Un día de verano de 1944, en Budapest, Elsa Tabori es detenida por la policía estatal cuando se dirige a casa de su hermana a jugar la partida semanal de rummy. En la estación del Oeste los encargados de las deportaciones, a las órdenes de un oficial alemán, la introducen, junto a otros 4030 compañeros de infortunio, en un tren camino de Auschwitz. El tren se detiene en la frontera con Polonia. Es entonces cuando Elsa Tabori finge haber olvidado su salvoconducto ante el oficial alemán que realiza el censo de los prisioneros y éste finge creerla. Elsa será conducida a un vagón de primera clase de vuelta a Budapest. A punto de llegar a destino todavía el oficial alemán le propondrá huir mientras él va al lavabo. Ya en la noche, la única superviviente de este convoy, la señora Tabori acudirá con algo de retraso a la cita de la partida semanal de rummy a casa de su hermana.
HELENA PIMENTA, directora de escena
Juan Mayorga llamó a Helena Pimenta con una propuesta irrenunciable al ser el director de la Abadía con el que ya había trabajado en otras ocasiones y por ofrecer el escenario del Teatro de la Abadía, un lugar «entrañable, admirable, que ha sido, para mí, referencia durante toda mi carrera durante toda mi carrera teatral». Tras el estudio de una serie de textos, Juan y Helena llegaron a la conclusión de un texto que cumplía con los objetivos de la Abadía y los particulares de Helena. El texto fue Coraje de Madre, el cual fue un descubrimiento cuando lo leyó y total cuando trabajó con los intérpretes, quienes se mueven en códigos diferentes. Es una obra muy exigente que hay que maniobrar con un enorme respeto al tema base, y a la vez con un trabajo artístico, emocional, personal e intelectual, al que ha estado entregado todo el equipo. Ha sido realmente importante para mí como persona de teatro, el descubrir el espacio en el que Tábori cuenta la obra. La anécdota es verdaderamente insólita, pero es auténtica. En 1944, pocos meses después de la invasión de los alemanes en Hungría, por tanto bajo un dominio nazi importante, la madre de Tábori es detenida extrañamente en plena calle como tantos, unos 4031. No sabemos exactamente si todo pertenece a la realidad o a la ficción. 4031 personas son llevadas a la estación del oeste para conducirla a Auschwitz, y los personajes que la detienen son de esa mala calaña. Misteriosamente va a pasar doce horas fuera de su casa cuando se dirigía a una partida de cartas con sus amiga, pero va a pasar doce horas en el infierno. Por su coraje y dignidad muy particular de la madre de Tábori, a la cual ensalza Tábori, y por el azar también va a ser liberada y va a volver a Budapest. Esta anécdota tal como la cuenta Tábori, le sirve para transcender los campos de concentración, el contexto de las deportaciones, el contexto de la matanza de seres humanos, la violación, la traición, el mirar a otro lado…, es decir todos los temas propios de la SHOAH (Holocausto), aquí los trata desde una historia pequeña, personal. Desde una pequeña heroína anónima. Los personajes que presenta Tábori, según Helena Pimenta son
grotescos, y crea situaciones insólitas. A partir de ahí te plantas cómo contar eso, sabiendo que hay un elenco sintético y que van a ser los pocos actores los que hagan todos los papeles. Había que compaginar la originalidad con la imagen y se ha tratado de encontrar unos signos en un escenario muy desnudo pero que se va nutriendo con miniaturas varias que son los paisajes de la acción. Es importante porque eso contribuye a esa forma de contar en la que se va rompiendo todo el rato la ilusión. Es como un cuento de niños. Como dice Tábori es un cuento veraz en la que no se salvará nadie, salvo uno. Por un lado hemos recurrido a esta idea de cuento y por otro lado hemos plasmado en el espacio esta esencialidad que nos hace pasar de un espacio a otro sin ampulosidad, y nos deja ecos de la situación y la experiencia. Los elementos que Elsa maneja son rojos. En vez de poner grandes símbolos nazis, nos hemos ido a un tranvía que es rojo, a una casa roja, a una cajita roja… Elsa atraviesa esos rastros de sangre y vuelve a la vida con la terrible experiencia que ha vivido. Evidentemente el propio Tábori está muy influido por Brecht en la estructura, pero también por Chaplin a quien conoce personalmente. Para esto nos hemos visto un montón de películas buscando la comicidad tan dramática que tiene El Gran Dictador, para contarlo con esa distancia en muchos momentos. UN TEXTO SIN ACOTACIONES El texto sigue las estructuras de los clásicos, sin acotaciones, hasta el punto que no sabes dónde está lo serio y donde está la broma. Lo más sorprendente para nosotros ha sido lo de los chistes. Hay una zona muy explícita de chistes que se ponen a contar los personajes del Coro en el vagón de ganado, una vez que se pone en marcha el tren, entra un poquito de aire y hay cierto alivio. Con estos chistes, Tábori, indica que se trata del humor judío, y subraya «no sabemos qué sea eso». Uno de esos chistes significativos de lo que puede ser el humor judío es: «Por favor, disculpa, la próxima vez ¿te importaría elegir otro pueblo? «
