En el centenario del fallecimiento del salmantino Tomás Bretón vuelve al Teatro de la Zarzuela 85 años después, su ópera La Dolores estrenada en este mismo Teatro el 16 de marzo de 1895. Fue éxito de público y crítica, y posteriormente recaló en el Teatro Tívoli de Barcelona y la obra se mantuvo en repertorio en diversos escenarios. La última representación en el Teatro de la Zarzuela fue en junio de 1937, en plena guerra civil española (1936 – 1939). Un año antes Tomás Bretón se había hecho famoso por haber estrenado La Verbena de la Paloma (17 de Febrero de 1894).
GUILLERMO GARCÍA CALVO, director musical Guillermo García Calvo es el director musical titular del Teatro de la Zarzuela donde ha dirigido ¡Ay,amor! (CLICK) de Falla; Curro Vargas (CLICK) y La tempestad (CLICK) de Chapí; Katiuska (CLICK), La del manojo de rosas (CLICK), Entre Sevilla y Triana (CLICK) de Sorozábal y Pan y toros (CLICK) de Barbieri; así como las recuperaciones de Farinelli (CLICK) de Bretón, Las Calatravas (CLICK) de Luna, Circe (CLICK) de Chapí, The Magic Opal (CLICK) de Albéniz y La Celestina (CLICK) de Pedrell. También ha presentado el ciclo A propósito de… (Chapí, Sorozábal, Albéniz, Pedrell). García Calvo considera que
de todas las obras que he dirigido en el Teatro de la Zarzuela, La Dolores es la más difícil, para mí, como director. Es la más intensa, la más tensa. Son tres actos muy intensos, con muchas escenas – el segundo acto tiene 11 escenas -, que aunque no es largo en duración sí es larguísimo en contenido, y además vamos a presentar los dos primeros actos seguidos, por un coherencia de continuidad, pero requiere una concentración, una condición mental y física de toda la orquesta y de mí muy grande. En ese sentido recuerdo las sensaciones que tengo cuando dirijo Wagner. Hay muchos puntos en común entre Bretón y Wagner y con ese postromanticismo. En Wagner hay muchos minutos de música casi en el mismo tempo donde el discurso musical fluye por sí solo y escribe de una manera muy sinfónica para las voces, casi como instrumentos además de la orquesta. En Bretón no. Hay mucho recitativo, utiliza el «leiv motiv» pero de una manera muy personal y no tan elaborada como Wagner, y el canto está continuamente presente. Hay muchas escenas con lo cual uno tiene que cambiar de carácter y de color en cuestión de pocos minutos. Me siento como en la primera parte de El ocaso de los Dioses, donde tenemos un preludio y el primer acto son casi dos horas. No son dos horas nuestra primera parte, son 90 minutos, pero la sensación mía es de dos horas. García Calvo la califica de obra muy intensa que no se puede hacer sin la ayuda de un equipo implicadísimo, empezando por Amelia Ochandiano, que lleva estudiando la partitura casi media vida. Lo mismo los dos elencos, el coro, las coreografías…Estoy encantado, feliz y agradecidísimo de tener nuestros mejores cantantes defendiendo esta música. Hay que pensar el enrome mérito que tiene estudiar estos papeles, no sólo desde el punto de vista vocal sino musical. Esta escrito, a veces, como un larguísimo recitativo done la métrica y el ritmo es complejísimo, y que todos estos cantantes que podrían estar en cualquier sitio haciendo Bohème, Turandot o un Ballo in maschera, que dediquen tiempo no sólo de cantar sino de estudiar, tienen para mí un mérito enorme. Estoy agradecidísimo y contentísimo de poder participar en esta obra que es fundamental en nuestro repertorio. AMELIA OCHANDIANO , directora de escena Amelia Ochandiano (Madrid) con la dirección escénica de Las bribonas y La revoltosa (CLICK) (2007) de Calleja y Chapí, debuta en el Teatro de la Zarzuela, convirtiéndose en la primera mujer en dirigir una zarzuela en este escenario. A partir de entonces también ha dirigido La del Soto del Parral (CLICK) (2010 y 2015) de Soutullo y Vert y Agua, azucarillos y aguardiente (CLICK) (Proyecto Zarza) de Chueca. Manifiesta estar muy feliz porque La Dolores le encanta y es un privilegio este encargo.
