Un pequeño pueblo del Norte de España a mediados de los años 70. Dorotea, hija de uno de los ricachones del pueblo, no soporta los cotilleos del pueblo, las envidias y el provincialismo represor de su pueblo. Al levantarse el telón Dorotea se va a casar con un forastero, de nombre Fermín, que parece un buen hombre y del que se ha enamorado. No obstante la deja plantada, harto de las presiones pueblerinas. Compuesta y sin novio, Dorotea toma la decisión de buscar quien esté disponible, y de no quitarse el vestido de novia hasta lograrlo. Pasan los mese sin el candidato en el horizonte de Dorotea. Está por tirar la toalla cuando desembarcan en el pueblo el feriante Juan y el barítono José Rivadavia, ambos en decadencia. Todo cambiará. La inadaptada y rebelde Dorotea tiene un rayo de esperanza. Quien se encarga de la dirección es Amelia Ochandiano, la cual siente respeto y admiración por Miguel Mihura, y por el mundo de sus mujeres de ficción que tienen un denominador común:
(son mujeres) muy potentes, rebeldes, inconformistas y, sobre todo y en general, incomprendidos, como personajes sin cabida en el mundo que les ha tocado vivir. Con otra interesante peculiaridad: en el fondo, no se creen merecedoras de ser amadas, y sin embargo y a pesar de ello, son mujeres que luchan por conservar su dignidad enfrentándose a todo y a todos, sabiendo que el precio a pagar puede ser muy alto. La bella Dorotea se estrenó el 24 de octubre de 1963 en el Teatro de la Comedia de Madrid. Volvió en 1993 y en 2006. Televisión Española le dedicó tres Estudio 1: 1967, 1973, 1981. Tales reposiciones dan fe del interés por el texto. En estos tiempos en que ese teatro de los años cincuenta y sesenta ha quedado un poco relegado, sorprende que en 2022 vuelva a subir a las tablas. El interés de Amelia Ochandiano por este texto se debe a que Dorotea es un tipo de mujer que se enfrenta a su comunidad, para hacer saber al pueblo al o que está sometido. Es casi una heroína que se enfrenta a todos para demostrar la injusticia de lo que supone ser diferente, no cumplir las reglas establecidas, y lo hace desde esa tragedia y con el sentido del humor. La acción de la obra original está ambientada en lo que se decía entonces en el libreto: «época actual«. Amelia la traslada a los mediados de los años setenta. El 25 de noviembre de 1975, moría Franco y se iba a empezar la transición.
He elegido los años setenta porque Dorotea está marcando un cambio. Es una mujer adelantada a su tiempo. Marca un cambio que va a venir a España. Esta mujer está empezando a enseñarnos el cambio y la obra habla de eso, de que el pueblo está cambiando. Quería recurrir a una época de cambio y Dorotea es esa avanzadilla. Esto no quiere decir que se refleje el ambiente político de aquellos años. Es más bien un vuelo poético, ya que Mihura trabaja con lo poético de lo cotidiano. Sitúa los conflictos en lo más cotidiano posible: la cómoda, el piano, las cosas pequeñas. Ese vuelo poético hace que la puesta en escena vuele. Es una recreación poética de esa época, de ahí que el vestuario y escenografía opten por lo simbólico, aunque sea una casa de la época, pero las paredes están llenas de retratos de novia; la estación llena de relojes que no funcionan, pero que van a funcionar cuando tienen que funcionar… Es un vuelo poético que está más acorde con la obra Otra razón para elegir los años setenta es También porque esa época conectaba mucho con una parte mía de esa época. A pesar de que soy de Madrid y vivía en Madrid, que es una sociedad más grande, he pertenecido también a una comunidad pequeña y la obra me olía a todo eso. Quería reivindicar mis propios recuerdos con la música, el ambiente, el norte de España donde he ido a veranear toda la vida. Todas esas referencias me asaltaron a la hora de leer el texto. REIVINDICO AL DIRECTOR DE ESCENA Esta es la manera de trabajar de Amelia Ochandiano, en la que el director de escena tiene una misión especial. Cuando leo un texto y me emociono, y me sorprende esa emoción y me atrapa, para mí ese es mi motor. Por eso reivindico al director de escena que no tiene por qué ser autor, sino que hay algunos que nos dedicamos a rescatar lo que nos parce interesante y emocionante del texto y querer compartir esa emoción con el resto de las personas y apoyarla. En este caso me impresionó mucho por la historia que cuenta y por este enfrentamiento de Dorotea y las consecuencias de este enfrentamiento que no es inocuo. Cuando señalas continuamente a una persona y le estás diciendo que está fuera de lo habitual, eso, de alguna manera, hiere, marca. A Dorotea le pasa un poco, y lo brillante de esta obra es cómo le marca. No le marca para convertirse en una víctima, sino en una mujer con sentido del humor que sigue para adelante. He querido hacer una fiesta encima del escenario y si me dejaran seguiría, porque, para mí, es magia, sorpresa, doble sentido, ocurrente…es un espectáculo casi de circo. Lo que sucede es que no tenemos tiempo para ello.
