Los Bufos Madrileños, denominados más tarde Bufos Arderius, fueron contemporáneos de la revolución de 1868, y su credo o filosofía se refleja en este puñadito de versos: “Distraer la imaginación LOS BUFOS, LÍRICOS ELLOS,
Estos bufos están liados con la lírica, y puede sorprender que sea la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) sea quien los suba al escenario. Cubriéndose las espaldas Lluis Homar, director artístico de la CNTC, acude a los estatutos del proyecto artístico que presentaron con motivo de su nombramiento. : «Explorar la tradición del Teatro Musical Clásico, poniendo en valor grandes tesoros artísticos de este género que empieza su eclosión en el siglo XVII y que culminará con las grandes experiencias vinculadas a las revoluciones burguesas del XIX». Según esta premisa Lluis Homar considera que este espectáculo de los Bufos encaja a la perfección. Este Teatro Musical comienza con la zarzuela del siglo XVII y su evolución. Luego el género chico, el cuplé, y la zarzuela del siglo XX. Todo ello encaja en eso de las revoluciones burguesas del siglo XIX. Les teníamos ganas. Buscando, buscando hicimos la propuesta de entrar en ese fenómeno tan poco conocido como fue Los bufos madrileños durante unos quince años, con una resonancia popular muy potente. Nos parecía, desde una institución pública, muy importante hacer esa memoria histórica. De ahí que no sea solamente la programación del espectáculo, sin que también tenemos una exposición sintética y maravillosa. Hicimos también con Antonio Castro, Enrique Mejías y Rafa Castejón, moderado por Xavier Albertí una charla estupenda en la Sala Tirso, para irlos conociendo. Tales encuentros tienen su razón de ser con la Fiesta de la Navidad, por su carácter cómico y lúdico. Lo que priva es la parte hilarante. En la Sala Tirso está La vida es juego, que es más de teatro familiar, menos gamberro que los Bufos y menos irreverente. Virtudes de esta propuesta son muchísimas por el trabajo que ha supuesto y porque dentro del trabajo hay una parte más pedagógica al situar a los espectadores dentro del marco donde se produce y le va muy bien a la pieza. Después entramos en la zarzuela Los órganos de Móstoles en una mirada absolutamente fascinante, porque el equipo que han concertado posee grandísimos profesionales a todos los niveles. La parte hilarante es una invitación para que el público lo pase en grande. Los Bufos contaban con orquesta, pero en esta ocasión la parte musical corre a cargo de dos pianos que suenan alternativamente, incidiendo en la parte esencial. LLuis subraya el trabajo enorme que supone este espectáculo, aunque aparentemente no lo parezca por su imagen ligera, divertida, irreverente y gamberra. RAFA CASTEJÓN, actor lírico y de prosa.
Rafa Castejón procede de una familia de un largo recorrido lírico. Su padre Rafael Castejón nació en Barcelona en una familia lírica. Casado con Pepa Rosado se desenvolvieron con soltura en la zarzuela, la revista y la opereta. Al cumplir años lo alternaron con la comedia y el sainete. Todos sus vástagos siguieron su mismo camino lírico, pero con un abanico más amplio. Rafa, el hijo menor, posee un amplio curriculum como actor lírico, teatro de prosa, cine y televisión. Ahora acude al escenario también como director y versionador de Los Bufos Madrileños. Esto empezó a gestarse en el 2021. Estábamos ensayando El príncipe constante (CLICK), que dirigía Xaviel Alberti y protagonizaba Lluis Homar, y en plena Filomena, que destrozó tantas cosechas, se planto esta semilla que presentamos ahora. Meses después de aquella primera charla, Xavier y Lluis me pusieron encima de la mesa la historia de Arderius, que yo, aún viniendo de una familia vinculada al género lírico desde el siglo XIX, no conocía. Claro que conocía Los sobrinos del Capitán Grant (CLICK), Chorizos y