Barcelona, septiembre de 1939. La guerra civil española ha finalizado. Andrea llega a su casa familiar de la calle Aribau para estudiar su primer año de universidad. Ha desaparecido el ambiente cálido y alegre que conoció de pequeña. Ahora sus tíos Román y Juan, su tía Angustias, Gloria, la abuela y Antonia viven inmersos en un ambiente de tensión permanente y atmósfera irrespirable. La familia ha perdido su propio relato. Ningún relato repara. Ninguno salva. En 1944 Carmen Laforet gana el primer premio Nadal de novela. Tenía 23 años. Es una sorpresa para el mundo literario de la época. La novela comienza con la llegada de Andrea a la casa familiar de la calle Aribau de Barcelona. Para Alfredo Sanzol – director artístico del CDN (Centro Dramático Nacional) – la casa de la calle Aribau es una gran metáfora de una España que salía de una guerra civil que había arrasado un país y que es la casa con la que se encontró Andrea, una chica muy joven, que estaba construyendo su futuro. Entre este pasado y este futuro se construye una novela terrible. Una novela que leímos algunos porque la teníamos que leer, y al leerla ahora veo la negrura y lo terrible que es. De joven no te das cuenta de ello y sólo te lo pasas muy bien. En 1947 el director Edgar Neville llevaba al cine la novela, con adaptación y diálogos de Conchita Montes, la cual también interpretaba a Andrea, la protagonista. En el ochenta aniversario del Premio Nadal 1944, el Centro Dramático Nacional sube al escenario por primera vez Nada de Carmen Laforet adaptada por Joan Yago y dirigida por Beatriz Jaén. JOAN YAGO, director
Joan Yago (Barcelona 1987), graduado en Dirección y Dramaturgia por el Institut del Teatre de Barcelona, ha escrito y dirigido varios títulos en Barcelona. Es miembro fundador de la compañía de teatro independiente La Calòrica y profesor de escritura dramática en el Obrador de Dramaturgia de la Sala Beckett y creador y guionista de la serie Mai neva a Ciutat para IB3 Televisió. En la temporada 22/23 para el Centro Dramático Nacional escribe la obra Breve historia del ferrocarril español. (CLICK) Joan adapta esta versión y recuerda que había leído la novela cuando tenía 17 años. Ya en aquel entonces me gustó mucho, pero si hace dos años me preguntan de qué iba la novela, hubiera dicho «un chica que llega a Barcelona y sólo recuerdo mucha potencia, mucha identificación». Tenía un recuerdo de una experiencia igual a la que tengo de El guardián del centeno: esta pérdida de inocencia…, y con eso tenía suficiente. Cuando Beatriz y el CDN me proponen dirigir la adaptación me empecé a encontrar con otras muchas cosas que no recordaba que estaban allí. No me había parado en ese momento en el detalle de que la novela empieza en septiembre de 1939: una chica que va a clase y los comercios están abiertos, una Barcelona de la zona cero de la primera postguerra, en la que por un lado sigue igual, pero todo es totalmente diferente, todo ha cambiado para siempre. Me cautivó y esto afectó a una segunda lectura de Nada. En esa segunda lectura Joan descubre que la guerra se ve
en todas partes y en ningún sitio, en los tranvías de caballos que han vuelto en la primera página, en los edificios semidestruidos aquí y allí, y en el estado nervioso y emocional de todos los personajes de la familia de Andrea, pero de todos en general, que han pasado por una experiencia traumática. Lo bonito y lo mejor que Nada es la gran novela para explicar la postguerra, pero, a la vez, es mentira, porque no es sólo eso, también es el desencanto que va asociado a la adultez, la historia de una relación única entre unos personajes, como es la relación entre Andrea y Ena tan compleja y tan difícil de entender para todos. Todos hemos tenido esta amistad, todos nos hemos enfrentado a situaciones domésticas y familiares en las que hay odio y violencia, pero sin duda la novela recoge un tipo muy concreto de violencia, una violencia muy dura. Es una novela que habla con maestría de la diferencia de clases, habla de unos paisajes y unas descripciones con una potencia evocadora que se te ponen los pelos de punta cuando ves que la escribió una autora tan joven. Yo no sabía que también tenía en mi biblioteca, siendo yo tan joven, una novela que era El guardín de los centenos, El gran Gatsby, El Jarama… que tenían un gran poder evocador. EL GRITO DE UNA GENERACIÓN Joan ve en el personaje de Andrea ese grito generacional de dolor y