LA BELLA DOROTEA ES MANUELA VELASCO Manuel Velasco encarna a esa indómita y rebelde Dorotea y le resulta difícil traducir todo lo vivido a palabras
Tiene algo muy sutil, muy cercano, cotidiano que todos vamos a reconocer: de dónde venimos, nuestra infancia, momentos domésticos familiares, algo muy nuestro. Todo ello con un lenguaje que tiene una maestría en el diálogo, en el día a día de cómo somos, en el sentido de la comedia, en el ritmo…, pero detrás de todo eso hay una profundidad que hace que cada día vayamos descubriendo capas y capas y capas. Esta mañana yo me he levantado y en el desayuno, de repente, se me ha revelado una capa nueva de Dorotea. Lo que empezó siendo una admiración por Mihura y por Jardiel porque fue mi primer contacto con textos de teatro, terminó en un encanto por esta obra: cómo está contado el pueblo; los personajes, sobre todo de las tres cotillonas; cómo está contada la historia del barítono y su representante; cómo está contada la historia de Rosa que es la chica que trabaja en casa de Dorotea, pero es familia, amiga y compañera fiel, y luego está Dorotea. Cada día y en cada ensayo me sigue sorprendiendo y me emociona más su alegría de vivir, su profundidad, su valentía, su honestidad, su modernidad, el riesgo que corre. Amelia ha dicho que es una heroína, pero es una heroína involuntaria. Sí. Primero tiene un acto de rebeldía, y luego se da cuenta el significado que puede llegar a tener este acto – precisa Amelia. Ahí le puede su esencia, su honestidad y ve que «me toca seguir adelante con esto», a pesar de que me puedo quedar sola por tomar esta decisión. Por otro lado es una mujer que no quiere estar sola, y ceo que piensa eso de que «mejor estar sola que mal acompañada», y no voy a pasar por lo que todas tenemos que pasar según lo establecido, aunque ese no es el final, porque quiere la vida, quiere compartir, quiere amar, quiere estar acompañada, pero no a cualquier precio. ROCÍO MARÍN, Rosa La rebeldía de Dorotea puede entenderse por esos «posibles», porque «hasta qué punto puedes seguir tu corazón si no te respalda un apoyo económico», apoyo que Dorotea tiene por ser su padre un ricachón del pueblo, con muchos negocios en su mano. Rosa es la criada, amiga y familia. Sabe mucho de Dorotea y de su familia y ante el interrogante planteado reconoce: Yo entro en conflicto mucho con esto, porque no he parado del luchar, y yo diría: «Se puede, porque aquí estoy«. Como personaje soy la criada y siendo honesta consigo misma en ese punto, al haber también una amistad con Dorotea, su misión es acompañamiento. También he visto en Rosa cómo evoluciona, a pesar de no tener por sí misma ese amparo económico. Sueño con que Rosa, luego, puede ser libre. De hecho elige quedarse a vivir allí, porque siente que allí está su parte de libertad. Una de las cosas que me impactó de la versión es un poco el final: cómo enfoca el amor desde un sitio que no está castrado. Está desapegado. Es, para mí, una lección de vivir en todos los aspectos: no retiene, no constriñe sino que confía, suelta y adiós.
