Guzmán el Bueno (1867), Los amantes de Teruel (1889), Garín (1892), La Dolores (1895), Raquel (1899), Farinelli (1901), Don Gil de las Calzas Verdes (1910), Tabaré (1913) son las óperas de Tomás Bretón, compositor obsesionado por dar rienda suelta a la confección de ópera española. Irónicamente su nombre se popularizará en el día del estreno y en la posteridad por La verbena de la Paloma, obra perteneciente al género chico.
De esas óperas serán Los amantes de Teruel y La Dolores las que alcanzaron mayor éxito en incluso representadas en la posteridad. Farinelli. Ópera en tres actos, precedidos de un Prólogo se estrenó el 14 de mayo de 1902 en el recién inaugurado Teatro Lírico de Madrid, más grande que el Teatro Real, y con vocación de dedicarlo a la ópera española. Farinelli obtuvo éxito, pero no se incluyó en el repertorio. Quedó olvidada y Daniel Bianco, director artístico del Teatro de la Zarzuela, piensa que con Farinelli se rescata una obra en una época en que hay unas 800 obras españolas de éxito. De alguna manera se lima el lamento de Bretón en unas cartas de Bretón antes de morir en las que expresa su angustia , porque lo que quería era ser reconocido en la historia por las óperas. No fue así. Siempre se le recordará por La Verbena de la Paloma. Es una maravilla recuperar Farinelli, porque es una manera de homenajearle y descubrir a un compositor. La ausencia de este título durante estos 118 años, desde su estreno, hace que no hay ser humano vivo que la haya escuchado. No hay manera de tener una referencia. (El traerla aquí en versión de concierto) tiene sentido en esta filosofía de recuperación y la difusión de nuestro patrimonio. Cumplimos con los estatutos de este teatro público, que es salvaguardar la música española y sus intérpretes. Farinelli es una obra maravillosa. La primera vez que llegó a mis manos fue con una conversación que tuve con el profesor Emilio Casares. Antes yo había oído hablar de ella en el Teatro Real, porque el maestro López Cobos, había hablado con el profesor Casares para intentar hacerla en el Real. Creo que fue más del profesor Casares la insistencia de que tenía que hacerla en el Teatro Real. Se hizo la edición del material, pero esa obra quedó en la nada. Quedó escondida. Hablando con el maestro García Calvo recordé esa obra. Yo no la conocía de nada. Justamente fue, otra vez, el profesor Casares quien me insistió e insistió en recuperarla. Desde que llegó Daniel Bianco en el 2015 al Teatro de la Zarzuela, Farinelli cuenta con el número 15 de recuperación. Siguiendo ya un esquema de las versiones en concierto utilizamos una adaptación que en este caso es de María Velasco, porque me gusta la idea del Cuenta Cuentos que te cuenta la historia y para ello tenemos un grandísimo actor de una dinastía de actores que es Emilio Gutiérrez Caba, que me decía «mi abuela(Irene Alba estrenó La Verbena de la Paloma en el papel de Casta y Leocadia Alba, su hermana, el de la seña Rita)trabajaba en este teatro». Esto llegó a manos de quien es hoy mi compañero de viaje, el director musical de la casa Guillermo García Calvo, y con el mejor reparto que podríamos tener. Si pudiéramos grabarlo, sería de disco. Es una obra coral, de los 26 números musicales, en 20 participa el coro, con lo cual quiero agradecer al maestro del coro Antonio Fauró y al Coro del Teatro de la Zarzuela por su labor, y también a la orquesta, la ORCAM, que es nuestra Orquesta Titular. Habrá una grabación, la única, porque se va a retransmitir por Radio Clásica. GUILLERMO GARCÍA CALVO, director musical