ISABEL ORDAZ, actriz
Isabel Ordaz encarna a Elsa Tábori, la madre de George Tábori, en una historia que dura 24 horas. Tábori es un autor muy especial muy provocador. No se conforma por trasladar al escenario una obra realista o naturalista. Crea una polifonía desde el distanciamiento. Entra y sale y hace que sus personajes entren y salgan continuamente en la acción dramática, lo cual me lleva a suponer que busca no complacer, busca espabilar conciencias. Se ha hablado muchísimo de este terror de la segunda guerra mundial, del exterminio, de la locura colectiva de un pueblo hacia otro pueblo, que nunca se abarca. Se tiene la sensación de fracasar porque es irresoluble e inabarcable. En cuanto a Elsa, Isabel Ordaz la describe como una polifonía, como una conciencia del espectáculo. Tenemos todos una conciencia de la representación, porque el objetivo en última instancia es contar, y además estamos todos subsumidos por una iconografía que ya de entrada nos pone solemnes al entrar en el tema de la SHOAH (Holocausto). Es representación, paisaje escénico y detrás el mensaje del horror al que acudimos continuamente y del que nos habla Tábori. Helena ha insistido mucho en que esto es teatro, es representación. Elsa termina diciendo «Te lo voy a contar, te lo voy a contar, te lo voy a contar» dirigiéndose de izquierda a derecha hacia los espectadores. Lo que no pretende Tábori es no seducir, sino que pensemos y sacudirnos la conciencia. Es una invitación a estar atentos y a la reflexión. EL PERSONAJE DE PERE PONCE
Pere Ponce es un personaje que Isabel lo describe como el encargado de transmitir literariamente, oralmente y maravillosamente la historia desde su punto de vista, es a su vez otros personajes. Digamos que le corresponde dar la dramaturgia emocional de los hechos. Sentir a la manera de la madre los acontecimientos. Le corresponde ser testigo del destino. Incluso hay una parte divertidísima de la obra que es una crítica literaria: la madre corrige al hijo, que es el que cuenta la historia. Todos rivalizan con el hecho de la verdad, lo cual es inalcanzable en esto acontecimientos. Ha sido un placer, un gran desafío que me ha exigido. Ha sido un pacer grandísimo trabajar con Helena, porque nos ha dado lección continuamente en coraje de ir más allá en ese verosímil. Nos ha hecho buscar en otros límites de la expresión, porque así lo requería el autor. Va a ser muy sorprendente la puesta en escena.
PERE PONCE, actor
Pere Ponce interpreta al hijo de Elsa Tóbari, y viene a ser el propio George Tóbari, que Pere califica de de una especie de Cuenta Cuentos. El autor a través de esta cosa compleja del cuento, de las metáforas, de los caminos que emplea, de la teatralidad, intenta asumir esta experiencia tan compleja en una línea de continuidad que se rompe continuamente. Va por un camino que inmediatamente se convierte en un precipicio, o en una cuerda floja que tienes que atravesar. Es un juguete con un mecanismo muy complejo. Hemos estado desmenuzándolo, entendiéndolo para poder armarlo de nuevo y poder llegar, de alguna manera, con toda la capacidad que tiene el texto de incomodar, de avergonzar al espectador. Entiendo que es una de las finalidades también de George Tábori, que es un hombre poliédrico y tiene la necesidad de que la madre, también, recorra este camino para poder transmitirlo y poder celebrar con su madre este acto de coraje, de valentía que se plantea tantas preguntas: ¿qué podían hacer los buenos delante de este horror, de este tsunami, que se les vino encima? ¿De qué manera este buenismo podía responder a este gran reto? La madre vive sola y está desamparada, y con estos textos que escribe la madre, creo que el autor rinde un homenaje a estas personas, a estos seres anónimos, con toda la necesidad de llevarla de la mano y no caer en el sentimentalismo. Es inevitable enfrentarse al dolor, pero intenta romper las reglas para avanzar y llegar al espectador. Es un texto complejo y, a la vez, muy enriquecedor. Helena tiene una gran capacidad para convertir la obra en una gran teatralidad, y que transcienda. MÚLTIPLES PERSONAJES Además de estos dos personajes, existen David Bueno, Xavi Frau, Sacha Tomé, que vienen a ser el Coro, y representan las presencias que van acompañando a la pareja protagonista a través de este circuito. Son la mirada externa, los soldados nazis, …persona con las que se cruzan y empujan hacia el precipicio del que hablaba Pere Ponce.
FUNCIÓN PRECIO
Título: Coraje de Madre
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