Todas las dificultades de las que ha hablado el maestro (García Calvo) es puro teatro. Las dificultades musicales no las alcanzo a conocer, pero para mí son personajes viviendo unas pasiones muy intensas de diferentes maneras. Estamos hablando de intensidad y de pasión, pero también estamos hablando de diversión, sentido del humor. Hay unos personajes masculinos que pululan en torno a Dolores que son de diferentes formas, y algunos rozando el ridículo, por lo que he querido sacar toda la parte cómica que tiene esta obra. Toda esa dificultad tiene, para mí, de las buenas dificultades que luego parecen sencillas al verlas, pero, en realidad, es puro teatro con una música que me ha inspirado muchísimo para hacer muchas otras cosas aparte de lo que está escrito en la partitura. LA DOLORES, UNA MUJER CONVERTIDA La obra de teatro es de 1885 y la adaptación a la ópera es del propio Tomás Bretón. Amelia piensa que aporta muchísimo porque se ve que Bretón tiene un gran conocimiento del tema que es complejo. en lo referente a lo que le pasa a los personajes, porque no es una historia de buenos y malos, tiene muchos matices, lo cual lo tienen las grandes obras de teatro. El personaje de Dolores tiene muchos giros como es, en un mismo dúo musical, la tensión de querer ir hacia el otro, de amarle, pero por otro lado saber que no debe, y por otro lado estar con prisas porque va a entrar alguien por la puerta, todo eso es puro teatro, muy difícil pero bellísimo. Yo he visto en Dolores a un personaje culpable por ser libre, guapa, divertida, apasionada, contradictoria, impulsiva, rebelde y por encima de todo, mujer. Una mujer convertida en un trofeo codiciado por todos y por el que luchan un militar, un terrateniente, un macho alfa, un limpiabotas y un cura. Un personaje que pertenece a ese grupo selecto de «femmes fatales» que son primero deseadas y luego despreciadas sin contemplaciones y cuyo ejemplo pretende adoctrinarnos, desde hace siglos, con la idea de que ese camino de libertad también es de perdición.
Este juego de atracción y repulsión viene envuelto en una apariencia de juego frívolo, festivo, e intrascendente —y que hemos querido resaltar en nuestra propuesta escénica— pero con un fondo siniestro y cruel que es casi imposible que no acabe en tragedia, si no fuera porque Dolores no va a ser presa fácil, y sobre todo porque contra los deseos de amar, ser amado, y entregarse al otro en cuerpo y alma, es casi imposible luchar. El amor siempre encuentra las grietas más estrechas y recónditas para colarse y conseguir sanar un poco nuestras heridas. LA DOLORES A nivel temporal Amelia la ha situado partiendo de la copla. Es la historia de una mujer marcada de por vida por una copla. Me vino a la cabeza todo lo que me contaba mi padre y mi madre que son de una ciudad pequeña de provincias, Logroño, que lo adoro, ¡cuidado!…Me contaban que cuando se conocieron de jóvenes había muchas habladurías: la que se bañada en el Ebro, la que no se ponía medias después del luto, la que fumaba…Todas esas cosas de provincias, del qué dirán me empezó a sonar. Me pareció que los años cincuenta del siglo XX en España era un sitio adecuado para la acción. Me recordaban los gigantes y cabezudos que había en esas fiestas; la manera de arreglarse para ir a esas fiestas; el grupo de mujeres correctas y las mujeres señaladas, donde todo se sabía. Me pareció un momento interesante para contar todo lo que ocurre con este grupo de 5 hombres alrededor de una mujer, la cual está sola. No se le conocen ni familia, ni amigos y vemos cómo se defiende de todo ese grupo de hombres que tiene alrededor. Esos años me parecieron los adecuados en un franquismo donde la gente tenía muchas ganas de divertirse y por eso está la jota. Son los años cincuenta en una ciudad de provincias donde todavía hay que trabajar de sol a sol, donde la jota y las fiestas nos liberan de todas nuestras penas, donde nos ponemos nuestras mejores galas y donde una mujer diferente está señalada y despreciada por ser como es. Por ser libre, y tiene la suerte de conocer el amor puro.
JOTA, ACRÓBATAS Y CORO DE NIÑOS Es la primera ópera que dirige, ya que los otros títulos fueron zarzuelas, pero a nivel de dirección no ha notado gran diferencia. Lo que puede afirmar es que nunca he soñado con tener un equipo como el que he tenido. Los intérpretes son grandísimos profesionales. A veces, les oigo cantar y pienso que es un sueño. Estoy muy contenta con todos: los bailarines, el coreógrafo Miguel Ángel Berna, con su ayudante Estíbaliz Barroso, con las acróbatas que son maravillosas, con los niños… Espero que al público le interese el trabajo que hemos hecho con mucho cariño. Vale la pena.