esperanza, de angustia y deseo, de los nacidos en los primeros años veinte; y que es también el grito de Carmen Laforet (Barcelona, 1921). El grito de una generación que rondaba los veinte años, justo después de la guerra y que, a partir de 1939, tiene que superar la angustia existencial de gran parte de un país que con la guerra lo ha perdido todo, incluso las ganas de seguir viviendo. Y para alzar la voz como la alza Andrea, se vuelven fundamentales los amigos de la universidad, y muy en especial, Ena. Ahí está la clave de esta historia: Andrea y Ena. Dos mujeres, dos almas unidas para siempre por el amor y la amistad. La amistad entre mujeres, toda una revolución vital, que como decía la propia Carmen Laforet, eleva la capacidad de alegría y creación. DIFÍCIL ENCONTRAR EL EQUILIBRIO JUSTO En cine hay dos adaptaciones, la citada española de 1947 y otra realizada en Argentina de 1956, pero a nivel teatral esta es la primera vez que se adapta en su totalidad, lo cual no ha sido fácil. Según Joan la ausencia de montajes teatrales se encuentra en que la novela posee elementos descriptivos poéticos y otros de mucha acción. Decantarse por uno o por otro no es fácil. En esta versión teatral se han mantenido los dos aspectos: lo narrativo y la acción. Ha sido difícil encontrar el equilibrio justo entre la Voz narradora de Andrea y la acción. Yo hice la adaptación y después de estar fuera una semana y volver y vi un primer pase, tengo la sensación de que lo hemos conseguido. Hemos hecho nuestra obra que no es la novela ni pretende ser mejor que la novela y no sustituirla. Sí, tengo la sensación de que está todo allí. Quien conozca la novela se lo va a pasar muy bien, porque esas imágenes que se han tenido durante muchos años, de repente las ves en 3D y se te ponen los pelos de punta. Ves que por fin existen los personajes. Para los enamorados de la novela que seguramente vendrán con la antena puesta y vendrán a ver cómo hemos tratado determinadas cosas, sabrán apreciar un trabajo hecho con muchísimo cariño, y a partir de aquí habrá aciertos y habrá errores. Hemos tenido que hacer muchísimas operaciones: recortar mucho con lo cual hay cosas que se quedan fuera; hemos tenido que limitarnos a un elenco que se desdobla y se triplica, pero no son todos los de la novela. A pesar de los recortes la versión teatral dura 3 horas. Podríamos haber sacado una versión de una hora y media, pero teníamos que haber sacrificado demasiadas cosas, y creo que no valía la pena. Espero que haya un fan de la novela y al ver lo nuestro dirá: «¡Está todo». Quien la conozca bien sabrá lo que hemos quitado, pero sabrá comprenderlo. Releer Nada es una de las oportunidades más bonitas que he tenido en mi vida, y estoy supercontento de que me hayan dado esta oportunidad. BEATRIZ JAÉN, adaptadora
Beatriz Jaén (Madrid, 1988), graduada en Dirección de escena por la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) y licenciada en Publicidad y RR.PP. por la Universidad Complutense de Madrid. En la temporada 22/23 del Centro Dramático Nacional dirige la obra Breve historia del ferrocarril español (CLICK) escrita por Joan Yago (premio Dirección emergente que entrega la Asociación de Directores de Escena (ADE)). Desde 2017 trabaja como ayudante de dirección de Alfredo Sanzol con el que ha estrenado El bar que se tragó a todos los españoles (CLICK), La dama boba (CLICK), Luces de bohemia (CLICK), La casa de Bernarda Alba (CLICK), entre otros títulos. Ante Nada siente una especial emoción por dirigirla pues la considera como«la primera gran novela de Carmen Laforet«. La génesis de esta adaptación se inicia con la propuesta de Alfredo: «¿Por qué no montamos otra gran novela del siglo XX escrita por una mujer? Con La Tristura (CLICK)habían llevado a escena a Carmen Martín Gaite sobre textos suyos, La madre de Frankenstein (CLICK) de Almudena Grandes con Carmen Portaceli. Buscamos títulos y nos encontramos con Nada, que es una de las grandes novelas del siglo XX. Yo contentísima porque es un reto. Al ser Joan el adaptador, yo feliz porque ya había trabajado con él en Breve historia del ferrocarril español (CLICK). Ha sido un placer porque la adaptación me parece maravillosa y esperamos estar a la altura. Beatriz al enfrentarse con Nada le vino el recuerdo de su lectura en el Instituto. En aquel momento lo que le quedó fue la llagada de Andrea a Barcelona, la casa y la historia de amistad con Ena.
