Maruja y CoraliaFandiño Ricart paseaban por su ciudad día tras día a las dos de la tarde, siempre el mismo recorrido, en la capital gallega, una ciudad cuya burguesía las castigó y ultrajó por tener unos hermanos anarquistas, condenándolas a la exclusión. “Fueron burladas, violentadas, insultadas, silenciadas; fueron rojas, fueron putas, fueron nada. Fueron hambre. Pero nadie las pudo parar. No dejaron nunca de caminar. Y nunca es nunca: es que aún están caminando”, añade la autora Esther Carrodeguas. Tras su muerte en los 80, la pareja de hermanas siguió caminando en el imaginario colectivo y, en 1994, el escultor César Lombera las inmortalizó, caminando, en la Alameda compostelana. LLEVO TIEMPO QUERIENDO HABLAR
El que haya llegado este texto a las Naves del Español se debe a un descubrimiento de Natalia Menéndez, directora artística del Teatro Español y directora del montaje que nos ocupa, que le impactó tanto por la forma como por el fondo. Está escrito en verso libre y en gallego, idioma que ya le da una musicalidad, pero al mismo tiempo tenía una melodía de percusión el mismo verso. Me percutía en el oído. Me pareció fascinante esa manera de escribir. El otro interés que le impactó fue «lo que contaba«. Llevo tiempo queriendo hablar de los daños colaterales. Es una frase que me produce salpullido cada vez que la escucho, porque es considerar a las personas dañadas por una guerra como de segunda, porque al ser civiles no cuentan. La autora me lo puso en bandeja. AL EDITARLO EN CASTELLANO El texto ha sido editado en castellano, lo cual es un punto positivo para que estas dos mujeres «sigan caminando más allá». La traducción es de la propia autora, que no dudó en un momento cuando Natalia se lo propuso. Ha conseguido que esos versos libres también suenen con esa percusión en castellano. El título original es Voaxa e Carmín (Polvo y Carmín).Dadoel estilo tan conciso de los diálogos en verso libre, no da lugar a traducirlo al castellano con la sintaxis gallega, como es habitual en los gallegos que no hablan gallego, pero curiosamente su castellano utiliza la sintaxis gallega, lo cual le da un cierto aire melódico del gallego. En este caso no da lugar a tal tipo de traducción. La autora Esther Carrodeguas precisa.
Esta obra es muy gallega en gallego y tiene un ritmo muy gallego. Yo me preguntaba a mí misma «¡Dios mío! cuando esto esté en otro idioma, en castellano, en el que la sonoridad es completamente diferente» El gallego tiene versos muy cortos y el castellano tiene versos un poquito más grandes, por las propias contracciones de la lengua. En gallego sería As duas, As duas, As duas, y en castellano son Las dos, las dos, las dos. Mi trauma era que cuando yo escuchara esto, a ver qué pasa en mi cabeza. La sorpresa ha sido que no pasó nada. Es otra cosa. Por otro lado lo importante es que sigan caminando, trotando y que este texto siga con el ritmo to to, ton, to to ton que es el ritmo del trote y el ritmo del mar. Es el ida y vuelta, la marea, la resaca, la marea, la resaca… Es un poco la propuesta y esas condiciones se mantienen. Esther F. Carrodeguasesactriz, directora, perfomer, pero sobre todo: escritora. Muestra su agradecimiento al Teatro Español y destaca su sentimiento alborozado cuando Natalia Menéndez la llamó para montar un texto que solamente estaba publicado en gallego, lo mismo que otros, ya que sólo escribe en gallego.
