El perro del hortelano es una obra de enredo. Una condesa, viendo que una de sus criadas se ha enamorado de su secretario, tiene un ataque de celos y, olvidándose de la diferencia de clases, se encapricha de su sirviente a pesar de que su honor de condesa pueda quedar mancillado. Los pretendientes de la condesa, alarmados por los acontecimientos, contratan a un matador para librarse del sirviente, pero, a última hora, una argucia convierte al secretario en el hijo perdido de un conde. Esta trama original Paco Mir la cuenta entrelazada con otra Un escenario prácticamente vacío. Se anuncia el inicio de El perro del hortelano por megafonía. Aparecen dos técnicos e informan al público de que, por una confusión inexplicable, la compañía que iba a interpretar la obra va camino de Lugo para representar Divinas palabras, de Valle Inclán. Los dos técnicos, sin embargo, se saben la obra de Lope, y ayudados por dos actrices locales amateurs la representarán ante el público.
ERA HORA DE VISITAR ALMAGRO Paco Mir, uno de los fundadores e integrante de Tricicle, como autor, adaptador y director de más de cincuenta producciones que abarcan casi todos los palos del espectáculo: monólogos, mimodramas, espectáculos infantiles, comedia, clásicos, musicales, zarzuelas, óperas… en los que a menudo, y fuera de créditos, ha trabajado como escenógrafo, pintor, costurero, grafista, iluminador, carpintero, técnico. Lleva haciendo clásicos – El Burgués Gentilhombre, Hamlet Or Not, Romeo y Julieta, El Pelele, de Feydea -, pero el que se haya decantado por el teatro clásico español es porque se preguntó:
¿Por qué no he ido a Almagro nunca? y me monté esta historia para poder ir Almagro y poder disfrutar del Festival, y sobre todo, disfrutar de El Corral de Comedias que es una delicia. El Coral son de esas cosas que ponen la piel de gallina, porque entras allá y notas que estás en un espacio especial. Una cosa es verlo en foto y dices «¡Qué bonito!», pero pisar el escenario y, de repente, darte cuenta que hace cuatro siglos estaban los mismos riéndose en ese escenario… Además tienes el público muy encima. Hay una cosa muy bonita que es empezar la función de día y acabarla de noche, porque El Corral tiene cielo raso. Es un espacio mágico que queda un poquito ñoño, pero que es una realidad. A nivel de representación Paco destaca que la obra función encaja muy bien porque tiene sus entradas, su balcón… Hay mucho material para hacer una obra de casa. A EL PERRO DEL HORTELANO Por otro lado El perro del hortelano es un texto a prueba de bomba y puedes hacer toca clase de perrerías porque es sumamente bueno y divertido. El clásico español, desde que nació hasta ahora, ha pasado por múltiples formas de abordarlo, y lo mismo la interpretación por parte de los actores, que están sujetos al verso. Paco define su versión como muy trasgresora, porque hay medio versión que es nueva: dos técnicos están intentando hacer una función, pero cuando se ve la versión de Lope de Vega intento hacerlo de la manera mejor posible, según mi criterio. Sin exagerar. Los cuatro actores que están superformados en el teatro clásico de verso, lo dicen tal cual lo haría una escuela de teatro clásico, pero rompen la cuarta pared y todo lo que haga falta cuando se convierten en los técnicos.
El texto fluye con cierta rapidez y la intervención sobre la obra de Lope ha consistido en que cualquier palabra que no se entendiese la he sustituido para los oídos de ahora. Cualquier tropezón que el público no lo entienda está completamente eliminado, pero, afortunadamente no se nota. Todo lo que he contemporanizado no se nota. En estos cambios siempre ha primado la voluntad de que no se note la alteración del texto. Es signo de una buena adaptación. Está ligerito y al ritmo un poquito de hoy. Es lo más parecido a la película que hizo Pilar Miró – El perro del hortelano – que era un Lope de Vega muy ágil. Hemos trabajado una versión, respetando la métrica original, que facilita la comprensión de un texto en verso para oídos poco acostumbrados al lenguaje del Siglo de Oro. NI LOPE LE HUBIERA PUESTO Los clásicos, a nivel de épocas y vestuarios, han recorrido todos siglos en las adaptaciones. En esta ocasión el vestuario no es del siglo de oro, sino un tanto actual con ribetes glamurosos. Para ello Paco se ha servido de lo que define como un truco. El Centro Dramático les ha dejado todo el decorado y vestuario de una obra que se ha hecho durante un mes y está almacenada en una nave, pero como toda la Compañía, con el decorado y el vestuario, está camino de Lugo para hacer Divinas Palabras y entonces aquellos dos desgraciados con lo que encuentran en el Teatro más dos actrices que han conocido de paso y se saben muy bien el texto, porque están montando una función escolar, montan El perro del hortelano, que, al final, ni Lope le hubiera puesto un pero «del hortelano». Entonces como no tienen nada de nada, le prestan el vestuario de Los diez negritos de Agatha Christe. Nuestra función entra de pleno dentro del género de teatro dentro del teatro, La trama de los técnicos nos habla de las dificultades de las compañías itinerantes para levantar producciones y de las soluciones para salir del paso ante cualquier contingencia. UNA ALFOMBRA COGADA DEL TELAR El decorado no puede ser más escueto y tiene que luchar con la cantidad de cambios de escena. Los dos técnicos tienen que explicar la función de Lope de Vega, una función con 15 personajes y cambios de escena, y no llegan. Entonces donde o llegan lo explican con todo el «morro» posible, y con toda la gracia posible. Por eso le he llamado «teatro del morro». La escena del montaje es casi desnuda. Se apoya en pocos elementos, de manera que rinde homenaje a la manera de hacer del Siglo de Oro. Esos elementos son una alfombra colgando del telar, otra limitando el espacio de actuación y algún mueble. Con ellos se recrean salones palaciegos, jardines e iglesias que se describen a lo largo de la obra. Nos limitamos a ayudar a los espectadores a construir su propia escenografía sugiriendo sutiles acotaciones arquitectónicas por parte de los narradores; la iluminación, esculpida a golpe de foco, hace el resto.
La obra se estrenó en el Festival de Almagro de 2022 y lleva ya una veintena de bolos. En los Teatros del Canal en Madrid estará sólo dos semanas, lo cual lleva a preguntarse si eso compensa a las Compañías. Para Paco Mir El problema es que hay muchas producciones y pocos teatros. Entonces la virtud que tienen los Teatros del Canal es que permite exponerte para que te vean, y si funciona bien puedes intentar ir a otro teatro y sobre todo que te vean programadores. Nos compensa porque es una plataforma, y si no pasas por Madrid es como si no existieses.
ESTO ES PARA REÍR Todo lo que hace Paco Mir no abandona cierto guiño a Tricicle, lo cual es connatural porque es Lope de Vega más Paco Mir. Entonces donde no llega Lope de Vega, llega Paco Mir para traer ese guiño de complicidad con el público. De hecho antes de que la obra empiece ya hay cosas de Tricicle para que la gente ría y sonría y diga esto es para reír. Por lo tanto que la gente venga a verla, porque dentro de un mes la gente estará hablando «¿Tú viste El perro del hortelano?» Si no puedes comentarlo quedarás muy mal. FUNCIÓN PRECIO
Título: El perro del hortelano
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