Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid presentan Âtman, el comiat, el espectáculo de despedida de de la compañía Ananda Dansa, que se podrá ver el 22 de febrero en la Sala Roja. Ananda Dansa, la compañía valenciana de danza contemporánea más longeva y que mayores reconocimientos ha recibido a lo largo de su trayectoria, ha decidido poner punto final a su vida artística. La coreógrafa Rosángeles Valls, recientemente galardonada con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, directora y cofundadora de Ananda Dansa, ha anunciado el cierre definitivo de su compañía con el espectáculo Âtman, El Comiat FINAL DE UNA TRAYECTORIA ARRIESGADA
Doce funciones en el Palau de les Arts de Valencia con aquello de Agotadas las localidades, fue la despedida de su ciudad natal. hacer esta última vez, aquí en los Teatros del Canal para toda la Compañía es un honor y un riesgo añadido. Toda esta jugada de la Compañía ha sido un riesgo. Una vez que decidimos cerrar, la verdad, es que no teníamos necesidad de hacer un nuevo espectáculo, porque es sentirse juzgado, arriesgarse a defraudar al público, arriesgarse a pinchar, a utilizar los últimos recursos encima de un escenario y que, efectivamente, eso no sirve para nada, pero creo que un creador despedirse es un acto muy importante de su carrera. Es no solamente decir adiós, sino marcar un antes y un después en una trayectoria a la que hemos dedicado nuestra vida y dedicarla a la danza contemporánea de creación es decir mucho, porque es muy arriesgado. Siempre estamos en la cuerda floja. Siempre eres lo que es tu último espectáculo. Rosángeles Valls (Valencia) comienza los estudios de danza a los 7 años con Lina Cubells y sigue su formación con Mikaela Torres, de quien tomó sus influencias. Entre 1975 y 1981 amplia estudios en París, en el Centro Internacional de la Danza y en París Centre, con los siguientes maestros y coreógrafos: en danza clásica Solange Golovine y Andreij Glegolski; en jazz con Max Mattox y Ruth Merril y en contemporáneo con Andrade, Peter Goss, Anne-Marie Porras, Jean-Claude Galotta, Jean Gaudin, Jacques Alberka, Noëlle Winkelmann, Michelle Cacouault y Régine Chopinot. Con estas últimas trabaja también como bailarina de sus compañías. En 1981 funda Ananda Dansa de la que es directora. Premio Nacional de Danza 2006, sus espectáculos han obtenido diez Premios Max, siete de ellos para Pinoxxio (2016). Es responsable, junto con su hermano Edison, de la creación artística de los espectáculos de la compañía y tiene a su cargo la dirección coreográfica, así como el desarrollo y control de líneas estratégicas, el diseño de producción y las relaciones institucionales. En 2017 Ananda Dansa obtenía la Medalla de Honor del Consell Valencià de Cultura de la Generalitat Valenciana.
