Llega al Centro Dramático Nacional la tercera obra de la Trilogía Los Gondra, cuyo título es Los últimos Gondra. Tres obras que se han ido subiendo al escenario en el CDN (Centro Dramático Nacional), en el Teatro Español de Madrid y de nuevo en el CDN sucesivamente.
En Los últimos Gondra (memorias vascas), asistimos a una noche alucinada: Borja, encerrado en la casa ancestral de los Gondra, recuerda, sueña o inventa el momento de su muerte, rodeado de antepasados vengativos que le reprochan lo que ha hecho con la memoria familiar. ¿O son solo fantasmagorías del escritor ante la noticia más inesperada que podía recibir? Aquel a quien siempre reprocharon “no serás un verdadero Gondra hasta que tengas un hijo” ha descubierto la existencia de dos hijos gemelos de los que nada sabía: Iker, un activista que pronto saldrá de la cárcel reivindicando la lucha política, y Eneko, un escultor que vive en el extranjero sin preocuparse de pasados heredados… HISTORIA, PERDÓN Y MEMORIA Aunque esta historia familiar ha terminado en una Trilogía no nació como tal. Escribió una primera obra, Los Gondra, que hablaba de la historia de una familia desde el siglo XIX hasta hoy recorrida por siglos de violencia. Al terminarla y verla en montaje Borja se preguntó «¿Qué hacemos con todo esto?» Así nació Los otros Gondra. Borja aclara:
Nació de la anterior obra, pero es independiente. Si tengo que definirla con una palabra, diría que es el perdón. En ella me planteo cómo se puede llegar a superar esa división y si es posible perdonar todo esto que nos ha ocurrido y empezar desde cero. Cuando terminé pensé que no tenía nada más que decir, pero la sociedad en la que vivo hay una generación muy joven que ha vivido sin este lastre de la violencia y tiene una actitud muy despreocupada con la memoria de nuestros antepasados. Están los que no les interesa nada lo que ocurrió, han pasado página sin plantearse de dónde vienen, y en otra parte están gente que como no han sufrido ese dolor incluso llegan a reivindicar esas luchas políticas. Ello le ha llevado a la necesidad de escribir lo que define como «la memoria». Tendríamos entonces tres palabras en estas tres obras: Historia, Perdón y Memoria. Todas las obras que se escriben en la llamada «autoficción» en el que el personaje soy y yo no soy yo, me permití la libertad absoluta de imaginar cuando yo no esté. ¿Qué pasará con esos hijos que yo no he tenido pero que sí tengo en la ficción? Entonces es una obra escrita con absoluta libertad en la que yo estoy muerto, aunque sigo interviniendo en este mundo y donde estos hijos que no son mis hijos tienen que gestionar este legado y esta memoria de ese pasado que arrastran, cuando ellos pertenecen a un medio social y a una ideología radicalmente opuesta a la mía. Esta memoria del pasado doloroso, según Borja, no se puede decir que no ha sucedido, porque sí ha sucedido, pero no se puede seguir arrastrando esa mochila, sobre todo para las nuevas generaciones. Lo que he querido contar con esta obra es que hay gente que viene detrás de nosotros y que tiene que encontrar su camino. Tiene que vivir sin ese peso del pasado. Los hijos que tengo están en posturas enfrentadas. Uno dice:»Esta tierra de mierda en la que estáis todos locos empeñados en sacar esta memoria» Hay gente que no quiere saber nada de esta memoria. ¿Cómo honras la memoria de tus padres, pero sin vivir con una culpa que es de ellos, y que no es tuya?
