El 6 de noviembre de 2014 llegaba una nueva versión de El Zoo de cristal de Tennessee Williams alTeatro Fernán Gómez interpretada porSilvia Marsó (Amanda),Pilar(Laura),Alejandro Arestegui (Tom) yCarlos García Cortazar (Jim), en una versión deEduardo Galán y dirigida porFrancisco Vidal. LosWingfield, una familia sureña de los EEUU de los años 30 del siglo XX, está compuesta porAmanda, la madre, una mujer obsesionada con salir de la pobreza y sacar adelante a su hijaLaura, una joven cuya leve cojera la ha transformada en un ser patológicamente inseguro, volcada exclusivamente al cuidado de sus figurillas de cristal, yTom, el hijo ambicioso que se debate entre el deber de cuidar a su familia y el deseo de salir al mundo.Amandaestá obsesionada por encontrarle un pretendiente a su hija. Éste llega enJim, el deseado. A su vez, un padre ausente, está en boca de los personajes y su fotografía se destaca en momentos clave. Toda esta historia la vemos a través de los ojos deTom, quien abre y cierra la obra con dos monólogos. La idea de montar partió de Francisco Vidal, que forma parte del laboratorio de William Layton. A este entusiasmo por montarla, se unió el deseo de Eduardo Galán CuandoPacome lo propuso me atrajo por dos motivos:desde mi adolescencia mis dos autores favoritos fueronArthur MilleryTennessee Williams, y éste último, fundamentalmente, por ese realismo poético que tiene junto con lo mágico, con el sueño. Conmigo conecta siempre estas obras que plantea conflictos familiares, que todos tenemos. Familias complicadas, con muchas agresiones, con muchas heridas. Todo esto, creo, que conecta mucho con la sociedad española.En ese punto el conflicto me resultaba igual de actual: el enfrentamiento de una madre con un hijo y que rompe con un padre que se va de casa. Podría ser una obra, perfectamente, escrita hoy. En este mes de junio y julio vuelve a instalarse en el Teatro Bellas Artes de Madrid.
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Título:El Zoo de cristal
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