Teatro en Vilo se propone el reto de desenmascarar el relato tradicional de la masculinidad y sus referentes a través de la ironía, la irreverencia y el humor absurdo. Según sus creadoras Andrea Jiménez y Noemi Rodríguez En un momento en el que los códigos masculinos tradicionales han quedado obsoletos y los nuevos están todavía por elaborar, Man Up quiere ser un espacio desde el que cuestionar las suposiciones culturales sobre qué significa ser un hombre y un lugar desde el que imaginar nuevas maneras de serlo.
En escena, siete actores – 2 mujeres y 5 hombres – se lanzarán a representar un gran carnaval de la masculinidad, jugando a deconstruir, reconstruir o destruir los referentes culturales que rigen los estándares de la hombría; a la vez que reflexionan sobre su lugar en el mundo y su propia identidad.
Andrea Jiménez una de las creadores del espectáculo junto a Noemi Rodríguez desvela la génesis de Man Up a partir de la reflexión sobre la idea del género y de la masculinidad, pero en la trastienda había también un capricho: llevábamos, hasta la fecha, trabajando con actrices y teníamos el capricho de ver cuerpos de hombres en nuestras obras. Primero fue una cosa muy poco intelectual y después fue tomando forma. Una vez que empezamos el proceso con ellos fuimos entendiendo todas las razones profundas por las cuales queríamos trabajar con hombres, y, en concreto, el tema de la masculinidad. Para nosotras era un manera distinta de reflexionar sobre el género y feminismo, ya que siempre se espera que compañías de mujeres hablen de temáticas femeninas. Algo que a nosotras nos gusta hacer de esa manera. En nuestros espectáculos siempre se ha dicho «espectáculos sobre mujeres», «espectáculos para mujeres». Nosotras no teníamos una intención específica de hablar sobre mujeres, sino de temas universales con actrices mujeres. En Man up, una vez que trabajan con hombres sí, conscientemente, van a habar de género. de hombres y de mujeres y qué pasa. Hablar de esta especie de conflicto social que se huele en el ambiente. Esa especie de debate sobre el género, en el que nadie se pone de acuerdo. De que a éste se le llama «antifeminista», a otros les llaman «feminazis»; el debate entre los colectivos «trans» y el feminismo tradicional… Todo este debate que, de alguna manera, sobrevuela en la sociedad y que es muy difícil de asir y de articular, pues nos hemos querido meter en ese berenjenal. Todo ello desde el humor y la ironía. DRAMATURGIA A CUATRO MANOS
Una vez decidida la idea el desarrollo escénico puede decirse que ha sido a «cuatro manos», una vez que Andrea y Noemi Rodríguez han creado el trabajo conjuntamente. Según Noemi Durante meses hemos desarrollado una investigación profunda sobre el género y masculinidad. Después, en julio, empezamos una fase de ensayos con los actores, porque trabajamos primero con la improvisación, luego hacemos la dramaturgia y después realizamos la última fase que es el montaje. Por eso el colectivo es muy importante. Trabajamos desde la provocación a los actores– añade Andrea –y las reacciones a nuestras provocaciones se convierten en dramaturgia. Entonces todo lo que pase en escena tiene que ver con las reacciones de estos hombres y de nosotras mismas que también estamos en escena. Además en este proyecto – continua Noemi – tenemos una incorporación maravillosa: Amaya Galeote, que es la coreógrafa, porque hay un momento muy importante que tiene que ver con el movimiento y la danza. La participación de Amaya es muy importante – precisa Andrea – porque cuando tratas un tema complejo las palabras no bastan, y ahí es donde nace la importancia de lo escénico, y, desde el primer momento, la presencia de alguien que desarrollara la dramaturgia desde el movimiento ha sido fundamental.