sentí una alegría muy grande no solamente por mí sino también por Ellas, Maruja y Coralia, porque seguirían caminando, que es un poco la idea del espectáculo. Con todas las personas que me he cruzado aquí en el Español y con las actrices Mona y Carmen mucho amor por este proyecto desde la primera lectura. Mucha entrega y me ha producido mucha satisfacción. Quienes han puesto tanta energía en un pequeñito texto publicado en gallego en 2016, hacen que caminen percutiendo mucho más y percutiendo al público que vaya a venir. Sólo deseo que este texto camine y siga rompiendo corazones. Cuando escribo dramaturgia, mi impresión es conseguir general un tipo de herida dentro de las personas, de modo que pueda cambiar algo y haya un movimiento que genere una idea. Espero que funcione. MARUJA Y CORALIA EN LA REALIDAD Quienes fueran Maruja y Coralia en la realidad, y sus daños colaterales lo esboza Esther: Maruja, Maruxa en la versión gallega pero Maruja en la vida real, y Coralia son hijas de una familia obrera, zapatero el padre y modista de Santiago la madre. Eran 8 hijos y tres de ellos eran alto cargos sindicalistas. Eran dirigentes de la CNT. Las chicas eran tres hermanas – Maruja, Coralita y Sarita – muy amigas que paseaban por Santiago, llenas de colorido, muy alegres y como eran modistas se vestían como querían. Por eso las llamaban las tres Marías. Un poco antes de la guerra Sarita murió joven y quedaron las dos llevando ese mote: las Marías. Con la llegada de la guerra fue una familia superperseguida en Compostela. No solamente llegaban a su casa preguntando por sus hermanos y familia, sino que ellas sintieron la violencia económica. Como eran modistas iban a coser a casas de diferentes personas, y todos estos encargos dejaron de suceder, tanto a su madre como a ellas. Se sintieron en una situación de «¡sálvese quien pueda!» y se salvaron como pudieron y siguieron manteniendo su dignidad de vestirse siempre con esos colores, lo cual era absurdo en un Santiago absolutamente gris de postguerra. Hacia 1945 empezaron a salir y a caminar a las dos en punto. Salía de su casa y caminaban aproximadamente hasta las 2h y 20 minutos, porque es el tiempo desde la calle del Espíritu Santo, que es desde arriba de Santiago hasta la Alameda, daban vuelta y volvían a su casa. En ese tiempo pasaban por la dos o tres tiendas que mínimamente compraban, que no compraban porque no tenían dinero. Había gente que dejaban dinero para ellas en esas tiendas, o dejaban pintalabios viejos o tal botella de Sansón – vino quinado para abrir el apetito y remediar muchos males. Hubo un desprecio muy grande por parte de la ciudad de Santiago y después, por parte de otra parte, un acogimiento muy grande, que hicieron infinito este caminar. Por una parte te dejamos tirada, pero por otro te damos este sustento. En la Alameda hay una estatua muy colorista de ellas y muy fotografiada. Cuando Esther pensó contar esta historia lo que pretendía era mostrar lo que hay bajo ese arco iris de colores que son ellas. En realidad la mayoría de las personas no sabían quiénes eran. Salían con su colores, insultaban a las chicas, se enamoraban de los estudiantes, la gente se burlaba de ellas y ellas de los estudiantes, piropeaban, se cachondeaban, tenían una relación muy diferente a la de cualquier otra persona. Esto generó el mito en Santiago de las Marías. Yo no las conocí, pero mi madre sí, decía que les tenía miedo pues te podían dar con el paraguas, insultar o cualquier cosa. Sin embargo la historia de por qué ellas llegaron a generar este mito quedó oscurecida. Había una estatua de colores solamente y un conocimiento de la historia poco real. Por eso decidí contar esta historia. Contar de dónde viene todo este peso de estos personajes. LA LOCURA PROVOCADA POR UNA GUERRA
En una mirada superficial el perfil de Maruja y Coralia se adecua a esa serie de personas estrambóticas que hay en las ciudades, que se tachan de «locas», sin adivinar la tragedia que se esconde tras esa fachada. Natalia precisa que no gusta del apelativo «locas» porque esa locura, si es que se puede llamar así, ha sido provocada por una guerra, por una burguesía que les ha vejado, que les ha insultado, que les ha oprimido y les ha negado la posibilidad de crecer como costureras y de ser lo que eran. No es que estén «loquitas», no, sino por daños colaterales. Por eso Esther ofrece otra mirada que es lo que me interesó. Esto pasó por algo. Este es el resultado, y si puede