
LOS YUGOSLAVOS
Texto y dirección: JUAN MAYORGA
Música: JAUME MANRESA
Intérpretes
LUIS BERMEJO / JAVIER GUTIÉRREZ / NATALIA HERNÁNDEZ / ALBA PLANAS
en el
TEATRO de la ABADÍA
(SALA JUAN DE LA CRUZ)
de
MADRID
ESTRENO ABSOLUTO
Del 22 de mayo al 6 de julio de 2025
– «Los yugoslavos» de Juan Mayorga que también la dirige, es una obra sobre el amor, la tristeza, la búsqueda de un lugar y la esperanza en las palabras.
– Sus personajes son dos hombres que intercambian palabras y dos mujeres que intercambian mapas y vienen interpretados por Javier Gutiérrez (Martí), Luis Bermejo (Gerardo), Natalia Hernández (Ángela) y Alba Planas (Cristina).
– La obra es una producción del Teatro de la Abadía y se mantendrá hasta el 6 de julio para luego comenzar una gran gira.
Todo empieza cuando un camarero, Martin, pide ayuda a un cliente, Gerardo, a quien ha visto levantar, con palabras, el ánimo de otro. Lo que el camarero ruega a ese desconocido es que hable a su esposa, hundida en la tristeza y el silencio. El camarero espera que el cliente descubra las palabras salvadoras. Entre esos hombres, que nunca se han visto, se crea un vínculo atravesado siempre por el misterio de esa mujer. Hay en ese campo magnético otra mujer (Ángela), la hija del cliente, (Cristina), primero testigo de la historia y luego participante decisiva en su desarrollo. Ángela, a su vez, camina mapa en mano por la ciudad buscando un lugar que llaman Los yugoslavos, quizá otro bar donde acaso se reúnan personas que tienen en común haber nacido en un país que ya no existe, hasta que una muchacha le ofrece, a cambio del suyo, otro mapa.

FOTO: JAVIER MANTRANA
LA PALABRA, PROTAGONISTA DE ÚLTIMOS MONTAJES TEATRALES
A veces, hay confluencias inexplicables. En este caso confluyen tres acontecimientos alrededor de la Palabra. Primero fue el Discurso en la Real Academia de la Lengua de Juan Mayorga en torno a la Palabra. Este discurso lo subió posteriormente al escenario bajo el título de «Silencio« (click). Hace poco se ha estrenado “La aventura de la Palabra” (click), a partir del Discurso de Ingreso en La Real Academia de Fernando Fernán Gómez, y ahora Los Yugoslavos de Juan Mayorga, donde la Palabra es el tema central, es el motor de un argumento, cuyos ancestros se remontan a un bar que Juan Mayorga conocía bien.
Mi abuelo Goyo tenía un bar llamado El tranvía porque era muy estrecho. Estaba a la espalda de La Cortes en la calle Marqués de Cubas. Vino de un pueblo de Salamanca que se llama Cantalpino, era el mayor de 22 hermanos de dos madres. En el pueblo se dedicaba al campo, al ganado, y su horizonte era el Mercado Mayor de Salamanca. Vino a Madrid a buscarse la vida y se mete en el mundo de los bares. Vivíamos con él. Salía muy pronto, porque a las 8 había que estar ya dando desayunos, y volvía muy tarde porque siempre había un taxista, a última hora, que le pedía le hiciese un bocadillo. Recuerdo que él gozaba de su trabajo. No era una cruz, y el mayor gozo era el encuentro con los clientes. “Siempre te dejan algo” como dice Martín, el personaje de Javier Gutiérrez. Aprendía mucho de sus clientes, y tenía una enorme curiosidad por ellos.