Con Farinelli Guillermo García Calvo (Madrid) debuta como director musical del Teatro de la Zarzuela. Farinelli para él supuso lo poco que nos conocemos a nosotros mismos a nivel cultural, musical, personal y emocional, porque descubrir Farinelli, para mí, es cambiar los esquemas de lo que yo creía que conocía de música española. Uno piensa, Tomás Bretón es La Verbena de la Paloma, La Dolores.., luego tenemos Chapí, Falla y ya conocemos la música española. Ya sabemos lo que se ha escrito en nuestro país. De pronto aparece una obra con una calidad enorme, comparable a cualquier ópera europea de la época, de la que no se ha interpretado ningún fragmento. No encontramos ninguna grabación, no hay ningún aria que se haya tocado o cantado. Ninguna sección instrumental. Es un grandísimo «shock», una sorpresa. Todos nos preguntamos «¿Cómo es posible?». Profundizando en la obra la calidad intrínseca es grandísima. Hay, al menos, cuatro fragmentos: el primer aria de Farinelli, La menor y seis por ocho; el aria de Beatriz, también La menor y seis por ocho. No hay que olvidar que Farinelli y Beatriz son hermanos. El aria del tenor en Re bemol mayor que tiene una similitud enorme con el aria de El caballero de la Rosa, escrita por (Richard)Strauss 9 años después, y el aria en Re bemol mayor que es un seis por ocho que es como una barcarola y recuerda Los Cuentos de Hoffman. Son cuatro momentos que son de lo mejor de la ópera, no sólo española, sino que tendrían que estar en los discos de la Antología de la Ópera. Sin embargo ahí quedó la partitura olvidada durante un siglo Tal olvido a García Calvo le recuerda a las ruinas del Machu Pichu Durante siglos nadie sabía que estaban ahí. La selva se comió el Machu Pichu y alguien lo descubrió. Yo me preguntaba «¿Qué selvas se comen partituras como Farinelli?» Es incomprensible. Aquí estamos para interpretarla, disfrutarla y reflexionas: «¿Por qué estas obras no han tenido esa difusión?» Pensaba que la historia de la música tiene como tres dimensiones. Por un lado la música escrita, que es la partitura que está en archivos, cajones y bibliotecas; la parte comercial de los intérpretes, y lo que desea el público. Las tres partes se combinan. Si confluyen las tres llegamos a los milagros como puede ser La Verbena de la Paloma, La tabernera del Puerto, La Bohème, Tosca…, pero si no confluyen no quiere decir que esas obras no tengan un grandísimo valor y está por descubrir. Ahora mismo lo que está en repertorio, quién sabe si permanecerá en repertorio y viceversa. Vemos en los libros del profesor Casares la programación de ópera de los siglos pasados y hoy en día no reconocemos, prácticamente, ningún compositor. Obras como Farinelli deberían estar en nuestro repertorio a nivel mundial. Es una obra de un calidad magnífica que nos hace reflexionar sobre nosotros mismos: «¡Qué poco nos conocemos, pero, también, qué apasionante es la vida de poder completar una pieza del «puzzle» que creíamos completo. Había una pieza que no conocíamos y hace el «puzzle» aún más hermoso». ESTILO MUSICAL DEL SIGLO XVIII
A nivel de estilo musical García Calvo lo centra en dos: Uno revive la época de Farinelli con estilo neoclásico y barroco Recuerda los estilos galantes italianos de la corte de Madrid: Bocherini, Scarlatti… Es una música del siglo XVIII, y es como lo hemos trabajado con la orquesta tocando con poco vibrato. El otro estilo es que casi sin transición cuando habla de las emociones de los cantantes la música se convierte en un estilo postromántico, postwagneriano con un cromatismo y disonancias completamente inesperados en ese marco diatónico de la música del siglo XVIII. Para mí esa es una de las genialidades de la obra: está inmersas esas emociones, descritas con ese cromatismo y esa armonía tan avanzada del siglo XII y principios del XX en un marco clásico diatónico, con lo cual las emociones de los cantantes quedan más subrayadas. No recuerdo óperas que tengan un contraste tan grande. La podríamos