y fantasiosos diseños lumínicos del artista de la luz Chris Levine, que ha creado su propia estética en el mundo de la fotografía, y también en el mundo escénico como es el caso que nos ocupa. Su concepción lumínica del espacio es su marca de fábrica. La voz de Antony y este ropaje de Chris convierte el espectáculo en algo fascinante. Esto se ha podido constatar con los fervorosos aplausos y bravos reiterativos tras cada intervención musical de Antony, que explotan durante largo tiempo al final, obligando a los intérpretes a saludar una y otra vez. Antony hadeclarado que su Pop, nacido hace 20 años, se ha ido recubriendo de capas orquestales, y por lo tanto toma una nueva dimensión. Estamos habituados a considerar el Pop como el fenómeno de los años sesenta y sucesivos, que modernizó la música y cuyos temas eran más o menos intrascendentes. Antony refuta tal concepción, al cantar temas más profundos del presente como pueden ser el «terrorismo, los entramados políticos, o cómo estamos destruyendo el medio ambiente». Aunque no lo ha dicho expresamente, por su actitud y el contexto de sus palabras, puede alinearse en el profetismo, en lo que tiene de denuncia. Lástima que en este concierto no hayamos podido acceder a los sobretítulos. De todos modos por la melodía, la interpretación y la estética lumínica, sí se pueden barruntar las diversas atmósferas y situaciones emocionales. La puesta en escena, por parte de Antony como intérprete, es de un estatismo, casi total, ante el micrófono. El movimiento y las variaciones se consiguen a través del juego lumínico y las diversas entonaciones de su voz. Ésta posee una gran carga emocional, así como una variedad de registros, entre los cuales el falsete entra sin forzamiento y de un modo expresivo. Va acompañado por orquesta en vivo, la Titular del Teatro Real, que gran parte del tiempo queda oculta tras el ciclorama del escenario. En este aspecto la intervención de Antony progresa a nivel visual, proporcionando interés para el espectador. Se inicia con un telón blanco sobre el que se proyectan las imágenes lumínicas de Chris Levine. La voz y la orquesta se oyen en Off. Tras dos canciones el primer telón se alza para descubrir a Antony inundado por las diversas de líneas de luz, en una escenografía de paralelepípedos con salpicados toques plateados que se albergan en las alturas, salvo algunos que han caído en tierra. El mismo Antony va en vuelto en una túnica o sayal blanco. Toda esta segunda parte produce el efecto visual de un mundo que se eleva sobre lo terrenal. Al quedar la orquesta oculta tras el ciclorama de fondo, la figura de Antony cobra especial relieve y protagonismo. Si la temática, como he mencionado, anuncia el estilo profético, el envoltorio visual lo subraya todavía más. Hay una tercera evolución visual en la que tras el ciclorama de fondo, se levanta el telón negro que daba opacidad al ciclorama blanco, a través del cual se vislumbra, como tenue sombra, la figura del director musical. La existencia de la orquesta se desvela cuando, el mencionado ciclorama blanco se alza y la vemos al fondo, sobre un otro ciclorama de líneas negras sobre blanco. Antony queda totalmente integrado en la orquesta. Existe, pues, una progresión escénica que colabora al interés, además de, no sé si es demasiado fantasear, llevar al espectador a través de un recorrido que va desde una voz en off que surge de la nada hacia la realidad del presente y la integración total de voz, música y escenografía. De alabar la interpretación de la Orquesta del Real, así como la calidad del sonido a través de la electrónica. Tras finalizar la actuación, hay lo que se llama «propina». Si toda la parte anterior posee algo de místico o sagrado, en esta última se crea una cierta interacción con el público, con lo cual se tiene la sensación de avanzar desde una lejanía, un tanto celestial, a una proximidad con bastante de familiaridad. Es el eterno tema de la encarnación. A Antony le precede Johanna Constantine con una performance titulada Ascensión. Es breve y austera. Johanna con el cuerpo semidesnudo y mucho de tatuaje (maquillaje), va ayudada de lo que parecen dos muletas, y que muy bien podrían ser alas. El título Ascensión, puede orientar el significado, así como el aleteo de las muletas (?): ¿el deseo de emprender un vuelo? En el conjunto del espectáculo no acabo de encontrarle su razón de ser. Antony es todo un fenómeno musical escénico, lleno de matices en la voz y en la parte visual. El que cantase en el Teatro Real, además de la positiva aportación que el espacio del escenario pueda aportar al montaje, nos topamos con la novedad de que una parte del público no está familiarizado con el estilo Pop del cantante, y ese público también celebró el éxito. El domingo 20 de julio de 2014, el Real, prácticamente, estaba a tope ocupado por personas de diversas edades.
I PARTE Título:Ascension
II PARTE Título:Swanlights (selección de los álbumes Anthoy and the Johnsons, The Crying Light, Swanlights, I Am a Bird Now y Cut the World)
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