Un grupo de reclusos participa en la elaboración de una obra teatral que culminará con la exhibición final del espectáculo – íntegramente creado por ellos – ante sus familiares. Paqui y Furia son los protagonistas de esta historia coral donde se cuestiona el concepto de reinserción social analizando las dificultades, prejuicios y estigmas a los que se enfrenta todo aquel que haya cumplido o esté cumpliendo una condena.
El título El cuaderno de Pitágoras viene a cuento porque, como en la navegación, se asiste a un registro del proceso de ensayos, que se entrecruza con otras tramas, cuya esencia es la lucha por volver a construir una vida digna en libertad y el esfuerzo por sacar adelante a las familias en circunstancias especialmente complejas y dolorosas. El texto es anterior a la propuesta de Alfredo Sanzol, director artístico del CDN (Centro Dramático Nacional), a Carolina África para que preparase un proyecto a estrenar en el CDN. Leído y analizado se dio vía libre para su puesta en escena. Sanzol precisa que este texto nace de la experiencia personal de Carolina como trabajadora en la cárcel de Valdemoro. Para mí tiene una relevancia y es necesario, especialmente, porque nos ponen contacto humano y personal con la vida, el imaginario, las emociones y la sensaciones que no se pueden decir que es necesarios sentir y ver a través de los cuerpos de algunas personas de la población reclusa. Las cárceles siguen siendo un elemento perturbador, aunque parece que no hay una alternativa a la cárcel como elemento disuasorio, y El cuaderno de Pitágoras se ocupa de esta perturbación. CAROLINA ÁFRICA, autora y directora
Carolina África es dramaturga, guionista, directora, actriz y productora-socia fundadora de La Belloch Teatro S.L. Entre sus obras – escritas y dirigidas – destacan Verano en diciembre (CLICK) (Premio Nacional Calderón de la Barca 2012, finalista a los premios Max 2014), Vientos de levante (Premio Nacional Directoras de escena Torrejón 2017), La penúltima (estrenada en Berlín 2011. Premio Encinart. La Rioja 2013), Modërna (para el Frinje 2016, coescrita y codirigida junto a Julio Provencio) y Otoño en abril (CLICK) (II Beca de Creación del Pavón Teatro Kamikaze). Ha versionado para la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) y sus espectáculos han estado programados en el Centro Dramático Nacional y Teatro Español y han girado por Alemania, Argentina, Colombia, Uruguay, México. También han sido montados en Inglaterra, , Argentina, Uruguay e Italia. Algunas de sus obras han sido traducidas al inglés, italiano, croata y publicadas en diferentes editoriales. Como docente ha impartido seminarios de interpretación y dramaturgia. Como actriz ha trabajado con José María Flotats (Beaumarchais. Teatro Español) (CLICK), Magüi Mira (Festen. CDN. 2017) (CLICK) o David Trueba (Vivir es fácil con los ojos cerrados), entre otros. Es la primera vez que me producen un texto y por ello gracias al CDN por confiar en mí. Estoy muy contenta porque hay mucha alma y corazón metidos en este proyecto, surgido como voluntario en la cárcel de Valdemoro. Lo que quiero transmitir con esta función es lo que a mí me transformó. ENTRÉ CON MUCHÍSIMO PREJUICIOS, La primera colaboración de Carolina África con la cárcel consistió en dar una charla sobre la dramaturgia a unos reclusos de un módulo, que iban a montar una obra de teatro como si fuera una compañía profesional.
