Le nozze di Fígaro. Crítica.

FOTO: JAVIER DEL REAL

Un aliciente musical, también por declaraciones de López Cobos, es que ha podido matizar la partitura de Mozart al tener delante el manuscrito de la obra, que recientemente se ha publicado en facsímil. Son matices musicales que difícilmente llegann al público.  

Se puede resumir en pocas palabras, habría que decir que asistimos a una Le nozze de gran elegancia, visual y sonora, y magistralmente movida, hasta el punto de que nos olvidamos que son cantantes los intérpretes y si se me apura mucho, que cantan. En toda ópera es inevitable cierto estaticismo en algunos momentos y el canto cobra protagonismo. Aquí no. Emilio Sagi nos plantea una historia llena de vida y todo el enredo y lío argumental que se crea entre unos y otros es una sinfonía de movimientos bien ritmada y dosificada. A esta iniciativa responden los actores con gran maestría.

La obra transcurre en diversos espacios, que se resuelven eficazmente y sin tiempos muertos.  A destacar los bellos escenarios de Daniel Bianco y la iluminación de Eduardo Bravo. Es de gran efecto y belleza el telón de boca imitando los antiguos telones cortinajes pintados. Pero el tal telón va más allá. Cuando la acción lo requiere se transforma en un transparente por la combinación de luces, permitiendo que   la acción continúe o bien adentrándonos poéticamente en la historia de Le Nozze.

FOTO: JAVIER DEL REAL

La función a la que asistí fue con el segundo reparto. Cinzia Forte (italiana) compone una Susana de gran viveza, astuta y desgranando humor. Es soprano de voz limpia, melodiosa y segura. Y la habíamos visto en Idomeneo en el Real y con este nuevo papel nos habla de su versatilidad como soprano y como actriz. Eva Mei (italiana), como la Condesa de Alamavia, muestra la línea melancólica de su personaje y su voz es vibrante y emotiva en el lamento. Cherubino (georgiana), de siempre, es la pequeña golosina de la obra que, en este montaje, interpreta Ketevan Kemoklidze. Es mezzosoprano con una tesitura amplia, que en este caso no se ve obligada a notas excesivamente profundas, lo cual da al personaje una mayor credibilidad. Su juventud proporciona al personaje toda la picardía y modo de actuar alocado que le corresponde. 

En Le nozze di Figaro, llama más la atención el grupo mujeres que el de hombres, en lo que son los protagonistas. También son más y, prácticamente, una u otra están presentes. Ello hace, también, que sus voces terminen por ser protagonistas. Entre los personajes masculinos sobresale el Conde de Almaviva, en esta ocasión interpretado por el polaco Marius Kwiecien. Un barítono con buena modulación, que nos brindó un  aria, que no dejó indiferente al público y explotó en un sincero aplauso. Figaro, interpretado por el barítono italiano Fabio Maria Capitanucci, es un personaje que queda más en segundo plano en toda la comedia. Fabio, de voz segura, transmite la ambivalencia en la que se mueve el personaje: avispado, pero superado por la inteligencia y la vivacidad de Susana