FOTO: JAVIER MANTRANA
Cuando el abuelo Goyo volvía por la noche, Juan recuerda que traía tres cosas
Los periódicos del día, el Ya y el AS, que leíamos atrasados; los bollos que habían quedado, se calentaban, y desayunábamos al día siguiente, y traía historias, cuentos porque un bar español es como un Plaza Mayor o una Plaza Menor donde puede ocurrir cualquier cosa y cabe cualquier experiencia. Es lo que dice Martí, el camarero, en la obra: ”Cuántas historias de amor, han empezado aquí, y cuántas acabarán aquí”. De algún modo Martín tiene que ver con mi abuelo, pero si bien la obra no es la historia de mi abuelo ni pretende reconstruir aquel bar. Lo que sí en este personaje hay una ética y una poética del bar. Tiene una ética del bar, y en eso se parece a la relación que nosotros tenemos con los espectadores, en cuanto que cada personaje que entra en un bar como cada persona que entra en un teatro tiene su secreto, su misterio, su dignidad, por lo que tenemos que hablar con él al oído. También hay una poética del bar como hay una poética del teatro, porque hay que intentar que todo sea perfecto, que todo sea lo mejor posible. Si esta no es una obra sobre mi abuelo, jamás la habría escrito sin aquellas experiencias de niño, que eran, sobre todo, experiencias de escucha. En un momento Martín dice: “Para mí es un orgullo llevar esta chaquetilla, hay camareros que ya no son camareros, un bar no es un super mercado, no es un sitio donde pidas un consumible. Hablar y escuchar es parte del trabajo”. Eso está en esa ética y poética del bar. Un bar es un espacio importante en esta polis.

FOTO: JAVIER MANTRANA
QUIEN HABLA BIEN ES PORQUE SABE ESCUCHAR BIEN
Juan Mayorga está convencido de que ese mundo de la infancia, lleno de personas que cuenta historias, verdaderas o falsas, y los desayunos con bollos calentados, le ha llevado a escribir «Los Yugoslavos«. Aunque no es una obra sobre su abuelo, sí arranca
con un ser humano, un camarero, pidiendo ayuda, el cual ha escuchado a un cliente levantar con palabras el ánimo de otro. Martín le atribuye un don especial. Cree que sus palabras pueden tener una actividad sanadora, o acaso intenta conducir hacia ellas a ese cliente, porque acaso otro pueda decir a su esposa palabras que él no pronunciaría o no sería escuchadas igual. Él ha escuchado mucho y sabe que “quien habla bien es porque sabe escuchar bien”. Sabe que las palabras salvan y matan y no se las lleva el vieno. Hay palabras que no hubiéramos querido escuchar y no las vamos a olvidar. Hay palabras que no queríamos haber pronunciado y que el viento no se las llevará. Hay palabras que desearíamos haber escuchado y no llegaron, y, al contrario, hay palabras que nos dieron luz, nos ayudaron a vivir, a resistir. A esas palabras se refiere este hombre, el cual, por otro lado, es muy locuaz, pero no tiene las palabras que necesita. Lo que el camarero pide al cliente es que hable con su mujer, la cual ha caído en la tristeza y el silencio. Este tema es uno de los asuntos con más insistencia que me ocupan: lo que hacemos con las palabras y lo que las palabras hacen con nosotros. Hay muchas razones por las que, desde que la escribí, quería llevar a escena “Los yugoslavos”. La razón más importante es que sus personajes me importan. “Los yugoslavos” es una obra sobre el amor, la tristeza, la búsqueda de un lugar y la esperanza en las palabras. Sus personajes son dos hombres que intercambian palabras y dos mujeres que intercambian mapas.
EL BAR, LUGAR DE REFERENCIAS,
LUGAR DE ENCUENTRO DE MIRADAS
El que la ubicación de este encuentro ocurra en un bar, no es arbitraria. Además de la inspiración en ese bar real de su abuelo, es un lugar que ya aparece en otras obras suyas, como es en “María Luisa” (click) – María Luisa y Angelines se encuentran cada jueves en una cafetería,
también se alude a “La gran cacería” donde hay una imagen que es la del Arca de Noé, intensamente azul, lo cual tiene que ver con la idea de un bar como un universo. En “Los yugoslavos”, de algún modo, están casi todos mis personajes. El bar o la cafetería es un lugar de referencias, de libros, de recomendaciones, pero también puede haber algo que es mucho más importante, que es una mirada. Entras y estás naufrago, y, de pronto, hay otra mirada de otro ser humano que recoge la tuya. Para mí un encuentro entre dos seres humanos es la escena básica en un escenario y la escena básica moral. Un ser humano se encuentra con otro y puede ver en él un enemigo, un obstáculo, un instrumento o ver en él alguien al que ayudar o por quien ser ayudado. Eso es lo más importante que puede suceder en un bar ahora mismo en cualquier lugar de España y en cualquier lugar del mundo. Seguro que están ocurriendo cosas importantes en bares todo el mundo, y cada uno de esos bares es una ocasión de luz y de felicidad.
LOS PERSONAJES