La pregunta que se plantea en los tres espectáculos es, según Josep María Mestres, director de la Trilogía: «¿Qué es mejor? ¿El perdón, el olvido? ¿Qué vamos a hacer con todo esto? Pero está ahí. Aunque se perdone, aunque se olvide, eso está ahí, pero sin reproches». Borja insiste subrayando que la escribió con absoluta libertad y viendo hasta dónde podía ir para no repetirse. Resultó una obra muy fragmentaria porque mezcla géneros y exige a los actores saltos mortales. Estamos en una escena absolutamente onírica y no se sabe si yo me estoy muriendo o es una pesadilla, y de ahí saltamos a una escena completamente realista. Por primera vez aparece un cierto humor muy extraño. Ya hecho dos obras y he aprendido una manera de hacer teatro. Si esto es lo último que voy a escribir porque no tengo más qué decir me hace sentirme muy libre. Esa libertad absoluta que hay en la escritura se refleja en el montaje que ha hecho Josep María Mestres. Los actores tendrán que explicar cómo se hace eso tan complicado. 16 PERSONAJES QUE VAN Y VIENEN Los personajes a lo largo de la Trilogía han sufrido una especie de metamorfosis ya que en la primera y segunda obra nacen de una realidad maridada con una ficción. Borja es el autor y autobiógrafo, ya que él y su familia intervienen en esa seudoficción en donde los límites son imprecisos en cuanto a la realidad. En Los últimos Gondra, los personajes surgen en un entorno onírico y de la mente de Borja muerto, con lo cual plantea la duda de si se alteran las psicologías de dichos personajes. En la Trilogía aparecen y desparecen los personajes. Algunos se mantienen; en la tercera hay personajes que hemos visto en la segunda a los que vemos en el día de hoy, pero me he permitido especular. Partimos de que lo que estamos viendo en la última es una noche extraña en la que no está claro si es la noche en que yo muero y en el último momento antes de desaparecer o es una pesadilla y ahí aparecen mis fantasmas de lo que hubiera querido hacer, de lo que hubiera querido ser, de lo que temo que pase cuando yo no esté. Entonces aparecen estos hijos de los que nunca supe su existencia. ¿Tengo hijos en la vida real o no? Esto ¿qué sabe el espectador? Lo importante es que en escena tengo dos hijos muy problemáticos. Para mí eso es la autoficción, que no son las Memorias. Todo el mundo sabe que lo que cuento en escena no es exactamente mi vida, pero sí parte de mí. Entonces hay una serie de personajes que mezclan lo que yo invento y los que ya existen. Al final lo que contamos es una historia teatral que debe ser universal. Entonces el dolor que puede tener un padre cuando sus hijos optan por la ideología contra la que él ha luchado durante toda su vida, y cuando tú no estás son estos los que tienen que hacerse cargo de tu legado es algo con lo que todo el mundo se puede identificar. Es una obra que está atravesada por todo el teatro universal y hay una escena que es Hamlet con la memoria de su padre. Los personajes a lo largo de las tres obras, evolucionan y otros no, concreta Borja. La psicología se mantiene, pero hay derivaciones hacia otro lugar. En la tercera obra aunque surgen como fantasmas de una pesadilla, aunque no todos lo son. HE ESCRITO PENSANDO Los Gondra siguen en la vida, pero también hay gente que no está en la vida. La escritura de las tres obras han tenido circunstancias diversas en el momento de crearlas. La primera tuvo con referencia la imaginación, el papel y la incertidumbre de si se estrenaría. La segunda y tercera fueron dos encargos, una del Teatro Español y la otra del CDN y con fecha de estreno. Ello ha afectado al escribirlas. En algunos casos me dieron el número de actores con los que podía contar. Tanto la segunda como la tercera, sabía una buena parte del reparto. Esto ha hecho que yo escriba para determinados actores. Además el hecho de haber subido yo al escenario y revivir la experiencia en escena cambia la estructura. He escrito pensando mucho en el escenario y olvidándome de que sea literatura sino carne del escenario. Además reescribo muchísimo. Pocas veces me pasará que