Dosis de paraíso es la nueva creación de Sharon Fridman, una exploración sobre el amor y las relaciones, en la que se desarrolla un diálogo con las nuevas tecnologías en búsqueda de espacios emocionales, gracias a la colaboración con artistas internacionales de Bélgica e Israel. Este trabajo de investigación y creación se ha desarrollado en el marco de residencias técnico-artísticas en el Teatro Francisco Rabal de Pinto, donde la compañía es residente desde octubre de 2018. Dosis de paraíso estaba preparada para estrenarla antes del COVID19. Sharon Fridman, su creador, ansía poder ofrecerla ya. El 17, 18 y 19 de septiembre la presenta en las Naves del Español- Sala Max Aub, Nave 10 en Matadero de Madrid. Llegó el momento. Entramos en el teatro hace una semana y estamos emocionados de volver a ver cómo todo el sistema del teatro vuelve a funcionar. Todos estamos trabajando como si fuera un regalo que recibimos. Presentamos Dosis de Paraíso. Es una obra sobre la pareja, así de simple. Sobre la vida dentro del marco de una pareja que puede ser la mía, y no sé por qué pienso que puede ser la de todos. Son esos acuerdos que tenemos y a la vez la búsqueda de la individualidad y en la libertad dentro de esos patrones. Entre ellos hay una búsqueda espiritual de cada uno por tener un espacio entre todos los sentidos. Al mismo tiempo cómo avanzamos y hacemos crecer esos espacios con los años en la relación. Esta fue mi pregunta composicional. OCHO MOVIMIENTOS, GERMEN DE LA COREOGRAFÍA Para ello eligió 8 movimientos narrativos.
Esos 8 movimientos son los acuerdos, y ahora vamos a repetirlos y buscaremos cómo se transforman y cómo podemos encontrar cada uno su libertad dentro de ellos. Encontré ese concepto composicional que no lo puedo dejar, como es el de un patrón que ya dentro de él esconde todo. Está todo lo que está dicho y todo lo que no está dicho. Nuestro pasado está aquí, nuestro presente en el entorno y el futuro puede ser un momento de ese presente que vamos a tenerlo como un flash en un momento. Entonces en Dosis de Paraíso también entendí que el ser humano tiene la capacidad de tener conciencia en un mismo instante a ese pasado, a ese presente y a ese futuro en cuanto que cada cosa que hacemos dibujamos también los flash del futuro. Lo que va a estar dentro de nuestro contenedor corporal. Es lo que estamos haciendo ahora. La libertad que estamos buscando ahora es lo que va a crecer e igual va a ser nuestro Paraíso en un futuro. ENTRAR EN EL INTERIOR DEL CUERPO Sharon precisa que Dosis de Paraíso es como
una composición por un lado muy simple y por otro lado muy compleja. Muy simple porque los movimientos, en muchas escenas, están en un tipo de repetición, aunque nunca aparecen igual. Por otro lado es muy compleja porque decidimos hacerlo dentro de un espacio que está tocando las nuevas tecnologías. Quería un espacio que no se concretara en una habitación, una casa o un exterior. Quería que fuera el interior de mi cuerpo. Que no se parara de mover, exactamente como siento la vida dentro de mi cuerpo. Es, pues, un espacio interior corporal. El sistema con el que trabajan es bastante nuevo para la Compañía y para ello ha contado con el artista visual israelí Ofer Smilansky, que vive en Bélgica y que tocará en directo. Juntos creamos este espacio que le llamo «Corazón», porque es un corazón. No tengo miedo en afirmar que Dosis de Paraíso es una historia de amor. Hay una primera parte de la coreografía en que nos sentimos fuera de esa relación amorosa. ¿Qué pasaría si un conflicto momentáneo nos llevaría a un final y vivo dentro de mí una despedida física potente? Tal situación puede ser que suceda dentro de mí y no tenga que ver nada con la realidad. Entonces ese miedo y angustia que llevamos dentro ante el miedo que acaba o cómo acabe, y si acabará, acompaña a toda la primera parte de la obra. EL VESTUARIO DE FANTASÍA Llama la atención el vestuario de fantasía con un toque circense que llega hasta la mascarilla contra el COVID19. El vestuario a lo largo de la coreografía va cada vez a más. Quería tener un punto de referencia al tema boda por el tema blanco y la elegancia, pero, por otro lado, la historia triste que hay entre ellos, está acompañada de mucha purpurina, que manifiesta la necesidad de vivir. En ese sentido la obra va cada vez a más en lo referente al color, brillo y de elementos casi artificiales. Todos los materiales en esta obra hablan de sensaciones interiores. Para mí no tienen nada que ver con la realidad que vemos en la calle, tanto en las texturas como en la iluminación. Son luces y texturas de mi corazón. Ofer Smilansky se mantiene en la penumbra. Viste de rojo con los mismos toques circenses y acompaña musicalmente en directo la coreografía. Es el que da el ritmo y el latido. Está tocando, prácticamente, durante toda la obra en directo. También en cierto momento entra a formar parte de la pareja. DANZA Y MÚSICA NACEN CONJUNTAMENTE La música que transcurre entre melodías y sonidos rítmicos, es de dos compositores: Idan Shimoni & Ofer Smilansky. Idan Shimoni es un músico israelí con el que suelo trabajar en los último 8 años, y Ofer Smilansky que trabaja con Idan Shimoni y juntos han creado la música. Uno ha compuesto las melodías y el otro los ritmos, los sonidos y la música electrónica. Este tipo de composición está basada en la caja escénica, la cual la creamos en Teatro Auditorio de Pinto, en el cual soy compañía residente. Un trabajo muy distinto de otras creaciones cuando trabajamos en Estudios. En este caso hemos trabajado un año entero dentro del Teatro con todo el equipo técnico y todo el material de luces alquilado para poder desarrollar ese lenguaje. De este modo la danza y la música se ha ido creando simultáneamente. Al principio todo se tocaba en vivo por el músico y después grabada para partes del espectáculo. LA LUZ CREADORA DE DOS ESPACIOS ABSTRACTOS
El espacio escénico cuenta con un trabajo de video-proyección sobre humo y aire, sincronizados con la música a través de un sistema de ordenadores. Utilizamos cuatro proyectores con idea de generar espacios virtuales en tres dimensiones. Un territorio creado e iluminado por cuatro ojos que conforman un nuevo mundo donde cielo y tierra se trasponen, cuestionando el propio concepto de gravedad. Cuatro ojos móviles en el escenario capaces de generar espacios y crear un tipo de luz cuya calidad permite abrir un nuevo diálogo con los cuerpos sobre el escenario. Generamos texturas que son líneas dramatúrgicas, es decir, que la realidad está compuesta de lo que está pasando, de lo que pasó, de lo que pasará, o del deseo de algo que nunca pasa. Todo esto es la realidad. En este diálogo con los proyectores conseguimos saltar en la línea del tiempo, del futuro al pasado, con una parada en el presente. Este proceso nos hizo entender que la programación de las nuevas tecnologías no se diferencia mucho de la programación de nuestro ser. Tenemos la capacidad de elaborar los diferentes tiempos en un solo presente. El diálogo de estos dos cuerpos, la tecnología + el cuerpo programado nos traen a este paraíso artístico. La luz nos permite saltar de un espacio en el que habita una realidad existencial y cotidiana a un espacio simbólico, imaginario, en el que se revelan otros planos de lo real. Es fundamental para lograr en el espectador un estado de apertura en el que sea posible la inmersión escénica.
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Título: Dosis de Paraíso
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