Ella indaga en el trauma de la violación a una mujer. En una especie de ida y vuelta, el personaje de esta mujer sin nombre, que pasa del canto a la palabra y de la palabra al canto, va interpretando canciones de compositores de principios del siglo XX. Durante cerca de una hora y media que dura. A lo largo de su relato en torno a ese acontecimiento traumático de su vida va logrando liberarse a través de la música y evocando momentos de su vida anteriores a este suceso. ESCRIBIENDO SOBRE LA MARCHA
Desde finales de la pasada década, la soprano María Rey-Joly y el director de escena Albert Boadella han desarrollado con éxito una fórmula teatral y musical a partir de ¿Y si nos enamoramos de Scarpia? (CLICK) (2019), a la que sucedieron Diva (CLICK) (2021), en torno a la figura de la cantante María Callas, y Malos tiempos para la lírica(CLICK) (2023). Ahora vuelve con un nuevo título Ella, un espectáculo nacido a partir de una idea de la soprano y con una dramaturgia a cuatro manos: Albert Boadella y su colaboradora habitual Martina Cabanas. En palabras de la propia María Rey-Joly: La función no estaba escrita, se iba escribiendo a medida que íbamos ensayando. El personaje va cobrando vida y yo voy adaptándome y preparándome a medida que vamos haciendo los ensayos y los días, y voy dando vida interna a mi proceso, acompañando a todo lo que ha sido montar la función. A la hora de enfrentarme a esta función me he documentado mucho de diferentes experiencias. LOS TEMAS MUSICALES Albert desvela el proceso de creación de Ella: la historia de una mujer violada que trata de recomponer su vida contra el trauma. Ella surgió porque María Rey-Joly me planteó el tema: hacer una cosa sobre la violación y me ofreció unas músicas. Junto con Martina Cabadas elaboré la dramaturgia. Para ello escogimos músicas de compositores de principios del siglo XX – Richard Strauss, Benjamin Britten, Jules Massenet, Kurt Weill, Franz Schubert, Bernstein, Poulenc, Camille Saint-Saëns, Joaquín Turina y Manuel de Falla -. Son canciones y no arias porque las arias están en un contexto y en cambio las canciones empiezan y terminan, y expresan todo un sentimiento en aquel tiempo, además tienen una letra a la cual le damos muchísimo relieve a través de la forma, que no es la clásica letra de ópera o zarzuela que pasa rápida. La letra tiene un diseño especial por lo tanto la letra forma parte esencial del texto. Estos temas se convierten para el personaje en el grito de libertad. Esta mujer se enfrenta al asalto recomponiendo otra dimensión distinta del tiempo como una evasión a la feroz presencia del acto. Ella crea otra realidad refugiándose mentalmente en gestos y expresiones de su vida cotidiana muy vinculados a su condición femenina. Durante el trance, pasado y futuro se entremezclan en un empeño para evadirse de la humillación y el tormento. De esta forma repele la violencia restaurando desde el primer momento las heridas mentales causadas por un acto de esta naturaleza. UN ESPECTÁCULO QUE PARTIERA DE MÍ La soprano María Rey-Joly es la única intérprete en escena, a la que acompañan dos músicos Alfredo Ancillo (pianista y autor de los arreglos musicales) y Alfredo Ancillo (violinista). María quería crear un espectáculo que entremezclase texto hablado y canto. Hace tiempo quería hacer un espectáculo que partiera de mí y como lo que más me gusta es mezclar el texto hablado y el canto, es complicado encontrar una historia que pueda utilizar las dos maneras de expresarse de una manera natural. Entonces el hecho de que una mujer sufra un trauma y que necesite salir de esa situación angustiosa me permitía viajar entre el texto y el canto de una manera natural y poder expresar así sus emociones. Ese era el motor de la búsqueda de donde surge esta idea. Empezamos a elegir temas, a buscar canciones, pero sobre todo nos interesaba el texto de las canciones, ya que era una manera de expresarse ella, por eso el público va a poder ver la traducción de las canciones. Otro aspecto que interesaba a Rey-Joly era El proceso interno de una persona cuando sufre algo tan brutal, la parte de motivación que uno tiene que hacer para poder continuar con su vida, una vez que sufre un varapalo de este tipo. Podemos partir del hecho de que quien canta su mal espanta. A partir de ahí una persona puede hacer cualquier cosa cantando. El cantar implica salir de esa situación de angustia y por eso el personaje canta. Por eso llegué a esta idea de lo que le pasa a esta mujer. VER DE ENCAJAR LAS CANCIONES A nivel de dramaturgia se planteaba el modo de encajar esas canciones, pues no se trata de un recital, y las acciones que supone la narración de esta historia. A medida que empezamos a ensayar vimos “esta canción encaja aquí”, “esta otra allí” o intercambiarlas. Todas van en torno a la historia. Luego hemos tenido que meter alguna que no la habíamos pensado porque la necesitábamos para algo concreto, o, de repente, una que creíamos que era importante para una situación, no lo era en el conjunto y era mejor quitarla. Lo curioso es que siendo canciones tan distintas, cómo la historia que se cuenta las conduce de una manera tan natural, al final todo pertenece al mismo discurso. Ha sido un trabajo de mucho investigar, de mucho plantear situaciones, de buscar el sitio perfecto para cada canción y eso ha sido, al final, una de las cosas más bonitas de la función y cómo la música funciona como una sola obra. Albert Boadella justifica esta incursión de la música en una historia tan brutal, que podría ser contada de otra manera. En el caso que presentamos, la mujer se reconstruye a través de algo que es su pasión: la música. También porque la música tiene esta facilidad para restaurarse, para colocarse en otro ámbito distinto del tiempo y los acontecimientos y las emociones. Yo quería que la narración se hiciese de una forma no realista. El inicio parece que todo va en presente pero luego vamos viendo cómo lo recomponemos. Cuando tenemos un determinado trauma, teorizamos y volvemos a caer y volvemos a recomponer. Es un proceso más cercano a la música. Es la música como terapia. HACER CIERTAS COSAS CANTANDO Otro de los desafíos que iba muy unido a la música es escoger las acciones, puesto que se trata de una historia dramatizada. Rey-Joly desvela el proceso de selección y dramatización. A la hora de hacer ciertas cosas cantando, tú te las planteas. Se las imagina Albert. Se prueba y vemos lo que necesita. Al final es jugar con lo que le ocurre al personaje para ver qué posibilidades tenemos y hasta dónde podemos llegar. Siempre me seduce los retos a superar y de qué manera avanzar en la expresión, en la comunicación. Al final, lo importante de este espectáculo es que este personaje tiene una experiencia y se comunica a través de muchas formas: el gesto, el canto, la palabra…Todo es uno mismo. MI HOMENAJE A LAS MUJERES Por parte de Albert lo que le sedujo de este proyecto es el tema de fondo de la historia de esta mujer Yo quería hacer un acto de admiración sobre la capacidad de restauración del dolor por parte de una mujer. Aquí si hay una diferencia esencial de los géneros: las mujeres se recomponen con más facilidad de los traumas y dificultades de la vida, mucho más que los hombres. Lo vemos en casos de cónyuges. Han vivido muchos años juntos y vemos cómo el hombre, cuando se muere su cónyuge, se siente solo, no sabe qué hacer y comienza a buscar una solución. En cambio la mujer aguante la soledad y se recompone ella misma con una enorme, no facilidad, pero con una norme dignidad. Este es mi homenaje a las mujeres que he conocido: con la que he convivido 50 años, con mi madre, con mis hermanas. Es el conocimiento de lo que puede ser capaz una mujer.
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Título: Ella
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