Fundar la Compañía supuso dejar la docencia y otras posibilidades que me abría la vida. Crear una Compañía es crear una empresa. Tiene una estructura empresarial, que igual da que crees espectáculo o vendas zapatos. Esa estructura empresarial a partir del sábado 22 de febrero, que es cuando hacemos nuestro espectáculo por última vez, es la que cerraré y es la que nunca más volveré a subir la persiana. En el recuerdo me quedo yo, Rosángeles, se quedan los bailarines maravillosos a los que estimo, a los que admiro, con los que me gusta crear más que nada en el mundo y estar en una sala de ensayos y subir a un escenario y me lo paso como una «cerda», mejor que nada en el mundo. Eso lo añoraré siempre. Es la vida: 38 años. Ananda Dansa radica en Valencia pero en esos 38 años ha girado por muchos países. Al principio hemos atravesado los Pirineos, porque en España no se hacía danza contemporánea. Ni siquiera sabían lo que era. A partir de 1992 empezamos a hacer funciones por España y en esos 38 años hemos vivido de todo y sorteado todos los avatares sociales, políticos, económicos y hemos salido de ellos. Tras esta lucha Rosángeles deja claro que no hay nada que nos haya hundido, simplemente cansancio. Somos una Compañía que tiene trabajo. Todavía me están llamando para ir a actuar a los sitios, pues hay gente que no se ha enterado que erramos. Incluso en los años de la crisis hemos tenido funciones suficientes para aguantar e incluso continuar, pero nos hemos cansado. Una empresa lastra mucho, y sobre todo te das cuenta que «sólo puedes hacer lo que estoy haciendo» a nivel de producción. No me puedo plantear un espectáculo con dos bailarines porque es mi circuito. No me puedo quedar un año a investigar sobre un tema determinado porque si no tengo presencia en los escenarios se olvidan de mí aunque tenga una trayectoria larga. No me puedo plantear un espectáculo que tenga más de 10 bailarines porque no lo voy a vender, ya que mi caché está en una parcela en la que me han encasillado y no puedo ni subir, ni bajar. Mis teatros son éstos. Llega un momento en que dices «¿Voy a repetirme? ¿Vale la pena todo este esfuerzo para hacer lo que ya estoy haciendo, lo que ya sé hacer? ¿Dónde está el riesgo creativo? ¿Dónde está investigar? ¿Dónde está experimentar? ¿Dónde está esa emoción que teníamos al empezar y que ahora es continuar?» ¿Vale la pena?. No, porque esto no se hace por dinero. Esto se hace por amor. Y por amor hay que cerrar. No hay más. No hay manera de continuar.
Cuando hay que tomar decisiones de este tipo el halo de la tristeza se cierne sobre quien se ve obligado a ello. Rosángeles no ha obviado esta pregunta ¿Me voy triste? Bueno, me voy contenta porque he hecho lo que he podido hacer. No lo que me hubiera gustado hacer. ¿Qué me hubiera gustado hacer? Ser mejor. Tener la sostenibilidad suficiente para ser mejor creadora para tener ese reposo, esos momentos de tranquilidad y poder hacer aquello que te pide el cuerpo a nivel creativo, siempre pensando en el público, pero teniendo una cierta libertad y no tener que encasillarte. Eso ya lo he hecho. Me he dado cuenta que mientras tenga una estructura voy a seguir haciéndolo, pues cierro la estructura y me dedico a otras cosas. Hay muchas cosas que me atraen. Me gustaría cantar que canto muy mal. Mi madre ya me lo decía «No cantes por favor Rosángeles, que cantas muy mal» Es el momento de aprender a cantar. Es el momento de aprender a tocar el piano que me apetece muchísimo y también me apetece dedicarme un poquito a mí misma como lo hacen las personas de mi edad. No sé lo que me va a dar la vida, pero en todo caso estoy abierta a que me dé cosas hermosas.
17 BAILARINES EN SU ÚLTIMO ESPECTÁCULO La coreografía cuenta con 17 bailarines que Rosángeles define como 6 del núcleo duro y el resto bailarines que han pasado por distintas etapas de la Compañía. Tenemos a dos bailarines que ya tienen 60 años y la más jovencita, 25. Todos hemos hecho un viaje superfluido. Yo tenía muy claro que este espectáculo o era fluido o no paraba. No tenía más compromiso que la parte económica que me estaba gastando. Hay tantos sentimientos encontraos cuando uno decide cerrar una etapa de su vida que si lo último que hace no es bonito, no es divertido, no es relajado, no es emotivo, no vale la pena. Entonces, de verdad, las 19 personas hemos hecho un viaje, al que luego se ha unido la orquesta, el maestro, la composición musical y los etc…, un viaje precioso que volveríamos a repetir. El espectáculo puede gustar más o menos y ser más o menos emotivo, pero nos lo hemos pasado y disfrutado… 19 personas que hemos vivido juntas muchos años a lo largo de toda esta etapa y que nos queremos y admiramos. Eso se nota en el escenario.
