Ramón de la Cruz hizo de este arte menor, como es el sainete, una de las joyas de la dramaturgia española del siglo XVIII. Lluïsa Cunillé ha cosido diversos sainetes de Don Ramón cuyo denominador común es mostrar el mundo de las compañías de teatro por dentro y nos ofrece una descripción minuciosa de sus personajes. Nos permite, a través de los tiempos, poder acercarnos al mundo de una compañía nacional de teatro clásico, integrada por actrices y actores que han sido formados a lo largo de los últimos años en sus escenarios. Quien se ha encargado de dirigir este especial Ramón de la Cruz es Lluis Homar, director artístico de la CNTC. Aunque en el Festival de Almagro ya había presentado un espectáculo de recital poético, Alma y Palabra San Juan de la Cruz, pero La comedia de maravillas es el primer espectáculo teatral propiamente dicho que dirige en la CNTC.
RECOGER LOS FRUTOS Lluis califica este proyecto de «singular«, ya que al llegar a la CNTC como director una de las preferencias era echar una mirada a las promociones de la Joven Compañía a lo largo de estos 10 años y ocuparse de ello. Se decidió que, terminada la 5ª promoción, en vez de crear una nueva promoción se planteó hacer una especie de repesca de todas esas personas que a lo largo de más de 10 años habían pasado por la Joven. Se concretó en unos talleres que dimos Oscar y yo en diciembre de 2019. Vimos a las 80 personas que habían pasado por las distintas promociones y la idea era en vez de una nueva promoción, dedicarnos a esas personas. Son dos espectáculos: La comedia de maravillas que dirijo yo, y Las Troyanas que dirige Adriana Ozores. Es como si hubiéramos creado una bolsa de trabajo, ya que pertenecen al patrimonio de la casa. Ha habido una inversión en tiempo y formación y eso merecía aprovecharlo a nivel humano y profesional. 12 INTÉRPRETES EN BUSCA DE OBRA Esta idea de contar con actores de la Compañía Joven no acaba con estos dos proyectos, sino que se extiende, también, al montaje de El Príncipe constante. Para La Comedia de maravillas se eligió a seis actores y seis actrices, y, en este caso, no se eligió primero una obra y después los actores, sino al contrario. Esa búsqueda transcurrió por el teatro que va del s. XVIII al XIX , entre sainetes, entremeses y género chico.
Dimos con Don Ramón de la Cruz, Siglo XVIII, y fue tal la fascinación que nos cambió la idea que teníamos y decidió que fuésemos directamente a él. Coincidió el que tenía unos 10 sainetes dedicados exclusivamente al mundo del teatro. Era algo insólito y nos sugería la posibilidad de que al ser los mismos personajes los que están en estos sainetes, en nuestro montaje también. Ya Ernesto Caballero en la CNTC, había hecho una incursión en con cuatro sainetes de Don Ramón de la Cruz (CICK). En nuestro caso pensamos armar una sola obra tomando como referencia estos distintos sainetes ya que los personajes eran los mismos y se lo ofrecimos a una autora de prestigio como es Lüisa Cunillé, la cual cosió esos sainetes y nos entregó La comedia de maravillas que es uno de los sainetes de los que hacen referencia al mundo del teatro. A propósito del vocablo «sainete» Lüisa Cunillé, recuerda que ¿Saben en qué coinciden las palabras ensaimada y sainete? ¡Pues sí! En la manteca de cerdo, o saïm que es como se le llama en catalán. El sainete emula la recompensa que se daba a las aves de caza cuando cobraban una presa: un pequeño trozo de grasa de cerdo. Y a los espectadores se les recompensaba con una pequeña obra que separaba las diversas jornadas de la obra principal. Entre los sainetes escogidos están: El entierro de la Compañía, El teatro por dentro, La competencia de graciosos y La comedia de maravillas, que acaba dando título al espectáculo. EN LA TRASTIENDA DE LOS CORRALES
Lo que ha provocado escoger estos títulos fue el «cómo se hace el teatro» y que da título a El teatro por dentro. Otro título sugerente es El entierro de la compañía, donde se plantea la crisis del teatro y, de repente, hay un velatorio y descubrimos que no se ha muerto nadie en concreto sino una compañía de Teatro. Esto tiene unas lecturas más allá. Hay una reflexión por parte de Don Ramón. En aquella época el teatro era como un Madrid-Barça hoy, con una relevancia social, y competencia. Trabajando con nuestro dramaturgista, Xavier Albertí, sobre si el teatro puede modificar a una sociedad, aparece en ese sainete y pensamos que esa reflexión es trasladable del siglo XVIII al siglo XXI. Todo este trabajo nos ha llevado a hacer una inmersión en el siglo XVIII, que es un siglo convulso, involucionista, y que viene después de la grandeza del siglo XVI y XVII, pero que parece que se viene abajo, y ha sido apasionante para poder hacer un paralelismo y ver de qué manera resuena ese teatro del XVIII en el del XXI. Es evidente que si el siglo XVIII es Goya en la pintura, el autor del siglo XVIII sería Ramón de la Cruz. Esto cumple con la misión de la CNTC que pone su mirada sobre el siglo de Oro pero también sobre el siglo XVIII y XIX. TRABAJAR DESDE UNA VEDADERA COMPAÑÍA