Entré con muchísimo prejuicios. Ya ese primer día se me cayeron un montón de prejuicios. Mi primera impresión está plasmada en el personaje de Macarena, desde unas sensaciones muy frías, olores, recordarme al colegio de Monjas, al comedor, ver rostros rudos, cuerpos que yo quería salir corriendo, pero disimulo. Yo llevaba una barrera muy fuerte, pues era un módulo de unos 30 hombres con unas caras muy curtidas y muy castigadas. Estaba en una especie de «shock», pero durante esas dos horas se hicieron dinámicas teatrales como se hacen en cualquier taller de teatro y su predisposición al juego es la misma que en cualquier taller de teatro. Les di claves y contaron historias que querían contar. Te ilusionas como con cualquier grupo de teatro y me di cuenta que en esas dos horas, sin teléfono móvil, hacía accedido a una libertad muy rara, pues no era esclava de todo un entorno. El tiempo estaba suspendido. Cuando haces teatro puedes estar en la playa, en el bosque… Para ellos fue un ejercicio de imaginación. LA CÁRCEL, UN ELEMENTO PERTURBADOR Carolina había entrado en la cárcel por medio de Elena López Nieto, que trabajaba el movimiento y danza con los reclusos y es la creadora del movimiento escénico de El cuaderno de Pitágoras. Al terminar aquella jornada Elena propuso a Carolina si quería continuar otros días. Volví al día siguiente. Desde el 2016 sigo yendo y acompañando a los chicos del módulo, que cada año van cambiando, y cada año me doy cuenta de que salgo con más preguntas y menos respuestas, cómo es el que la cárcel, como dice Alfredo, es un elemento perturbador en cuanto que consigue todo lo contrario de lo, en principio, defiende la Constitución en lo que deben ser las penas privativas de libertad. La obra que se estaba montando eran diferentes historias, partiendo de sus propias historias reales con el título de Esperanzas conectadas. Una de las peculiaridades es que los personajes creados no eran blancos o negros. Todos tenían aristas: delincuentes, policías, padres, enfermos…Les acompañé durante todo el año y la representación, que es una sola, fue muy emocionante, y lo metateatral era más potente que lo teatral, pues había un intercambio familiar, aunque lo teatral era muy potente, porque encarnan el juego con una naturalidad, que podrían hacer un protagonista en cualquier teatro. DESHUMANIZAMOS POR COMPLETO Lo que descubrió es que en las personas privadas de libertad hay más cosas que las unen que las que las separan. Muchas veces son las circunstancias que uno ha tenido en la vida que hacen una línea muy delgada el que se esté en un lado o en el otro. Lo que yo quería transmitir es hacer un poquito menos gruesos los muros de la cárcel y entrar en el corazón de esas personas que, aunque hayan hecho actos delictivos, también tienen sentimientos. Hay cosas que son muy obvias, pero, a veces, deshumanizamos por completo a las personas que están en prisión, y son personas como nosotros con sentimientos, con familias, con historias, a veces, muy desgarradoras Carolina destaca del montaje una cosa que considera «bonita y paralela»: los presos hacen una obra de teatro una vez al año frente a sus familias. Es una día muy especial porque están trabajando durante todo el año en esa obra, y un día lo presentan a su familia. Ese día fuel el 18 de diciembre y todo nuestro elenco han asistido a alguna de las funciones de los chicos, algunos a las funciones con las familias y han podio entender lo que ellos estaban haciendo en sus personajes. HISTORIAS REALES, FICCIONADAS Las historias de la función están basadas en historias reales, en las que no interesa saber qué es ficción, porque a la hora de ficcionar puede acercarse mucho más a cosas que la propia realidad. De todos modos las historias de cada personaje son reales, aunque la relación entre ellos no como sucede con Paqui y Furia; las anécdotas son reales también. Todo lo del grupo de teatro y sus anécdotas me han pasado a mí. El personaje de Furia es un «alter ego» en la vida real, y ha habido conversaciones grabadas, con permiso. Estas historias que aparecen como aisladas