ser les devuelve la dignidad a estas dos mujeres explicando por qué son así y porqué fueron así de maltratadas. El que estas dos mujeres sigan día tras día ese caminar, Natalia ve la motivación en la esperanza. Esperan que cada día el trato cambiara. Que pudiera cambiar su calidad de vida. La esperanza estuvo en ellas y las ganas de vivir. Esas dos ideas les hacen seguir. Creo que nunca se han dejado doblegar por el gris – añade Esther. Consiguieron seguir vistiendo de color y hacer las cosas que nadie hacía. Nunca se bajaron al gris, y si decides que nunca te vas a vestir de gris, que no vas a hacer luto, desde ahí, aunque sean 15 minutos al día, lo consiguieron. Esa es su victoria es que aún siguen caminando: tienen el paseo, tienen la estatua. Siguen, siguen. Es la persistencia de decir «¡No! Aunque sean 15 minutos, lo haré. Aunque no se puedan vestir con estos colores, lo haré. Me pongo cualquier máscara, pero desde algún sitio podré empezar mi camino». Toda esta reflexión, precisa Esther, en la obra no queda claro si de ello son conscientes estas dos mujeres. Lo que sí queda claro son las heridas que es de donde viene todo eso. También los deseos, como es la fascinación por los hombres. Les escribirían 50 cartas de amor y se enamoran cada dos minutos – añade Natalia. Esos 20 minutos se convierten en un día entero para ellas, porque lo viven y lo ven todo como es la fealdad, la belleza…, lo disfrutan todo. Esos paseos son la vida. UNA HISTORIA MÁS ALLÁ DE LO LOCAL Esther advierte que esta obra gallega parece local, y al principio cuando la se montó en Galicia, decían: «Esto sólo interesa en Santiago». Yo luché siempre contra esta idea, porque en el texto hay pocas cosas demasiado concretas. Me parece que es una historia universal sobre violencia económica, sobre violencia social, sobre violencia institucional. Es un obra sobre la libertad y el miedo a la libertad. No habla de la guerra civil española, sino de comportamientos humanos que suceden aquí y en cualquier otro sitio. Por desgracia cuando la ven en otros sitios te dicen:» También en mi pueblo había unas así». No es local, ya que por una herida profunda se desarrollan estos mecanismos de máscara que te ayudan a sobrevivir.
ELISA SANZ, escenógrafa Maruja y Coralia ocupan su tiempo en caminar y caminar por las calles de Santiago. Llevarlo eso al escenario era lo difícil para Natalia en el momento de la puesta en escena. Ese caminar no sólo está realizado por estas dos pedazos de artistas sino por talentos: Elisa Sanz en la escenografía y MónicaRunde con quien he compartido muchos años y con Elisa algún espacio. Además Elisa ha sabido marcar con el vestuario la singularidad de cada una de ellas. Son dos hermanas y como buenas hermanas son muy diferentes. Elisa aclara que desde el principio han partido de ese caminar y con el vestuario mostrar la verdad de esas dos hermanas.
El espacio está pensado desde las calles de Santiago, desde ese suelo gris, desde esa lluvia, desde esos suelos mojados y hacer tanto que ellas paseen como que el espectador siente ese paso, ese no movimiento como movimiento. Ha sido una propuesta complicada, pero con Mónica en el movimiento, Natalia en la dirección, Juanjo en la iluminación, Ana en el sonido y Álvaro en la videoescena, hemos conseguido esos paseos. Hacer en un espacio muy simple, un paseo por todo Santiago. MÓNICA RUNDE, coreógrafa Mónica Runde ha hecho que la percusión de los pasos existan físicamente, precisa Natalia.
Para mí era muy importante una fisicidad muy concreta, le dije a Mónica, y al mismo tiempo que cada una de ellas respire diferente. Lo ha conseguido Cuando leí el texto – recuerda Mónica– , lo primero que me vino a la mente es que las actrices no podía parar de caminar en ningún momento. Era como un paseo eterno, aunque se sentaran un momento en un banco. Para mí el movimiento era un eterno paseo, un paseo continuo que nunca acaba. Ese ha sido el reto. He intentado utilizar no solamente la fisicidad de ellas, sino que la escenografía sea móvil, con lo cual hay momentos en que parece que no pasean, pero pasean porque se están desplazando en el espacio. Ha sido un proceso complicado, porque entraban en el tempo del caminar y eso ha sido una dificultad con el texto, porque había momentos en que lo físico podía con el ritmo y el tempo del texto. ÁLVARO DE LUNA, videoescena Álvaro Luna diseña la video escena de los tres cuadros. Dos suceden en los años 50 y el último en los años 80.