Al hablar de actores y actrices, y sus vicisitudes engendra la palabra «compañía» de la cual Lluis confiesa ser devoto. uno de mis reclamos para aceptar la dirección del CNTC, era el que acudía a una Compañía a diferencia de acudir a un Centro Dramático o un Teatro Nacional. Tal vez sea porque desde que empecé en el Teatre Lliure de Barcelona a los 19 años, es mi formación y busco el hecho de que algo se produzca entre las personas que tiran adelante un proyecto. Más allá de los actores y actrices y el oficio que tenemos que aprender, es que las personas estemos presentes y comprometidas con lo que hacemos y dispuestos a abrir ese espacio de vulnerabilidad que el mundo no nos pide, porque va a otra cosa. Esto forma parte de lo que estamos intentando hacer, en un sentido global, como es un trabajo en equipo, pero, también, se trataba de hacer tangible qué quiere decir trabajar desde una verdadera Compañía. Ramón de la Cruz, en este caso, nos lo sirve en bandeja. DON RAMÓN DA UN SALTO DE SIGLO Es sabido que los sainetes del XVIII se aliñan con partes musicales. Xavier Albertí, músico, compositor y director de escena, ha sugerido un salto de siglo. Los entremeses pertenecen al siglo XVII, los sainetes al XVIII y el género chico al XIX. Así pues Xavier da ese salto de siglo y musicalmente opta por el género chico para los sainetes y en concreto por Federico Chueca. Al tener la misma raíz, ya que el género chico música sainetes, se ha podido comprobar que el sainete de Don Ramón y la música de Chueca se fusionaban muy bien. PREJUICIOS CONTRA DON RAMÓN Los sainetes ha, sido considerados como un género menor, con lo cual un escollo a salvar era el combinar «ligereza y profundidad».
Alguien puede pensar que Don Ramón son sainetes al estilo Lope de Rueda, cuyos personajes son arquetipos y poco más. No obstante lo que te enamora de ese tipo de material es que, en efecto, es ligero, pro, al mismo tiempo, está describiendo a unos seres humanos y una sociedad que va más allá. El que Don Ramón teatro breve no quiere decir que haga teatro menor. En este sentido reivindicamos en el sitio que le corresponde a un autor de esa envergadura. Nos remite a Carlo Goldoni que también es del siglo XVIII. Uno puede pensar que los argumentos son como muy livianos, pero está describiendo seres humanos y ahí está ese equilibro, nada sencillo, de encontrar esa ligereza y a esos seres humanos a los que podamos reconocer y amar. A mí me remite a Valle Inclán en cuanto a estos seres populares. También es, quizás, la primera vez en que el público se siente reflejado en el escenario, pues a esos personajes les pasan cosas que puede entender, ya que, de alguna manera, son las mismas que les pasan a ellos. En esto hay una cualidad por parte de Don Ramón, que hace que nos fascine su mundo. En su época Leandro Fernández de Moratín odiaba los sainetes y escribía: «Representan las heces asquerosas de los arrabales de Madrid». Curiosamente posteriormente los sainetes inundaron los teatros, sobre todo con el género chico en el siglo XIX. Según Lluis, Don Ramón tuvo que convivieron con esos grandes autores y ese teatro popular suscitaba muchas envidias donde estaba el éxito. También había materiales de distintas calidades, por la necesidad de entretener. De lo que no tenemos ninguna duda es la calidad de Don Ramón y que el autor de teatro del XVII por excelencia, me atrevo a pensar que es Don Ramón. ¿Por qué no escribió alguna obra de extensión larga? Eso es un misterio. Nosotros hemos hecho una obra de una hora y cuarto y ahí la labor de Luïsa Cunillè ha sido fantástica, como si fuera de Don Ramón. El 98% o el 99% del texto que decimos es Don Ramón. Creo que es un autor de una altura importante. EL GRACIOSO Desde siempre en el teatro la figura del gracioso es indestructible, incluso en las tragedias. Interpretar al «gracioso» no es fácil. Don Ramón tenía asegurada la interpretación del gracioso porque