El proceso de trabajo desemboca en una dramaturgia en que todo es causa y consecuencia, según Andrea. En ese sentido es una trama, pero trabajamos desde lo que les pasa a los actores en el presente escénico. En este sentido es similar a las reglas de nuestro último espectáculo, Generación Why CLIKEAR). Son actores. Están aquí, en este escenario hoy y van a suceder cosas hoy. Todo ese arco de lo que sucede hoy es un arco de transformación, que, realmente, es un arco bastante clásico, pero aplicado a una especie de apariencia performativa. En este espectáculo nos interesaba mucho trabajar con lo real, lo documental de cinco hombres, cinco actores. Podría ser teatro documental y, a la vez, lo extremadamente teatral. Ahora estamos interesadas en encontrar el equilibrio de esos dos lenguajes, que, a veces, son diferentes y sin embargo encontramos un placer muy grande en ver cómo interactúan en la teatralidad de la verdad absoluta. LA NUEVA MASCULINIDAD La intención del espectáculo es desenmascarar el relato tradicional de la masculinidad y sus referentes, según informaciones de sus creadores, paa llegar a una nueva masculinidad. Andrea especifica que la obra plantea la masculinidad como máscara y construcción social. Eso es algo muy asimilado por el feminismo, pero no tanto a nivel general. Se piensa que hay cosas que pertenecen al hombre como ser natural. La obra platea un desenmascaramiento. Empieza utilizando los referentes de la masculinidad hegemónica, como son una serie de adjetivos asociados a un hombre: el riesgo, la valentía, la promiscuidad, la relación con la violencia… Están todos los actores enmascarados imitando a John Wayne, Neil Amstron, McEnroe, Batman, Humphrey Bogart…, animales por nuestra asimilación del hombre con lo animal, y ponen como prueba los documentales donde está la diferencia del hombre y mujer, a través de los mismos animales. EL WHATSAPP CREADOR DE LA DRAMATURGIA El siguiente punto y que Andrea considera ser lo más importante es la encuesta real a 200 personas, vía WhatsApp. La pregunta fue: «¿Qué querían ver o decir a un hombre o a un grupo de mujeres en un escenario?» Hicimos esto pensando que si alguien quiere ver algo es porque no lo ha visto antes. Si quiero que un hombre se muestre ridículo tierno en un escenario, es porque no ha visto suficiente a hombres siendo ridículos a hombres siendo tiernos. Esos audios son lo que estructuran la dramaturgia. Los audios aparecen en la obra y nuestra misión como acores es hacerlos realidad. En este intento aparecen contradicciones, dolores, anhelos relacionados con el género. La idea de ser hombre, pero también la de ser mujer. Esto tiene que ver con las emociones, la violencia, la relación con el ridículo, con el humor, con el amor y con el perdón.
En los audios hay ciertas cosas que se repiten – añade Noemi. Que pidan perdón, que muestren sus emociones, que muestren su vulnerabilidad, que sean sinceros. Son de las cosas que más han aparecido. Eran personas de distintas procedencias y edad. Después hay fantasías como «me encantaría que parieran en escena». Hay ideas maravillosas de fantasía total que no voy a revelar. Al elegir a cuatro actores y partir de sus improvisaciones, el resultado sería diferente si fueran otros actores. Lo que sí decidimos, es limitarnos a una franja de edad, entre 25 y 40 años porque están viviendo un cambio de paradigma en cuanto género. Hubiera sido también hacerlo con hombres más mayores que no han vivido en su juventud esta aparición tan poderosa del feminismo que afecta a las relaciones humanas y laborales. Los que hemos elegido provienen de lugares y disciplinas distintas. Baldo Ruiz es también bailarín; Alberto Jo Lee es campeón de Taekwondo; Pablo Gallego que aparte de actor es dramaturgo; Fernando es actor y director; Juan es actor, director y mago. Vienen de distintos lugares, orientaciones sexuales, distintas relaciones con el feminismo. Algunos muy familiarizados con el feminismo, otros en absoluto. Si hay como un pequeño espectro que no llega a ser estadístico, pero sí diferentes maneras de abordarlo. Lo que sí es verdad que cuando quieres hacer una reflexión profunda necesitas que las personas que la vayan a hacer contigo sean personas abiertas y flexibles. Esto era indispensable. Por un lado teníamos la fantasía de que hubiera alguien muy, muy machista, pero, en la realidad, no es tan sencillo. Noemi señala que al tener este encuentro, el resultado es muy bonito y la experiencia en sí misma lo es y de algún modo les ha cambiado a los mismos participantes. Andrea precisa que yo no tenía una perspectiva sobre la masculinidad, sino sólo un deseo de hablar con hombres desde un lugar sincero que no fuera el ataque defensa. Era generar un espacio de familia. Un marco de conversación real y saber que es posible ese marco. En este caso con el teatro, no es que haya cambiado sobre la masculinidad, porque es muy difícil tener una opinión sobre la masculinidad. Estos miles de audios es preguntar, ¿qué es un hombre? Son cosas que están presentes en nuestras interacciones humanas pero es difícil asirlas. Lo que sí hemos generado un espacio de encuentro, de conexión y de comprensión mutua de todo lo que está pasando y cómo nos relacionamos con el feminismo. Nuestro objetivo principal es que fuera un espacio honesto sin límites. Que se pudieran decir cosas que, a lo mejor, no se podrían decir en la calle en una conversación normal, por si te miran cómo eres demasiado o demasiado poco o no suficiente. También hemos querido no ignorar dolores, incluso propios, que hemos vivido con los hombres en el contexto laboral y personal. Vivencias que transcienden deforma política, pero que son simplemente personales.
La conclusión según Andrea es que : la obra es conciliadora. Tiene un espíritu conciliador. FUNCIÓN PRECIO
Texto: Andrea Jiménez y Noemi Rodríguez
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