FOTO: JAVIER MANTRANA
SIEMPRE ESTOY DISPUESTO A DAR
A CADA PERSONAJE UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Javier Gutiérrez, Luis Bermejo, Natalia Hernández y Alba Planas son los cuatro actores que dan vida a esta historia. Para Juan Mayorga
Ha sido un honor y un placer trabajar con ellos, son cuatro actores magníficos y los tengo ahora como amigos. Son los cuatro personajes de mi obra más reciente, pues considero “Los yugoslavos” mi última obra, lo cual no es contradictorio con que una versión anterior se estrenase en Belgrado en 2013. Una obra para mí es una indagación, y la indagación, para mí, excluye el concepto de obra acabada. Siempre estoy dispuesto a dar a cada personaje una segunda oportunidad, para que diga lo que no dijo, para que calle lo que dijo, para que haga lo que no hizo, para que deje de hacer lo que hizo y tano más si los personajes me importan como me importan estos por los que siento una curiosidad y un afecto muy especial. Tanto más si me acompañan actores tan inteligentes que no han dejado de descubrirme luces y heridas de sus criaturas.

FOTO: JAVIER MANTRANA
JAVIER GUTIÉRREZ, Martín, el camarero.
SI UN HOMBRE NO CUIDA DE SU MUJER
ESE HOMBRE HA FRACASADO
Ese camarero, de nombre Martín, que pide ayuda, viene interpretado por Javier Gutiérrez. Para él es un honor volver a la Abadía, pues es la quinta o sexta vez que estrena en este teatro y hacerlo de la mano de Juan es un regalo impagable, pues es un texto hermoso, poético, aunque difícil.
Martín es un camarero enamorado de su cafetería, una de tantas cafeterías-barra que pueblan las ciudades y pueblos de España, en la que hay tanto bar. Tiene un problema, su mujer de la que también está profundamente enamorado, ha dejado de hablar y de asistir a su trabajo. Regentan entre los dos el negocio, y sin saber por qué, se ha asumido un silencio que lo reconcome por dentro, y no sabe muy bien cómo ayudarla porque no encuentra las palabras necesarias para saber qué le ocurre a su mujer. Son personas que necesitan ayuda. En el caso de Martín está perdiendo lo más preciado de su vida, el amor de su mujer. Hay un momento precioso en el que habla sobre la tristeza, ”Un hombre tiene que cuidar de su mujer y si un hombre no cuida de su mujer ese hombre ha fracasado”, y es lo que siente él, que ha fracasado como hombre, como ser humano, como amante, y por eso necesita la ayuda de otra persona que cree que sabe cómo puede ayudarle.
Tal incertidumbre le lleva no a hacer un casting, pero sí a estar atento a los clientes que vienen a su bar. Descubre a Gerardo, un cliente que piensa sea el idóneo, para hacer salir de la tristeza a su mujer. En esta historia Javier Gutiérrez ve también otras ramificaciones
Es un homenaje a los bares, una vez que el abuelo de Juan Mayorga tenía un bar de este estilo de «Los Yugoslavos«. Yo también quiero homenajear a mis tíos que, desde que yo tenía 8 años, la primera vez que vine a Madrid, tenían un bar en el barrio de Lavapiés enfrente de El Molino Rojo, el antiguo Teatro Lavapiés, y veía a mis tíos cómo se levantaban a las cinco de la mañana, cómo cerraban el bar a las doce o una de la noche; veía ese amor por el bar, esa pasión por el cliente, esas varices que parecía la M30 en hora punta y, desde aquí, con todo el cariño y con toda la honestidad, quiero rendirles un homenaje con mi personaje de Martín. En el paisaje urbano han desaparecido los pequeños negocios, todo se ha llenado de franquicias y de lo poco que subsiste son los bares, que se convierten en las redes sociales de los pueblos o en las plazas mayores donde se congrega a la gente para lo que se va a contar.

