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CAYETANA, SU PASIÓN LA ELEGANCIA EN EL FLAMENCO
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CAYETANA, SU PASIÓN LA ELEGANCIA EN EL FLAMENCO
Siempre lo ha estado, pero en estos últimos tiempos más. Se trata de Cayetana, la duquesa de Alba. Los programas televisivos del “corazón” están pendientes de su vida y milagros, sobre todo de su última vida sentimental que parecía entrar en conflicto con sus hijos por la incógnita que despertaba su futura boda a diversos niveles. Paralelamente se hablaban de los amoríos de Francisco Rivera – ex yerno de la duquesa – con Cecilia Gómez, bailarina/bailaora que deja el ballet de Sara Baras para formar Compañía propia. Contemporáneamente a las emociones de Francisco y Cecilia, surge la noticia de que la Compañía Ballet Flamenco de Cecilia Gómez – así la bautizó su creadora – se estrena con un espectáculo sobre Cayetana en clave flamenca y según el dosier de prensa Francisco es su Manager. Todo esto viene a cuento, porque en realidad no queda claro cuál es el origen del espectáculo: el tema balletístico Cayetana ¿surge del encuentro de Francisco y Cecilia? ¿Cayetana ballet flamenco es anterior a tal relación? Sea lo que fuere, importa poco para con el espectáculo. A lo más, esa cercanía sentimental explicaría la simpatía que la representación muestra hacia el personaje. Cayetana, su pasión no es un ballet narrativo autobiográfico al uso. Es decir no asistimos a su vida, sino a sus pasiones artísticas que le hizo, aparentemente, popular: una duquesa que baila, pinta, se entusiasma con los toros o vive la Semana Santa Sevillana. El ballet está compuesto, en cuanto a bailarines, por Cecilia y un cuerpo de baile de tres bailarines/oes y dos bailarinas/oas. Por parangón con el mundo de la música que juega con las Orquesta Sinfónica y la Orquesta de Cámara, se podría decir que esta compañía de Cecilia es un Ballet de Cámara. La evocación de las pasiones artísticas de Cayetana se bailan a través de los “palos” del flamenco. Unos en solitario, otros en conjunto. A esta evocación ayuda una escenografía minimalista de objetos: cuadros de la duquesa, burladero, mesa de convite…, así como una sugerente iluminación. Se le suma un inteligente y exquisito vestuario de Victorio y Luchino que transforman los “faralaes” en elegantes vestidos, émulos de la elegancia de alta alcurnia. Y como novedad, al menos nunca lo había visto, en la fiesta viste a los bailaores de frack y a ellas, incluida Cecilia, de “traje de noche””, como se decía en una ocasión, sin olvidar los toques de los volantes flamencos. El buen gusto de Victorio y Luchino convierte al vestuario en uno de los protagonistas de la velada. El baile de Cecilia es elegante y su composición es precisa y contenida. El flamenco que nos ofrece, sin perder la espontaneidad propia del estilo, está llena de buen gusto. Ella, en sus solos, se basta a sí misma para crear espectáculo. Se explica que, llegado un momento en su carrera, necesite una independencia para crear ideas y bailar en solitario y por lo tanto crear Compañía. De este mismo estilo elegante se contagian los 5 bailarines/oes que acompañan a Cecilia o bien forman protagonismo coral por sí mismos. Se ha compuesto música original por David Cerreduela y los músicos de la Compañía. Funciona bien, así como el desgarro del cante de Guadiana, Miguel de la Tolea, Juañares Carrasco. En conjunto el espectáculo está bien ritmado, sin tiempos muertos y fluye unitariamente, a pesar de tratar fragmentos independientes de la vida de Cayetana. La duración de 1 hora y 30 minutos encuentra su medida exacta. Dicho todo esto y admitiendo que estamos ante un buen espectáculo, me queda una duda. Al utilizar los palos del flamenco para configurar las mencionadas pasiones artísticas de Cayetana, no acaba de verse que definan su perfil. Me explico: sabemos que se trata de Cayetana por el mundo escenográfico de “atrezzo” que la arropa y tal vez por esa mencionada elegancia en el vestuario y estilo balletístico. Del puro baile no. Cambiando el entorno visual por otro, podríamos igualmente definir a otro personaje del mismo “status” social.
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