La Tabernera del Puerto, con dirección de Mario Gas vuelve al Teatro de la Zarzuela para completar las funciones que en mayor de 2018 no pudo tener debido a los paros convocados por el Comité de Empresa del MECD (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte). En aquellos días se publicaba un aviso
UNA DE LAS OBRAS CUMBRES DEL GÉNERO En esta reposición parte del reparto ha variado. La dirección musical la aborda Oliver Díaz, quien califica La Tabernera del Puerto como
una de las obras cumbres del género. Por si fuera poco tiene un libreto que se mantiene absolutamente actual y vigente, lo cual no siempre ocurre tanto en la ópera como en la zarzuela. En este caso la obra habla de celos, de odio, de amor, de contrabando… Respecto a la música es una de las obras más geniales concebidas por Sorozábal. Muestra una mano maestra desde el inicio de la obra con toda esa orquestación y esos cromatismos con los que muestra ese ambiente marinero, ese oleaje, y con ese tema que cruza toda la obra y que comienza con las trompas y va a desembocar en el himno que parece un poco inspirado en La Gran puerta de Kiev de Mussorski, con ese guiño cando dice Simpson dice que va creyendo en Dios, y todos sabemos la tendencia de Sorozábal, cuando dice que va creyendo que hay Dios le pone una disonancia inocente, una séptima dominante, que viene a ser el guiño del propio compositor, con respecto a la creencia de Simpson, diciendo: «Bueno, no sé yo». Otra genialidad es la manera de mostrar el acordeón del adolescente Abel. Lo consigue con una orquestación que yo no había visto hasta este momento. Lo logra con sordina en las trompas y la madera… En fin, resulta una obra genial, maravillosamente tejido y por fin vamos a poder escucharla. TIENE CAPACIDAD PARA CON CUATRO NOTAS
Oliver destaca en Sorozábal la capacidad de evocar los ambientes musicalmente. en el caso de La del manojo de Rosas (CLICK) el ambiente madrileño y en La tabernera del puerto, desde los primeros compases uno intuye ese ambiente marinero y norteño: el «Eres alta y delgada», una canción norteña; el diálogo de Antigua y Chinchorro que evoca los chistularis y un tambor, que es una danza vasca… Tiene capacidad para con cuatro notas ponerte en situación dónde estás. Además está la unidad musical de la obra, lo cual no es siempre es fácil al alternar lo cantado y lo hablado. Hay una espina dorsal en toda la obra que es ese tema que aparece ya en el preludio y se convierte en el gran coral de acción de gracias, y va apareciendo continuamente de una u otra manera. Esto es ser muy hijo de su época. Esta unidad es maravillosa. El principio del segundo acto me parece una barbaridad de bonito y difícil de hacer. Como hay un cierto verismo musical, en la acciones no cómicas hemos tratado de ir hacia el verismo. MARIO GAS, LOS GAVILANES Mario Gas es el director de la puesta en escena y viene de dirigir el montaje anterior, Los Gavilanes que ha sido un gran éxito de público y crítica.
Estamos a punto de estrenar Tabernera y yo, personalmente, de meterme en vena dos meses y medio intensos de zarzuelas desde que empezamos a ensayar Gavilanes, lo cual me produce una gran satisfacción. Es verdad que es un estreno porque en la anterior ocasión se pudieron ver muy pocas funciones, con lo cual ha permite reflexionar sobre algunas cosas que nos quedaron pendientes. Cosas que se hicieron también en las respectivas ciudades en las que hemos ido actuando, y que en principio pasan inadvertidas al espectador. No he cambiado la puesta en escena, por supuesto. El discurso estético y el lenguaje es el mismo, pero en virtud de que una obra nunca se acaba y siempre quieres matizar cosas, y en virtud de que los repartos se modifican de alguna manera por la personalidad o el físico de los cantantes y actores hace que por un afán de perfeccionismo y por el imput de cada incorporación hemos intentado modificar cosas o mejorarlas, pero no porque no nos haya gustado de cómo haya quedado antes. UNA LEYENDA DE AMOR Y PIRATAS Este modificar habitual en otras producciones de teatro, ópera ó zarzuela, en el caso de La Tabernera, Mario precisa que
he dejado volar la historia porque creo y me gusta la historia. Es una leyenda de amor y piratas y de contrabando y la música me fascina. Así pues en lugar de extrapolar y crear un metalenguaje y meter otras historias, me ha parecido que el reto era explicar la historia de verdad como si fueran Los gavilanes del desierto de Raoul Wass o El mundo en sus manos, una película de aventuras. Me gustan y vuelvo a verlas. Me parece que detrás de las aventuras hay todo un mundo de sensaciones. Me apetecía mucho contar la historia. Además creo que Sorozábal en esta especie de medio mundo que parece hacer un homenaje a Cantabria, su país vasco, aunque la acción sucede en la imaginaria Cantabreda, es un mundo oscuro, un pueblo encerrado en sí mismo, un pueblo que tiene maledicencia, como si fura también un pueblo de Islandia en que de repente entran los extranjeros. Todo el mundo murmura, pero admira. Lo que no se perdona en ese pueblo es que sean unos pelagatos. Flirtean por la joven tabernera; Juan de Guía les da miedo; ese Simpson es un hombre apropiado por el lugar…Se va desarrollando una historia de intriga ante quién es tabernera con respecto a Juan de Guía; la historia de la droga; la historia de un pueblo que se está hundiendo a sí mismo… Me pareció una historia que había que resaltar, y con Ezio Frigerio y con la luz de colores fríos, detectan esta especie de frialdad con un sol que llega pero no calienta. Es una plaza de corte realista que da al mar, pero las ventanas son oquedades oscuras. Es intentar un lenguaje