Edipo ya es rey de Tebas. La peste del 430 a. Xto y el segundo año de la Guerra del Peloponeso se han asentado en la nación. Los ciudadanos acuden al palacio y piden a Edipo que les salve de la plaga. El oráculo de Delfos ha entregado a Creonte, cuñado de Edipo, un veredicto: «la peste no terminará hasta que el asesino de Layo, el antiguo rey de Tebas, asesinado muchos años antes, sea expulsado de la ciudad». Edipo inicia una investigación para descubrir la verdad sobre su origen: Edipo es hijo de Layo, a quien mató sin saber quién era, y luego se casó con su madre, Yocasta, con quien tuvo cuatro hijos. Después de enterarse de la verdad, Yocasta se suicida y Edipo se arranca los ojos.
La tragedia Edipo Rey pertenece al ciclo tebano, Oidiopoidia, escrita por Sófocles (ca. 496 – 406 a. C.), y fechada alrededor del 430-428 a. DECLAN DONNELLAN, director
Declan Donnellan (Inglaterra, 1953) de origen irlandés, creció en Londres. En 1981, él y su socio Nick Ormerod formaron Cheek by Jowl, cuya primera producción fue The Country Wife, estrenado en el festival de Edimburgo en 1981. Desde entonces, la compañía ha realizado giras por todo el mundo con producciones en inglés, francés y ruso. En 1989, fue nombrado director asociado del Royal National Theatre de Londres. Declan Donnellan, vuelve a la cartelera española tras dirigir a finales del pasado año La vida es sueño (CLICK) de Calderón de la Barca. Una versión un tanto insólita, ya que el elemento de comedia serpentea con toque vodevilescos por toda la puesta en escena. La novedad de este Edipo Rey es exponer a los actores al publico al rodear a los espectadores y deambular entre ellos, y extraer la esencia contemporánea del texto: «la arrogancia de intentar derrotar las condiciones de la realidad ignorándolas”. Tal esencia contemporánea parte del convencimiento de Declan en cuanto considera que Las tragedias no tratan de héroes, sino de nosotros mismos. Al principio pueden parecer un cuadro exótico, pero si se mira más de cerca, se convierte en un espejo. El proceso puede recordarnos que si alguna vez señalamos con el dedo a alguien descubriremos que tenemos otros tres dedos más, apuntándonos a nosotros mismos, aunque estén ocultos en la palma de nuestra mano. Edipo hace precisamente esto cuando declara que encontrará, castigará y avergonzará al asesino. Pero el asesino es él mismo. La razón por la que la obra de Sófocles es inquietante es que ninguna de estas travesuras tebanas es tan exótica como desearíamos. El autoengaño no es una perversión practicada por otros. Castigamos a los demás porque en gran medida nos odiamos a nosotros mismos. Edipo no es la única persona a la que le resulta muy difícil admitir que hizo algo mal. Edipo podría admitir su situación aceptando que «me equivoqué, no sabía nada y lo lamento» En lugar de eso se saca los ojos. Según Declan la obra trata sobre nuestra tendencia a definir el bien como «lo que hago». Cuando logramos admitir que hemos hecho algo mal, podemos sentirnos culpables. Pero esa culpa puede convertirse en una armadura entre nosotros y el mundo exterior. Para esclarecer esta idea Declan acude al proceso de fabricación de la perla en las ostras. Cuando es invadida por un poco de tierra, la ostra crea un muro alrededor del invasor para que la tierra no ataque la carne. Luego, esta pared se vuelve cada vez más lisa hasta que el pequeño irritante atacante se ve abrumado y se convierte en una perla. Lo sorprendente es que las perlas tienen una segunda vida: usarlas en el adorno por su hermosura y confieren un estatus. No obstante Declan advierte que las perlas son un mecanismo de defensa contra algo que alguna vez se consideró feo y peligroso. Probablemente sea útil reflexionar sobre esto cuando experimentamos culpa. «Puede que haya hecho algo horrible, pero al menos me siento culpable, a diferencia de Edipo, que no se siente culpable en absoluto». ASUMIR LA RESPONSABILIDAD Edipo Rey, como la mayoría de las tragedias, están relacionadas con nuestra inmensa capacidad de engañarnos a nosotros mismos y de nuestra capacidad de no asumir la responsabilidad de lo que hemos hecho. Pero podemos aprender. Entonces podremos descubrir este misterioso proceso: que podemos obtener la libertad, pero sólo cuando empezamos a prestar atención y asumir la responsabilidad. Por qué el bebé no puede ser libre, porque aún no puede asumir responsabilidades. Y cuando el bebé pueda empezar a asumir responsabilidades, sólo entonces podrá empezar a ganar su libertad. La teoría del defecto trágico sólo funciona si entendemos que no es necesario ser un héroe para tener uno. En cambio, el simple hecho de estar presente con lo que sucede en Edipo puede ayudarnos a tener una idea más clara de lo que significa ser nosotros mismos. NICOLAU HARICLEA, consultor de la dramaturgia Nicolau Hariclea, es el secretario literario del Teatrului National Marin Sorescu de Craiova. En este montaje de Edipo Rey ha intervenido como consultor de la dramaturgia. La pregunta que se plantea ante Edipo Rey, en cuanto tragedia es ¿Hasta qué punto pueden interesar la tragedia a la gente de hoy?La respuesta le encuentra en la propia humanidad que lleva la tragedia dentro de sí. Cualquier persona que luche con las quimeras de la vida puede ser considerado un héroe trágico. La esencia de lo trágico emana de la desesperación que sentimos ante el destino implacable. El héroe trágico, con sus impulsos instintivos, lanzándose frenéticamente a las ansias de vida y muerte, tiene todos los atributos del primitivo, sin ser considerado primitivo. El héroe trágico se encuentra en una encrucijada, en un entre-dos a priori agotador. El personaje trágico, en el cruce entre la lucidez y la irracionalidad, entre el sentimiento y la conciencia, atraviesa puntos neurálgicos de su existencia, transformándose constantemente. La estructura del héroe trágico es siempre el mismo, parte de un punto donde todo le es favorable y termina en un punto donde todo se vuelve hostil y siempre fatal. Edipo también hace ese viaje y su camino hacia la verdad es también el camino hacia su abolición como individuo. Lo que descubre definitivamente lo marcará para siempre y lo herirá amargamente, exigiéndole un sacrificio. El sacrificio de la vista adquiere para Edipo connotaciones expiatorias. Comete parricidio e incesto, constantes míticas de este personaje. Solo con su destino, Edipo enfrenta dolorosamente la oscuridad de su existencia, obligándose a una doble penitencia: inmersión en la oscuridad, automutilación por ceguera y exilio a Colono. Edipo sigue siendo la inquietante imagen del ciego, hijo y asesino de su padre Layo, fruto de Yocasta. Edipo es el salvador de la ciudad. Son tiempos de esplendor y su viaje hacia el descubrimiento de su existencia parte de ahí. Para hacer su caída aún más desgarradora, el destino le ofrece todo: la satisfacción de la victoria sobre la Esfinge, la coronación, el matrimonio con Yocasta, el nacimiento de sus cuatro hijos. El siniestro destino de Edipo, envuelto en un velo brillante, comienza a devorar a toda su nación. Mientras busca iluminar su existencia descubriendo su origen, Edipo se hunde en la oscuridad para siempre. Condenado por su propia conciencia, Edipo invierte el camino del conocimiento, cerrando los ojos, privándose de la luz, esperando así ver desde dentro los horrores de su trágica existencia.
FUNCIÓN PRECIO Entrada gratuita para acompañante
Título: Edipo Rey
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