Álvar Núñez Cabeza de Vaca (Jerez de la Frontera, 1488/1490 – Sevilla, 27 de mayo de 1559) fue un conquistador español. En el primer viaje (1527) recorrió la costa sur de Norteamérica (Florida, Alabama, Misisipi, Luisiana, Texas, Nuevo México, Arizona hasta el golfo de California). Anexionó esos territorios al Imperio Español. En su segundo viaje (1537) recorrió el Sur de América y el rey Carlos I de España le nombró capitán general y gobernador del Río de la Plata y del Paraguay. Fue el primer europeo que llegó a las cataratas de Iguazú, que bautizó como Salto de Santa María (1542), y explorar el río Paraguay. Estas gestas las relató el propio Álvar Nuñez en Naufragios (1542) y Comentarios (1555), una narración autobiográfica. Estos son sucintamente lo datos históricos que suenan a triunfalismo, no obstante su historia no se recuerda por los territorios o riquezas conquistadas, sino por la entereza y resistencia que le permitió sobrevivir, junto con otros tres compañeros, como esclavo, buhonero y curandero de los indios durante más de ocho años. José Sanchis Sinisterra ha buceado en el relato original, y describe los infortunios de los 18.000 kms recorridos por el propio Álvar y tres supervivientes en su pieza teatral Naufragios de Álvar Núñez, producida por el CDN (Centro Dramático Nacional) y dirigida por Magüi Mira. UN TEXTO VARADO COMO UN BARCO
José Sanchis Sinisterra agradece a Ernesto Caballero y a Magüi Mira que se haya producido esta obra que califica de «maldita» dentro de su trayectoria como dramaturgo, que abarca unas 60 obras. Algunas está sin estrenar pro no porque sean malditas sino, simplemente, porque son malas y se han quedado por el camino. En este caso no tenía esa convicción. He tenido siempre un amor muy particular como esta obra El naufragio de Álvar Núñez o La herida del otro, título que para mí es tan importante como el título inicial, porque trata de eso, de la herida que el otro, los otro, los otros nos causan a lo largo de la vida individual, pero también a lo largo de la evolución histórica de los pueblos. Este título había quedado «varado» como en un «naufragio» desde el año 1991. La había pensado en el año 1979/ 80 en Barcelona cuando creé el Teatro Fronterizo dentro de un proyecto mayor que abordaba el tema de la Conquista, que era un tema escandalosamente ausente en la dramaturgia española, la cual es una epopeya, una tragedia y un poema lírico, lleno de páginas que merecerían ser recuperadas por la conciencia española y americana también. La obra tuvo una gestación muy lenta. Sufrió un pulso de aceleración cuando se produjo una curiosa circunstancia en las vísperas de 1992, cuando se temía que se temía que se iba a crear una conmemoración un tanto enfática, no diría imperialista, pero sí glorificadora de lo que fue el descubrimiento y la conquista de América. El Teatro Fronterizo de Barcelona elaboró un ambicioso proyecto que se quedó ahí. Trataba de convocar a autores y autoras de América Latina y España, pero también antropólogos, historiadores etc. y hacer una aproximación de los dos mundos a través del teatro, pero también de la filosofía, la poesía…
Por esas fechas el texto estaba relativamente avanzado cuando se produjo lo que Sanhis califica de curioso acontecimiento. En un encuentro que hubo, ahora no recuerdo bien, creo en San José de Costa Rica, de cinco directores de Festivales Iberoamericanos y el Festival de Cádiz, que era el Festival latinoamericano en España, se pusieron de acuerdo en encargar a cada uno de los países un texto sobre el tema de la conquista, pero que afrontara una mirada crítica. Juan Margallo, el creador y director del Festival de Cádiz durante los 10 primeros años, tuvo la ocurrencia de participar en el proyecto. Yo llevaba yendo y viniendo a América durante unos años y deslumbrándome de la riqueza cultural y artística que vivía por allí. Acepté y escribí el texto con la expectativa de ser la gran producción del Quinto Centenario. Por lo tanto no me puse límites. Por circunstancias que no vienen al caso, mi proyecto no cuajó. Los de los otros países si se hicieron. Quedó varado como un barco en un naufragio y la complejidad del montaje lo hizo irrepresentable. Por otro lado el entusiasmo del tema hispanoamericano se eclipsó en España en 1993 y ya nadie volvió a hablar del tema americano. Las tentativas de autores y autoras que había escrito alguna obra del 1992 quedaron en eso. Pensamos que era un crimen y una lástima. El texto fue publicado en la revista El público, y luego en la editorial Excátedra junto con otras dos obras bajo el nombre de Trilogía Americana. Nadie ha tenido el interés o la curiosidad o el valor de afrontar el montaje hasta que ha llegado esta confluencia de Magüi Mira y Ernesto Caballero que han decidido apoyarlo y Alfredo Sanzol(nuevo director artístico del CDN) que no lo ha tirado por la borda (risas). ÁLVAR NUÑEZ Lo que le fascinó a Sanchis para elegir este personaje como emblema de la Conquista de América fue el tremendo fracaso de la expedición de Pánfilo de Narváez, quien tenía unos celos enormes de Hernán Cortés y pensaba encontrar en La Florida otro Imperio, y en ella Álvar participó. Al principio vemos que su modo de narrar coincide con el punto de vista de los españoles, de los conquistadores y siempre que se refiere a los indios habla «ellos» en tercera persona. Después de infinitas catástrofes cuando sólo quedan cuatro supervivientes que son esclavos de los indios, hacen de mercaderes y finalmente hacen una curación milagrosa y lo convierten en Chamán. Es conducido por el pueblo indígena como un Chamán y habla de «nosotros» cuando se refiere a ese colectivo. Ese simple cambio de pronombre me pareció mágico: cómo un sujeto puede renunciar a un «nosotros» familiar y originario que es lo español y, de pronto, usar esa muy humilde y hermosa palabra «nosotros», para englobarse en el mundo del os indios con los cuales convive en los últimos años. A partir de ahí me motivaron otros muchos factores, pero ese fue el desencadenante.
