Los que hablan es una colaboración entre el Teatro del Barrio y el Teatro de la Abadía. Su autor Pablo Rosal es desconocido para las tablas, aunque no para las letras.
UN CREADOR DE PALABRAS Todo comenzó hace unos años cuando Carlos Aladro, director artístico del Teatro de la Abadía, conoció a Pablo Rosal y también Ana Belén, productora artística del Teatro del Barrio, lo conoció y a partir de ahí nos tropezamos con Luis Bermejo y luego con Malena Alterio – declara Carlos Aladro – y se fueron trenzando las complicidades necesarias para que todos tomáramos una decisión absurda como es estrenar una obra de teatro, prácticamente de la nada, y además que trata de la «nada». Pablo es poeta, novelista, profesor, escribe y es otro apasionado del teatro y del teatro elemental: el de los actores, el de la palabra y el espectador. Eso conectaba mucho con la sensibilidad de Ana Belén que trabaja en el Teatro del Barrio y con el trabajo que ha hecho y sigue haciendo la Abadía de poner en escena la palabra. Estamos hablando de un creador de palabras. Un autor que sabe lo que está haciendo con las palabras y les da una conformación poética muy elevada, muy ambiciosa. Eso es lo que me atrajo y nos movió a buscar unos intérpretes y los encontramos. Unos intérpretes que estuvieran también en ese acto de generosidad de prestar sus cuerpos, su imaginación y su emoción al desafío de poner en escena unas palabras nuevas. Eso es un acontecimiento extraño. Luego vino la Pandemia y hubo que posponerlo.
Por su parte Ana Belén precisa que el proyecto entra dentro del concepto de la «capacidad de crear«. A partir de la lectura ÉMNa descubrió un universo muy emocionante ya que se generó un enamoramiento por una palabra y un pensamiento reflexivo a la vez que sencillo y poético sobre lo cotidiano, lo cual nos resultó interesante para el Teatro del Barrio, ya que usamos sin pensar el por qué y el para qué como es la palabra, que es la comunicación y la conexión. Para el Teatro del Barrio es muy emocionante imaginar un proyecto y que suceda en esta casa (T. de la Abadía) y con estas complicidades (los actores) que son un absoluto regalo, desde que Alberto San Juan (actor) (CLICK) leyó este texto en un coche y se dejó enamorar. Luego liamos a Malena Alterio. Ana destaca el ser un proyecto que aglutina a una serie de creadores: Valentín Álvarez nos ha cerrado la plástica del espectáculo con la iluminación; Almudena Bautista que compone la escenografía y el vestuario, y a un equipo de gente del Teatro del Barrio en la parte de comunicación y al equipo del Teatro de la Abadía que nos ha acogido con alegría y mucha generosidad. Todos hacen honor a de lo que queremos hablar. PABLO ROSAL, texto y dirección
Tal cual ha sido presentado Pablo Rosal aparece como un enigmay un tanto fuera de lo que entendemos por autor teatral, al uso. Su nacimiento como autor teatral sobre las tablas y el nacimiento del proyecto, lo adjudica a Carlos Aladro y a Ana Belén, entre los que está situado en la rueda de prensa, de modo que lo enmarcan. El texto nació hace 5 años. Desde ya, Pablo Rosal no da pie a la pregunta de «¿qué cuenta?» No cuenta algo muy concreto. Sobre todo es una situación que nos propone un «y si…» Dos personas que se reúnen con la voluntad de hablar, «y si» alargamos esa decisión antes de hablar, esa decisión de hablar que tenemos tan automatizada, y si la ensanchamos y buscamos todo lo que hay ahí dentro, todas las entrañas, todas las dudas, todas las posibilidades que hay antes de proferir una primera fase. Aquello que te resulta tan fácil, de pronto deviene una gran experiencia existencial. Eso es lo que proponemos. Subido el texto a la escena, lo que propone es una circunstancia cómica y existencial, añade Pablo.