Polacos,zarzuelasque escribieron para Arderius, pero no sabía que habían escrito para él y nada sabía de él. Es verdad que fueron unos años efímeros, desde 1866 hasta 1881, en el que Arderius se retira. Xavier y Lluis sabían que yo iba a picar como un pez cuando se le pone la «mosca» en el anzuelo, pues se juntaban Teatro de la Comedia, el verso, zarzuela, el género lírico, y piqué. DE LA MODESTIA A LA ECLOSIÓN Picado el anzuelo, Rafa se dedicó a recopilar los textos de esos años y las partituras. Después arremetió con el proceso de creación de este espectáculo, que fue variando. Se comenzó para representarlo en la Sala Tirso de Molina ( la Sala pequeña) y luego terminó en la Sala Principal, ya que lo fue pidiendo el mismo proceso de trabajo. La investigación viajó por la Biblioteca Nacional y Bibliotecas Americanas – tienen mucho de nuestro teatro del s. XIX, digitalizado -; Mari Luz González Peña, directora de la SGAE, que abrió el archivo de las partituras existentes…
Al final recopilé todo el material, del cual el más difícil fue el recuperar las partituras, porque muchas se han perdido. No hay grabaciones salvo alguna en el 2000 deEl joven Telémaco, en You Tube, … No tenemos tradiciones. No somos los franceses o alemanes que conocen todo Wagner y está todo grabado en sonido y video. Ese trabajo fue más complicado. Yo necesitaba que la gente que viniera verlo, explicarle qué fue este fenómeno. El espectáculo me salió en dos partes: un prólogo de unos 15 minutos donde quería hacer un homenaje a este teatro y que fuera la Compañía la que contar la historia de Arderius y sus bufos, y luego una obra en la que apareciera todo lo que significó aquel teatro con sus virtudes y sus defectos. La elección recayó sobre Los órganos de Móstoles, servía de ejemplo del estilo de obras bufas y al mismo tiempo cumplía los requisitos del formato elegido: no se iba a tenar orquesta y la partitura sería una reducción a piano; no más de 8 actores … Me encontré conLos órganos de Móstoles, libreto de Luis Mariano de Larra y música de José Rogel, con la que abrieron temporada ya en el teatro del Ciro, después de la primera temporada en 1866 el Teatro de Variedades de la calle de La Magdalena, que inauguraron temporada conEl Joven Telémacoque fue un exitazo y en la temporada de septiembre a mayo estrenaron más de 23 espectáculos y repusieron títulos que se hicieron en el Teatro de la Zarzuela. En esa temporada hicieron más 40 espectáculos con éxito de taquilla, que llevó a cambiar la programación en los demás Teatros de Madrid. Debido a ese éxito pasaron al Teatro del Circo que tenía unas 2.000 localidades. Volver ahora a este título se debió a que encajaba ahora por el sentido del humor, recuperábamos al prolífico Luis Mariano de Larra – siempre a la sombra del padre Mariano José de Larra – conocido por nosotros porEl barberillo de LavapiésyChorizos y Polacos,pero verlo en este género y con esta versificación, tan rica y con esa polimetría, y sobre todo con ese sentido del humor en esa versificación tan buena con ovillejos, seguidillas compuestas, romancillos…, o sea métrica que yo en estos 11 años que llevo en la CNTC, no había hecho; recuperamos a José Rogel que fue su director musical durante casi toda la fiebre bufa. Se juntaba todo lo que queríamos contar y que se entendiera un poco aquel teatro. A medida que avanzaba la investigación aparecían números musicales muy apetitosos, y así en el Prólogo se introdujo una Tarantela de Barbieri de su bufo Robinson, como transición; una petenera de José Rogel; el himno Abajo los Borbones de Arrieta, que compuso para celebrar la Gloriosa Revolución de 1868. Eso daba pie para escribir el Prólogo, y esa escritura fue demandando los números musicales. EL GRITO DE LIBERTAD DE LAS MUJERES Aparte del juego cómico de Los órganos de Móstoles, Rafa le