FOTO: JAVIER MANTRANA
LUIS BERMEJO, Gerardo, el cliente
“LOS YUGOSLAVOS” HABLA
DE LA ENORME DIFICULTAD
QUE SEGUIMOS TENIENDO PARA AMAR
Luis Bermejo interpreta al cliente y se reitera en el sentirse muy honrado, por estar en este Teatro tan importante, en la escena teatral madrileña, en la escena teatral española e internacional. Gracias a todos.
Mi personaje se llama Gerardo y creo que lo voy desentrañando poco a poco en la medida que lo vamos haciendo. Es uno de estos clientes que se explica él a medida que va acercándose al secreto de otra persona, en este caso de Martín. Es un personaje con enormes dificultades. Creo que esta obra, aparte de muchísimas cosas que plantea, habla de la enorme dificultad que seguimos teniendo para amar. Gerardo es otro ser parado, sin rumbo y se explica a través de la propuesta tan insólita de Martín. La obra supone también un encuentro no sólo para resolver un problema sobre la mujer de Martín, sino también un encuentro de relación de ellos mismos. La obra es un encuentro con el otro. Está muy marcada con silencios y pausas, porque lo que propone es la escucha, la atención, la empatía.

FOTO: JAVIER MANTRANA
NATALIA HERNÁNDEZ, Ángela, esposa de martín y cocinera del bar
ÁNGELA DECIDE ELLA SOLA CAMBIAR SU VIDA,
NO QUIERE LA AYUDA DE ESTAS DOS PERSONAS
Natalia Hernández conoce desde hace años a Juan Mayorga, Javier Gutiérrez y a Luis Bermejo, pero nunca habían trabajado juntos en un proyecto. A Alba la ha conocido en este proyecto y la valora como un regalo de actriz y compañera. Natalia es Ángela, la mujer de Martín, un personaje arriesgado a nivel interpretativo.
Es la primera vez que interpreto un personaje que cuenta tanto, hablando tan poco. Ha sido precioso buscar en su tristeza cómo llegar a Ángela. ¿Qué le ocurre? y expresarlo sin la palabra, que es un refugio para cualquier actor. Además, yo que trabajo mucho en la comedia y, para mí, la palabra es tan importante, ha sido un reto y luego cuando ella se arranca a hablar con las palabras de Mayorga, me parece una delicia cómo ella expresa esa tristeza de una manera muy poética.
Para Natalia el complot de Martín y Gerardo con el fin de resolver el problema de Ángela,
Salen perdiendo estos hombres. Intentan solucionar un problema que Ángela quiere solucionar sola. Ella está en una búsqueda. Mi pensamiento sobre ella es que es una inconformista y por eso entra en esa tristeza. Se da cuenta en el mundo en el que está viviendo, la situación que está viviendo pero que ha elegido ella, y decide ella sola cambiar su vida o si no ha decidido cambiarla, sí iniciar la búsqueda de otra cosa, y no quiere la ayuda de estas dos personas. A Gerardo ni lo conoce y con Martín no tiene necesidad de hablar con él, “¿Qué te voy a contar si no me vas a entender?” Ha perdido la necesidad de comunicarse con su esposo. Está en otro lugar y no le interesa lo que le va a contestar. Quiere hacerlo sola, lo cual no quiere decir que no lo quiera. Eso es lo más bonito de la función. Le quiere, pero sabe que no puede ayudarla. Lo que más me gusta de la función es la relación de cariño que se ha creado entre nosotros los dos, pero “lo siento…” De hecho, en las escenas con Javi me emociono por ese “querer y no poder”. “No es culpa tuya, soy yo la que tengo que solucionar lo que me pasa”. Ha sido un proceso divino gracias a Ana Barceló y a todo el equipo. Es un regalo. Esperemos que el público acoja este texto con la misma pasión con la que nosotros nos hemos enfrentado.

