La obra se desarrolla en tres tiempos: 1793, año que fue asesinado Marat, a los cinco años del triunfo de la Revolución Francesa, que es la época en que sitúan la acción los internos del hospital; 1808, el momento en el que acontece la representación en el hospital y, por último, la época actual en que los actores reales la llevan a cabo. La trama se basa en las tres visitas de Carlota Corda que hizo a la casa de Marat, en la última de las cuales logra su propósito: asesinarlo. La representación es interrumpida por los ataques de los locos o por el director del hospital que recuerda al director la censura sobre el texto. Los actores encarnan un doble rol: son enfermos en un hospital psiquiátrico y a la vez son los actores que interpretan su papel en la función que Sade dirige en la sala de baños del manicomio. ¿INDIVIDUALISMO O COLECTIVISMO?
Marat -Sade se estrenó en el Teatro Lliure de Barcelona y en coproducción el Festival Greck de Barcolna y con el Teatro Calderón de Valladolid. Según Ricardo Iniesta, director del Atalaya Teatro se ocupa de la adaptación y dirección, al acabar la función se puso el público en pie como un resorte, porque es un espectáculo que te pilla. La poética teatral de Ricardo Iniesta está siempre condicionada por la actualidad y la política. En Marat Sade no hay que buscar claves para justificar la actualidad o la política. Según él está lo más claro posible. El dilema de Marat Sade es el individualismo, que representa Sade y toda el ala derecha de los personajes, Duperret y Carlota Gorday, asesina de Marat en 1793, y el colectivismo que representa Marat o el fraile Jacques Roux, que, como decía Carlos Marx, era el precomunismo que luego la Comuna de París puso en valor los postulados de Jacques. Sade representaba obras de teatro en el manicomio de parís, el Hospital de Chareton, Peter Weiss se basa en una puesta en escena, supuesta, de Sade en 1808, del asesinato de Marat en 1793. Hay ahora un tercer tiempo que es el 2023. Es como esas cajas chinas en cuanto al uso de los tiempos de teatro, porque además, hacemos cómplice también al público, sobre todo al final, y se le lanza esa consigna. Sade llega a plantear cínicamente al Presentador (Carmen Gallardo): «No he resuelto el enigma. No sabemos si triunfarán los postulados de Marat de un mundo en paz y en igualdad o los postulados que yo creo que van a triunfar, lamentablemente, que es que el hombre acabará con el planeta«. Stepfen Hopkings le dio 500 años de vida al planeta hasta que se convierta en una bola roja, si sigue el individualismo atroz mandando, si sigue el neoliberalismo y el capitalismo salvaje imponiendo sus criterios. Las ideas colectivistas que son pensar en el colectivismo, en la naturaleza, en los animales, en toda la ecología emergen, podrá el planeta milenios por delante. Por eso es muy actual. Ricardo devela la consigna principal de la obra:«No hay libertad si no hay igualdad». Esto lo escribe Marat Sade, que se va escorando cada vez más hacia la extrema derecha. Peter Weiss fue al revés, terminó siendo marxista leninista. Fue reescribiendo la obra y cambiándola. Decía: «He puesto tan simpático a Sade, que la gente toma partido por él. No. Algo hay que hacer». Ahí nuestra solución ha sido meter un Coro de música muy potente inspirado en la idea del año 1976, de Peter Brook, pero hemos cambiado la música porque no queríamos los temas musicales americanos. Está la idea de Peter Brock de hacer de Marat Sade un musical. Una tragicomedia musical. Esto hace que el público vaya empatizando con el Coro, hacia el colectivismo. LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD
Ricardo deja claro que sus postulados son hacia el colectivismo, pero precisa que la libertad sin igualdad no va. ¿Para qué sirve que un hindú vote cada cuatro años, si hay quinientos millones de hindúes en la miseria más atroz? No le sirve para nada votar, pero en el lado contrario también lo que el siglo XX ha mostrado. Tampoco sirve la igualdad sin la libertad. Todavía estamos en estos lodos por culpa del estalinismo. Aún hay algún país como Corea del Norte que plantea la igualdad a costa de la libertad. Yo diría hay que recoger los postulados de 1789, «no hay libertad si no hay igualdad», pero tampoco no hay igualdad si no hay libertad, y, sobre todo, si no hay fraternidad. Hay que irse 234 años atrás para recuperar los derechos humanos que Marat fue quien planteó la declaración de los derechos humanos. La puesta en escena entra en la fórmula «teatro dentro del teatro«, y en ese juego escénico plantea un choque entre diferentes posiciones ideológicas que se dieron durante la revolución francesa, encarnadas en cinco personajes reales: el revolucionario Jean Paul Marat, líder de los jacobinos; el Marqués de Sade, partidario de la transformación del individuo más que de lo colectivo; Jacobo Roux, revolucionario precursor de la Comuna de París; Carlota Corday, aristócrata girondina y Coulmier, director del hospital y representante del orden napoleónico.
FUNCIÓN PRECIO
Título: Marat Sade (Persecución y muerte de Jean Paul Marat, representada por el grupo teatral del hospital de Chareton bajo la dirección del señor de Sade
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