escribía para actores determinados. Lo que me ha fascinado desde el primer momento es que los personajes tienen el nombre de los actores. Esos son los personajes que se repiten, porque había ese culto a esas personas que eran populares y conocidas. La gente se sabía vida y milagros de los que hacían con quien estaban, con lo cual creaban tendencias. En nuestro país esa figura del gracioso ha ocurrido más en el terreno cinematográfico como lo hemos podido ver en el cine: La Escopeta Nacional (Berlanga), Amanece que no es poco (José Luis Cuerda), …o personajes como López Vázquez, Pepe Isbert, Lina Morgan, Alfredo Landa…y un largo etcétera. Siempre es un personaje característico que hace que el público lo haga suyo. No somos un país de grandes actores en cuanto buscan la singularidad de lo bello, sino la singularidad de la cercanía. Creemos que eso nace con Ramón de la Cruz en el siglo XVIII. Uno de los problemas es no tener referencias a aquellos actores y por ello Lluis da las gracias al entusiasmo que ha puesto la Compañía. En el trabajo desarrollado ha comprobado que Valle Inclán, Jardiel, Mihura y muchos otros vienen de don Ramón. En aquellas Compañías, así como en el teatro posterior, el escalafón era inevitable: Primer Actor, Primera Actriz, Característica, cómico etc… En este montaje aunque se ha investigado no se ha tenido en cuenta tal escalafón. Por otro lado el mismo Ramón de la Cruz trastocaba dichas categorías en los distintos sainetes, ya que siempre eran los mismos actores. EL TANDEM LLUIS-OSCAR Desde hace muchos años Lluis trabaja junto al italiano Oscar Valsecchi, al que conoció en una película haciendo de robot. También han impartido talleres juntos, por lo cual «tenemos una mirada de complicidad y no una mirada única».
Oscar subraya el papel de los actores como Compañía en cuanto que cada uno se puede sentir con un soporte: el de los otros actores y actrices, y así se siente libre de expresar, probar, ensayar y equivocarse en el proceso de creación de un personaje de la obra en sí. Yo vengo de un teatro físico de París y Londres, y mi trabajo es desde el cuerpo. Cada día con los actores se introduce el trabajo del cuerpo desde el principio de los ensayos, y no como sucede en muchas Compañías donde el trabajo del cuerpo viene más adelante, y durante una semana se busca cómo se mueve este actor o esta actriz. Es como pegarle encima un vestuario que no ha tenido tiempo de ajustarlo a su talla, y por lo tanto el actor no ha tenido tiempo de absorber este trabajo. Este trabajo se desarrolla por etapas. La primera etapa, que es la más importante, es la de crear esta Compañía con un lenguaje común. Una escucha y un respeto hacia los compañeros. Con esta base es cuando se puede introducir el trabajo sobre los personajes: la postura del personaje: cómo se mueve, cómo camina en escena. En esta obra ha sido un reto porque tenemos a seis actrices y seis actores, y entre los 12 hemos tenido que repartir 34 personajes. Cada uno hace 2 ó 3. Con cada personaje hemos trabajado como si fuera el personaje principal, a pesar de que hay personajes que salen muy poco. Dicen una frase o do, pero hemos visto que esos personajes son muy importantes para la situación. Por eso las dos primeras semanas de ensayo, que era análisis de texto no hemos dado los personajes. Cada actor o actriz no conocía su personaje. Los personajes ya estaban divididos por grupos para cada actor, y poníamos 12 papelitos en una gorra y de ahí cada uno, cada día, elegía el papelito y los personajes que le tocaba leer en la obra. Este método pretendía transmitir que lo importante era hacer la obra, y para hacer la obra eran necesarios todos los personajes, aunque fuera un personaje menor de una sola frase. Esto fue exitoso, y luego al volver al personaje que ya le tocara interpretar, la visión de la obra era global y no solamente a través de su personaje. LA PALABRA ES VICENTE FUENTES Otro elemento crucial al que Lluis llama «el maestro de la palabra» es el asesor del buen decir Vicente Fuentes. Es la voz y la palabra que ha estado trabajando. No invento nada si digo que es monumento Nacional. Poder contar y trabajar con él, que es importante en la creación de la Compañía Joven y el seguimiento personalizado de cada una de estas 80 personas. Las conoce y las quiere. Es un hombre que vive por la palabra y, para mí, es un privilegio. Ha estado todos los días en los ensayos.