MIGUEL ÁNGEL BERNA, coreógrafo jotero La ópera La Dolores no es conocida por el gran público, pero sí la brillante Jota de la Dolores en la escena V del Primer acto que corta el enfrentamiento entre Melchor y Dolores, programada frecuentemente como pieza suelta en Antologías y Festivales. De la coreografía de esta Jota se encarga Miguel Ángel Berna (Zaragoza), el cual comienza a bailar a la edad de ocho años, participando en festivales con Los de Aragón, El Cachirulo o Baluarte Aragonés. En 1990 funda Danza Viva, que posteriormente se llama Compañía Miguel Ángel Berna. En el Certamen de Danza Española y Flamenco en el Teatro Albéniz recibe el Premio al Bailarín Sobresaliente por Entre dos (1993) y el Primer Premio de Coreografía por La templanza (2000). Trabaja con directores de escena, cine o compositores:La Dolores en el Real con Plaza, Goya con Olmos en la Expo de Zaragoza, Iberia con Saura o Sinfonía de Aragón con Baños. Sus espectáculos se representan en España, así como en Europa, América y Oriente Medio. Imparte clases magistrales y talleres en centros de enseñanza de danza en todo el país y en el extranjero. En la actualidad prepara Crónica del alba y colabora con Carlos Rodríguez en Eterno, un homenaje a Picasso. En el Teatro de la Zarzuela ha colaborado en la producción de El baile y la boda de Luis Alonso (CLICK)de Jiménez.
Yo que soy aragonés y vengo de la Jota de pequeñito, es un gran honor participar en esta producción, con todos estos grandes artistas. Para mí es un salto pasar de los Festivales de Jota que yo hacía a estas grandes producciones. Quizás lo único que hay en común es el escenario y el amor al arte, que es por lo que yo aprendí a bailar. Aunque a veces nos pagan, creo que todos los que estamos aquí es por amor al Arte. Bretón hizo una Jota maravillosa. En el repertorio de los grupos folclóricos existe, pero el problema que tenemos con esta Jota es que ha perdido vigencia en la sociedad actual, desde luego. Hay otro gran problema que las compañías de danza han dejado de bailarla también. Yo vine a Madrid en el 1993 y prácticamente no ha pasado nada y tiene que pasar. NECESIDAD DE UN Miguel Ángel subraya que la Jota de Bretón lo que tiene es la universalidad. Yo me siento aragonés, pero cuando bailo dejo de serlo. Creo que cualquiera de los que estamos aquí, dejamos de serlo. Eso es lo que, un poquito, he buscado siempre. Este «Grandes como el mismo sol» es el «leiv motiv» de esta Jota, de esta obra maravillosa. Tengo que dar las gracias a Amelia, a todos los participantes, a mi compañera Estíbaliz(Barroso). Yo la bailé en el 2004 en el Real con 36 años y ahora me toca bailarla con 54 años. La jota es un baile muy agresivo. Durante toda mi carrera he intentado ser fiel a mi tradición, pero pienso que se tiene que actualizar. Hay una cosa muy bonita que hablamos con Amelia: el relevo generacional. Hay un coro de niños estupendo y mi intuición siempre ha estado en buscar ese relevo generacional, un puente que, quizás, puede ser el puente de estos 30 años o quizás el puente de la transición que es un poco donde nos hemos quedado.
Respecto al baile de la Jota en sí, Miguel Ángel piensa que los bailarines tienen que estar muy colocados porque la jota es muy técnica. Tiene muchos entresijos y Bretón en la Jota se lució. Creo que no hay nada parecido que se haya hecho algo parecido, y sobre todo pensando que se hizo a finales del siglo XIX, principios del XX. Vamos a poner todo nuestro corazón. Estoy agradecido a todos los bailarines y a todo el conjunto. DOY LAS GRACIAS A TODOS POR Cuando La Dolores se estrenó en Zaragoza, recuerda Miguel Ángel que al señor Bretón le hicieron una copla, hecho que muestra cómo somos los aragoneses. «La jota para ser jota tiene que ser de Aragón / y las demás son postizas aunque las haga Bretón». (risas) Lo digo con alegría y un poco con tristeza, porque esto representa el tópico y el estereotipo que es, a veces, como hemos dejado las cosas. Está bien adaptar la cosas en su tiempo, pero hay que pensar que los tiempos cambian, y realmente la danza, la música, la voz lo que tiene que hacer es interpretar los tiempos en los que estamos. Por eso La Dolores tiene ese concepto de universalidad. Allá donde esté el maestro – señala el cielo – y yo personalmente y todos los que estamos aquí le doy las gracias por haber creado esta ópera tan maravillosa. FUNCIÓN PRECIO
Título: La Dolores (Drama lírico en tres actos) Bailarines-Figurantes: Miriam Abad, David Acero, Hugo Aguilar, Enrique Arias, Estíbaliz Barroso, Miguel Ángel Berna, Cynthia Cano, Alejandra de Castro, Paloma Colmena, Elisa Díaz, Joan Fenollar, José Molina, Concepción Mora, Daniel Morillo, Esther Ruiz, Cristina San Gregorio, Pablo Viña Intérpretes:
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