Encargué Álvaro que nos introdujera en cada uno de ellos, en el miedo y en el deseo que es algo que está muy presente en esta obra. Lo primero que quiero decir – declara Álvaro – que es una obra hecha por mujeres. Cada vez hay más obras así, es algo normal y Juanjo Llorens(iluminación) y yo estamos aquí para acompañarlas. Es un placer. Cuando me llegó el texto dije a Natalia«¿Cómo vamos a hacer esto?», no entendía nada, pero en la primera lectura me vino todo mucho más fácil. Me di cuenta de que era un trabajo de superactrices y de dirección. Lo que teníamos que hacer era una transfusión de la poesía del texto al espacio de una manera visual. Nos hemos centrado en esto y en mostrar esos miedos y esos deseos, pero de una manera no evidente, aunque sí latente. ANA VILLA Y JUANJO VALMORISCO, musica JUANJO LLORENS, luz Otro elemento fundamental es la música de Ana Villa, que se complementa con la creación del espacio sonoro por ella misma y Juanjo Valmorisco. Con ellos creamos en qué parte de la ciudad estamos o en qué momento del día o de la noche, ya que ayuda a conducirnos a esas emociones. Hablando de emociones tenemos a uno de los grandes que es Juanjo Llorens.
Cuando arrancamos el proyecto y lees el texto, pues ves que es un texto muy duro para mí. De hecho las primeras imágenes que estuve con Natalia, Natalia me decía: «Lo veo muy de ópera. Demasiado serio». A mí me daba esa imagen. Cando vi el primer ensayo cambié absolutamente mi percepción de la realidad que están contando, me vine abajo y de repente encontré el punto de comedia agridulce y de actrices que tenía la obra. Entonces la iluminación de esta obra es muy de contrastes: claroscuros, pero siempre sin perder la cara de la actriz, porque la cara cuenta mucho de lo que es la historia. Evidentemente acompañado mutuamente con el vestuario, ya que nos entendemos muy bien. Trabajos siempre juntos: Elisa, Álvaro, Natalia. Ha sido un viaje muy bonito, lástima no haber tenido más tiempo para poder seguir experimentando, pero también uno va con una fijación de hacer una cosa, que luego, gracias a la ayuda de los compañeros, vas creciendo con ella. Es imposible no sentirte espejo de lo que ellos te están transmitiendo en escena. Si lo recibes, tienes que dar lo que te están contando, no lo que tú te hayas inventado en tu cabeza. En este caso esas sensaciones son muy fuertes y creo que con la luz es lo que hemos intentado plasmar.
Natalia recuerda a todas las ayudantías de los distintos sectores, incluyendo una residente, y destaca de modo especial a Pilar Valenciano como ayudante de dirección. Con ella siempre me enhebro y caminamos juntas de una manera colosal. Hace un esfuerzo titánico en esta producción. Gracias a todos y a todas del equipo técnico de producción.
_____________________ ESTHER F. CARRODEGUAS, actriz, directora, performer, escritora Actriz, directora, perfomer, pero sobre todo: escritora. Rianxeira de pura cepa, asienta su currículo vital entre las letras, el audiovisual y el teatro. También su estilo cabalga sobre el espacio liminal que separa los géneros. Graduada en Dirección y Dramaturgia por la ESAD de Galicia y Licenciada en Periodismo entre Santiago de Compostela y Turín, sus proyectos teatrales beben mucho de su faceta periodística. Directora durante años de la histórica compañía gallega Teatro Airiños, tras llevar el Premio Abrente para textos teatrales en 2015 decide dar vida a la plataforma profesional ButacaZero junto a Xavier Castiñeira, quien suele asumir la dirección de los proyectos comunes. Miembro del consejo de redacción de la Revista Galga de Teatro y organizadora junto a Santiago Cortegoso del Torneo Galego de Dramaturxia, en la actualidad compagina su faceta como empresaria en ButacaZero con la de ser dramaturga, directora teatral, docente o guionista de cine. FUNCIÓN PRECIO martes y viernes, si hay aforo disponible:
Título: Las dos en punto
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