LOS BAILARINES SON COMO GATOS. Al cerrar una Compañía los bailarines, para los profanos, quedan como suspendidos en el aire. Rosángeles precisa que
los bailarines son como gatos. Tienen tres o cuatro vidas. Tienen tres o cuatro empleos. Nadie puede vivir de una sola Compañía. Ni siquiera de ser sólo bailarín. Todo el mundo da clases. No pasa nada. Ellos se han embarcado en este último artístico final sabiendo dónde se embarcaban. Lo están haciendo con el mismo amor que nosotros, sabiendo que es un espectáculo que no va a tener gira. Se han hecho 10 funciones en el Palau a teatro lleno. Da pena, para que una vez que sale esto maravilloso, va y cerramos, pero es que está diseñado así. ¿Dónde vamos a ir con tanta gente? Soy una compañía privada, pequeña, humilde que salimos de gira con 14 ó 15 personas, pero no me puedo ir a veintitantas como somos ahora o a 2 ó 3 porque no vendería una escoba. Al final una empresa, una S.L (Sociedad Limitada), es lo que vendes. Es tu presencia en los escenarios. Si no estás presente en los escenarios no existes. La decisión del cierre se determinó hace un año aproximadamente. Ananda Dansa, como estructura logística de Compañía y con una serie de bailarines fijos, es una de las más antiguas en España. Al desaparecer ahora, queda la de Carmen Werner. Han desaparecido la de Teresa Nieto, y aunque de una estructura diversa como Compañía, la de Víctor Ullate. Este país no ayuda a ser mejores creadores, a tener esa tranquilidad para poder crear y superarse a sí mismos. Las estructuras administrativas de este país no están preparadas para que la danza de creación alcance ciertos niveles. En estos 38 años hemos intentado hacer muchas cosas, incluso varios planes nacionales desde el Ministerio y a diferencia de Francia u Holanda que han funcionado desde los años ochenta, aquí no. Siempre estamos empezando y siempre a expensas de las decisiones de los políticos que cambian cada 4 años y no existe el medio o largo plazo. Siempre estamos en el corto y nunca pasa nada. Nunca pasa nada hasta que te cansas y dices: «A mí ya no me va a pasar nada. Mira lo que os digo. Que le pase a otros y ojalá mi experiencia y lo que me ha pasado a mí sirva para que otros compañeros no les pase y podamos ayudar». Me gusta mucho la gestión y política cultural, no por gusto sino porque me he sentido obligada a implicarme en ellos, porque lo he tenido que compaginar con mi labor de creadora. Si quieres ser creadora en este país, tienes que ser tu propia gestora, ser empresaria e implicarte en la gestión y política cultural porque es lo que te va a ayudar a hacer unas buenas creaciones. La gestión sustenta la creación. No puedes tener una compañía en números rojos, porque jamás vas a poder trabajar con ella a nivel de creación.
UN REPERTORIO EN ALGÚN LUGAR Toda Compañía crea un repertorio del cual se echa mano por distintos motivos. En los centros oficiales quedan, en el mejor de los casos, archivados y a los cuales se pueden recurrir. En un caso como éste en que la Compañía desaparece, incluido el lugar físico, el repertorio de Ananda Dansa está en el Centro de Documentación de Madrid y en el de Valencia. Tienen cantidad de material y si alguien lo quiere aprovechar puede aprovecharlo. Si a alguien le interesa, que no creo, está ahí. Yo siempre estoy abierta a estas cosas, pero ya digo que yo soy muy desastrada. Ni de guardar los programas. Âmta, el comiat lo ha grabado la televisión valenciana para emitirlo y el Palau de les Arts. El sábado 22 lo grabará el Centro de Documentación y van a hacer un Documental sobre la vida y trayectoria de la Compañía. No nos podemos quejar a nivel de trascendencia. De todos modos no es esto lo que me preocupa.
Rosángeles concluye que la danza es dura. No es lo mismo que trabajaren un Banco. Vas, fichas, haces lo que tienes que hacer y te vas satisfecha a casa. En la danza siempre te queda ese regusto amargo: «Tengo que hacer otro espectáculo y que me salga mejor que éste». Ya no hablemos del dinero, porque eso nos da igual. Mientras exista Zara, existirá la danza.
FUNCIÓN PRECIO
Título: Âtman, el comiat – El espectáculo de despedida de la compañía Ananda Dansa
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