De lo que no era consciente es de la multitud de capas que hay en la novela y de lo grandiosa que es la novela. Leyéndola ahora y pensando en la puesta en escena he puesto el foco en ese grito generacional que aparece en la novela muy claramente. No deja de estar Andrea con sus amigos de la Universidad y en especial con su amiga Ena, luchando por la esperanza en que en España, y en concreto Barcelona, se está recuperando de una guerra, que todos sabemos que dejó a muchísimas familias en un estado de miseria y precariedad absolutas. Esta es la casa a la que llega Andrea, ya venidísima a menos por la guerra, aceptada y atravesada por esa herida, y «¿Cómo mantener viva la esperanza?» Esa es la pregunta que nos hacíamos y que yo siempre he aprendido mucho de Alfredo (Sanzol) que en sus obras aparece mucho y ¿cómo mantener viva esa esperanza? Ahí está esa amistad entre dos mujeres – Andrea y Ena – como acto revolucionario que da la fuerza y la alegría de vivir a Andrea, y va a ser el desencadenante de la novela y de la puesta en escena. Ahora que la he leído me conecta con esa cosa de mis abuelos: unos nacieron en el mismo año de Laforet, en el año 1921, y entender más a mis abuelos. Algo que me ha emocionado enorme, porque mi abuelo nació en 1921, mi abuela en 1923, y en el 1939 tenía 18 ó 19 años, a punto de cumplir los 20 años, y en esa edad mis tíos y abuelos destrozados. ¿Cómo hago? ¿En quién me apoyo? ¿En quién me inspiro? Pues en tus compañeros de generación, y, a pesar del dolor, seguir adelante. También leyendo la novela, me surgieron muchas cosas sobre quiénes eran mis abuelos. NOVELA PERTURBADORA Y OSCURA Para Beatriz, Nada es una novela perturbadora y oscura, nada complaciente; pero, a la vez, es una novela que desborda pasión y coraje. Su estilo seco y cortante, y sus minuciosas descripciones nos hablan de esa angustia existencial que todo lo invade en esos años de postguerra, y en esa alma algo nostálgica y triste de Andrea. A la vez, encontramos a lo largo de la novela poderosos destellos de fantasía y deseo que no abandonan el espíritu soñador de la joven protagonista. Un espíritu que nos acerca al de la propia Carmen Laforet, a la que siempre le ha acompañado el deseo de amar (en todos los sentidos) apasionadamente. LA PUESTA EN ESCENA Para la puesta en escena Beatriz se ha valido de la casa que está presente Es una puesta en escena muy coral, por lo tanto los actores están todo el rato trabajando en escena, y ellos hacen que la puesta en escena esté viva. Esa casa viene atravesada por el mundo exterior: la juventud, Barcelona, su amiga Ena. Todo eso entra en juego y comienza a desestabilizar ese mundo y generando una esperanza en Andrea. Luego hay otra fuerza que es el mundo interior de Andrea, y que en todas las novelas de Carmen Laforet, y en Nada también, siempre está presente que es la fantasía, la imaginación, los sueños. La escenografía de Pablo Menor Palomo, me ayuda a estas tres capas: la casa, el mundo exterior y el mundo interior de Andrea. La música de Luis Miguel Cobo le da un toque cinematográfico que acompaña a ese viaje de Andrea. FUE EL CHISPAZO A nivel de vigencia para la época actual Beatriz, la ve en el hecho de todos tenemos amigos y nos podemos sentir reflejados porque los conocemos. Salvat, un poco posterior a Carmen, decía: » Fue el chispazo de la literatura moderna en la España de la dictadura». Parecía que se habían ido los grandes escritores y, de repente, entre los jóvenes sale esta chica que con 23 años escribe Nada. Hay que recordar que, luego, Carmen Laforet escribe La insolación, La isla y los demonios… y es una gran escritora, aunque se le tacha solo de Nada. No es verdad. Todo mi respeto y admiración por esta escritora que ha jugado en la medida que se merecía.
¿NADA, UNA AUTOBIOGRAFÍA? Se ha especulado mucho si Nada esa una novela autobiográfica. Tema que para Joan no es relevante y no ha intentado esclarecerlo. A lo más hay datos biográficos y otros de ficción. De hecho la familia siempre ha dejado claro que es una obra de ficción. Como anécdota subjetiva Joan confiesa que cuando visitó, desde fuera, la casa de Carmen Laforet, tuvo la sensación de algo cerrado y de estar en la casa de la novela. FUNCIÓN PRECIO
Título: Nada
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