LA ALTERIDAD APARECE
Tras este desencadenante y desarrollando el texto Sanchis se dio cuenta de que de aquellos cuatro supervivientes uno era llamado Estebanico el Negro, que era un norteafricano, de la zona del Magreb y se había enrolado en la expedición había otra alteridad, de la cual no habla mucho la historia y es la permanente hibridación que hemos tenido con el norte de África, de la cual parece que ahora estamos viviendo las consecuencias catastróficas. No es así. Son pueblos vecinos y las relaciones con los magrebíes e hispanos ha sido permanente. Así pues la alteridad aparece en la obra en varias dimensiones. Ha ido apareciendo en la escritura que ha tenido un proceso muy largo. Es curioso cómo la figura de Shila que al principio es un personaje que atraviesa la escena, tardé en atreverme a darle palabra, hasta el punto que me planteé el mundo del idioma. La otredad del idioma también me lo planteé en el Retablo del Dorado, que es la primera de mis tres obras sobre el tema de la Conquista. Allí aparece una india náhuatl que la iba a hacer muda, pero un alemán conocía la lengua náhuatl (México)y me tradujo los diálogos de Doña Sombra. Así pues el tema de la otredad de la lengua ya lo había trabajado. Aquí no quería repetirlo y se me ocurrió una modesta fórmula. La primera vez que Shila abre la boca, dice: «Esta no es mu lengua (mi lengua). Puedes desconfiar de todo lo que diga porque yo nunca lo diría así. Mi lengua es otro muy otra, tanto que ya no queda nadie para hablarla. Sólo quedo yo de los míos». Ahí aparece esa otredad de la comunicación. LA OTREDAD, TEMA CLAVE Todo este proceso de captar la otredad tan claramente consciente por parte de Álvar que aparece en el texto de Sanchis, se desprende del propio escrito histórico Naufragios de Álvar Núñez, en cuanto que al principio aparece como radical con el famoso ellos, y luego lo incluye en el nosotros. Ese giro gramatical es importante. Para más información se puede consultar esa carta de Naufragios de Álvar Núñez junto con los Comentarios que es su segundo viaje a las Indias que es Uruguay a donde lo enviaron para tratar de calmar a los colonos españoles que estaban masacrando la población de los guaraníes. Estuvo allí, y terminó encadenado por los españoles y devuelto a la Corona. Intentó simplemente cumplir las Leyes de Indias que ya habían sido oficialmente aprobadas. O sea que tuvo un compromiso que llevó a ese segundo viaje, del cual se habla vagamente en la obra. Si no tuviera la edad que tengo me propondría escribir la segunda parte de los fracasos de Álvar Núñez en América que es también muy impresionante. Toda esta reflexión última justifica, según Sanchis el subtítulo: La herida del otro. El otro puede ser una herida, porque nos cuestiona, pero de la misma forma nos enriquece. MAGÜI MIRA
Magüi Mira ha retomado ese texto «varado» de Sanchis y lo planta sobre el escenario. Se encarga de la versión y dirección, cuyo arranque es la mente alucinada y poderosa de Álvar Núñez, donde reina el anacronismo y se trenzan tiempos y lugares. Lo que no hacemos es historicismo. No está en plano general el contar la historia de una manera historicista. Esto es realismo mágico, en el que hay mucha ficción maravillosamente inventada por eso pozo profundo imaginario de Sanchis Sinisterra que, para mí, es lo más interesante. Por supuesto emerge, bebe y se nutre de la historia, pero no contamos la historia con mayúsculas. Ella misma y su equipo se sienten una especie de náufragos dudando del día en que viven. Estamos perdidos. No sabemos si es hoy o mañana, haciendo un poco eco de las propuestas dentro de los contenidos esenciales del texto que estamos levantando, llenado de vida y dándole la energía que queremos y necesita para llegar al espectador para alimentarlo en el cerebro, en el corazón, en el vientre. Ahora empezamos a saber que el corazón, el cerebro y el vientre es un todo. Tengo que decir que el teatro es suma. El Arte escénico es sumar y no estaríamos aquí con el encuentro del público, si esa suma no se hubiera hecho real. Una suma de todos los equipos. TODOS APORTANDO INTELIGENCIA Y COMPROMISO