LAS COTORRONAS,
Los cotilleos y convencionalismos que han hecho huir a Fermín el novio, vienen representados por Benita (Mariona Terés), Inés (María José Hipólito) y Remedios (Belén Ponce de León). Ellas son el sentir y parecer de ese pueblo norteño y lluvioso. Belén Ponce de León precisa que Como la obra está escrita en los años sesenta, creo que en ese momento en España una mujer sin recursos económicos y si estudios era muy difícil que fuera libre. Ahora también pero, dices: «Lucho por ello». Una de las cosas que más me gusta de Mihura es la musicalidad que tiene el texto que por eso es una fiesta, porque como está escrito es música. Son canciones. Somos las cotorronas y representamos la parte más conservadora. De hecho hay una cotorrona que soy yo, Remedios, que no encuentra el amor y se queda. Hay una parte de Mihura que me gusta: el amor salva y el arte también. Igualmente la cantina de Dorotea se transforma. Otra de las «cotorronas» es Benita interpretada por Mariona Terés. Nosotras, en principio, representamos el pueblo, el qué dirán, los prejuicios a todo lo que se enfrenta Dorotea con su decisión. Dos de ellas se enamoran y se produce el proceso transformador del amor. Se pasa del lado oscuro al lado de la luz que es más relajado y más bonito y de color de rosa. El amor te relaja y te coloca en otro sitio. Inés, interpretada por María José Hipólito, es otra cotorrona, y piensa que en el 2022 y siempre, habrá personajes que busquen su lugar en el mundo y que es maravilloso cómo Mihura los mira con amor y los expone, los deja volar y los quiere. Es bonito que te quieran aunque seas «cotorra», urraca, paloma, Manuela Velasco piensa que «cotorronas» las sigue habiendo. multiplicado ahora a nivel planetario, por las redes sociales. En La bella Dorotea vamos a ver cómo la crítica, el juzgar, del «bullying» puede destrozar la vida de una persona, y estamos hablando de un pueblo muy pequeño en el que hablan las cuatro amigas, el alcalde y poco más. Pero ahora es a nivel planetario y amparado por el anonimato. Al final, ellas son las amigas y dicen «lo estamos pasando fatal, pero tenemos que venir a decirte esto» y tienen que dar la cara. Ahora no dan la cara. SALIRSE DE LA NORMA Amelia Ochandiano añade que hay una parte de la obra que ha subrayado en referencia al hostigamiento, pues les pasa a mujeres de Mihura. Al sentirse fuera de la norma intuyo que tienen una sensación de que no tienen por qué ser amadas. Me salgo de la norma y me va a tocar una parte de soledad. Es algo que tienen asumida. Tanto es así que cuando alguien aparece y te quiere, no te lo acabas de creer. Es lo que se subraya en el último monólogo. Para mí es muy importante pues le pasa a muchas mujeres-personajes de Mihura. Es algo muy contemporáneo. Ese hostigamiento no es inocuo, porque al final pasa factura, pues parece que no me permite estar en el grupo de los privilegiados. CÉSAR CAMINO, Juan el feriante
César Camino es uno de los personajes masculinos que hay en la función: Juan, un feriante. Interpreta también otro personaje que lo define como de «cameo». Juan es un personaje muy delicado porque es el que hace que se desencadene el final, precipita todo y hace que termine la función. Él ya vive al margen de lo socialmente establecido. No vuela muy recto y consigue las cosas de mala manera, pero se encuentra con el amor y eso, de alguna manera, lo transformay urde un plan, mediante un engaño un poco deshonesto, para conseguir dinero y salir de su inestable manera de vivir y tener una vida más respetable. Ese plan se da de bruces con la vida, con la realidad, una muerte que no esperaba, y hace que el final sea amable, agradable, esa cosa que tiene Mihura de medio mágico, que termina con una sonrisa, cuando todo podía haber sido un drama y algo desagradable, te quedas con un sabor de boca maravilloso. César destaca que cuando leyó el texto, le resultó muy revelador que si una persona se empeña en hacer algo, y deja de escuchar a los que le rodean de que «está mal lo que vas a hacer», y tiene una especie de canto a la cabezonería y a la perseverancia, me inspiró mucho. Muchas veces me he encontrado en mi vida intentando hacer algo y con todo el entorno que no te ayuda, entonces te vienes abajo. Dorotea continúa y continúa y eso me pareció precioso. Si crees en algo tira para adelante y ya eremos cómo sale, pero, al menos, habrás tenido ese impulso.
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Título: La Bella Dorotea
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