al llegar al escenario, encuentran un engranaje Ahí juega bastante el título, El cuaderno de Pitágoras, como un cuaderno de registro, y también los chicos en el módulo hacen la obra de teatro que, muchas veces, tiene parte de sus vidas. Entonces ver cómo es la función consiste en intuir cómo es la función que los presos hicieron delante de sus familias. Lo que no son escenas aisladas. LA PANDEMIA EN LA CÁRCEL La Pandemia no ha estado ausente del proceso y se vislumbra en el montaje. Ellos (los reclusos) han vivido también las consecuencias de la Pandemia: las familias no han podido comer; han pasado una serie de vicisitudes en los módulos y alguno, por meterse en líos, tiene que abandonar el módulo, y alguien ha tenido que retomar un papel… El tener que retrasar nuestro estreno por la Pandemia, hemos seguido remando, porque si ellos (los reclusos) han sido capaces con todas esas circunstancias favorables de llegar a hacer la función, nosotros también íbamos a llegar. Me quedo con el mismo espíritu de los chicos en la función: todos remamos para que esto siga adelante. Al principio hice un dibujo muyrápido detoda laobra a la cual llegamos, pero después al caer algunos con el COVID, Lucía Mira-Marceli (URJC), Ana Torres (ESAD de Castilla), dos chicas en prácticas los han sustituido, y Juamma Romero, el ayudante de dirección y el resto iban apuntando los movimientos para los compañeros. Mandábamos videos porque hay muchos movimientos coreográficos. Es un elenco precioso. Todos tienen algo especial, son muy genuinos. Somos una Compañía, y aunque el teatro es una fuerza muy poderosa y los que hacemos de modo profesional lo sabemos, en la cárcel todavía tienen un valor añadido muy fuerte porque ellos no quieren ser actores profesionales, pero el teatro ha articulado en ellos una responsabilidad, que normalmente la cárcel tiende a infantilizar. Es una especie de colegio y servicio militar. El trabajo es muy horizontal, ellos tienen que organizarse y llegar a buen puerto. LEY PENITENCIARIA PARA SOLO HOMBRES Esta temática no debía reducirse a sólo los hombres, ya que la realidad que vivió Carolina abarcaba también a las mujeres presas. El 93% de los presos son hombres, y el sistema penitenciario está pensado para ellos. Solamente hay dos cárceles de mujeres y el resto están en un módulo dentro de otras cárceles y viene a ser, un poquito, un cajón de sastre porque no las pueden segregar ni por delitos, ni orientar las actividades que hacen dentro de la cárcel. Tienen costura y ya está. También la cárcel es un elemento de la sociedad y como tal padece los mismos males. Si el machismo afecta a la sociedad en la cárcel, por ejemplo, que delegan muchas veces en las mujeres significan que cuando un hombre está en prisión, y esto lo he comprobado con los chicos, las madres, las mujeres no sólo les esperan, les acompañan, sino que sostienen a las familias fuera en el 90% de los casos. Cuando una mujer entra en prisión, normalmente, si no hay una abuela que sostenga esa familia y entra el Estado, los pisos de acogida, los Centros de menores. Esa familia se desmorona. Los maridos se evaporan. TRES AÑOS Y UN DÍA Tal situación lleva a hablar de la mencionada discriminación, de la maternidad en la cárcel, de lo terrible que son los niños en prisión, los cuales están hasta los tres años y a los tres años y un día desaparecen, pues no pueden estar allí. Ello genera un análisis de los sentimientos de las personas y dónde caben en una ley que marca tres años y un día. He querido ir a las historias humanas que hay detrás de todo un sistema penal que tiene buenas intenciones, pero carencias humanas terribles e ir un poquito a reconocernos en la cotidianidad. Los actos cotidianos son los que nos definen políticamente, socialmente e ideológicamente, donde nos podemos ver reflejados.
Tras toda experiencia vital y teatral Carolina subraya que lo peor que puede pasar en las cárceles es que nadie entre en ellas. Quiero invitar a la Sociedad a que ven en esos muros a las personas y no sólo al delincuente. FUNCIÓN PRECIO
Título: El Cuaderno de Pitágoras
|