Llegamos al final del 35º Festival de Madrid en Danza con Caída del cielo, una coreografía de Rocío Molina y también con las localidades agotadas. El Covid 19 sigue, aunque un poco distante y se ha ido retomando la vida de nuevo. A partir de este día los Teatros de Canal siguen abiertos y retoman la programación interrumpida, incluyendo la programación de CLECE. CAÍDA DEL CIELO
El flamenco que propone Rocío Molina en Caída del cielo tiene algo de esencial, ahonda en sus raíces y, al mismo tiempo, con libertad, lo enfrenta con otras maneras de entender la escena y con otros lenguajes, consciente de que el flamenco es una expresión libre y de libertad, que no puede, ni debe, ser domesticado. Esta obra es un viaje, un descenso. Asistimos al recorrido de una mujer, guiada por su baile, que es intuición y materia, a través de luces y sombras. Y, con ella, nos precipitamos en el silencio, la música y el ruido en territorios desconocidos. Ante nosotros: lo palpable y lo que, aun existiendo, está normalmente oculto a nuestros ojos, se materializan en el cuerpo de Rocío Molina. Ella baila y establece una relación diferente con la tierra. Y tú tienes la sensación de que su baile nace entre sus ovarios y esa tierra que patea. Y, así, su baile se convierte en la celebración de ser mujer. Este descenso o caída es el viaje sin retorno de una mujer, pero Rocío Molina no nos conduce ante la imagen invertida de El ángel caído, como le ocurrió a Dante en su Divina comedia, sino que nos lleva a un espacio de profunda libertad. En el viaje parece que se quiebra el alma y que nos sumergimos en un mar denso y opaco, un paisaje oscuro plagado de luciérnagas que, en nuestra caída, nos guían y nos elevan hacia paraísos oscuros y tinieblas de color en continuo movimiento. En definitiva, esta obra es el viaje o descenso o tránsito de una mujer desde un cuerpo en equilibrio a un cuerpo que celebra ser mujer, inmerso en el sentido trágico de la fiesta. ROCÍO MOLINA Coreógrafa y bailaora iconoclasta, Rocío Molina (Málaga, 1984) ha acuñado un lenguaje propio cimentado en la tradición reinventada de un flamenco que respeta sus esencias y se abraza a las vanguardias. Premio Nacional de Danza en el año 2010, Premio para la mejor bailarina contemporánea (2019) y Premio especial (2016) de los Dance National British Awards, además de Premio Max en diversas ocasiones – al mejor espectáculo de danza por Grito pelao en 2019, a la mejor intérprete de danza y mejor coreografía por Caída del cielo en 2017 y a la mejor coreografía por Bosque Ardora en 2015, Molina es una de las artistas españolas con mayor proyección internacional. Sus piezas (Entre paredes, El eterno retorno, Turquesa como el limón, Almario, Por el decir de la gente, Oro viejo, Cuando las piedras vuelen, Vinática, Danzaora y vinática, Afectos, Bosque Ardora, Caída del cielo y Grito pelao) han podido verse en los más importantes escenarios de todo el mundo (Festival d’Avignon, Barbican Center – Londres, Bunkamura – Tokyo, Esplanade – Singapur, City Center – Nueva York, Teatro Español – Madrid, Teatro Nacional de Taiwan, etc.) y son reconocidas por la crítica y el público como acontecimientos escénicos singulares en los que conviven el virtuosismo técnico, la investigación formal y la belleza visual. Actualmente, Rocío Molina es artista asociada a Chaillot – Théâtre National de la Danse (París). (Información Departamento de Prensa de Madrid en Danza) FUNCIÓN PRECIO
Título: Caída del cielo
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