FOTO: JAVIER MANTRANA
ALBA PLANAS, Cristina, hija del cliente
ES BONITO CÓMO A TRAVÉS
DE LA INOCENCIA DE CRISTINA
SE LLEGA A LUGARES DE LUZ Y DE ALIVIO
Alba Planas manifiesta estar agradecida a Juan Mayorga y a todo el resto del equipo, por formar parte de este montaje.
Es un privilegio porque apenas estoy empezando mi carrera y el teatro es algo que amo y me apasiona. Poder participar y aprender de estos inmensos actores, dramaturgo y director, podéis imaginar que es un privilegio absoluto. Con respecto a mi personaje ya Juan lo describe en las primeras páginas del texto. Cristina, a diferencia de los otros tres, todavía no ha llegado a la edad adulta y está a caballo entre esa adolescencia, la juventud y la edad adulta, y creo que una obra que habla tanto del amor, de la palabra y de la tristeza, mi personaje descubre la crueldad del mundo a la vez que el amor, pero, creo que lo va descubriendo a lo largo de la obra con ese despertar que hemos vivido todos. Yo, apenas, tengo 24 años y todavía me queda mucho por despertar, pero según vas creciendo esa inocencia va desapareciendo y van apareciendo más sombras: crueldad y de pronto te coge una tristeza que es lo que le pasa al personaje de Ángela. Lo más bonito es cuando mi padre me da la mano, de modo un poco torpe, para intentar juntos la solución. Ello le hace sembrar un interés por algo, en este caso es por Ángela, por la historia, por los yugoslavos. Es bonito cómo a través de la inocencia de Cristina se llega a lugares de luz y de alivio. Es lo que sucede, a veces, que escuchar a los niños y jóvenes que, todavía, tienen un alma más pura se llega a lugares de hallazgo interesantes, que en este caso ayuda Ángela. En la obra, con mi personaje (Cristina) y mi persona (Alba), estoy de observadora, lo cual me parece muy interesante. Referente al de Cristina, cada día aprendo algo de ella y del resto de los personajes. Espero que el público disfrute como yo y mis compañeros de esta función tan maravillosa.

FOTO: JAVIER MANTRANA
Juan Mayorga considera un privilegio el trabajar con un equipo artístico excepcional.
Creo que se va a hablar mucho de la escenografía de Elisa Sanz, de la iluminación Juan Gómez Cornejo, y de la música de Jaume Manresa. A los tres estoy muy agradecido, así como a Marta Gómez que nos ha asesorado en el movimiento y a mi ayudante Ana Barceló que ha demostrado cuán impagable es, y a todo el equipo del Teatro de la Abadía.
“Los yugoslavos” es una producción del Teatro de la Abadía, pieza que Juan Mayorga describe como
Cuento escénico sobre el amor, sobre la tristeza, sobre el poder, la impotencia de las palabras y sobre la búsqueda de un sitio en el mundo. También sobre la importancia de lugares como Yugoslavia ya no existen. Lugares que perdimos, pero que siguen arrojando luz y sombra: una casa, un lugar, un paraje. ¿No es verdad que todos somos, en alguna medida, yugoslavos?
FUNCIÓN
De martes a sábado: 19:00 h
Domingos: 18:30 h
Encuentro con el público 11 de junio
PRECIO
De miércoles a Domingos: 24 €
Martes: 18 €
Título: Los yugoslavos
Estreno absoluto
Texto: Juan Mayorga
Ayudante de dirección: Ana Barceló
Ayudante de dramaturgia en prácticas: Francisco Flecha Rodríguez
Diseño de escenografía y vestuario: Elisa Sanz (AAPEE)
Diseño de Iluminación: Juan Gómez-Cornejo (AAIV)
Música y Espacio Sonoro: Jaume Manresa
Ayudante de escenografía y atrezo en prácticas: María Teresa Ferrara
Taller de realización: Mambo Decorados
Movimiento escénico: Marta Gómez Rodríguez
Producción: Teatro de La Abadía
Producción ejecutiva: Sarah Reis
Ayudante de producción: José Luis Sendarrubias y Gema Iglesias
Ayudante de producción en prácticas: Mauricio Arjona
Fotografía: Javier Mantrana
Distribución: Traspasos Kultur
Producción en Gira: Mónica Regueiro | Producciones Off
Intérpretes: Luis Bermejo (Gerardo, el Cliente), Javier Gutiérrez (Martín, el Camarero), Natalia Hernández (Ángela, la esposa de Martín y cocinera en ese bar) y Alba Planas (Chris, hija del cliente)
Dirección: Juan Mayorga
Duración: 90 minutos
Estreno en Madrid: Teatro de la Abadía (Sala Juan de la Cruz), 22 – V – 2025

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TEATRO DE LA ABADÍA
(SALA JUAN DE LA CRUZ)
C/ Fernández de los Ríos, 42, Chamberí
28015 – Madrid
Tf. 914 48 16 27
Metro: L. 2, 16, 37, 61 y 202
Bus: 2, 16, 37, 61 y 202