La Scalogna, una posada en una isla al pie de la montaña. En ella pernoctan una compañía de cómicos, liderados por La Condesa Ilse. Vienen a interpretar una de sus obras para la celebración de una boda. En la posada topan con un grupo de inadaptados dirigidos por Cotrone, el mago, quien les sugiere que no actúen ante los gigantes porque no apreciarán su arte. La Compañía no hace caso y se dispone a seguir con su intento. Se vaticinan funestos presagios.
Los Gigantes de la montaña (1920) del Luigi Pirandello (1867 – 1936) se publicó periódicamente por actos: el primero, en la revista literaria La Nuova Antología; el segundo, en Quadrivium. Es un texto inacabado, pues falta el último acto que no consiguió llevar a cabo. Sólo tenemos unas notas de su hijo, que redactó tras las conversaciones con su padre y forman el tercer acto. Se trata de un texto que separa la fábula de la realidad. Fallecido en 1936, el estreno mundial se produjo el 5 de junio de 1937, en el Maggio Musicale Fiorentino, y no sería hasta 1947 que en Italia la repondría el Piccolo Teatro di Milano. Le seguirían Uruguay (1957), Alemania (1959), Bruselas (1961), Londres (1993). En España se estrenó en 1977, en el Teatro María Guerrero (CLICK) de Madrid, en versión de Enrique Llovet, dirigido por Miguel Narros e interpretado por María Cuadra (Ilse), Ramiro Oliveros (Cotrone), Aurora Redondo, Amparo Soto, Pep Munné, Francisco Merino y Paco Guijar. Después de ese montaje no se ha vuelto a reponer en Madrid. CÉSAR BARLÓ, director César Barló dirige Los gigantes de la montaña a partir de una dramaturgia que firma como «colectiva». Según César, desde las primeras conversaciones con Juan Carlos Pérez de la Fuente – director artístico del Teatro Fernán Gómez -, habría que contar con el vestíbulo del Teatro y con el público en derredor. El espectáculo comenzaría en el vestíbulo del Teatro con la Compañía de la Condesa con la pretensión de representar su última obra y Cotrone les invita a su casa que está llena de magia y de sueños, donde los deseos de cada uno y los más inconfesables y escondidos en la conciencia pueden aflorar. Esa casa la descubriremos dentro de las estancias del Teatro. El público nos acompañará desde el exterior de la casa, la Scalogna, hasta el interior donde se desarrolla la segunda parte. El último acto será la sorpresa final. Con respecto al último acto, la compañía lo ha construido a partir de las notas del hijo de Pirandello. La obra es un gran legado de Pirandello haciéndonos reflexionar sobre los sueños, las expectativas y la condición de vida que llevamos en el mundo contemporáneo. El texto es de 1936 y se estrenó en 1937, pero casi 100 años después es tan vigente como cuando la escribió. La reflexión que nos traslada es ¿qué vida queremos tener? ¿Tenemos la vida que deseamos? ¿Podemos luchar por esos deseos? Esto es lo que queremos trasladar al público. El encuentro entre el mago Cotrone y la Compañía recién llegada crea un conflicto, pues hay que decidir: actuar en el “mundo” del que vienen o quedarse en este lugar ideal, donde parece que todo puede hacerse realidad. La compañía de cómicos (y, sobre todo, La Condesa, Ilse) no se dejan convencer por Cotrone para no ir a representar ante Los gigantes. Ella necesita representar el texto que su enamorado poeta escribió ante “la gente”. Cotrone le avisa de que los habitantes de la montaña, resultado de la vida que llevan bajo el régimen de los gigantes, no son permeables a propuestas artísticas de riesgo como la que propone la compañía… que es mejor que lo hagan en aquella casa a la que han llegado. Allí, se puede hacer lo que uno desee y no exponerse a la crítica y al no entendimiento del mundanal ruido. Pero ella insiste. Al final deciden representar ante el mundo de los gigantes, y experimentan cómo el mundo de lo material y lo prosaico ya no se comunica con el mundo del arte. Su propuesta se ve desahuciada por el público asistente. He aquí la pregunta que formula desde Los gigantes de la montaña: ¿Cómo podemos resistir el ímpetu de un sistema que cercena los sueños y nos impone roles establecidos? ¿Podemos crear un espacio en nuestra vida donde nuestros anhelos puedan ser perseguidos y puedan hacerse realidad? César Barló interpreta que Pirandello nos da una perspectiva social sobre el arte y, por extensión, con cualquier actividad de nuestra vida. ¿Qué el riesgo? ¿Qué lugar queremos ocupar en nuestra vida? He ahí la magia de este texto. Y esta es la base de nuestra propuesta para el público del siglo XXI. Los gigantes de la montaña es un canto a la vida y a los sueños. Los Gigantes siguen morando en lo alto de la montaña y deciden el camino que debemos transitar los mortales. Y nosotros, los mortales, finalmente aceptamos su directiva para que nuestra vida transcurra por los cauces que ellos crean, lejos de la ilusión, la imaginación, el riesgo. Estos Gigantes han conseguido que, mientras nos conformamos con ser, no nos preguntemos qué deseamos ser. Pirandello nos reta a descubrir estos lugares en nuestro interior y en el teatro para definir los rasgos que definen nuestra comunidad. En nuestro siglo XXI, hoy, esta idea de teatro es más necesaria que nunca.
FUNCIÓN PRECIO Título: Los gigantes de la montaña
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Los gigantes de la montaña. Pirandello. Almaviva.TFG
