Flamenco para Traviata. 2011.Tavora. Crítica

 

FLAMENCO PARA TRAVIATA

SIMBIOSIS

 Una función que, además de conmover, entra por los ojos. 


FLAMENCO PARA TRAVIATA

SIMBIOSIS

 

 

Es como si estuviéramos en un tablao con sus cantaores, bailaores y guitarristas. El flamenco fluye en forma de fandangos. Los ayunos en la materia ignoramos que son interpretados al estilo de El Carbonerillo y Paco Toronjo, dos de los grandes. Lo que nos importa y satisface es que, en las voces y los pies de los artistas, hay emoción y hondura. Tanta, que se nos olvida que no asistimos a un recital, sino a una representación con argumento. Lo recordamos cuando se mete de rondón en el escenario la música romántica de La Traviata. A partir de ese momento, el cante y la ópera, géneros tan distintos y distantes, emprenden, sin extrañarse, una andadura común. El artífice del sorprende maridaje es Salvador Távora. La historia que nos cuenta es la de Violeta y Alfredo, los protagonistas de la obra verdiana, esos amantes pertenecientes a distintos estamentos sociales empeñados en un unir sus vidas contra viento y marea. Lo que sucede es que el creador andaluz ha trasladado la acción a su Sevilla natal y la ha situado en los años de posguerra, aquellos en que eran frecuentes y famosas las juegas que reunían a señoritos, cantaores y putas.

 

A priori, un proyecto de estas características bien hubiera podido ser considerado como una fusión artística contra natura. A la vista del resultado, cabe elogiar la intuición y sabiduría teatral de Távora. Nuevos fandangos son el hilo conductor de la tragedia, cantados, como los primeros, al estilo de famosos o poco conocidos maestros que antepusieron su arte a cualquier interés material. Cantaores como el propio Salvador Távora, quén,  en la desaparecida Cuadra que regentaba Paco Lira, de la que tomaría prestado el nombre su compañía, se arrancaba solo cuando estaba en vena. Pero estos homenajes nunca distraen del objetivo perseguido. La intercalación de los más conocidos fragmentos de La Traviata nos remiten a él. Además de las musicales, hay otros elementos tomados, tanto del mundo del cante, como de la ópera, que dan lugar a curiosos juegos salpicados de anacronismos. Entre ellos, la presencia de una bailarina clásica  con tutú y zapatillas de punta que representa la muerte; o el caballo blanco, presente en anteriores espectáculos de Távora, que es montado por el padre de Alfredo y que simboliza la fuerza con la que trata de convencerle de que debe apartarse de Violeta.

 

A la estética del baile se suma la escenográfica, que evoluciona desde la sencillez de un fondo de cortinas negras a la incorporación de una enorme y rústica escalera de tijera que algo tiene de altar en el que se consuma la tragedia. El original saludo final de los intérpretes planteado en forma de escena para el recuerdo, en cuanto que resume lo que hemos visto, es el broche de oro a una función que, además de conmover, entra por los ojos.

 

El excelente trabajo de los intérpretes es parte esencial del éxito. Destacan, entre  los cantaores, Ana Real y Javier Allende; en el baile flamenco,  Lalo Tejada, en el papel de Violeta,  y El Mistela, en el de Alfredo; y en danza clásica, Raquel López.

 

Título: Flamenco para Traviata

Creación, realización, concepción, geometría de la coreografía, escenografía, ordenación dramática de la música y de los cantes: Salvador Távora

Coreografía:

Pasos a la coreografía de la danza clásica: Trinidad Sevillano

Coreografía en general de los bailes flamencos con arreglos musicales sobre extractos de La Traviata de Verdi: Salvador Távora

Músicas:

Extractos musicales de la Ópera de La Traviata: Giuseppe Verdi

Extractos musicales de la Ópera Russian & Ludmilla: Mikhail Glinka

Línea melódica de los coros: Salvador Távora

Escenario: Fernando Merino, Manuel Jiménez

Iluminación: José Luis Blanco

Sonido: Miriam Riggott

Sastra: Puchi Naranjo

Vestuario y complementos: Carmen de Giles

Realización de elementos mecánicos: Talleres Hermanos Vega

En escena obras pictóricas originales de Zaafra

Asistente a la Dirección y Repetidora: Inmaculada Jiménez

Coordinación General y Producción: Lilyane Drillon

Coordinación: David Rial

Intérpretes: Lalo Tejada (Violeta – bailaora), El Mistela (Alfredo – bailaor), Ana Real (Cantaora), Javier Allende (Cantaor), Manuel Berraquero/Miguel Aragón (Guitarras), Javier Prieto (Percusión), Juan Romero (Ballet rítmico en la fiesta), Raquel López (Bailarina), Manuel González (Fiesta y Máscara – bailaor), Rocío Suárez (Fiesta y Máscara – bailaora), Francisco Torres (Zancudo – actor), Jaime de la Puerta (En caballo de alta escuela), Fernando Merino/Manuel Jiménez (Extras)        

Dirección: Salvador Távora

Género: Teatro Flamenco

Duración aproximada: 1 hora y 30 minutos (aprox. Sin intermedio)

Estreno en Madrid: Teatro Fernán Gómez, 6 – VI – 2011

FOTOS: LA CUADRA DE SEVILLA
 

 

 

 


JERÓNIMO LÓPEZ MOZO
Copyright©lópezmozo

 

 

 

 


TEATRO FERNÁN GÓMEZ
Directora: Mora Apreda
Sala II
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