Vicente Fuentes comenzó a trabajar con Lluis en Alma y Palabra de San Juan de la Cruz y le habló del proyecto con 80 componentes de las distintas promociones de actores jóvenes y menos jóvenes, todo hay que decirle. Esla Compañía Joven, pero no tanto. Es un proyecto que se crea también como cantera y pueda nutrir a la Compañía (CNTC). Me contó ese proyecto de Don Ramón de la Cruz, un autor que estaba un poco a la sombra. Siempre habíamos trabajado, principalmente, Lope con la Compañía Joven. Recientemente Calderón. Don Ramón me ha tendido una mano, durante la Pandemia en mi casa de Salamanca, para leer otra de las obras y entender el trabajo de Luïsa Cunillè. Aparentemente la oralidad de Don Ramón en sus versos octosilábicos, romance, parecía fácil, pero cuando empezamos a trabajar como rescatar esa oralidad «captiva» del papel y hacerla oral otra vez, veíamos que había versos con un ritmo endiablado, con ciertas palabras que no conocíamos, y mucho hipérbaton. No tiene mucho lenguaje figurado, pero sí hipérbaton, y mezclaba diferente estilos según los personajes. Es fascinante. Creo que la elección de Don Ramón es extraordinaria, porque escucharlo va a ser un gozo para nuestros oídos. Ha habido momentos estupendos y reveladores y otros menos fáciles, porque tanto yo como los actores, que ya nos conocíamos, era un desafío durante todo el tiempo. Necesitaba un compromiso y una humildad porque de primeras «Entiendo esto en general», pero luego no lo entendíamos. Es un autor que estudié en la Universidad, pero como he dicho estaba en la sombra, y se le comparó con Don Leandro Fernández de Moratín. El señor Galdós también lo cita en sus novelas y escritos y el fabulista Tomás Iriarte. Yo diría que Don Ramón es modernista. Supuso una revolución y dio acceso a unas capas sociales que el señor Leandro Fernández de Moratín, quizá, no estaba dispuesto a hacerlo. Una vez más me congratulo de esta elección y espero que estemos en cartel mucho tiempo, y que vengan, sobretodo, estos nuevos espectadores, porque la Compañía Joven, entre otras cosas, teníamos pensado en generar nuevos espectadores, cuyos hijos fueran espectadores en el tiempo. Espero que lo podamos hacer felizmente. Vicente destaca el trabajo de Xavier Alberti, ya que con la música de Chueca el montaje resulta extraordinario, pues sin esa música no se puede concebir este trabajo que hemos hecho, y eso dice mucho.
EL ESPACIO ESCÉNICO: UNA TARIMA CON CORTINAS
Elisa Sanz y su ayudante Carlos Brayda han concretado el espacio escénico en una tarima en el centro, con lo cual es teatro a cuatro bandas. Se ha trabajado «desde los mínimos«. Evoca el llegar a una plaza, colocar la tarima, unas cortinas y unos cuantos taburetes. Elisa Sanz y Pier Paolo Alvaro diseñan un vestuario muy personal y sugerente que Lluis define como vestuario de época contemporánea. Tomando todo el recorrido a lo largo de los siglos es un vestuario que nos remite al siglo XVIII y XIX, pero, al mismo tiempo, es un vestuario que te puedas encontrar en la calle , a una persona vestida de esta manera. Es un trabajo maravilloso, si no lo veo , no lo creo. Es una filigrana que abarca un arco: comenzamos en un vestuario más de época y como la calle es muy rica, ellos han tenido en cuenta de cómo salir disfrazados. Una ciudad como Madrid es un punto de encuentro de muchas procedencia, y ellos han sabido recoger elementos que son de la época, pero puestos todos juntos tienen una relación con la calle. Este trabajo suma a esa idea de hacer teatro contemporáneo con autores clásicos. Es lo que buscamos en la casa desde el logo: contemporaneidad y un sello del pasado. me quito el sombrero ante el trabajo que han hecho Elisa y Pier Paolo. Las luces de Pedro Yagüe consigue una sintonía de espacio y vestuario, que es fantástica.
EXPOSICIÓN Exposición en el hall sobre el siglo XVIII, dedicada a Don Ramón y un siglo convulso donde está el motín de Esquilache, que, según Lluis, podría ser una premonición de la Revolución Francesa; el Madrid de aquellos momentos
FUNCIÓN PRECIO
Título: La comedia de las maravillas
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