Magüi considera que su trabajo consiste en convertir el texto de Sanchis en poética, y, al mismo tiempo, en algo real. Eso ha sido gracias a todos los equipos que hemos estado ahí a golpe de corazón y los 16 actores que sin ellos no sé qué hubiera hecho. No hemos naufragado. Seguimos con mucha energía para estar creando esa complicidad mágica con el público que es el teatro. Han sido meses hablando de cómo solucionamos las cosas, cómo llegamos a puerto y todos aportando inteligencia, algo que es tan difícil de encontrar, y compromiso que es la palabra clave para mí. En ese compromiso estamos y en ese compromiso pensamos seguir. Nunca he sentido tanto eso que se dice, que el teatro es suma de talentos. ES LA HISTORIA DE UN FRACASO Este texto, Magüi lo califica de importante del siglo XX porque habla de tantísimas cosas… y se atreve a contar una parte de nuestra historia con mayúsculas, aunque lo que hacemos no es un trabajo historicista. Todos estamos muy enamorados de su texto pues cuenta nuestra historia como nadie lo ha hecho nunca y tampoco el arte dramático. Una historia que como dice muy bien ese filósofo alemán Walter Benjamin «a la historia hay que pasarle un duro cepillo a contrapelo». Sanchis le pasa una aspiradora a contrapelo. Está lleno de sorpresa, de humor, de pensamiento. Efectivamente es la historia de un fracaso provocado por un desequilibrio entre la testosterona y las neuronas, más testosterona que neuronas, empujado por ese afán de conquista, no de descubrir. Sobre todo porque se quiso imponer la religión y la sumisión por parte de la Corona por la fuerza y eso es evidente que no lleva nada más que a un Naufragio con mayúsculas a la historia de un triste y patético fracaso. Nosotros hemos intentado encontrar la belleza de ese patetismo apoyándonos en un soporte físico. Eso se traduce en un trabajo muy duro para los 16 actores y actrices con un gran compromiso. En cada momento sabemos qué queremos comunicar. Si no hubiéramos encontrado un vehículo ecológico necesario, urgente y físico, no hubiéramos podido llevarlo a cabo. Ahí tengo que agradecer la entrega y el talento de María Mesas en su trabajo del movimiento. Todos hemos ido en la misma dirección de una manera innata y ha resultado asombrosamente fácil. Nos hemos empapado del mismo lado del texto, la misma lectura. Esta comunión de trabajos y lectura Magüi lo ve plasmado en lo que denomina una anécdota Ceo que no ha sucedido nunca acabar un ensayo y no aplaudirnos todos a nosotros mismos. Ha sido algo espontáneo, natural y que has salido así. Cada día al acabar el ensayo ha habido un aplauso. Espero que el público lo reciba de la misma manera. Sólo tengo algo que me hace temblar: el autor es virgen, no ha visto nada (risas). Espero que ese día tenga a Alfredo Sanzol (director artístico del CDN) de mi brazo. Una vez que el tema es la otredad Magüi precisa que el hombre es la otredad de la mujer y la mujer es la otredad del hombre. LAESENOGRAFÍA PRESIDIDA El espacio escénico de Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán viene presidido por un gran caballo. José Sanchis ha recurrido a este animal porque El caballo fue el arma definitiva de los españoles. Es el símbolo de la conquista. Los indios descalzos frene a aquellos animales imponentes se sentían muy intimidados. A lo largo de la obra el caballo va desapareciendo, se lo can comiendo para sobrevivir, lo mismo que sucedió en la realidad. Me pareció interesante como metáfora.
16 actores interpretan los diversos personajes: Nanda Abella, Pedro Almagro, Jorge Basanta, Olga Díaz, Karina Garantivá, Cruz García, Alberto Gómez Taboada, Lula Guedes, David Lorente, Pepón Nieto, Jesús Noguero, Rulo Pardo, Kike Del Río, Muriel Sánchez, Clara Sanchis, Antonio Sansano.
FUNCIÓN Funciones accesibles para personas con discapacidad auditiva y visual PRECIO
Título: Naufragios de Álvar Núñez
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