No estamos en un lugar reconocible, ni estamos imitando la realidad. Estamos intentando llegar a ella. Rebautizar la palabra. Darnos el gusto de rencontrarla y una vez encontrada ya pensaremos cuál es mi relación con la realidad, pero antes de eso necesitamos haber visto nacer la palabra en nosotros y comprender de dónde viene. Para eso hay mucha batalla de espadachines, de serpientes, de lagunas, de maremotos por dentro. Eso es lo que pretende el espectáculo: ofrecer la posibilidad de congelar el tiempo y llenar este espacio de vacío. UN MANIFIESTO SOBRE EL SILENCIO Aunque la palabra es el centro, ello no quita que el silencio tenga su papel. De hecho hay muchos silencios durante la obra. De hecho en el propio texto el autor, y ahora hablo como director, jugaba mucho con ello y a los silencios le llamaba, a veces, pausa o silencio, pero otras le llamaba «hueco», «vacío», «oquedad», «abismo». El propio autor en las acotaciones jugaba mucho a matizar todos los tipos de silencio. Sí, la obra pretende ser una investigación sobre el silencio, sabiendo que el silencio es esa cosa que si no la reencontramos estamos perdidos. Si no hacemos las paces con el silencio de una vez como civilización seguiremos reproduciendo las mismas confrontaciones y los mismos conflictos. Es un manifiesto sobre el silencio esta obra. LA ACTUALIDAD Un tema que aflora es la realidad de la actualidad, la cual considera que le parece un estercolero donde van a parar los conflictos mal resueltos, donde no queremos entendernos, donde no hay posibilidad de convergencia, donde todo es fragmentación, donde todo es diferencia, lucha, pelea… No me parece la actualidad un lugar rico. Es rico para comentar, analizar…, pero en cambio yo considero que el teatro es un lugar de creación de la vida, y entonces la actualidad ya sabemos dónde está. Dejémosla ahí, pero en el teatro vamos a generar lo que está antes de la actualidad, que es el tejido subterráneo que nos une, el silencio que nos une, el cerrarlos ojos que nos une a todos Aunque Pablo ha declarado que no existe una narración como tal, no obstante en el programa de mano en unas líneas desglosa los conceptos que ha expuesto y titula como Sinopsis. Los que hablan. Diálogo de la purgación. Un vertedero. El éxtasis de la materia vulgar. Lugar donde relajarse con la evidencia, donde posar y reposar la musculatura de ser alguien. Detritos. Mezclar lo fútil con su sombra. Probar lo humano, sacarlo de sitio, descolocarlo y ejecutarlo y repetirlo como un niño que hace que barre con la escoba. Más allá de la identificación, no responsabilizarse con ninguna vida, ni con ninguna coherencia. Festín de la casi identificación. La identidad es transitoria, tránsfuga: el personaje viaja de actor a actor, es transpersonal. El actor es un siervo, el personaje es su cometido: ambos son permitidores de una intuición cósmica, no humana. Oficiantes. Siempre hacia la indefinición, siempre. Estar siempre a punto de saltar a lo reconocible, pero sólo rozarlo, apuntar lo real y así dejarlo suspendido, en duda. Intermitencia continua. Discontinuidad. Encender, apagar, encender, apagar. Nunca completar. Siempre imprecisión. Inacabar frases, sí, por todo lo alto. Siempre menos, nada; mucho tiempo, por favor: sólo en silencio nace la réplica. Siempre a punto de caer nos recoge una ficción. El diálogo bautiza al actor: obviar todo lo que se sabe del teatro. El diálogo bautiza al actor: usar la interpretación. Estado de absoluta atención del espectador, es una fe. Los que hablan: todos hablamos la misma persona, todo viene del mismo hablar; no hay nada de lo que decimos que no diga eternidad.
LA DIRECCIÓN,
En la persona de Pablo se une autor y director. Desde el principio tuvo claro que la dirección debería ser suya. El enfrentamiento entre autor y director, que en muchos casos se da, lleva a dar pinceladas y a veces brochazos al texto original. En este caso tal enfrentamiento no ha sido dramático no por ser la misma persona sino porque cuando escribo textos me cuesta mucho renunciar a la dirección porque suelo generar universos que tienen sus normas propias y si fuera otro director con otra sensibilidad sería un lío. Además cuando yo la escribo ya escribo como creaciones de vivencias. Genero un universo y quiero que sea de esa manera. Este es el espectáculo de Luis y Malena. Así de radical. Con otros dos actores hubiera sido totalmente diferente. Es su imaginario que está volcado en ellos. El texto es un esqueleto muy esquemático para que dos actores saquen a relucir su energía, su vitalidad y su experiencia, y la pongan en juego. Con otros dos actores hubiera tenido otro color. Esto pasa con todos, pero en este caso de modo especial, de modo que en los ensayos hemos estado cambiando y alterando cosas para que funcionara un poco mejor. También es un texto que al ser como una relojería, pide siempre someterse a esta maquinaria y está continuamente acotando al actor.
FUNCIÓN Encuentro con el público PRECIO Descuentos
Título: Los que hablan
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