comparar con la ópera Andrea Chenier (Umberto Giordano), que tiene músicas del clasicismo francés y de pronto el verismo italiano. Bretón era un genio absoluto porque cada una de sus obras se vale por sí misma y no se puede comparar con ninguna otra. A primera vista parece existir un verismo en la partitura, pero García Calvo prefiere hablar de un verismo muy refinado, con lo cual más que verismo, es un lenguaje propio, donde encaja perfectamente el idioma español con ese tipo de escritura postromántica. No es un verismo a la italiana. Yo lo compararía a un Tristán e Isolda (Wagner) o un Parsifal. Hay un final de Wagner y casi sin transición volvemos a la música del estilo galante de la corte de Madrid. Escomo si Bocherini escribiera unos pentagramas y el Bretón posromántico otros. Es algo fascinante. Es un viaje de principio a fin que no te deja respirar. Cuando vi por primera vez la partitura de canto y piano me pareció una obra de dimensiones grandísimas. La música sola 2 horas y 15 minuto, y la partitura de canto y piano tiene unas 200 páginas. Cuando la estudias ves que no sobra nada. Es un discurso musical de principio a fin tan bien alternado con esos dos estilos que no te das cuenta del paso del tiempo. LA PSICOLOGÍA HUMANA Un aspecto a destacar es la profundización psicológica de los personajes a través de la música, advierte García Calvo. Bretón era un gran observador como lo son Galdós, Cela o los grandes escritores que son grandes observadores de la psicología humana. La música del personaje de Farinelli tiene un estilo propio. Hay un motivo de tritono – si, bemol, mi – que luego se repite y aparece relacionado con el dolor de Farinelli. La música de los dos hermanos, Farinelli y Beatriz, está escrita en La menor en seis por ocho… Utiliza de forma magistral los registros armónicos y musicales de modulación y cromatismo para describir los sentimientos de los personajes. Es una auténtica obra maestra de la psicología humana descrita con música. La partitura no se ha cortado. Es un prólogo y tres actos. Son cuatro grandes secciones sin interrupción entre ellas. Es decir no hay números cerrados. Es como en Wagner que desde el principio al fin no hay pausas. El prólogo y el primer acto ocupa la primera parte una hora y cuarto, y el segundo y tercer acto la segunda parte, que dura aproximadamente una hora. En la partitura no ha habido cortes como tal, solamente uso ocho compases reiterativos del Coro en la misma tonalidad. No es significativo. García Calvo subraya que en estos días ha sido precioso trabajar con sus compañeros porque es increíble con la devoción que cada uno ha estudiado su papel; cómo lo ha asimilado, cómo lo ha hecho suyo, qué manera de declamar, de cantar cada uno de los solistas que tenemos aquí. Hay que tener en cuenta que es una obra que hacemos dos veces y quién sabe cuándo. El mérito de estos artistas es algo que no tiene precio. Para mí es muy emocionante, como director musical de la casa, poder reencontrarme con estas raíces y volver a mi ciudad, soy madrileño, y poder hacer música a este nivel con estos compañeros. Es un auténtico privilegio. EL REPARTO El reparto está integrado por Maite Beaumont (Farinelli, mezzosoprano), Nancy Fabiola Herrera (Beatriz, mezzosoprano), Rodrigo Esteves (Jorge, barítono), David Menéndez ( el Doctor, barítono), Leonardo Sánchez (Alberto, tenor) y Manuel Fuentes (el Director de Orquesta, bajo). Tanto Leonardo Sánchez como Manuel Fuentes, son dos cantantes jóvenes, con lo cual se «pone de manifiesto el firme empeño del Teatro de la Zarzuela en descubrir y apoyar a los jóvenes intérpretes».
FUNCIONES PRECIO
Título: Farinelli (Versión en concierto) Intérpretes: Director del coro: Antonio Fauró
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