encuentra asuntos de actualidad. Por ejemplo el que los hijos se van muy tarde de casa. Es un padre viudo que tiene tres hijas de caracteres peculiares a las que ya se les está pasando el arroz. Urge que se vayan de casa, pero por «nefas o por fas» no logra casarlas. Estamos en 1866 y la salida de la mujer era casarse, y poco más. El padre pone un anuncio en el periódico buscando pretendientes. Se presentan tres con caracteres «sui generis». Aquí viene el lío, pero también está ese grito de libertad de las mujeres, que dicen «Nosotras queremos decidir cómo, con quién y cuándo nos casamos», por cual tuvo problemas con la censura. El Gobernador la quiso secuestrar y se tuvieron que cambiar algunos chistes y algunas situaciones, ya que el género tenía un toque erótico, los que se llamó «la parte psicalíptica», con las «suripantas» que empiezan a ensañar más la patita. Las suripantas son las abuelas de las vicetiples en la Revista. Arderius inventó la bota verde y la bota carmesí, que son los colores que llevaban las suripantas y empezaban a enseñar el tobillo o un hombro. Aquello tuvo muy mala prensa en la época. Se introducen más elementos del pueblo, de ahí su popularidad que también lo tendrá el género chico. En el libreto ha habido que adaptar bastante, porque tiene números musicales con coro femenino, coro masculino, hay más personajes en el original. Se ha cortado y arreglado algunos versos. La temática se ha mantenido. ANTONIO COMAS, cantante lírico, actor, director musical, arreglista El trabajo de Antonio Comas como director musical ha sido tremendo, pues el manuscrito de Los órganos de Móstoles, Rafa lo compara a la Piedra de Rosetta– fragmento de una estela egipcia con escritura jeroglífica, escritura demótica, y en griego antiguo que narran el mismo decreto ley –, ya que era muy difícil de descifrar. Como no estábamos en el Teatro de la Zarzuela y lo íbamos a hacer con piano, Antonio hizo toda la reducción a piano. También me propuso incluirLa Bella Duanade José Juárez, donde el personaje que yo interpreto que es una parodia de Don Juan Tenorio, hace unas seguidillas compuestas hablando sobre la mujer… Aunque es una obrita de una hora y cinco no es fácil pues hay que bailarlo, cantarlo… Es un género que tiene su idiosincrasia.
Antonio Comas es un todo terreno en esto de la artes escénicas y en especial en el mundo de la lírica vocal y musical. Primero fue desentrañar esta partitura. Hice una primera reducción de cuerdas y luego a piano, que es lo que nos interesaba: tener una música escénica, dependiente de lo que ocurre en escena y no tener ese protagonismo. La hemos reducido a los 8 personajes y hemos asumido algunas cosas del Coro. La idea era que la música estuviera en un segundo plano. La partitura está en la línea de las zarzuelas. Son músicos muy dotados, muy prácticos, conocen muy bien el medio. Es una música muy escénica y una partitura grande, pero está hecho con una inmediatez. Es una música muy fresca, buscando esa melodía que se te queda al salir del teatro… En general las partituras tienen una calidad que contrasta con un texto más banal y alocado. Uno de los ejemplos es Robinson de Barbieri, una obra larga en tres actos, representada con motivo del Madrid Capital Europa de la Cultura en 1992. Para quien conoce el género bufo, experimenta un cierto «shock» al sentir el arranque de una partitura en toda regla y la bufonada argumental. Para Rafa ahora resultaría a nivel argumental políticamente incorrecta. La segunda labor de Antonio ha sido dirigir musicalmente. Ha consistido en poner en orden la partitura con los maravillosos cantantes y actores que tenemos. Ha sido un placer NURIA CASTEJÓN, bailarina y coreógrafa Nuria Castejón, habitual en el Teatro de la Zarzuela como coreógrafa, piensa que era necesario ese rescate del olvido de Arderius.