escénico acorde con lo que explica la historia. En ese aspecto yo lo he pasado muy bien, pues vas descubriendo resortes. El diálogo tiene la frescura y te va llevando con intriga para quienes no conozcan el argumento. Aunque la obra está estrenada en 1936 y luego en 1940, en toda la obra está atravesada la filosofía personal de Sorozábal, no sólo como músico, que me parece muy grande, sino como individuo que responde a una época determinada con la cosas que ocurren antes, durante y después de la guerra civil. En ese aspecto me parece un hombre muy íntegro que tiene un intento de regeneración del género, fantástico. Es una obra maestra. TODO COMPOSITOR QUE SE PRECIE En el mundo de la ópera y de la zarzuela hay una tendencia a potenciar el valor del compositor, dejando en un segundo plano al libretista. La Tabernera del Puerto tiene como libretistas a dos granes, Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw. En el caso de Sorozábal da la sensación de que se le responsabiliza a él del contenido de sus libretos. Hasta qué punto el compositor influye en la idea y contenido de la historia y en este caso Sorozábal, para Mario todo compositor que se precie, tanto en zarzuela como en ópera u otro tipo de género como es la opereta o musical americano, interviene directamente en los libretos e incluso, a veces, los rechaza o lo encarga a otro libretista. En cualquier caso siempre hay una unión entre compositor y libretista. Por lo que yo sé Sorozábal encargaba los libretos. También aceptaba sugerencias de los colaboradores directos. En este caso hay dos grandes libretistas y el libreto nace de una interacción de los dos, y sale un libreto que ha resistido bastante el paso del tiempo. En otras óperas o zarzuelas esto no existe y, a lo mejor, hay que podar más para restituir un lenguaje escénico más verosímil. Yo imaginoy supongo que Sorozábal era bastante intervencionista, sobre todo conociendo su personalidad no sólo como músico sino como persona también. Oliver Díaz abunda en esta idea, y piensa que a raíz de lo meticuloso que es en la escritura, en la idea, en su vida real, no hay ninguna duda. Como dice Mario todos los grandes compositores han trabajado codo con codo con los compositores, incluso no sólo sugiriendo sino cambiando cosas. No me cabe ninguna duda de que Sorozábal trabajó estrechamente con ellos. LA COMPAÑÍA HA REMADO COMO Mario da por supuesto las cualidades de la obra, pero a eso se añade un aspecto afectivo-emocional sentimental, al haberla estrenado, en el papel de Simpson, su padre Manuel Gas, bajo-barítono, en la versión de Madrid en 1940, en el Teatro de la Zarzuela. Advierte que tales emociones tiene que dejarlas de lado cuando uno dirige un espectáculo para un público, el cual no tiene que saber por qué saber cuáles son las emociones internas de las personas. Por un lado está lo que yo pueda sentir como es una responsabilidad antes mis lares que puedan decir «¡qué mal lo has hecho!», y por otro, que me gusta muchísimo porque he pasado de espectador a hacer papelitos pequeños en esta función. He hecho de todo y hasta haberla dirigido en algún momento. Entre la primera ocasión que la hemos dirigido aquí y las tres funciones fuera de Madrid hay una parte del reparto que, prácticamente, es la misma y otra en que cambian los coros, la orquesta, los cantantes, con lo cual te aproximas a ella con una mirada nueva y adaptas los personajes a cada uno de las cantantes y de los cantantes. En esta ocasión con los que repiten y los que se han incorporado ha sido un trabajo intensísimo, fantástico. La Compañía ha remado como si fuese una familia, todos a favor. Nos hemos ayudado los unos a los otros. Los elencos han observado los unos a los otros y he tenido un equipo de dirección fantástico: la coreógrafa Aixa Guerra, y mi ayudante Raquel Alarcón y algunos de los actores se han dedicado a establecer ensayos privados con algunos de los cantantes que lo solicitaban, sobre todo para prestar especial atención a esa parte que es el texto hablado. UN TEXTO COMO EL DE LA TABERNERA Tal iniciativa de ensayos privados surge por la necesidad de entregar, por parte de los cantantes, un texto hablado creíble. El sustantivo de la zarzuela es la música, pero está también el texto hablado. Es un teatro cantado y musicado, con lo cual, a mí, siempre me ha chirriado cuando, por esas creencias absurdas de que hablar puede fastidiar la voz para cantar, se hablaba de una manera un poco contenida y los papeles salían como salían. Un texto como el de La Tabernera que tiene muchísimas virtudes y que se sigue muy bien, valía la pena profundizar y dotar de credibilidad teatral a todos los personajes. He de decir que los dos repartos lo hacen maravillosamente bien. Todos han trabajado con una intensidad, exactitud y brillantez enorme. Estoy muy contento de esta producción en sí misma y contar con elementos como Ezio Frigerio y Riccardo Massironi en la escenografía, en el vestuario Franca Squarciapino y en la iluminación Vinicio Cheli. Llevamos muchos años trabajando juntos y es una satisfacción. También contar con ese reparto en concreto, para mí, ha sido fantástico no solamente por la capacidad de trabajo, no solamente por la dedicación y la unidad que han demostrado, sino también por la brillantez a la que están llegando en los últimos ensayos. Esperemos que siga gustando y el que estén las entradas agotadas sea el inicio de unas funciones brillantes en las que nos congratulemos todos.
FUNCIÓN PRECIO Estreno: De 50 € a 28 €
Título: La Tabernera del Puerto (Romance marinero en tres actos) Intérpretes: Director del Coro: Antonio Fauró
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