Laura y Jaime llevan veinte años juntos. Una tarde reciben una llamada de Ricardo, el tutor del hijo adolescente de ambos. Quiere verlos en su despacho porque el chico se salta las clases para encerrarse en el baño del instituto a masturbarse. Este pequeño problema doméstico enfrenta a la pareja con sus propios deseos y contradicciones, desvelando aspectos de su relación que amenazan con destruirla.
NACHO FAERNA
Nacho Faerna, guionista de cine y televisión durante más veinte años debuta con Onán en la escritura teatral. Series televisivas conocidas son: El Comisario, Amar es para siempre o miniseries como La piel azul, El asesinato de Carrero Blanco, o tvmovies como Prim. El asesinato de la calle del Turco. También ha cultivado la novela: Quieto, Bendita Democracia Americana; un cuento para niños, Olvídate de subir a los árboles. En 1994 gana el Premio Goya por el cortometraje documental con Verano en la Universidad, del que fue guionista y director. Ha sido guionista de La Madre, cortometraje de ficción, por el que ganó el Goya 1996, y es el guionista de la película La mujer más fea del mundo (1999) dirigida por Miguel Bardem. En la actualidad sigue con proyectos audiovisuales. Aunque debuta en el teatro como autor, en su trastienda están talleres de dramaturgia, ente los que se el de Sanchis Sinisterra, el cual, según, Nacho Faerna Nos prohibía a los participantes, con jocoso hastío, escribir sobre la pareja. Sin embargo, me temo que se trate de un asalto inagotable al que volveremos una y otra vez hasta que la especie humana se extinga. ONÁN NACIÓ EN EL GÉNESIS DE LA BILBIA Onán tiene sus raíces en el Génesis, 38, 1-10. Onán era el segundo hijo de Judá. Muerto su hermano mayor Er, según la ley judía, Onán tenía que casarse con su viuda Tamar. Onán no quería tener descendencia para no perder su primogenitura que heredaría ese hijo de Tamar considerado hijo de Er. Por ello en sus relaciones sexuales eyaculaba fuera. Ese derramar el semen dio lugar a la interpretación de la masturbación (onanismo) y del «coitus interruptus» como pecado por el desperdicio del semen. A Nacho Faerna le impactó el relato bíblico.
Cuando la leí por primera vez el Génesis me sorprendió descubrir que el personaje bíblico no se masturbaba, que «el pecado de Onán» del que nos hablaban los curas en el colegio no era ni mucho menos solitario. Resulta que hasta la del primer onanista es también una historia de pareja. En el fondo, no es extraño; las historias de pareja son a menudo, y es el caso de esta función, la historia de un trío. Tres personajes en busca de amor, sea lo que sea eso. La historia de Laura, Jaime y Ricardo es, por tanto, tan vieja como la del malogrado Onán que nos cuenta el Génesis. PARA EXPERIMENTAR En la función Nacho Faerna destaca la reflexión de uno de los personajes, el cual afirma que ser capaz de proporcionarse un orgasmo es un gran superpoder. Normalmente, los placeres de la vida, grandes y pequeños, exigen algún tipo de colaboración, dinero o las dos cosas. Para disfrutar de un buen vino es necesario que alguien haya plantado una vid, la haya cuidado, haya recolectado y procesado su fruto. Alguien habrá fabricado la copa de cristal en la que lo bebemos. Un agradable día de campo requiere un clima benigno y un bonito paisaje; una buena comida, viandas y un cocinero que las prepare. Pero para experimentar el placer físico más intenso no nos hace falta nada ni nadie. Y es totalmente gratis. ¿No debería bastamos con eso para ser razonablemente felices? ¿Por qué nos complicamos tanto la vida si todos tenemos la satisfacción sensual al alcance, literalmente, de la mano? FERNANDO SOTO, director Fernando Soto es uno de los tres intérpretes, pero, también, es el director de la función, y nos revela su modo de trabajar El primer día de ensayos suelo compartir con los actores una de mis constantes al dirigir un texto: hacer preguntas y si son buenas mejor. Con Onán esas preguntas se multiplican y todas ellas crean un perfil del ser humano que se desprenden de la obra ¿somos autosuficientes en lo referente a lo emocional, o realmente somos seres incompletos llenos de carencias afectivas y nuestra totalidad está en el otro? ¿Hemos nacido para convivir de por vida junto a otro ser humano o hemos nacido para estar solos? ¿y cuando queremos estar solos y lo logramos, no empieza a aparecer la necesidad del otro? ¿y cuando convivimos junto al otro, cuando ya lo tenemos, no aparece el uso de la costumbre … el desgaste de dicho uso? ¿Buscamos en un otro lo que creemos que no podemos obtener por nosotros mismos? ¿Por qué ese inconformismo continuo que nos hace convivir con la ansiedad? ¿Por qué ese correctismo político en todo lo que hacemos? ¿Por qué tanto juicio de valor en nuestro día a día? ¿Por qué nos escandalizamos en público de lo que en privado practicamos? ¿Por qué buscamos todos esa famosa felicidad si es posible que no exista? ¿De verdad estamos intentando construir un mundo en el que nada nos afecte, en el que los problemas se arreglen por sí solos o por medio del típico método «mindfulness«(atención plena y consciente en la experiencia del presente)de moda? Todo esto configura la estructura de Onán que Fernando concreta en La pareja. .. la convivencia … los hijos … las relaciones humanas … lo social y sobre tocio lo individual, la relación con nosotros mismos están llenos de luces y de sombras. Lo importante es estar, mirar de frente y afrontar… o intentarlo al menos. Ante todos estos interrogantes lo mejor será abrirse con total honestidad a esto del teatro para encontrar alguna respuesta, o quién sabe … quizá más y más preguntas.
FUNCIÓN PRECIO
Texto: Nacho Faerna
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