Le debemos muchísimo todo lo que hizo. Los bufos es predecesor del género chico y la zarzuela. Era muy injusto que estuviera en el olvido. Cuando leí el libro Un siglo de Zarzuela de José Luis Temes, lo nombra, pero, para mí, poco comparado con lo que hizo. Fue muy significativo en esa época. Fueron unos 15 años, pero aquello fue una bomba para lo que era la cultura en este país. Revolucionó al público. Rafa decía que no conocía el género bufo, y yo me pregunto si Papá (Rafael Castejón) lo conocería, pero no nos dijo nada, porque a mi hermano le llamaba «Bufo», desde que era pequeño. Cuando me lo ofrecieron me quedé pasmada: «¡Madre mía! qué pena que no esté mi padre vivo para oír esto». Nuria concluye con su agradecimiento a esta programación. Como no lo hicieron otros teatros, gracias al Teatro de la Comedia por programarlo. UN HOMENAJE A LAS PERSONAS Nuria confiesa que ha puesto mucho cariño en este espectáculo porque lo considera un homenaje a todas esas personas que están en el olvido y al actor-cantante como dicen que era Arterius: hablaba mejor que cantaba, pero era de esos cantantes como eran nuestros padres – Rafael Castejón y Pepa Rosado –, como son mis hermanos que, creo, ahora se está perdiendo, en la zarzuela, un poco esa figura y me preocupa. No es un cantante que habla, sino un actor que canta, aunque no tiene que cantar como un cantante lírico que se ha dedicado toda la vida a la lírica. En esto es también un poquito de reivindicación y de homenaje a ese actor-cantante. También he puesto mucho cariño al trabajar con mi hermano Rafa. Estoy muy acostumbrada a trabajar con directores de todo tipo, pero aquí es como volver a jugar juntos. Siempre hemos jugado a hacer funciones de teatro de zarzuela desde que éramos pequeños. De repente ahora poder hacer esto codo a codo con un sentido del humor idéntico, pues nos hacen gracias las mismas cosas, entonces nos entendemos muy bien. COREOGRÁFICAMENTE, UN ESTILO ECLÉCTICO En los números musicales coreografiados por Nuria, ha privado el ser muy libres. No hay una técnica, no hay un estilo definido. Es un estilo ecléctico que tenían los bufos. Lo mismo tenemos un can-can que un charlestón. El equipo artístico es fantástico. No me he podido reír más en estos ensayos. Son todos unos grandes cómicos. Aquí al ser números muy frescos y muy corales, tercetos, cuartetos…le hemos dado un tratamiento de musical, de revista. Hacen de todo, bailan cantan y casi, casi hacen el pino.
BORRAR LOS BUFOS EN LA
En la posteridad los Bufos han sido olvidados de un modo consciente, parece ser. Fueron tan potentes y que arrasó con todo, que era como darse de menos y entonces «mejor lo borramos». Con la evolución del género, se saltaron los bufos, como si no hubieran existido, cuando los más importantes compositores y dramaturgos escribieron y sirviendo al fenómeno. Querrían borrar esa página lírica, ante el deseo de crear una Ópera Nacional a través de la zarzuela. Rafa Castejón, artífice de este espectáculo, tras esta experiencia escénica conoce bien la evolución de los bufos, cuando estos desaparecieron. La Zarzuela romántica empieza en el 1849, 50, 51 y los especialistas es que la primera es Jugar con Fuego(CLICK) de Barbieri y Ventura de la Vega, nacida en su intento de ir hacia la Ópera española. Luego estos compositores Barbieri, Gaztambide, Outrich, Arrieta…se pasan a los Bufos, y Arrieta escribió mucho para los Bufos. Puede ser que fuera por la economía o por lo que sea, pero hicieron grandes composiciones en ese género, y ahora están completamente olvidadas. Antonio Comas añade Con los Bufos había ese espacio de libertad que esos compositores ansiaban. Se descubre la «escena abierta» y cualquier cosa es posible meterlo dentro. Tengo la sensación de que si estas obras de los bufos se hubieran continuado, habrían incorporado la música de su tiempo. Especialistas creen que los bufos no ser liquidaron sino que se transformaron en el género chico y sus secuelas como el Cuplé, la Canción ligera y la Revista. Arderius importa este género de la ópera bufa de Offenbach y lo adapta a lo español e introduciendo los ritmos de moda, así como lo hará la Revista con argumentos que pasan en una isla desierta o en Palacio.
FUNCIÓN
Título: Los bufos madrileños (a partir de la figura de Francisco Arderius)
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