La Sala Guindalera de merecida y larga tradición teatral se traslada, durante las Navidades, a la Sala Verde de los Teatros del Canal con dos espectáculos ya muy bien probados y rodeados de éxito: La Larga cena de Navidad de Thorton Wilder y Odio a Hamlet de Paul Rudnick.
Esto de que Compañías privadas suban a los escenarios del Teatro Público, comienza a ser frecuente y puede ser una solución, no para siempre, a falta de subvenciones. Los Espacios públicos dejan sus locales con un porcentaje más bajo que cualquier local privado y la Compañía va a taquilla.
No es la primera vez que Albert Boadella manifiesta su pensamiento sobre la programación de los Teatros del Canal de los que es Director artístico:
· No todo lo que se hace aquí es de mi gusto personal, pero lo que hay que tener en cuenta es el gusto de diversos tipos de ciudadanos que contribuyen con su dinero al mantenimiento de los Teatros Públicos. Esta vez la coincidencia es absoluta. El que haya programado la Guindalera en este teatro me hace mucha ilusión. Estos montajes y lo que yo voy a hacer – bromea – es lo que más ilusión me hace, porque representan la esencia del teatro: el trabajo del actor, que cuando es bueno, incluso leyendo el Boletín Oficial de Estado (BOE) puede resultar interesante. La Sala Guindalera sabe escoger los textos con gran delicadeza.
La Sala Guindalera es un espacio para 71 espectadores. Ello proporciona cercanía entre actores y espectadores, que redunda en mayor comunicación y emoción. Juan Pastor, director de estos montajes, para con esta iniciativa tiene palabras de agradecimiento y ve en ella..
· …la posibilidad de mostrar nuestro repertorio a un público más amplio. Nuestra pobreza de medios no es solamente que busquemos lo barato, sino que vamos a los esencial. Por lo tanto el aspecto económico no se traduce solamente por pobreza de medios.
Los dos espectáculos ofrecidos son de corte diferente.
· En La Larga Cena de Navidad de Thornton Wilderlo importante está en su sencillez. Se trata de una celebración de la Navidad como necesidad de vivir ese tiempo. En la búsqueda de la felicidad, estas fiestas navideñas mantienen vivo el recuerdo, las tradiciones y la unidad familiar. Son como un rito que se cumple de acuerdo con unas normas formando parte de una ceremonia y que expresa simbólicamente una necesidad individual y social de detener el paso del tiempo. La obra aborda con humor e ironía una reflexión profunda sobre la condición humana, la vida, la muerte y el paso del tiempo. Es una parábola sobre el paso del tiempo, todo ello con sentido del humor e ironía. En su trascendencia hay una simplicidad, ironía y sentido lírico maravilloso. Los sentimientos más profundos están detrás de lo cotidiano, implícitos en las cosas banales y en las observaciones más insignificantes. Es muy apropiada para estas Navidades.
Cuatro generaciones de una misma familia se van incorporando a la mesa de una larga cena de noventa años, repitiendo comentarios, chistes y canciones heredadas de cenas anteriores y cuando les llega el «momento» se despiden levantándose amablemente de la mesa en un mutis definitivo.
Thornton Wilder es un es ya un clásico dentro de la literatura y del teatro del siglo XX. su teatro manifiesta una fuerte crítica social en la Norteamérica de los años 30. Títulos conocidos son Nuestra Ciudad y La Casamentera en la que se inspiró la comedia musical Hello Dolly.
Odio a Hamlet (1991)de Paul Rudnik(Nueva York, 1957)es de un corte totalmente distinto. Paul es autor de ingenio subversivo y punzante, que escribe pata diversos medios: teatro, novela, revistas, y está considerado como uno de los grandes autores contemporáneos norteamericanos.
A Andrew ,famoso actor de series televisivas, le proponen interpretar a Hamlet en un festival teatral de verano y al mismo tiempo, ser un patético héroe con superpoderes en una nueva serie de televisión, que se espera sea un éxito. Andrew se plantea un dilema: ¿Elegir la calidad artística y sufrir penurias económicas, o enriquecerse fácilmente a costa de prestar su imagen en ridículas series televisivas?
· Se trata de una comedia galante par todos los públicos. Plantea el conflicto entre el teatro clásico y lo negativo de las largas series de televisión, en las que terminamos siendo adictos, pues nos enganchan.
· Indudablemente la Sala Verde es más amplia y hemos hecho un pequeño ajuste, como es el ganar espacio al patio de butacas, para no perder intimidad, pero en lo demás no hemos cambiado mucho. En la Guindalera se puede tocar al actor y constatar las emociones sutiles. Esto se pierde un poco, pero vamos a acercarnos lo más posible emocionalmente. En la Guindalera al final los espectadores se quedan y hay un contacto con el público, y les ofrecemos un licor de guindas para crear esa cercanía. De este modo recuperamos el antiguo teatro cuando duraba cuatro horas, y entonces el descanso era importante para comunicarse. Esto se ha perdido y es básico, y no el simplemente ir a ver el espectáculo y salir corriendo como sucede ahora – concluye Juan Pastor.
TEATRO POR HORAS
A finales del siglo XIX cuando se topó con el éxito del Género Chico, la posibilidad de una mayor explotación creó el Teatro por Horas. Se representaban, durante la tarde, cuatro obras distintas del Género Chico, recibiendo la última el apelativo de Golfa, por lo avanzado de la hora – las nueves de la noche – y porque podía ser más procaz. Ello suponía cambios de personajes en los mismos actores.
Tal costumbre se prolongó en las compañías de teatro, que tenían dos funciones, en la mayoría de los casos era el mismo título, pero no era extraño, sobre todo en gira, representaban un título a las siete de la tarde y otro distinto a las 11 de la noche. En esta doble función, en concreto, se da un valor añadido: las dos obras son totalmente diferentes.
· En la primera función los actores van muy caracterizados con un maquillaje exagerado. Para cambiarse de maquillaje hay solamente una hora, pero sobre todo hay que cambiar el «chip». Sería divertido ver las dos obras el mismo día para comprobar este cambio. Este experimento es la primera vez que hacemos, pues en la Guindalera va en días diversos.
Para Raúl Fernández este desdoblamiento supone «un reto y un desafío«. Para María Pastor «es un regalo las dos funciones, y yo las abrazo con muchísimo entusiasmo»
EXPERIENCIA CONTINUADA
En opinión de Albert Boadella este experimento no se pretende que quede en un acontecimiento puntual:
· Este nuevo proyecto con Juan Pastor no se pretende que termine aquí. Hay otras compañías que tienen cierta debilidad económica, y, obviamente, somos conscientes de que hay que hacer más en esta línea. No solamente programar los montajes de éxito, sino también aquellos de interés que no tienen medios de publicidad y este teatro puede ser una plataforma de publicidad. Además esto nos lleva a algo de lo que estoy convencido: la contaminación del público. Los que van a la Sala Roja ven otro producto en la Sala Verde, tienen curiosidad y prueban. Viceversa es más difícil.
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