tenga 16 actores tan comprometidos con el trabajo, pero también con tantísimo nivel. Cuando trabajas con actores como estos, les entregas un texto y lo único que puedes es escucharlos, porque ellos, mejor que nadie, saben cuándo el texto flaquea. Hay una escena muy complicada que nos ha costado sangre, sudor y lágrimas, en la que me sentado con Joaquín y con Marc Bosch (Iker) y hemos reescrito todo lo que hacía falta hasta llegar a crear un hecho escénico que parte de un texto. Es el sexto espectáculo que hago con José María Mestres y puedo decir que hacemos teatro. Tenemos un código común, y esto es teatro. Manda el escenario. Tiene que ser un espectáculo y no palabras que suenan bonitas sino que tienen que encarnarse en escena. JOSEP MARÍA MESTRES, director Josep María Mestresante la dirección de este montaje ha experimentado una gran satisfacción porque ha sido como trabajar con una compañía estable sin serlo. Considera ser maravilloso haber acompañado a una serie de actores y haber formado parte de la familia Gondra, fictica, real, autoficcional, y haber crecido profesionalmente, emocionalmente y políticamente. A ello se une el haber trabajado con actores de un talento excepcional a lo que se añade
un compromiso a prueba de bomba, si no esto no se había podio realizar. Una empresa de estas características con mucho tiempo de ensayo, aunque siempre necesitas más, es un esfuerzo titánico, pero queremos ofrecerlo como un regalo al espectador, en cuanto puede ver toda la Trilogía en todo su esplendor, pero el estreno absoluto es la tercera parte Los últimos Gondra que se puede entender perfectamente sin haber visto las dos anteriores, así como se pueden entender las tres obras por separado ya que tienen principio y final. Para Mestres el universo que cuenta Borja después de haber dejado de pelearse es ver cómo podemos convivir. Lo que más me atrae de Los últimos Gondra es el legado familiar: la conjunción de los hijos y los padres, los padres y los hijos; las madres y las hijas. ¿Qué hacemos con los legados, los mandatos? ¿Cómo vivimos con estos? En todas las anteriores pero sobre todo en esta última una familia y por extensión un país, anhela quererse pero no sabe cómo hacerlo y lo hace muy mal, aunque sigue intentándolo. De ese intento hablamos y es obligación nuestra hacerlo como cultura. No damos una solución pero sí el intento de ofrecer ideas para solucionar heridas. De todas formas es una obra esperanzadora y con un regalo muy luminoso. La esperanza es lo que no le falta. Mestres subraya que todo el equipo artístico ha estado presente desde el principio en la creación y en los ensayos. A nivel musical Iñaqui Salvador ha creado una serie de ritmos vascos pero releídos contemporáneamente de modo que a cada uno lleva a su lugar familiar.
SI NO TENGO NADA QUÉ CONTAR En principio da la sensación de que el filón Gondra se acaba con esta tercera entrega. La incógnita es, una vez que Borja se ha plantado sobre el escenario como autor, ¿hay otro filón escénico a descubrir? Yo no tengo un plan de lo que voy a hacer. Las obras nacen cuando siento que contar algo. En la Compañía hay muchas expectativas de lo que voy a hacer y si va a haber un Gondra 4. Sinceramente escribiré cuando tenga necesidad de contar algo. Estas obras nunca nacieron con el «Voy a hacer una Trilogía y a explotar este filón». Nacen cuando ha habido la necesidad de contar algo. Los últimos Gondra nació cuando me di cuenta de que había gente a mi alrededor de hace muchos años y que está en las antípodas de lo que yo he podido hacer y esto me desespera. A lo mejor no escribo ninguna obra más si no tengo qué contar o a lo mejor mañana estoy empezando otra. Creo, sinceramente, que uno tiene que hacer teatro cuando tiene que contar algo y esto es fundamental. El teatro es comunicación, es querer contar algo y que necesitas contarlo. Si no tengo nada qué contar acabaré en el CDN con la Trilogía y ya está: ¡Chim-pum! FUNCIÓN Encuentro con el equipo artístico PRECIO
Título: Los últimos Gondra (memorias vascas)
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